La ecuación de la vida en el planeta Tierra, propiamente de las condiciones de su existencia y sustentabilidad, está expresada en un relacionamiento dinámico entre seis elementos fundamentales, donde esos elementos, llaménse: naturaleza, humanidad, energía, clima, espacio y tiempo, se agrupan en tres pares de factores determinantes. Así:
VT=(naturaleza-humanidad)+(energía-clima)+(espacio-tiempo)
Algunos de los elementos de la ecuación están sujetos a leyes inexorables, pero otros pueden ser afectados por la acción de determinados factores controlables, tal como la acción del ser humano sobre la naturaleza o el clima.
La expresión naturaleza-humanidad: es la relación fundamental que tiene lugar entre los sistemas vivos altamente organizados, en primer lugar la especie humana, y la materia menos organizada o inerte que existe en el planeta Tierra. Específicamente la relaciones tanto benignas como tóxicas entre estos elementos se expresan de las siguientes maneras:
Naturaleza, aportes positivos a la humanidad: aporta un hogar para vivir, además de recursos minerales, energéticos, de la flora y la fauna. Avatares negativos para la humanidad: erupciones volcánicas, terremotos, maremotos, inundaciones, plagas y epidemias.
Humanidad, aportes positivos a la naturaleza: el uso de la ecología, el cultivo controlado, la reforestación, la limpieza y preservación de cuencas, ríos, lagos y mares, la conservación de especies. Acciones negativas sobre la naturaleza: el extractivismo, la sobre explotación, la deforestación, la contaminación, además de la caza, la pesca y la zoofagia indiscriminadas, etc.
La expresión energía-clima: es la relación que existe entre la actividad energética, bien sea solar o natural, y el clima de nuestro planeta. La actividad energética del sol se caracteriza por períodos de superávit o déficit solar que determinan los ciclos climáticos de la Tierra, lo que a su vez afecta la vida y el comportamiento humano, según Víctor Manuel Velasco Herrera, del Instituto de Geofísica de la UNAM, México (https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2016_561.html).
Gracias a las observaciones geológicas se pueden identificar ciclos climáticos estacionales, anuales y de varios años entre los que destacan ciclos de 11 años, debidos a las manchas solares; de 40.000 años, debido a la inclinación del eje terrestre, de 92.000 años, interpretado por la variación en la excentricidad de la órbita terrestre y otros cuyo origen no ha sido bien establecido https://es.m.wikipedia.org/wiki/Paleoclimatología.
Además de la energía solar, debemos considerar la energía natural, esto es, la energía que provee la naturaleza en forma de madera, carbón, petróleo, gas, uranio, litio, y otros que no son minerales, ya sea para su combustión o tratamiento. La forma y manera como la humanidad utilice estos recursos para producir energía también tendrán incidencia sobre el ambiente y el clima de la Tierra.
La expresión espacio-tiempo: es el modelo matemático que combina el espacio y el tiempo en un único continuo como dos conceptos inseparablemente relacionados. En este continuo espacio-temporal se representan todos los sucesos físicos del Universo, de acuerdo con la teoría de la relatividad (Einstein) y otras teorías físicas (Minkowsky), permitiéndonos mostrar así la historia y las consecuencias de tales sucesos físicos
A pesar de que la expresión espacio-tiempo fue pensada en la modernidad para el campo de la física, esta concepción ya existía en las civilizaciones antiguas, ya sea que estuviesen relacionadas con la madre tierra o con los ciclos astrológicos. Actualmente, la nociones de espacio y tiempo, así como las de naturaleza y humanidad, energía y el clima, se encuentran inmersas de alguna manera en las diversas concepciones elaboradas acerca de las mutuas acciones y consecuencias del tratamiento del ser humano sobre la materia, la energía y el medio ambiente.
