Dos recientes noticias han creado un verdadero alboroto entre la mafia anticubana de Miami, provocando en algunos de sus representantes airadas y preocupantes reacciones, mientras en otros, más duchos en el arte de maniobrar y de buscar fórmulas inimaginables para preservar su tradicional negocio de la contrarrevolución, fuente de su permanente enriquecimiento, se han dedicado […]
Dos recientes noticias han creado un verdadero alboroto entre la mafia anticubana de Miami, provocando en algunos de sus representantes airadas y preocupantes reacciones, mientras en otros, más duchos en el arte de maniobrar y de buscar fórmulas inimaginables para preservar su tradicional negocio de la contrarrevolución, fuente de su permanente enriquecimiento, se han dedicado a tocar nuevas puertas para obtener el ansiado financiamiento para sus cacareadas campañas por la transición en Cuba.
El pasado 3 de febrero se anunció que el proyecto de presupuesto para el año fiscal 2011, enviado por la administración de Obama al Congreso norteamericano, solamente incluye alrededor de 20 millones de dólares, cifra menor a las empleadas en años fiscales anteriores, para la supuesta promoción de la democracia y otras campañas contrarrevolucionarias dentro de Cuba. Esta cifra resulta solo el 4,39 % de los 456 que emplearán los EE UU para la promoción de la subversión en América Latina, con vistas a fortalecer su hegemonismo en la región, frenar el auge progresista y promover sus «controvertidos ideales democráticos». Desde luego, entiéndase que esta partida corresponde solo a la actividad del Departamento de Estado, y no contempla el desembolso de otros fondos que, de manera enmascarada, son empleados por otras agencias federales como la CIA y sus pantallas, para cumplir los mismos propósitos, tal como ocurre con el Instituto Republicano Internacional (IRI), el Instituto Demócrata Internacional (NDI), el propio Departamento de Estado, la USAID y el National Endowment for Democracy (NED), erigidos en parte de la compleja madeja de fuentes de financiamiento, algunas actuando legalmente y otras bajo pantalla encubierta de la CIA, para lograr el derrocamiento de la Revolución Cubana.
La otra parte de tan sorpresiva alarma dentro de la mafia anticubana, la hizo detonar el propio libelo El Nuevo Herald, cuando expresó en uno de sus recientes artículos: «La Agencia para Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID), que entrega la mayor parte de los fondos, no ha solicitado nuevas propuestas de fondos desde marzo, y los grupos que administran los programas se quejan de que les queda poco dinero».
De inmediato, Frank Calzón, dirigente del Centro para una Cuba Libre y probado agente CIA, pareciendo haberse olvidado de las denuncias que pesan contra él por uso ilícito de los fondos que se le han asignado anteriormente, puso el grito en el cielo, presa de una histeria inusitada, pues no ha recibido un centavo de la USAID desde hace varios meses. Con visible desencanto y desesperación, exclamó: «Si esto sigue igual todo el programa por la democracia va a desaparecer».
Otros jefes de grupúsculos también reaccionaron de la misma forma. Entre ellos estaba también Frank Hernández Trujillo, jefe del Grupo de Apoyo a la Disidencia, agobiado porque apenas le queda dinero para mantener su supuesta beligerancia política contra la Isla. Otro de ellos, Orlando Gutiérrez Boronat, jefe del Directorio Democrático Cubano, también reaccionó airadamente, aunque tenía otros ases bajo la manga, como veremos en otra parte de este artículo.
La reciente captura en la Habana, el pasado 4 de diciembre de 2009, de Alan P. Gross, mercenario a sueldo de la USAID y vinculado directamente con estamentos de la propia administración de Obama, mediante la Cuba Democracy Assistance, puso al desnudo algo ya ampliamente conocido por todos: las propias administraciones norteamericanas han estado directamente involucradas en el negocio de fomentar y financiar a la contrarrevolución interna dentro de la Isla, en abierta violación injerencista de normas internacionales.
