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La CIA reconoce que Fidel Castro está vivo y en juego

Fuentes: Rebelión

Dicen que lo han visto haciendo ejercicios. Expertos en interpretación fotográfica de la CIA parece que, finalmente, han confirmado, a través de fotos satelitales de alto análisis, lo que desde hace varias semanas le vienen diciendo insistentemente desde La Habana: Fidel Castro está haciendo mucho ejercicio. Según ellos, un individuo, al que identifican como el […]

Dicen que lo han visto haciendo ejercicios. Expertos en interpretación fotográfica de la CIA parece que, finalmente, han confirmado, a través de fotos satelitales de alto análisis, lo que desde hace varias semanas le vienen diciendo insistentemente desde La Habana: Fidel Castro está haciendo mucho ejercicio. Según ellos, un individuo, al que identifican como el presidente cubano ha estado haciendo caminatas de hasta dos kilómetros en las inmediaciones de su casa. Sólo queda confirmarlo con el vocero de la Agencia.

La evidencia aportada por la inteligencia de señales sobre la evolución positiva de la salud de Castro parece confirmarse con la decisión de la CIA de dar luz verde a la interposición de una querella contra el gobernante cubano, en la Audiencia Nacional de España, por parte de tres mercenarios de la fallida invasión de Girón en 1961, que habían retenido por considerar que no tenía caso presentar si a Castro, como afirmaba John Negroponte -el entonces Zar de la inteligencia americana-, le quedaban apenas días o quizás semanas de vida.

No sabían ni jota del estado de salud de Castro.

¿Quiere usted una prueba al canto de que la CIA estaba totalmente ajena a la situación de salud del presidente cubano Fidel Castro?. Ya se la doy. El 26 y 27 de julio de 2006, mientras el presidente cubano discurseaba en las orientales provincias de Granma y Holguín, y posteriormente era presa de una aguda y peligrosa crisis intestinal, el presidente estadounidense George W. Bush, se encontraba de visita en la ciudad de Miami, con el propósito de recaudar fondos para el partido republicano, con vistas a las elecciones de medio término.

La noche del sábado 26 de julio, Bush visitó un mítico restaurante de Miami, construido en 1890, por donde han pasado casi todos los presidentes norteamericanos, donde lo esperaba no Negroponte con la noticia de que Fidel Castro había tenido una crisis intestinal -pues de eso se enteraría cuando Castro decidió contarle-, sino un comité de recepción en el que se destacaba Sergio Pino, un empresario cubanoamericano de la Florida e importante donante de fondos para su partido, actualmente envuelto en un escándalo y una investigación federal por corrupción.

Al día siguiente, domingo 27 de julio -cuando según todas las evidencias, posteriormente conocidas, ya Castro había sido operado de urgencia-, el presidente norteamericano desayunó en el restaurante «Versalles» de la calle 8 de Miami1, algo que sus asesores juzgaron conveniente a los fines recaudatorios. Ante la presión de algunos elementos de la extrema derecha cubanoamericana, para que hiciera alguna declaración para el graderío, el presidente estadounidense dijo: «no voy a aceptar que al término de la vida biológica de Castro se realice una sucesión en Cuba». Algo que revela cuan lejos estaba Bush de lo que pasaba en Cuba en esos momentos.

Hagamos un poco de ingeniería inversa. Si la CIA hubiese estado al tanto, oportunamente, de lo que pasaba; lo indicado en el manual de situaciones especiales era que, por un canal seguro, Bush fuera inmediatamente informado; cancelara todas las actividades de recaudación de fondos en Miami y, como Comandante en Jefe, regresara a Washington o se pusiera, aunque fuera desde la Florida, en función de dirigir la actuación de Estados Unidos en esa situación.

Nada de lo que dice el manual se pudo aplicar. Como la CIA no estaba en el inside de lo que sucedía a Castro, a mediodía del domingo 27 de julio de 2006, Bush, tranquila y despreocupadamente, asistía a un almuerzo especial de recaudación de fondos para su partido en casa de su amigo el millonario cubanoamericano Armando Codina. Dicen -no me crean- que el presidente logró recaudar medio millón de dólares de su selecto auditorio. ¿Se imaginan cuanto habría podido recaudar Bush, en Miami, entre millonarios cubanoamericanos, de haber contado con esa información privilegiada que Negroponte no le pudo trasladar, porque no la conocía ? Eso, seguramente, no se lo perdonarán -nunca jamás-, los jerarcas republicanos al ahora ex Zar de inteligencia.

¿ Es la primera vez que le pasan gato por liebre?.

No. Fidel Castro, su gobierno y sus servicios especiales han logrado desinformar a sus homólogos norteamericanos en más de una ocasión. Ejercitemos las neuronas. ¿Qué fue si no, una operación de desinformación en gran escala, la llamada Operación Carlota mediante la cual los cubanos lograron movilizar, en secreto, en dos ocasiones, decenas de miles de soldados y medios desde Cuba hasta Angola, situada a más de 15 mil kilómetros ?.

¿ Es la primera vez que Cuba declara un asunto como Secreto de Estado?

Evidentemente no. Aunque en esta ocasión, por lo inédito y peligroso de la situación que se configuró con la crisis intestinal de Castro, los cubanos decidieron clasificar como Secreto de Estado las informaciones sobre la salud del presidente cubano; lo cierto es que prácticamente desde el triunfo de la Revolución cubana, ante los incesantes planes de la CIA y la contrarrevolución cubana para asesinarlo, la salud y los movimientos de Castro recibían tratamiento de secreto de estado.