Conceptualización y operacionalización de variables: En este sentido, algunos investigadores han realizado diversos intentos por definir conceptualmente y operacionalizar singulares o múltiples variables relacionadas con las condiciones que permiten, o afectan, la vida en nuestro planeta. Para ello han venido desarrollado un serie de modelos y herramientas de análisis, unas más sofisticadas que otras. Veamos algunos ejemplos:
Huella ecológica (humanidad-espacio): La idea de huella ecológica fue introducida por William Rees, quien desde la década de 1980 se preocupa por un desarrollo sostenible, alarmado por el rumbo que lleva la economía del momento, en la que no se mira en absoluto por la capacidad de un recurso sino simplemente importa la producción. La definición de huella ecológica en concreto es “el área de territorio productivo (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas acuáticos) necesaria para producir los recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por una población dada con un modo de vida específico”. Para que se pueda entender mejor se puede decir que la huella ecológica es la superficie necesaria de terreno necesario para producir los recursos para nuestro estilo de vida y absorber los impactos de nuestra actividad vital sea en el ámbito que sea. Ésta definición nos lleva a la directa conclusión de que si extraemos del planeta más de lo que nos puede ofrecer o soportar antes de que se pueda regenerar, los recursos se acabarán inevitablemente. Por ello la huella ecológica es un indicador clave para la sostenibilidad.
Según la fuente consultada, el cálculo de la huella ecológica es un proceso bastante laborioso y se basa en una estimación porque es prácticamente imposible tener unos datos exactos al respecto. El cálculo se basa en la determinación de los consumos asociados en estas áreas: alimentación, bienes de consumo, movilidad, vivienda, infraestructuras y servicios. Se contabilizan siguiendo éstos factores como los más importantes: superficie para urbanizar, superficie necesaria para producir alimentos animales y vegetales, superficie de pastos para la alimentación del ganado, superficie marina, fluvial, lacustre para producir pescado, superficie de bosques para asumir el CO2 que provoca nuestro consumo energético. Luego se tendrá que contabilizar nuestros consumos en éstas categorías y transformarlos a unidades físicas (Disponible en http://www.econcienzuda.com/que-es-la-huella-ecologica-y-para-que-sirve/ diciembre 6, 2018).
Limites del crecimiento (naturaleza-humanidad): En marzo de 1972 se publicó el primero de los informes al Club de Roma, Los límites del crecimiento (Donella H. Meadows/ Dennis L. Meadows/ Jorgen Randers/ William B. Behrens III: The Limits to Growth. A Report for the Club of Rome’s Project on the Predicament of Mankind, Potomac, Londres 1972. Enseguida se tradujo al español: FCE, Ciudad de México 1972). Esta obra pionera en la modelización de la economía mundial, en su interacción con la biosfera, se basaba en un complejo modelo matemático (World-3) desarrollado inicialmente por el profesor norteamericano Jay W. Forrester, experto en dinámica de sistemas del Massachussets Institute of Technology (MIT). La tupida red de interacciones entre las cinco variables consideradas en el modelo –inversiones (industrialización), población, contaminación, recursos naturales y alimentos– sobrepasa las posibilidades de la intuición humana, y probablemente el logro mayor del informe Los límites del crecimiento (LTG por sus siglas en inglés) es haber construido por primera vez un modelo dinámico global que refleja de forma bastante adecuada la complejidad de estas interacciones, y los riesgos asociados con los crecimientos exponenciales de algunas magnitudes clave.
Según los autores del informe, el objetivo del modelo global World-3 no era proporcionar predicciones exactas, sino tratar de anticipar la forma de comportamiento del sistema económico-ecológico mundial. No se trataba de hacer vaticinios, sino de construir una herramienta heurística útil. Para estudiar tal dinámica, se efectuaban siete simulaciones sucesivas que respondían a diferentes conjuntos de hipótesis. La conclusión general de LTG, como se sabe, era que la economía mundial tenderá a detener su crecimiento, y luego colapsar, como resultado de la combinación de una menor disponibilidad de recursos naturales con sobrepoblación y exceso de contaminación. Y esta conclusión era “robusta” en la medida en que el desenlace variaba poco cuando cambiaban los supuestos iniciales de las simulaciones. Luego, esta obra pionera fue revisada, mejorada y actualizada en dos ocasiones: 1992 y 2004 (Jorge Riechmann: Epílogo al libro de Ugo Bardi Los “Límites del crecimiento” retomados, Catarata, Madrid 2014. Disponible en Tratar de comprender, tratar de ayudar, blog de Jorge Riechmann).