Dentro de la administración Obama, puesta en tela de juicio por su actividad desestabilizadora contra Cuba, las reacciones fueron apresuradas y controvertidas. La propia Sección Cuba del State Department orientó la suspensión temporal de estas actividades el 28 de diciembre pasado, a la par que la propia USAID trató de explorar el 19 de enero de este año, otras posibles fórmulas para mantener la actividad de abastecimiento y financiación a la contrarrevolución interna, sin correr los riesgos asumidos por Gross.
No cabe duda que Obama y los demócratas caminan sobre una cuerda floja con respecto al manido tema de la supuesta Transición en Cuba, recibiendo presiones tanto de una parte de su propio partido como del Partido Republicano. La falta de una política de coherencia con respecto al tema cubano, la influencia de la ultraderecha conservadora comprada por la mafia de Miami, así como el creciente movimiento anti embargo (entiéndase: bloqueo) dentro del Congreso, son factores de peso que no le permiten definir sus tácticas diplomáticas y de otro tipo. Complacer un poco a todos, ha sido la solución momentánea.
Comprometidos hasta los tuétanos con los mafiosos anticubanos, varios congresistas han ejercido presiones de todo tipo sobre Obama y su secretaria de Estado Hillary Clinton. Uno de ellos, George LeMieux, republicano por la Florida, declaró apresurado: «Necesitamos que ese dinero se libere, que esas organizaciones puedan promover la democracia en Cuba. Si algunos de mis colegas piensan que esto es una provocación, tienen razón. Pero estamos tratando de promover la democracia en un estado totalitario».
Junto a LeMieux, otros congresistas vinculados a la mafia anticubana, reaccionaron airadamente al recorte de fondos para apoyar a una supuesta transición en Cuba. A inicios de febrero, Ileana Ros Lehtinen, Lincoln y Mario Díaz-Balart, junto a Connie Mack, Dan Burton y Mike Pence, de Indiana; Thaddeus McCotter, de Michigan; y Todd Tiahrt, de Kansas, exigieron el endurecimiento de las posiciones de la Casa Blanca hacia Cuba. Desde luego, en el trasfondo de la misiva estaba la descongelación de fondos de la USAID para mantener los programas de injerencia en Cuba.
Detrás del debate queda una historia de asignaciones millonarias a la contrarrevolución interna en Cuba, en que la propia USAID ha sido una las principales fuentes de este dudoso financiamiento, cuya mayor parte del dinero se pierde en el camino y pasa a engrosar los bolsillos de oportunistas y mafiosos. Se sabe hoy que la mayor parte de los 83 millones de dólares desembolsados por la USAID entre 1996-98, por citar un ejemplo, para financiar a la contrarrevolución cubana y sus mercenarios de turno, se diluyó entre los propios allegados a la USAID, entre decenas de cabecillas de grupos radicados en Miami y, parte de él, fue a parar a las aportaciones de las campañas de representantes, senadores, alcaldes, funcionarios públicos y aprovechadores de todo tipo. Los mercenarios en Cuba solo recibieron simples migajas.
Lo mismo ocurrió con las aportaciones posteriores, pues ya se ha creado un mafioso mecanismo dedicado a estafar a los contribuyentes y al propio gobierno norteamericano con la justificación de «liberar» a Cuba del comunismo. Hoy no es un secreto que los fondos de la USAID, ascendentes a casi 100 millones de USD, desembolsados entre mediados del 2007 hasta principios de 2009, fueron a parar a las manos a las que no estaban destinados. Lo que llegó, se repartió y se dilapidó entre los jefes de más de una veintena de grupúsculos terroristas radicados en La Florida, falsas ONGs y supuestos Institutos y Centros de investigación sobre la realidad cubana.
LA MAFIA ANTICUBANA BUSCA OTRAS FUENTES DE FINANCIAMIENTO.
