Nota de Viento Sur: El 29 de diciembre se celebró la tercera manifestación en València exigiendo la dimisión del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. De nuevo una manifestación multitudinaria. Como seguimiento de las dinámicas sociales y de movilización que continuan en el País Valencià en ofrecemos, a continuación, el editorial del Diari La Veu sobre la necesidad de continuar la presión en la exigencia de responsabilidades y una entrevista con Toni Valero, miembro de la Koordinadora de Kol·lectius del Parke Alcosa publicada en Vilaweb. Toni Valero trabaja en un barrio obrero de Alfafar (Horta Sud) en donde la respuesta a emergencia de la gota fría se ha organizado de manera comunitaria y colectiva desde el primer día. Los convocantes de la manifestación para pedir la dimisión de Carlos Mazón han denunciado que el Ayuntamiento de Alfafar había empezado a perseguir a los colectivos autogestionados del Parque Alcosa. “Criminalizan los colectivos de base del barrio que cuidan vecinos y vecinas porque no son afines al gobierno local”, ha denunciado Beatriu Cardona que ha explicado que el ayuntamiento, en manos del PP, les había amenazado con quitarles los locales que ahora tenían cedidos para sus actividades. “El Parque Alcosa ha sido la estructura de Estado que ha salvado el barrio de Orba cuando ninguna administración había hecho nada para ellos”.
La calle vuelve a ser clara y contundente: Mazón dimisión
Si la manifestación de València del 9 de noviembre –la primera de las que se celebró después de la DANA con el lema “Mazón dimisión”– ya batió un gran récord de asistencia con 130.000 personas según datos oficiales estatales, ahora se puede decir que en la tercera de las manifestaciones del domingo 29 de diciembre el récord conseguido ya no es tanto de asistencia, que también, como de persistencia.
No se recuerdan en la historia del País Valencià manifestaciones convocadas por un mismo motivo que sean tan seguidas y a la vez tan multitudinarias. Si esto ha ido así es, sencillamente, porque gran parte de la población está harta de tener que ver como el presidente valenciano se perpetúa en el poder mientras pone excusas totalmente inverosímiles a propósito de su nefasto papel aquel 29 de octubre. Excusas que ya eran insostenibles al día siguiente a los hechos y que dos meses después son cada día más insultantes.
De hecho, si algo ha demostrado el presidente Mazón en este tiempo es que ni la ética política, ni los escrúpulos y la vergüenza no son aptitudes relacionadas con él. El presidente valenciano continúa amparándose en argumentos tan poco consistentes como por ejemplo que él no se fue de Paiporta después de que la población le tirara barro –el presidente español, Pedro Sánchez, sí que se fue–, que otras autoridades no avisaron a tiempo de lo que estaba por llegar –cuando la competencia en estos casos recae sobre la institución que él mismo gobierna– o que si no es capaz de llevar a cabo la reconstrucción, se marchará, situándose él mismo como la persona encargada de evaluar su propia tarea.
Todo esto deja clara una cosa: Mazón no dimitirá. No lo ha hecho hasta ahora y no lo hará, seguramente a corto plazo, por más manifestaciones que se convoquen. Esto no quiere decir que las protestas y manifestaciones se tengan que dejar de convocar: hay que continuar haciendo visible el enojo contra el presidente valenciano y recordar que su gestión –o, mejor dicho, su no gestión– fue desastrosa y contribuyó al enorme número de víctimas mortales.
Por lo tanto, el pueblo valenciano tiene actualmente la enorme responsabilidad de continuar la presión buscando resultados a corto plazo, incluso sin esperarlos vistas las circunstancias, y sin perder la esperanza de conseguir finalmente el cambio del actual presidente de la Generalitat Valenciana. No hay duda que, en otras circunstancias, un presidente valenciano de izquierdas se habría visto sometido a tal presión mediática y política –también por parte de sus propios votantes– que la dimisión habría sido inmediata. Solo hay que recordar episodios como el de la dimisión de Mónica Oltra o tantos otros que evidencian la diferencia entre unos y otros.