Translimitación ecológica (clima-humanidad): En el campo ambiental se habla de este fenómeno como translimitación, o del uso de la naturaleza más allá de sus posibilidades de reproducción. La variable principal a estudiar aquí es las emanaciones del gas carbono de efecto invernadero. La huella de carbono actual es la principal causa de que ocurra el calentamiento climático y una translimitación ecológica global. Actividades antrópicas como la deforestación, la degradación forestal, la tala y la quema de vegetación son responsables del 20% de dióxido de carbono emitido a la atmósfera anualmente. Unos 14,2 millones de hectáreas de bosques son arrasados anualmente. Esa superficie es similar al tamaño de Grecia. Las últimas décadas han registrado un incremento en la temperatura hasta unos 2 grados globales que hacen que nuestro planeta tenga unas consecuencias catastróficas en muchos lugares. Claramente el sistema no sólo tocó sus límites sino que los está rebasando. (Un resumen de fuentes bibliográficas y virtuales varias).
Entropía ecológica (energía-humanidad): Jeremy Rifkin explica esta segunda ley de la termodinámica de la siguiente manera: entropía es la medida de la cantidad de energía que ya no es susceptible de ser convertida en trabajo. El primero en utilizar este término fue el físico alemán, Rudolf Clausius, en 1868. Un aumento de entropía, por tanto, equivale a una disminución de energía «disponible». Cada vez que ocurre algo en el mundo natural, cierta cantidad de energía acaba volviéndose inutilizable para realizar algún trabajo en el futuro. Parte de la energía no disponible se convierte en contaminación, es decir, energía disipada que se acumula en el medio ambiente y plantea una grave amenaza al ecosistema y a la salud pública. Cuando ya no existe energía disponible, se utiliza la expresión » muerte térmica «, cuando no hay materia disponible, se utiliza la expresión » caos material». En ambos casos, el resultado es entropía: una dispersión al azar de la materia y la energía que las vuelve menos concentrada y, por tanto, menos apta para realizar cualquier trabajo útil.
Según J. Rifkin, la era industrial se ha caracterizado por un crecimiento geométrico del flujo de materia y energía a través del sistema. Hemos venido extrayendo, transformando y desechando materia y energía a un ritmo superior a la velocidad con que los ecosistemas terrestres pueden reciclar los desechos y reponer los recursos. La acumulación de residuos contaminantes en forma de energía disipada y basura orgánica e inorgánica está poniendo en peligro la propia supervivencia del planeta. Las estadísticas son alarmantes. Así las cosas, para el autor de este texto, actualmente nos encontramos al borde de una divisoria entrópica histórica (Ver: Jeremy Rifkin, «Entropía, hacia el mundo invernadero», Urano, 1990).
El Reloj del Fin del Mundo o Reloj del Apocalipsis (Doomsday Clock), (tiempo-humanidad): Es un reloj conceptual creado poco después del comienzo de la Guerra Fría y actualizado desde 1947 por los directores del Bulletin of the Atomic Scientists de la Universidad de Chicago, en el que la medianoche representa el fin del mundo. El reloj utiliza la analogía de la cuenta regresiva hacia la medianoche para denunciar el peligro para la humanidad de las amenazas nucleares, ecológicas y tecnológicas. La cantidad de minutos que quedan para llegar a la medianoche se actualiza después de una estimación colegial. Desde el 23 de enero de 2020, el reloj muestra medianoche menos cien segundos (11:58:20 p.m.) debido a «la incapacidad de los dirigentes mundiales para hacer frente a las amenazas inminentes de una guerra nuclear y del cambio climático» (Tomado de https://rebelion.org/626847-2/).
