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Carta a Amnistía Internacional

Juntar a Sharon, Putin, Bush y… Castro

Fuentes: Rebelión

Estimados Señores y Señoras: Recibo la campaña de Amnistía Internacional en donde explican qué hacen con el dinero de nuestras suscripciones, «dónde hemos puesto» -me dicen- «mi granito de arena». Con más indignación que rabia contemplo, al abrir el folleto, que cuatro personas concentran el corazón de las denuncias de AI: Ariel Sharon, Vladimir Putin, […]

Estimados Señores y Señoras:

Recibo la campaña de Amnistía Internacional en donde explican qué hacen con el dinero de nuestras suscripciones, «dónde hemos puesto» -me dicen- «mi granito de arena». Con más indignación que rabia contemplo, al abrir el folleto, que cuatro personas concentran el corazón de las denuncias de AI: Ariel Sharon, Vladimir Putin, George W. Bush y ¡Fidel Castro! Los cuatro, con un gesto similar -tocándose una ceja- para, supuestamente, acentuar lo mucho que deben parecerse.
Superada la consternación y pensando que quizá se me ha pasado algún suceso importante en los últimos meses, me pregunto ¿qué pinta Cuba con tales compañías?¿Acaso los problemas que tienen en Cuba -porque, como en todos lados, los tienen- la equiparan con lo que pasa en Palestina, en Chechenia, en Iraq?¿Es así como entiende la neutralidad Amnistía Internacional?¿Creen, quizá, que ganan credibilidad si se apuntan a la campaña contra Cuba orquestada por los Estados Unidos? La inteligencia histórica que ha demostrado AI en tantas otras ocasiones no le puede haber llevado a esa comparación. No es sensato. Prefiero no entenderlo.
¿Se ha parado alguno de ustedes a pensar qué ocurriría si Castro hubiera levantado un muro para aislar a ciudadanos cubanos o de otra nacionalidad o si autorizara ejecuciones extrajudiciales dentro o fuera de Cuba?¿Se han preguntado cuáles hubieran sido las consecuencias si Castro hubiera decidido invadir contra una decisión de Naciones Unidas, pongamos que Haití, y hubiera generado decenas de miles de muertos, para después encarcelar sin los mínimos derechos a los que se hubieran resistido, además de torturarlos como si fueran animales?¿A los que han equiparado a estas cuatro personas se les ha ocurrido imaginar qué sería del actual régimen cubano si Castro hubiera mandado entrar en un teatro o en un colegio y matando a terroristas y civiles sin pudor alguno, o si decidiera gasear a alguna minoría étnica asesinando a miles y miles de personas, o si creara escuadrones de la muerte para eliminar opositores y a sus familias? No sólo resulta insultante la foto de Castro al lado
de la de esos tres genocidas, sino que, además, son más lacerantes las ausencias ¿Acaso no saben que donde están siendo asesinados periodistas -y campesinos y sindicalistas y líderes populares- es, entre otros muchos sitios, en Colombia? ¿No hubiera tenido más lógica la foto de Uribe al lado de esos otros tres canallas?
Pero, para compensar, AI tenía que incluir a algún malo oficial.
Fidel Castro, Presidente de una pequeña islita que lleva aguantando cuatro décadas de asedio, al lado de tres tipos que serían condenados por genocidio de existir una justicia penal internacional que mereciera tal nombre. ¿Así entiende la justicia AI?¿Ha terminado creyendo que ser justo es golpear a ambos lados del espectro ideológico? Decía Habermas que hay hombres que, teniéndose por justos, terminan repartiendo la mitad de culpa para Hitler y la otra mitad para los judíos. AI no puede caer en esas simplezas. Forma parte de esa globalización de la justicia que tiene que permanecer lejos de simplificaciones que velan más que explican. Ojalá compartan mi opinión y rectifiquen. O les hagamos rectificar unos cuantos que tomen la misma dolorosa decisión que yo he tomado.
Claro que hay espacio para debatir qué pasa en Cuba. Para debatir todo lo que pasa en Cuba (bloqueo, permanencia en el cargo de Castro, asedio constante de la primera potencia del mundo, financiación exterior de opositores, deriva burocrática del régimen, libertad de expresión, sanidad, educación y alimentación muy por encima de la media de la zona, etc.)¿Por qué no abrir un debate donde todas las opiniones sean escuchadas? Eso es lo que uno podría esperar de las organizaciones de la sociedad civil que apoya. Ver repetidos por AI los argumentos del Departamento de Estado me ha dolido profundamente.
Por eso, de momento, les pido que me den de baja de entre sus afiliados. No les oculto que quizá tengan ustedes sus razones y piensen que gente como yo no cabemos en AI. Si así fuera, sólo tendré que lamentar, una vez más, mi ceguera. Aunque raro es el día en que en algún lugar del mundo, que no es Cuba, algún mandatario hace alguna barbaridad que nos corta el aliento. Que Amnistía Internacional haya seleccionado a Cuba para centrar sus denuncias significa que no nos duelen igual los dolores del mundo. Tomo mi decisión el día que acaban de asesinar al periodista número 55 en Iraq. Todavía no les he escuchado. Les mando la carta, después de dejarla dormir unos días, el primero de mayo, donde desde Colombia se deja oír una vez más la queja de la sociedad civil perseguida por el régimen de Uribe.
Sé de las dificultades de una organización tan grande y tan importante, donde encontrar equilibrios no siempre es fácil. Pero este equilibrio que han hecho a mí me desequilibra. Ojalá, una vez todos equilibrados y con ecuanimidad, pueda volver a estar pronto entre ustedes. Gracias por toda la labor que han hecho y hacen en donde me encuentro representado. Si no fuera así, nunca hubiera escrito esta carta.
Reciban un cordial saludo y, una vez más, gracias por tantas cosas bien hechas que no quedan ocultas por este tremendo error.

Juan Carlos Monedero