En el último artículo de mi autoría, titulado «Lincoln Díaz Balart, se dedicará a revivir el pasado terrorista de La Rosa Blanca», analicé diversas opciones sobre el futuro de este enconado enemigo ideológico de la Revolución Cubana. Quise obviar, desde luego, algunos razonamientos en torno a las motivaciones materiales y económicas que podrían haberlo decidido a renunciar a su la reelección de su puesto en la Cámara Baja del Congreso norteamericano.
Para todos es conocido, que Lincoln Díaz Balart ha enfrentado con cierta frecuencia serias acusaciones sobre corruptelas y favorecimientos a varias empresas que han realizado aportes en sus campañas, poniéndose en tela de juicio su honestidad como funcionario público, como ha sucedido con las denuncias de controvertidas donaciones a su oficina por parte de Locust USA y Mark Two Engineering, el caso Pinsky, Hanger Orthopedic Group, la firma Bacardí y muchas otras. Estas denuncias le han obligado a actuar con cautela en su accionar político y a ser cuidadoso a la hora de involucrarse en cualquier negocio turbio. Eso, sin lugar a dudas, le ha hecho perder mucho dinero.
Por otra parte, Lincoln Díaz Balart ha favorecido y apoyado la actividad anticubana promovida por organismos como la NED, la USAID, el IRI, el NDI y otros, siendo uno de los más desfavorecidos en la apropiación del jugoso pastel que se reparten descaradamente los cabecillas de las organizaciones contrarrevolucionarias, los famosos centros de investigación sobre la realidad cubana y otras instituciones dedicadas al ataque ideológico anticubano y a proyectar ilusas formas de derrotar a la Revolución.
Cargado de deudas y con serios problemas económicos, Lincoln Díaz Balart pretende meterse en el juego de la contrarrevolución de una manera diferente. Esta vez lo hará reviviendo a una organización contrarrevolucionaria y terrorista, La Rosa Blanca, con la finalidad de apropiarse de parte de los fondos destinados a la contrarrevolución cubana por parte de la Casa Blanca y del complejo entarimado de fuentes de financiamiento para la subversión en Cuba.
Sus intenciones fueron claras cuando dio a conocer su próxima renuncia a su puesto en la Cámara Baja ante varias personas en la Universidad Internacional de la Florida:
«Estoy convencido que en el próximo capítulo de nuestra lucha, puedo ser más útil para el inevitable cambio, para la libertad, que ya se acerca para Cuba, como un ciudadano privado dedicado a ayudar a los héroes dentro de Cuba y al estudio y la propagación de las ideas y los ideales de La Rosa Blanca, fundada por mi padre, Rafael Díaz-Balart, en enero de 1959. La Rosa Blanca es un ideal en marcha.»
Las pretensiones de Lincoln Díaz Balart de participar también en la fraudulenta apropiación de los fondos destinados a la contrarrevolución en Cuba, cada vez más reducidos por Obama, no será fácil. Los grupos mafiosos que han vivido durante décadas de una supuesta beligerancia contra Cuba, no querrán fácilmente ceder parte del pastel. Tal vez algunos compromisos históricos le ayuden a cumplir su nuevo sueño pero, sin lugar a dudas, enfrentará la oposición de los viejos y tradicionales mafiosos de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), del Consejo por la Libertad de Cuba (CLC), de la Brigada 2506, Plantados hacia la libertad de Cuba, del Presidio Político, de Cuba Independiente y Democrática (CID), Hermanos al Rescate, Movimiento Democracia, Comandos F-4, del Congreso Nacional Cubano, de Unidad Cubana, de Alpha 66, del Directorio Democrático, de MAR por Cuba y muchas otras.