La necesidad de una revolución ecológica como resultado: Las conceptualizaciones antes expuestas, así como otras que se resisten a las evidencias, han desatado un fuerte debate entre ecologistas, catastrofistas y negacionistas. No pretendo escribir aquí, en este corto espacio, la historia de la idea o del movimiento ecologista, porque la ruta seguida por este movimiento ha resultado ser muy controvertida y prolongada, con protestas y acciones directas, con muchas publicaciones, encuentros y Cumbres (Río de Janeiro 1992; Kyoto 1997; París 2016), con bifurcaciones ideológicas (eco-capitalismo; ecosocialismo), y un largo itinerario que va de la desaprensión a la precaución y, finalmente, a la revolución. Por supuesto, el camino que se tome no es indiferente, pues los datos aportados por las investigaciones en torno a los problemas del sistema económico, social y ecológico del mundo, y al peligro que ellos representan para la sustentabilidad de la vida en nuestro planeta, muestran ciertamente la necesidad de sumar a sus soluciones la urgencia de una verdadera revolución ecológica.
¿Que se entiende por una revolución ecológica? Estableciendo una relación entre los dos términos, podríamos definirla como un cambio radical y profundo (revolución) de la lógica que domina las relaciones de los seres vivos entre sí y con el medio en el que viven (ecología). Y, si nos situamos en la perspectiva entrópica de J. Rifkin, una revolución ecológica sería la imposición forzosa de un cambio hacia una nueva base de materia-energia a ser utilizada por la sociedad. Según este autor, cada nueva base de materia-energia se convierte en el contexto para el desarrollo de un nuevo conjunto de tecnologías, nuevos valores, instituciones y visiones del mundo (J. Rifkin, ibídem, pp. 295-296).
Por supuesto, el concepto de revolución ecológica no se opone a la idea de reformas y a sus llamados principios de la previsión o precaución. El problema radica en que las tesis reformistas del eco-capitalismo de mercantilizar el acto de abordar los problemas ambientales a través de impuestos y el comercio de emisiones, por ejemplo, choca con la lógica dominante del crecimiento y rentabilidad ilimitados que exigen los capitales privados en el sistema de producción capitalista, promotores del constante rebasamiento de los límites físicos y biológicos de los ecosistemas. «Por lo tanto – afirman algunos críticos-, la propuesta de cualquier sistema económico alternativo, como el ecocapitalismo, debe superar el sentido común predominante y el statu quo económico para desarrollar teorías opuestas» (En https://en.m.wikipedia.org/wiki/Eco-capitalism).
Según destaca la escritora y periodista Naomi Klein: «El hecho de que el negocio-habitual-de-búsqueda-de beneficios y crecimiento este desestabilizando la vida en la tierra ya no es algo que tengamos que leer en las revistas científicas. Los primeros síntomas se están desplegando ante nuestros ojos. Y el número de personas que están reaccionando también crece a medida que sucede»…»Muchos científicos se han visto forzados a salir a la calle por los resultados de sus descubrimientos. Físicos, astrónomos, doctores en medicina y biólogos se han situado al frente de movimientos contra las armas nucleares, la energía nuclear, la guerra, la contaminación química y el creacionismo. Así, en noviembre de 2012, la revista Nature publicó un comentario del financiero y filántropo medioambiental Jeremy Grantham, urgiendo a los científicos a unirse a esta tradición y a ser arrestados si fuera necesario, porque el cambio climático no es solo la crisis de vuestras vidas: es también la crisis de la existencia de nuestra especie. (Naomi Klein 17/11/2013, «Por qué necesitamos una eco-revolución». Disponible en https://www.sinpermiso.info/textos/por-qu-necesitamos-una-eco-revolucion).