Los proyectos socialistas se levantan como respuesta al explotador y enajenante sistema capitalista. Como parte de la lógica de estos proyectos del socialismo real, están las nacionalizaciones y estatizaciones[1] de numerosas empresas. Con esto, la propiedad privada pasa legalmente a manos del pueblo, mediado por la administración el estado. En tales circunstancias,-se dice-, que se […]
Los proyectos socialistas se levantan como respuesta al explotador y enajenante sistema capitalista. Como parte de la lógica de estos proyectos del socialismo real, están las nacionalizaciones y estatizaciones[1] de numerosas empresas. Con esto, la propiedad privada pasa legalmente a manos del pueblo, mediado por la administración el estado.
En tales circunstancias,-se dice-, que se está socializando el proceso de producción socialista de manera formal. De ahí deriva la idea de que el pueblo es formalmente dueño (como colectivo) de los medios de producción. Pero existe un problema: hay que lograr que el pueblo se sienta dueño de estos. Solo cuando eso se logre-afirma la teoría-, se habrá logrado socializar de manera real la producción, y habremos construido el socialismo.
Esa lógica mencionada, es evidentemente la forma de entendimiento que se aplica en nuestra construcción socialista en Cuba-y en nuestros planes de estudio-, donde nos proclamamos dueños colectivos que solo necesitamos concientizar nuestra condición de propietarios. Dada la importancia de este tema, me pregunto ¿qué puede aportar el pensamiento de Marx a la problemática?
Lo primero que debe hacerse es organizar cuál es la cuestión: hay una contradicción entre cómo se siente un individuo respecto a la propiedad (social), y cómo debiera ser realmente (según la teoría). Esto se concreta en: debe sentirse dueño el ciudadano, y no se siente así. Todo esto indica que hay una posición del individuo hacia a la sociedad, al resto de un colectivo que no es él, ya que tal y como afirma Abbagnano: «El pensar el mundo como otro, lleva implícito un reconocimiento de sí mismo como el yo.» (1 pág. 11)
Entonces podemos afirmar que el problema está en la separación que hace el individuo de él y del mundo (en su conciencia), donde el cómo se concibe a sí mismo, está determinando cómo se siente respecto al mundo. ¿Se puede entender cómo es que se siente ese individuo y explicar su relación con el resto de la sociedad? ¿Cómo puede llamarse este fenómeno?
Para buscar en Marx elementos teóricos se puede ir a sus Manuscritos de 44[2]. En estos, él describe una serie de relaciones del individuo respecto a la sociedad. Estas ideas las encierra en un concepto: enajenación. Como continuador de Hegel, en Marx (en los Manuscritos) se identifican tres tipos de enajenación: respecto al producto del trabajo, a la propia actividad del trabajo y al resto de la sociedad. Aquí se describe la situación de extrañamiento del hombre, es decir, sentirse extraño, respecto a los elementos mencionados.
Este extrañamiento a pesar de quedar relativamente vacío en la explicación de los manuscritos[3], pudiera entenderse como una generalidad: el hombre se siente ajeno a la sociedad, por lo que se siente ajeno también a cómo se produce la riqueza social y a cómo se distribuye, producto precisamente de cómo participa en la riqueza social en ambos momentos (hay que recordar que en la época que fueron escritos los Manuscritos aumentaba el grado de miseria en que vivían obreros). Es decir, Marx describe la enajenación del hombre respecto a cómo se produce la realidad capitalista, como si fuera la inadaptación al sistema en que se vive, una sensación de estar excluido de ese mundo.
El obrero se sentía excluido de la sociedad básicamente, por no sentirse parte de ella, porque en buena medida, todo lo que hacía en esta, había sido resultado de unas relaciones sociales impuestas por las clases capitalistas, y que además, eran obreros que todavía se sentían atados cultural y mentalmente al ancien régime[4]. Estamos hablando sin dudas, de un obrero, que su arraigo al estadio social anterior, y las condiciones de sometimiento a que debe resistir, lo hacen rechazar la sociedad en la que vive. Su mundo no era el mundo que ellos habían construido, era el mundo que los capitalistas habían construido para sí y no para ellos. Es por eso, que no resulta nada extraño, que un hombre al que se le mete en una realidad que solo le es útil a otro hombre, se sienta separa de esa realidad.
Sabiendo esto, ¿de qué hablamos exactamente al decir que el obrero cubano «no hace conciencia» de su «condición de dueño»?