Otra de las vías que han buscado algunos grupos contrarrevolucionarios de origen cubano para obtener fondos adicionales para su enriquecimiento, sustentando la deteriorada y fraudulenta bandera de la lucha por la libertad de Cuba por la eliminación del comunismo en América Latina, ha sido la búsqueda de apoyo y financiamiento de de otros grupos de extrema derecha de países como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, cuyas oligarquías nacionales cuentan también con amplios recursos económicos, a la par que reciben una jugosa contribución del gobierno norteamericano. Tal fue la motivación de los miembros de la Asociación UMAP y de la Junta Patriótica Cubana, de fundar el pasado 1 de octubre de 2009 a la American Democracy Watch (ADW), junto a la Organización Hondureña Integrada Francisco Morazán y la Organización de Venezolanos en el Exilio (ORVEX).
Otra alianza aún más temprana tuvo lugar el 29 enero de 2003, entre los Comandos F-4, al mando del autotitulado comandante Rodolfo Frómeta, con miembros de la Junta Patriótica Venezolana, dirigida por el capitán golpista Luis Eduardo García. La finalidad de los dos grupos terroristas, era la búsqueda de financiamiento para campos de entrenamiento en los pantanos de los Everglades, en los que se entrenan varios contrarrevolucionarios cubanos y venezolanos, así como en la promoción de actividades violentas en ambos países.
A inicios de febrero del 2010, hace unos días, se anunció la creación del Frente Cubano Venezolano por la Democracia (FCVD), con el objetivo de apoyar la actividad de la contrarrevolución interna en Cuba y Venezuela. Por la parte de la gusanera anticubana estaría el Directorio Democrático Cubano (DDC) y la organización MAR por Cuba, mientras que por la parte venezolana estarían incluidos Carlos Ortega, ex presidente de la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV); Oscar Pérez, del Comando Nacional de la Resistencia; Nixon Moreno, del Movimiento 13, y Rodolfo Barraez, de Alianza Bravo Pueblo.
Un tiempo antes, el 18 de marzo de 2009, varios cabecillas terroristas fundaron la Asamblea de la Resistencia, bajo el auspicio del Congreso Nacional Cubano, integrándose paulatinamente a la misma Alpha 66, Hermanos al Rescate, la Fundación Nacional Cubano-Americana, el Movimiento Democracia, el Directorio Democrático Cubano, MAR por Cuba, Cuba Independiente y Democrática y otros grupos extremistas radicados en Miami. Esta coalición busca la apariencia de una supuesta unidad para estimular a la administración norteamericana a desembolsar más dinero para su guerra terrorista contra Cuba.
El pasado 15 de diciembre un grupo de aprovechados líderes de la Asamblea de la Resistencia Cubana, lanzaron su ofensiva recaudadora de fondos hacia Europa, principalmente a los países del ex campo socialista, cuyos gobiernos se mueven al ritmo de los tambores de Obama.
Haciendo gala de una extrema habilidad para buscar dinero y aparecer en todos lados para exacerbar sus ansias de protagonismo, Orlando Gutiérrez Boronat visitó Polonia el pasado 15 de diciembre, junto a un grupo de terroristas y contrarrevolucionarios miembros de la Asamblea de la Resistencia Cubana, entre los que se encontraban también Huber Matos, Sylvia Iriondo, Anolan Ponce y Calixto Navarro. Recibidos en el Palacio Presidencial por altos funcionarios del gobierno polaco, solicitando el apoyo de Varsovia para evitar que la UE abandone la Posición Común, los visitantes obtuvieron no solo compromisos de los polacos, sino alguna tajada para su supuesta lucha liberadora.
Orlando Gutiérrez Boronat se ha convertido prácticamente en el protagonista de un turismo recaudador de fondos y artífice de alianzas oportunistas, como las que ha establecido con los acaudalados miembros de la oligarquía venezolana, representada en los grupos ORVEX, FODEX, Comando Nacional de la Resistencia, Movimiento 13, Alianza Bravo Pueblo, Venezuela Vigilante, Venezuelan-American Citizens (IVAC), Todos por Venezuela y Venezuela Awareness.
