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El barrio de 8.000 habitantes supera el 30% de población en desempleo

Kolectivos del Parque Alcosa (Valencia) se enfrentan al desahucio de un local comunitario

Fuentes: Rebelión

El Ayuntamiento de Alfafar, municipio de 21.000 habitantes a seis kilómetros de Valencia, marcó en rojo (utilizó tal expresión) el mes de junio de 2014 en el almanaque. La razón es que en una superficie de 37.300 metros cuadrados y con una inversión de 60 millones de euros -celebraba el consistorio- la multinacional sueca Ikea […]

El Ayuntamiento de Alfafar, municipio de 21.000 habitantes a seis kilómetros de Valencia, marcó en rojo (utilizó tal expresión) el mes de junio de 2014 en el almanaque. La razón es que en una superficie de 37.300 metros cuadrados y con una inversión de 60 millones de euros -celebraba el consistorio- la multinacional sueca Ikea iba a instalarse en Alfafar. En las últimas elecciones municipales (2015) venció el PP con el 40% de los votos y 10 de los 21 concejales en liza (en 2011, logró 11 sobre 21). Al suroeste de Alfafar se emplaza el barrio de Orba o Parque Alcosa, «hijo de la crisis y el paro en los años 70, y de la heroína en los 80», recuerdan algunos vecinos.

También dicen que, aunque el Parque Alcosa diste dos kilómetros del municipio del que administrativamente depende, Alfafar, lo que les separa en verdad es una carretera, una gasolinera, las vías del tren y «mil años de existencia». Con una población que supera los 8.000 habitantes, y que de manera continua «flota», el Parque Alcosa es una barriada «dormitorio» que se levantó en la década de los 60, durante el «desarrollismo» franquista, y donde pronto llegó la inmigración andaluza, manchega y castellana que abandonaba el mundo rural.

Podría afirmarse que el Parque Alcosa es un barrio castigado sin pausa por la crisis, el desempleo y la exclusión social. «Lo que llaman recuperación económica aquí no ha llegado, sí más contrataciones, pero de un día o un fin de semana», explica un vecino. Durante la crisis, con indicadores de paro (extraoficiales) situados entre el 30% y el 40%, se acentuaron todas las redes de apoyo familiar y comunitario. En este barrio, situado a ocho kilómetros de Valencia, no cesan las reivindicaciones. El 21 de septiembre el Kolectivo Parke Alkosa ha convocado en la Plaza Vieja una asamblea informativa ante la orden judicial de desahucio -con fecha 17 de octubre- del local social que autogestionan, de titularidad privada. En la asamblea se planteará empezar por una recogida de firmas, y en un futuro otras acciones.

El local social, actualmente en situación de deterioro, es la sede del proyecto social y comunitario «Nosotras Mismas», que desarrolla el Kolectivo. Allí se realizan trabajos comunitarios, actividades culturales y la Kooperativa imparte la parte teórica de sus talleres; también opera un banco de alimentos, un ropero solidario y actúa como punto informativo de ayudas. «Está clasificado para usos comerciales, aunque nosotros le demos un uso social; pagamos cerca de 400 euros de alquiler al propietario privado», explica Toni Valero, integrante del Kolectivo Parke Alkosa.

El barrio se vincula a una importante tradición de luchas sociales. Por ejemplo, en diciembre de 2011 dos vecinos iniciaron una huelga de hambre para que la Generalitat y el Ayuntamiento de Alfafar (instituciones regidas entonces por el PP) saldaran una deuda de 300.000 euros con las iniciativas sociales del Parque Alcosa; denunciaban que, por razón de los impagos, una treintena de trabajadores llevaban seis meses sin percibir los salarios. La huelga continuó pese a que los dos vecinos fueron desalojados por la policía de un local adyacente a la Catedral de Valencia, donde habían iniciado la huelga.

Pero la acción reivindicativa no se quedó en la huelga de hambre. Trabajadores de los proyectos sociales del Parque Alcosa desplegaron durante dos meses una campaña informativa en Valencia, con los siguientes puntos: abono de la deuda, un plan de medidas de urgencia social para el barrio y espacios para debatir los presupuestos municipales; también durante aquellas fechas la policía desalojó de manera violenta a un centenar de vecinos del pleno municipal de Alfafar, que debatía los presupuestos. Y así, mediante «estancias indefinidas», concentraciones en plazas, ocupaciones y huelgas fueron logrando los recursos -del Ayuntamiento de Alfafar y la Generalitat- con los que financiar los proyectos.

