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La «cosecha» de agua de lluvia da sus frutos en El Salvador

Fuentes: IPS

Corina Canjura carga un cántaro de agua que acaba de llenar, gracias a un sistema de captación de agua lluvia localizado en el terreno al lado de su vivienda, que además abastece a otras 12 familias del caserío de Los Corvera, en el municipio de Tepetitán, en el departamento de San Vicente, en el centro […]

Corina Canjura carga un cántaro de agua que acaba de llenar, gracias a un sistema de captación de agua lluvia localizado en el terreno al lado de su vivienda, que además abastece a otras 12 familias del caserío de Los Corvera, en el municipio de Tepetitán, en el departamento de San Vicente, en el centro de El Salvador. Crédito: Edgardo Ayala/IPS

TEPETITÁN, El Salvador, 29 sep 2017 (IPS) – Llenar un cántaro con agua para abastecer las necesidades del hogar era un suplicio para la salvadoreña Corina Canjura, pues implicaba caminar varios kilómetros al río, perder mucho tiempo tiempo o pagar por el recurso.

Pero un innovador proyecto de «cosecha» de agua de lluvia le ha cambiado la vida.

«Ahora ya solo bombeamos, llenamos el tanque y tenemos agua lista para usar», dijo a IPS esta mujer de 30 años, oriunda del caserío de Los Corvera, en el municipio rural de Tepetitán, en el departamento de San Vicente, en el centro de El Salvador.

En este lugar, 13 familias se benefician de un sistema que capta el agua lluvia que cae en el techo de la casa de Canjura, y luego mediante una tubería se canaliza hacia una enorme bolsa de polietileno, con capacidad para almacenar 25.000 litros.

Desde allí se bombea manualmente hacia un tanque con un grifo, que funciona como cantarera o toma colectiva, de la cual se abastecen las familias beneficiadas.

«Como ha llovido bastante, la bolsa siempre está llena, eso es una alegría para nosotros», añadió Canjura, mientras cargaba en su cabeza un cántaro que recién acababa de llenar.

Esta iniciativa está en marcha desde febrero de 2017. La promueve la Asociación Mundial para el Agua (GWP, en inglés), que junto a la cooperación australiana y la Fundación Ford aportó los fondos para echarla a andar, mientras que organizaciones nacionales y gobiernos locales dieron el apoyo operativo.

La tecnología del sistema fue desarrollada por el consorcio Mexichem Amanco, que incursionó en el mercado de membranas de polietileno usadas como barrera impermeable en obras de ingeniería civil, rellenos sanitarios, lagunas artificiales para acuicultura y otros.

GWP Centroamérica ya había impulsado en 2013 un esfuerzo de cosecha de agua en el sur de Honduras, en comunidades que sufrían su escasez, y ese ejemplo fue retomado en el salvadoreño valle del Jiboa.

En este pequeño país de 6,4 millones de personas, se han instalado hasta ahora ocho sistemas en siete de municipios que son parte de la microrregión del valle del Jiboa, en San Vicente. Es uno por cada pueblo, a excepción de Jerusalén, localizado en el departamento de La Paz, que cuenta con dos.

De las 323 familias identificadas con problemas de acceso al agua en comunidades rurales de esos municipios, 100 están siendo beneficiadas directamente ya con el proyecto, concebido como un plan piloto del que aprender lecciones para su ampliación a más localidades.

La participación de las mujeres de la zona ha sido vital para ejecutar este proyecto, aprovechando que ellas ya tienen amplia presencia en las comunidades desde la Red de Mujeres Emprendedoras del Valle del Jiboa.

«Las mujeres somos las que nos ocupamos del quehacer de la casa y al final tenemos que andar buscando agua… somos las que nos preocupamos y sufrimos por encontrarla para nuestras familias», comentó Lorena Ramírez, de 43 años.

Ramírez contó su experiencia a IPS durante un encuentro sobre la situación hídrica del país, celebrado el 21 de septiembre, en San Vicente, la capital del departamento.