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Entrevista a la escritora Vivian Mansour

«Irónicamente vivimos en una época muy visual pero no sabemos ‘leer’ imágenes»

Fuentes: Rebelión/Clarín de Chile

En entrevista con Clarín.cl Vivian Mansour, escritora mexicana, habla de las ilustraciones en la literatura infantil: » La lectura de imágenes es un ejercicio igual de valioso que la captación del texto. Irónicamente, aunque vivimos en una época muy visual no sabemos ‘leer’ imágenes». Simultáneamente, Mansour Manzur revalora cada editorial gráfico de los periódicos: «Me […]

En entrevista con Clarín.cl Vivian Mansour, escritora mexicana, habla de las ilustraciones en la literatura infantil: » La lectura de imágenes es un ejercicio igual de valioso que la captación del texto. Irónicamente, aunque vivimos en una época muy visual no sabemos ‘leer’ imágenes». Simultáneamente, Mansour Manzur revalora cada editorial gráfico de los periódicos: «Me encanta la caricatura política. Combina todas las cosas que me sorprenden y me encantan: un manejo virtuoso del lápiz, un humor mordaz y una filosofía antisolemne. La incursión de estos profesionales en la literatura infantil tiene su explicación lógica: la caricatura y el humor son dos elementos muy cercanos al mundo infantil».

Autora de: Familias familiares (1999), El peinado de la tía Chofi (2002), La almohada (2003), El Enmascarado de lata (2005), ¡Fuiste tú! (2007), La vida útil de Pillo Polilla (2007), Ladridos en el infinito (2008); La mala del cuento (2009), Lotería de piratas (2011), Libros imposibles (Almadía, 2011), La excepción de la regla (FCE, 2012), y en coautoría publicó: Diccionario para armar (Conaculta, 2011).

Algunos libros de Vivian Mansour los distribuye internacionalmente el Fondo de Cultura Económica (FCE); a la escritora mexicana no le preocupan los regionalismos en la literatura, confía en la inteligencia de las niñas y los niños para descifrar los modismos en cualquier parte de Iberoamérica: «Las palabras son embajadoras de otros países, de otras costumbres y de otra manera de hablar. Esa es mi percepción y experiencia personal, aunque sé que muchos colegas prefieren que sus escritos manejen un lenguaje más neutral para que todo tipo de lectores lo capten sin ningún esfuerzo. Ambas posturas son válidas, pero quizá el lector que se topa con una palabra nueva y logra inferir su significado sin el pie de página es un lector más avezado».

MC.- Vivian, ¿qué sería de la literatura infantil sin las ilustraciones?

VM.- La ilustración es parte fundamental de la literatura infantil. La lectura de imágenes es un ejercicio igual de valioso que la captación del texto. Irónicamente, aunque vivimos en una época muy visual no sabemos «leer» imágenes. Hay libros que son sólo imágenes, hay libros que son sólo texto y hay libros que combinan ambos lenguajes. Y todos son válidos.

 

MC.- El monero «Trino» es coautor de la historieta «El Santos», también ilustró dos de tus libros: «Fuiste tú» (2007) y «El enmascarado de lata» (2005). ¿Piensas en un caricaturista en particular después de crear a tus personajes?

VM.- En esos dos casos, la acertada selección del ilustrador partió de la editorial. Fue una gran decisión y no me imagino esos libros ilustrados por ninguna otra persona que no sea Trino. El alma, el humor y la ternura que le imprimió Trino a mis personajes -uno concreto, como un luchador y el otro tan abstracto como un «pedo»- lograron que ambos cuentos fueran muy exitosos.

Trino ilustró primero: El Enmascarado de lata, donde el personaje tenía dos atributos que le iban como anillo al dedo a Trino: el mundo de la lucha libre -donde Trino ha incursionado durante años con una caricatura muy exitosa que duró varios años- y el hecho de que el niño protagonista tuviera facilidad para el dibujo. De esta manera se conjuntaron dos características del personaje que coincidían con la personalidad de Trino. En el segundo cuento: ¡Fuiste tú! siempre he dicho que metí en un problema al ilustrador, porque es muy fácil echarse un pedo, lo difícil es dibujarlo. Y si el pedito de Trino -con perdón- hubiera sido grotesco y no tan tierno y simpático como lo visualizó, el cuento ya no daría risa, sino asco.

MC.- ¿Fuiste a ver la película «El Santos vs. La Tetona Mendoza», basada en la historieta de «Jis» y «Trino»?, ¿te gusta la animación de los cómics en el cine?

VM.- No la he visto. Me encanta la tira cómica de El Santos y prefiero quedarme con su voz y sus aventuras como yo las recreé en mi cabeza. Creo que su irreverencia, por escrito, me causa más impacto que verlo animado en el cine, no podría explicar la razón. Sin embargo, no la he visto.

 

MC.- En el libro «El enmascarado de lata» mencionas llaves de lucha libre mexicana, y en «La excepción de la regla» domina s temas de fútbol, ¿eres fan los deportes o los estudias por empatía con tus futuros lectores?

VM.- Me encanta la lucha libre: la veía en la televisión cada sábado con mi papá. De hecho, el cuento se me ocurrió después de asistir a una función de lucha libre. El mundo del fútbol lo he descubierto recientemente, a raíz de la convivencia con mi marido y mi hijo, que son futboleros de corazón. Además, he descubierto junto con ellos la magia de la pelota de fútbol, porque no importa dónde estés ni en qué circunstancias, la pelota siempre convoca algo: un partido callejero, o alguien que se la quiera robar o alguien que se ofrezca a darte instrucciones de cómo jugar… es un elemento tan simple y fundamental para la civilización como la rueda.