Hoy, en la asamblea del 21 de septiembre, continúan en la batalla. Piden la intervención del Ayuntamiento de Alfafar, que adquiera el local comunitario y lo ceda al Kolectivo para que continúen las actividades; proponen asimismo saldar la deuda con el propietario privado mediante el trabajo social y las tareas de rehabilitación en el local. «Es lo que podemos aportar, nuestro capital humano», resume Toni Valero. Pero por el momento el consistorio no se muestra receptivo (la alcaldía no ha respondido a la solicitud de reunión del Kolectivo); recuerdan que durante una década pudieron costear el alquiler del local (hoy ya no pueden hacerlo), donde por ejemplo se inició el centro de día para menores, gestionado por el Kolectivo de Jóvenes; y donde funciona -todavía hoy- un servicio de atención jurídica.

El local sobre el que pende la orden judicial de desahucio sirve, además, como punto de reunión para grupos «informales» de un barrio con fuerte tradición familiar y comunitaria; siempre presente, aunque en los últimos años reforzada por la inmigración magrebí y latinoamericana. Fuentes de la Koordinadora de Kolectivos recuerdan todas las barreras que durante años la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de Alfafar han impuesto a los proyectos: trabas burocráticas, recortes de financiación, retirada de subvenciones municipales, multas por actos públicos y retrasos en los pagos por el gobierno autonómico, entre otras.

Las hojas que convocan la asamblea en la plaza plantean diferentes preguntas: «¿Quieren despedir a la Kooperativa social del parque? ¿Quién, cómo, por qué? ¿El problema es la Kooperativa o tal vez que haya más de 2.000 personas desempleadas en nuestro municipio, y pocas prestaciones y empleo para la comunidad?». Además de la amenaza de desahucio, el Kolectivo expone en los carteles todos estos riesgos, derivados de las nuevas fórmulas de contratación municipal. Entre 1987 y 2014, el Ayuntamiento de Alfafar contrató con la Kooperativa la limpieza viaria y algunas tareas de mantenimiento (reparación de fachadas o fuentes, repintado de bancos, entre otras) en el barrio. A partir de 2014, explica Toni Valero, ampliamos los trabajos de mantenimiento urbano al término municipal, que continúan hoy; pero «perdimos la limpieza viaria, ya que el Ayuntamiento de Alfafar la privatizó». Actualmente la Kooperativa también lleva a término la limpieza de parques y jardines en Alfafar. «Trabajan 13 personas, la mayoría en turnos rotativos de nueve meses, en un proyecto de inserción con financiación municipal», subraya Valero. Es lo que hoy está, consideran, en riesgo.

Uno de los principios que inspiran las movilizaciones es «romper con la pasividad», aseguran integrantes del Kolectivo. Desde hace tres décadas tratan, frente al «sálvese quien pueda», de garantizar la supervivencia colectiva; y, con ese punto de partida, «conseguir la mejor venta posible de nuestro producto y fuerza de trabajo; todo ello a partir de la autoorganización, el apoyo mutuo y la toma colectiva de decisiones». Resaltan que más de 500 familias han pasado desde 1987 por la Kooperativa; y que entre 1995 y 2005 se crearon 120 puestos de trabajo mediante diferentes iniciativas laborales.

Otro elemento «fuerte» de los proyectos es la relación de comunidad: participan y se mezclan personas magrebís, de etnia gitana, autóctonos, ecuatorianos, colombianos y bolivianos, entre otros. En una barriada donde, desde finales de los años 70, las tasas de paro no descienden del 30%, aseguran fuentes de la Koordinadora de Kolectivos. «El problema es que con el nivel de desempleo y drama social de nuestra población, las prestaciones sociales y el empleo son absolutamente insuficientes».

Todo se ha ganado con mucho esfuerzo y lucha. Fue una huelga de hambre, en 1992, lo que hizo que el Ayuntamiento contratara con la Kooperativa la limpieza de las calles. Ya en 1991, cuando nació la Koordinadora de Kolectivos, lo hizo al calor de los juicios contra los incriminados por la ocupación del supermercado Continente. Desde entonces, la acción directa en la calle ha sido constante. Campañas, acampadas, huelgas de hambre: en 1994 contra los impagos y retirada de ayuda de las administraciones; o también entre 2004 y 2006, por los impagos del Servicio Valenciano de Empleo (SERVEF).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.