Carlos Alberto Montaner no se queda atrás. Ha sido un especialista en la obtención de fondos para una supuesta lucha por la libertad de Cuba, la mayor parte de la cual ha ido a parar a sus bolsillos y los de sus asociados. Para ello se ha valido de su organización la Unión Liberal Cubana, una casi inexistente organización creada por él a la que ha convertido en receptora de ayuda de varios gobiernos europeos, de la Internacional Liberal y de varias ONGs. Otros pequeños grupos, agrupados en la Convergencia Liberal Cubana (CLC), desde el 2 de septiembre de 2007, como el Partido Liberal de Cuba (PLC) y el Partido Solidaridad Democrática (PSD), reciben también un continuo financiamiento del gobierno de EE UU y de varios gobiernos y partidos europeos. La verdad de Perogrullo es que estos grupos poco hacen y obtienen altas sumas de dinero que se quedan en el camino, sobre todo en los bolsillos de corruptos europeos y mafiosos de origen cubano.
Una de las fuentes de financiamiento para los mafiosos cubanos en Europa lo es la Comunidad de Madrid, a cargo de Esperanza Aguirre, la que fue denunciada hace unos días de desviar fondos públicos para financiar la actividad de la Asociación de Iberoamericanos por la Libertad, vinculada al Partido Unión Liberal Cubana, de Carlos Alberto Montaner, y a la Fundación Hispano Cubana. Ambos grupos han recibido de la Aguirre y el Partido Popular español más de medio millón de euros en los últimos cuatro años.
No podía quedarse atrás en la búsqueda de dinero el recién liberado terrorista Santiago Álvarez Magriñá, creador de la Fundación Rescate Jurídico (FRJ), quien pretende dar un golpe de efecto por estos días para llenarse el bolsillo con el dinero de los incautos y del propio gobierno norteamericano. Álvarez llamó el pasado 28 de enero a celebrar un juicio en Miami contra Fidel y Raúl Castro, como culpables de crímenes y violar los derechos humanos. Por supuesto, no podían faltar otros oportunistas y terroristas de su misma calaña en la promoción de tan estúpida e irrisoria demanda judicial: La Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), Hermanos al Rescate, la Brigada 2506, Unidad Cubana y otras.
La batalla por los escasos fondos que desembolsará el gobierno de Obama no solo incluyó a Santiago Álvarez, sino también a su protegido Luis Posada Carriles. El pasado 10 de febrero 2010, el criminal de Barbados apareció en Radio Mambí para pedir, lloroso y compungido, ayuda de sus congéneres para costear su defensa en el juicio que se le reiniciará en El Paso, el próximo 1 de marzo de 2010. Armando Pérez Roura, otro terrorista y director de la emisora, convocó a todos para dar su contribución el 18 de febrero a favor de Posada, exclamando: «Luis es el que ha salvado el prestigio de la independía de Cuba».
CONSIDERACIONES FINALES
«Con dinero o sin dinero, hago siempre lo que quiero», parte de la reconocida pieza musical mejicana, titulada El Rey, no parece presagiar el destino de los grupos mafiosos de Miami y sus acólitos de la contrarrevolución interna.
El posible peligro de una reducción de las aportaciones de dinero desembolsado para destruir a la Revolución Cubana, por parte de la administración Obama, ha puesto en ascuas a todos. Sin embargo, todos saben que es una simple amenaza. El imperialismo nunca dejará de gastar todo el dinero posible para destruirnos y eso lo sabemos todos también, los que propician el terrorismo y la contrarrevolución, y los que los enfrentamos a diario.
Mientras los corruptos senadores y representantes de la ultraderecha, enemigos de Cuba, buscarán subsistir mediante corruptelas y oscuras componendas, los grupos mafiosos tocan nuevas puertas para incrementar sus riquezas y mantener vivo el negocio de la contrarrevolución. A sus asalariados de aquí, les queda esperar con desesperación el dinero y los recursos que les envíen sus amos, el cual siempre será maldito y sucio. Les vendría mejor, de una vez por todas, doblar el lomo y ponerse a trabajar, como lo hace el pueblo al que traicionan diariamente.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.