Nos estamos refiriendo en primer lugar a que no hace con la mayor eficiencia su actividad laboral y comete indisciplinas, además de cierta corrupción(a pequeña escala); a que no se siente dueño de los medios de producción y además, se porta individualista dentro del colectivo, al poner sus intereses personales por encima del de los demás. ¿Cómo entender esto último?
No sentirse dueño de los medios de producción es no sentirse dueño de los resultados de la actividad humana. Recuerdo que los medios de producción han sido resultados de trabajo humano, lo cual indica que en realidad el obrero cubano, está tomando una posición hacia el resultado del trabajo humano. También, los bajos niveles de ingresos del obrero, condicionan que se considere el producto del trabajo (bienes sobre todo) como cosas a las que evidentemente no tiene acceso, cosas materiales separadas de él, que no le pertenecen y a las que no puede acceder.
¿Acaso lo descrito no es enajenación? La falta de compromiso durante la actividad laboral y las indisciplinas en esta, ese individualismo, no son más que el extrañamiento (enajenación) del obrero cubano respecto al propio proceso de trabajo y a la sociedad en su conjunto. El no sentirse «dueño» y el sentimiento de poseer bajos salarios no es más que la enajenación respecto a los productos del trabajo.
¿Me pregunto si un obrero con bajos ingresos puede sentirse des-enajenado respecto a su propia actividad, el producto de esta y el resto de la sociedad? En estos casos, es un poco más complicado alcanzar la «complicidad» con la forma en que se produce la realidad. Digo esto, porque es innegable la complicidad entre obreros y burgueses en determinadas sociedades capitalistas avanzadas de hoy, y que es un fenómeno descrito por Lenin.
¿Me pregunto también si al igual que el obrero del 40 del siglo XIX, al obrero cubano promedio de hoy -ese que comete indisciplinas- le parecerá su realidad una impuesta? Claro que mi pregunta es retórica, ya que el no sentirse dueño es en realidad sentirse extraño (enajenado), y esto es enajenación respecto a la forma en que se dice que hay que producir la realidad: la forma socialista.
Podríamos como sociedad dejarnos de eufemismos, y acabar de aceptar que en realidad, todas esas indisciplinas y resultados no deseados del trabajo, no es más que la enajenación socialista, o por si a alguien le gusta más: la enajenación en el socialismo.
No se trata de un simple nombre o cuestiones de lenguaje, sino de defender las formas y lógicas de pensamiento de las que decimos ser herederos. Si hasta ahora se habla y se defiende el marxismo, entonces pensemos desde Marx la realidad y nuestros problemas. Las formas en que pensemos esa cuestión dirá cuán certeros somos como sociedad a la hora de enfrentar un problema. Y respecto a este tema, creo que las diferencias son esenciales.
No es lo mismo decir que tan solo tenemos un problema de conciencia, donde la solución-desde esa lógica- dirá que hay que trabajar en crear esa conciencia. Por otro lado, reconocer el hecho como enajenación, además de dar continuidad a formas de pensamiento que perfectamente se adaptan a nuestra realidad, nos podrá conducirá a pensar la relación que existe entre el trabajador y las formas y condiciones en que este produce su realidad (2 pág. 34).
Entiendo entonces que aceptar la enajenación, además de los grandes problemas «ideológicos» que representaría, no solo dice que ha habido muchos que no han entendido la teoría de Marx y que otros se han hecho los de la vista gorda, sino que también encausaría el problema de otra forma, ya no sería culpable el obrero por no hacer tal conciencia deseada, sino todo nuestro modelo social que está generando ese extrañamiento de sus obreros respecto a nuestro modo de producir nuestra realidad.
Bibliografía:
- Abbagnano, Nicolas. Historia de la filosofía I. Barcelona : Montaner y Simón S.A, 1955.
- Marx, Carlos. Manuscritos económicos y filosóficos de 1844. s.l. : Proyecto Espartaco.
[1] Pasar a ser propiedad estatal.
[2] Textos llamados normalmente Manuscritos económicos y filosóficos. Estos fueron apuntes de crítica a Hegel y a los economistas ingleses. No fueron hechos para ser publicados y se mantuvieron inéditos hasta la primera mitad del siglo pasado.
[3] Digo esto, porque a mi entender la explicación de la causa queda un poco pobre.
[4] antiguo régimen. Forma usada para hacer referencia al feudalismo.
Fuente: http://www.desdetutrinchera.