M C.- Patricio Ortiz ilustró dos libros tuyos: «La mala del cuento» (2009) y «La excepción de la regla» (2012). «Patricio» colabora en la revista política «El Chamuco», igual que su maestro «El Fisgón». ¿A qué atribuyes que ambos moneros intercalan la sátira política y la ilustración de literatura infantil?

VM.- Me encanta la caricatura política. Combina todas las cosas que me sorprenden y me encantan: un manejo virtuoso del lápiz, un humor mordaz y una filosofía antisolemne. La incursión de estos profesionales en la literatura infantil tiene su explicación lógica: la caricatura y el humor son dos elementos muy cercanos al mundo infantil.

 

MC.- En «La excepción de la regla» y «El enmascarado de lata» los protagonistas sufren bullying en sus escuelas, sin embargo llamó mi atención que ellos no se aprovecharon de las niñas («Marifer» e «Ivonne») una vez que son los héroes del cuento; ¿se trata de una moraleja dirigida a los lectores para prevenir la violencia de género?

VM.- No lo había pensado así, pero es una interpretación muy interesante. Lo que yo quise transmitir y que he comprobado, es que los niños tienen la misma sensibilidad que la de las niñas y que su vulnerabilidad es igual de interesante que su fortaleza física o su seguridad. Esta es una revelación que les doy a los futuros niños conquistadores: mostrar su lado vulnerable los aproxima emocionalmente mucho a las niñas.

 

MC.- ¿Escribes los libros pensando en la edad y el género de tus lectores?, con riesgo a equivocarme, creo que «La mala del cuento» está dirigida para jovencitas

VM.- Tienes razón: el libro La mala del cuento habla de temas muy próximos al mundo de las niñas como la menstruación y la obsesión por la apariencia física. Sin embargo, ese libro ha tenido la suerte de ser leído y disfrutado también por los niños porque las travesuras que idea Marina hacen un balance temático con los temas netamente femeninos. Además, también me parece importante que los niños atisben un poco al cuerpo y al mundo femenino, con sus obsesiones y sus maravillas.

 

MC.- «La mala del cuento» rompe con los estereotipos de «Disney» sobre las madrastras y la belleza a costa de la bulimia, ¿te interesan otros prejuicios para desmitificarlos?

VM.- Hay tantos… por ejemplo: «los niños no lloran», «los hombres no lavan los trastes», «las niñas no son tan buenas deportistas o ajedrecistas».

 

MC.- El FCE distribuye su colección «A la orilla del viento» en todas sus filiales; ¿el argot mexicano no necesita un pie de página para tus lectores en Iberoamérica?

VM.- Aquí hay dos temas en uno. Cuando yo era niña, me encantaba descubrir en mis lecturas cómo se decían en otros países las palabras que yo conocía. Por ejemplo, me encantó saber que «hucha» en España, era como le llamaban a las alcancías o que «guisante» y «chícharo» eran lo mismo. Para mí las palabras son embajadoras de otros países, de otras costumbres y de otra manera de hablar. Esa es mi percepción y experiencia personal, aunque sé que muchos colegas prefieren que sus escritos manejen un lenguaje más neutral para que todo tipo de lectores lo capten sin ningún esfuerzo. Ambas posturas son válidas, pero quizá el lector que se topa con una palabra nueva y logra inferir su significado sin el pie de página es un lector más avezado.

 

MC.- En «La excepción de la regla», el protagonista ( «Leo») se comunica con su amigo imaginario («Benito») a través del correo electrónico, si el bullying circula en Internet, no había pensado que los niños tuvieran amigos imaginarios online…

VM.- Los amigos imaginarios tienen que modernizarse para entrar en contacto con su creador. Y es difícil apartarse de los recursos tecnológicos a los que tienen acceso los nintima y callada y la computadora naje no podmbargo, he visto cu significado sin el pie de p obsesiones y sus maravillas. emocioños. Yo no tengo Facebook ni twitter, sin embargo, he visto cómo los niños de esta época de manera natural ya cuentan con su correo y su Facebook. El amigo imaginario de mi personaje no podía comunicarse a través de la mente, tenía que hablarle de manera íntima y callada y la computadora era el cómplice ideal. Además, podía decirle las cosas que nuestro personaje no se atrevía a decirse.

 

MC.- Hablando de tu imaginación, ¿habrá un segundo volumen de «Libros imposibles»?, ¿ninguno se quedó en el tintero?

VM.- Han quedado miles y eso lo compruebo cada vez que presento el libro. Mucha gente me propone más títulos y eso me da gusto porque ese libro se puede utilizar como un taller para ejercer la creatividad.

 

MC.- Finalmente, ¿en qué libro posible estás trabajando?

VM.- Los escritores siempre tenemos proyectos en la cabeza, y este año espero concretar un par de libros.

Fuente: http://www.elclarin.cl/web/index.php?option=com_content&view=article&id=6988:vivian-mansour-ironicamente-vivimos-en-una-epoca-muy-visual-pero-no-sabemos-leer-imagenes&catid=7:entrevista&Itemid=8


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