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La crisis, los sindicatos y las políticas neoliberales

Fuentes: Rebelión

Los sindicatos no causaron la crisis económica actual y tampoco son los responsables de sus efectos perversos. En cambio, hay quién los trata como chivos expiatorios a través de campañas que pretenden desprestigiar los derechos de huelga, de negociación colectiva y de libre asociación de los trabajadores. Dado que el debate está en la calle, […]

Los sindicatos no causaron la crisis económica actual y tampoco son los responsables de sus efectos perversos. En cambio, hay quién los trata como chivos expiatorios a través de campañas que pretenden desprestigiar los derechos de huelga, de negociación colectiva y de libre asociación de los trabajadores.

Dado que el debate está en la calle, nos tenemos que preguntar si la presencia sindical tiene o no que ver con la buena o mala racha de la economía y en caso afirmativo aclarar cuáles son estos efectos.

Sindicatos y mejoras laborales

Los sindicatos han jugado en el pasado un papel fundamental en la mejora de las condiciones de trabajo. Han hecho realidad la semana laboral de 40 horas, las leyes de seguridad en el trabajo, el derecho a la protección social, las vacaciones,… Se trata de un conjunto de beneficios sociales que ahora tenemos garantizados pero que no existían en el pasado.

Los sindicatos también han permitido a los trabajadores disponer de un mecanismo que ayuda a hacer oír su voz como colectivo. Colaboren para resolver las quejas en el puesto de trabajo y a hacer llegar sugerencias y reivindicaciones a los poderes públicos.

Históricamente, los niveles de sindicalització se han correlacionado positivamente con las mejoras salariales. Las reivindicaciones que en un primer momento consiguen los sindicatos, por regla general, se convierten en punto de referencia para todos los trabajadores. Después se generalizan.

La negociación colectiva juega un papel decisivo en este proceso gracias a los convenios sectoriales que cubren todas las plantillas, incluyendo aquellas que no están sindicadas. Se aplican incluso a las empresas que ni siquiera han elegido delegados o comité.

Pero ahora las mejoras laborales no se presentan como fruto de la actividad sindical sino como privilegios a los que los sindicatos se aferran. Nos dicen que son una carga para la economía. Quieren arrebatarlas para expandir la precariedad. Sindicatos y segmentación del trabajo

Los sindicatos no son responsables de la segmentación del mercado de trabajo. Esta segmentación tiene que ver con la reorganización productiva. Quién tiene capacidad de organizar el trabajo, en una economía capitalista, son los empresarios. De hecho, la influencia de los sindicatos ha sido dramáticamente obstruida a través de las nuevas formas de organización de las empresas.

Los sindicatos únicamente pueden influir en la organización del trabajo si cuentan con la fuerza suficiente para que los tengan en cuenta.

La participación de los sindicatos en la organización del trabajo se orienta precisamente a atenuar los efectos perversos que los empresarios han introducido previamente.

Las reivindicaciones sindicales proponen acotar la contratación temporal, mejorar las condiciones laborales de los empleados de las empresas de trabajo temporal y de las subcontratas y evitar que los riesgos laborales dañen la salud de todas las personas que participan en la actividad de la empresa. Sindicatos y paro

Mientras la correlación entre sindicación y salario es evidente, no conozco ningún estudio serio capaz de correlacionar el número de afiliados a los sindicatos con las tasas de paro.

En muchos países con sindicalització elevada, los niveles de paro son más bajos que en el resto. Pero todavía no contamos con datos suficientemente fiables para sacar conclusiones definitivas.

En cambio, es evidente que los empresarios aprovechan el paro para presionar sobre los trabajadores y debilitar sus organizaciones de clase. Además, la crisis aboca a la miseria a mucha gente. Por esta razón, sí que hay correlación entre crecimiento del paro y pérdida de afiliación sindical.

Sindicatos y déficit público

Los sindicatos tampoco son los culpables de los graves problemas económicos y fiscales que están desafiando a las administraciones públicas.

La disminución de los ingresos fiscales es debida a la crisis económica. Al derrumbarse el mercado de la vivienda se provocó una reducción de los ingresos asociados con la burbuja inmobiliaria.

Además, una gran parte de los ingresos fiscales provienen del IRPF y del IVA, dos tributos correlacionados con la evolución de los salarios. Cuando los sindicatos consiguen aumentos salariales la recaudación fiscal mejora. En caso contrario se retrae.

Es cierto que los sindicatos acostumbran a ser fuertes en las administraciones públicas con importantes volúmenes de empleo. Esto demuestra que los niveles de sindicación son más altos en los lugares que cuentan con más fuerza de trabajo bien formada y en las economías capaces de dar mejor respuesta a las necesidades sociales.

En todo caso, la conclusión a la cual se llega es que los sindicatos están asociados positivamente con las medidas clave que favorecen la prosperidad.

Las limitaciones de los sindicatos y las responsabilidades de la crisis

Siendo cierto que los sindicatos no son los responsables de la crisis y de los problemas que esta genera, también lo es que en las situaciones actuales la existencia de los sindicatos no es suficiente para evitar la creciente desigualdad en los ingresos y la precariedad laboral, especialmente en momentos convulsos como los de los últimos años.

¿Quiénes son entonces los primeros responsables?

El capitalismo en general, y las políticas neoliberales que este sistema ha impulsado en las últimas décadas, en particular. Unas políticas que ahora los poderosos se obstinan a prolongar con el propósito de debilitar a los sindicatos y empeorar las condiciones de los asalariados.

Blog del autor: http://apuigsole.blogspot.com/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.