Les pongo otro ejemplo. Las tropas cubanas estuvieron en Angola entre 1975 y 1990. En el período comprendido entre los años 1986 y 1991, los hermanos Castro mantuvieron en absoluto secreto, sólo conocido por ellos dos, una información que era un Secreto de Estado clásico: la dirección soviética les había transmitido que en caso de una agresión militar de Estados Unidos contra Cuba, los soviéticos no intervendrían y los cubanos tendrían que arreglárselas solos. En todo ese período, cuando Cuba se jugaba prácticamente su destino en Angola, los servicios especiales cubanos fueron capaces de desinformar a la CIA y a otros servicios especiales norteamericanos, que vinieron a enterarse de lo que acontecía cuando Raúl Castro decidió revelárselo a Mario Vázquez Raña en una entrevista para El Sol de México, en 1991.

Una vergüenza mayúscula.

Digan lo que digan, el señor Negroponte viene cuesta abajo empujado por la ineficiencia y el ridículo. Ya el 1 de agosto de 2006 tuvo que pararse ante el presidente estadounidense George W. Bush y, con voz entrecortada y haciendo pucheros, decirle que los 27 servicios de inteligencia bajo su mando y coordinación se habían enterado de la crisis intestinal de Fidel Castro por la proclama que su secretario personal había leído por la televisión cubana el 31 de julio; y que no sabían nada concreto del estado real de salud del mandatario cubano. Con esos antecedentes, un aprendiz de analista de inteligencia concluiría que la HUMINT2 de la CIA, en torno al círculo íntimo de Castro, es precaria.

¿Por qué la CIA está tan desinformada sobre el estado de salud de Fidel Castro?

Les voy a dar una importante clave. Quizás muchos de mis lectores no lo conocieron; pero, en 1987, la opinión pública conoció, entre incrédula y admirada, que los servicios especiales cubanos habían logrado penetrar con 27 colaboradores secretos las redes de agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) contra Cuba y, por consiguiente, había desinformado sistemáticamente a la Agencia, a su antojo, durante años. Precisamente uno de los requerimientos informativos que la CIA hacia constantemente a los agentes cubanos tenían que ver con los movimientos y la salud de Fidel Castro3.

Muchas de las informaciones y desinformaciones relacionadas con la salud de Castro, que hoy obran en las bases de datos y archivos computarizados de la CIA, fueron cuidadosamente elaboradas por el gobierno y los servicios especiales cubanos, en no pocas veces con la propia complicidad del propio Castro, y canalizadas a través de esos agentes cubanos a la Agencia.

Una desinformación anunciada…

Los que han estudiado o conocido a Fidel Castro saben que es un guerrillero de la política y un conspirador nato, de libro. Cuentan, algunos que lo conocieron de cerca, que lo han visto deambular de un lado a otro de una habitación como conspirando consigo mismo. No dudo que, para su larga rehabilitación, Castro haya diseñado y coordinado con el presidente venezolano Hugo Chávez, un plan de desinformación a la CIA, sobre su real estado de salud. En todo caso, Chávez, que en ocasiones ha hecho las veces de vocero sobre la evolución del presidente cubano, pareciera confirmar mis sospechas con sus declaraciones parabólicas a la prensa sobre este tema. Quien quita que ambos, conocedores de que la CIA intercepta y escucha sus conversaciones telefónicas internacionales, sean los responsables del último ridículo del señor Negroponte antes de marcharse o de que lo marcharan hacia el Departamento de Estado.

Un cadáver inquieto.

Coincidirán conmigo en que lo que correspondía al señor John Negroponte, después del ridículo mayúsculo que hizo ante la crisis intestinal de Castro, era meterse la lengua en los bolsillos. Sin embargo, lo traicionaron la soberbia y el narcisismo. Presumiendo de lo que evidentemente ha quedado demostrado que carecen -él y las agencias de inteligencia entonces bajo su mando-, como reza sabiamente el refrán español, el señor Negroponte cometió la estupidez de declarar, el pasado 11 de enero, ante el Comité de Inteligencia del Senado, que «los días o meses de Fidel Castro parecen contados»… Sin comentarios.

Si como ha quedado demostrado, la CIA se ha ido con la bola de trapo, durante más de 45 años, en el tema Fidel Castro. ¿Que crédito podemos darle entonces a los pronósticos sobre Castro y sobre Cuba confeccionados con información que le suministra la CIA a periodistas como Carlos Alberto Montaner y académicos como Jaime Suchlicki que reciben financiamiento de esas fallida Agencia?. Menos mal que tienen unos satélites capaces de ver caminar, dos kilómetros, a un cadáver inquieto.



1 El restaurante «Versalles» de Miami se considera el cuartel general de la extrema derecha cubanoamericana; por ahí han pasado entre otros los presidentes Reagan, Bush padre, Clintón y Bush hijo. Frente a este restaurante fue que parte de la extrema derecha cubanoamericana festejó con bailes la enfermedad de Fidel Castro, luego de que este lo anunciara en su Proclama del 31 de julio de 2006.

2 HUMINT: Inteligencia Humana según la jerga de la CIA.

3 Ver libro La guerra de la CIA contra Cuba, Agencia de Información Nacional, La Habana, 1988.