El rechazo del PP a la quita de deuda tan solo castigará a las personas que viven en las comunidades que les votaron, nunca a políticos del pasado.
El martes se aprobó el mecanismo para que el Gobierno central condone y absorba parte de la deuda que las comunidades autónomas tienen con el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), lo que libraría a los gobiernos autonómicos de una gran carga presupuestaria que podría ser utilizada en los servicios públicos que, en su mayoría, son competencia autonómica. La quita de la deuda y la absorción por parte de la administración central ofrece beneficios económicos que ya se explicaron en otro artículo hace casi dos años, pero lo que pretendemos analizar en este texto es la “lógica” de que Núñez Feijóo y su espadachín Tellado hayan anunciado que sus presidentes autonómicos no aceptarán la quita. Ha sido este último el que ha repetido en varias entrevistas esa línea argumental de que la condonación de la deuda “beneficia a los que peor han gestionado”.
Esa política de pura oposición practicada de forma continúa por el Partido Popular está rozando lo verdaderamente absurdo con el tema de la condonación de la deuda. La primera premisa sin sentido de este razonamiento es creer que son los gestores, algunos de ellos ya incluso fuera de la política, los que van a sufrir o beneficiarse de la alta o baja deuda pública. ¿Alguien piensa que la vida de Susana Díaz, Francisco Camps o de Jordi Pujol va a cambiar o resentirse un mínimo si se condona o no la deuda que generaron sus gobiernos? Si no se perdona la deuda, ¿van a sufrir ellos en sus propias carnes los recortes en servicios públicos que podría producir esa carga presupuestaria de deuda e intereses? ¿Creéis que alguien, hoy en día, les señalará por esos recortes en las comunidades autónomas donde ya no gobiernan?
Seguramente, las tres figuras que he tomado como ejemplo ni tan siquiera usen la sanidad pública, ya no digamos que a estas alturas se les vaya a pedir explicaciones si la deuda sigue pesando sobre las cuentas públicas o se les vaya a premiar de alguna forma si la quita de la deuda se materializa finalmente. Es absurdo tener en mente a los gobernantes del pasado, tal y como el PP pretende hacer en sus discursos de oposición, a la hora de decidir si se debería ejecutar o no una medida económica que favorecerá a la mayoría de la población en el futuro.
Pero vayamos un poco más allá en la perversa (y absurda) lógica que está siguiendo los de Feijóo y pensemos en quién sufre las consecuencias de esa deuda acumulada, quién se podría aprovechar de la condonación y quiénes podrían sacar rendimiento político de todo ello. Tomemos varios ejemplos de regiones gobernadas por el PP: Andalucía, Extremadura, Galiza y Castilla y León.