La izquierda valenciana tiene que aprender esta lección para actuar en consecuencia y ser capaz de generar un contexto de hostilidad política en situaciones de máxima gravedad social y de decenas de muertes tan fuerte como el que la derecha provoca a la mínima oportunidad y por cuestiones incomparables. Para lo cual no hace falta la carencia de escrúpulos que tiene la derecha española: hacen falta medios, hace falta determinación y hace falta perseverancia contra los responsables de la catástrofe y de las 223 personas muertas el 29 de octubre. Hagámonos, sencillamente, la siguiente pregunta: Oltra tenía neonazis ante casa, qué tendría que encontrarse Mazón cada día al salir y al volver?
31/12/2024
Moisés Vizcaino, https://www.diarilaveu.cat/politica/el-carrer-torna-a-ser-clar-i-contundent-mazon-dimissio-569837/
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Entrevista a Toni Valero:
«Que no nos reconstruyan, que nos dejen a nosotros reconstruirnos»
En el Parque Alcosa –también conocido como barrio de Orba-, la respuesta a la emergencia de la gota fría se ha organizado de manera comunitaria y colectiva desde el primer día. Este barrio, construido en sesenta, pertenece a Alfafar (Horta Sud), pero se siente pueblo. Los separan las vías del tren y una realidad muy diferente. Allí viven unos ocho mil habitantes, la mayor parte de clase obrera e inmigrante, muchos de los cuales, en riesgo de exclusión social. Sufrió duramente la crisis de la desocupación de final del setenta, la de la heroína de los ochenta y noventa, que liquidó el tejido comunitario, y probaron de encarar las cosas de una manera colectiva, porque el abandono institucional de que ha estado víctima el barrio viene de lejos. En 1985 nació la Koordinadora de Kol·lectius del Parke Alcosa, que luchó para tener servicios dignos, entre otras muchas cuestiones. A partir del 2000, empezó el proyecto comunitario tal como se le conoce hoy.
Gracias a esto, después del 29 de octubre, el Parque Alcosa fue capaz de cubrir sus necesidades, sin esperar una respuesta de las administraciones. Se protegieron con éxito gracias a la comunidad de vecinos y los voluntarios que llegaban principalmente de los movimientos sociales. Abrieron y ocuparon algunos espacios en desuso del edificio donde tienen las oficinas. Gracias a esto, han creado un supermercado autogestionado y gratuito, un comedor social, un taller de bicicletas, un taller de reparación de viviendas, un punto de atención psicológica, una despensa solidaria, un punto para la tramitación de ayudas, un punto de recogida de necesidades… También reparten comida a domicilio a todos aquellos vecinos que tienen dificultades para salir de casa, organizan jornadas lúdicas para la comunidad y hacen acción política. Forman parte de las entidades organizadoras de las manifestaciones contra el presidente Carlos Mazón y siempre han convocado una columna que sale del barrio. Hoy (29 diciembre) no será diferente.
A pesar de todo el trabajo hecho, la policía y el Ayuntamiento de Alfafar les ponen impedimentos. Esta relación tensa con la administración local no es nueva. Conversamos de todo con Toni Valero, miembro histórico de la Koordinadora, a pesar de que prefiere que hablamos de él como un más. Explica que ya hace años que les han declarado la guerra. Dentro del colectivo, se dedica a la acción social, es decir, a dar coherencia a todas las acciones que se hacen de manera asamblearia. En los casi cuarenta años de existencia del colectivo, ha vivido momentos de conflicto abierto con las instituciones, e incluso ha llegado a hacer unas cuántas huelgas de hambre indefinidas, que pusieron en riesgo su salud. De poner el cuerpo, en el barrio saben mucho. Lo hemos visto estos dos últimos meses. Ahora, el foco mediático se ha reducido y muy probablemente acabará desapareciendo. Pero la comunidad continuará.
– Cómo esperáis que sea la manifestación de hoy?
– Será una manifestación que claramente expresará la opinión y las necesidades que tiene el pueblo de la ciudad de València y de las comarcas del alrededor. Pero, por las fechas que son, se hará una foto muy compleja. Habrá mucha población que simplemente estará allí para comprar y gente que vendrá expresamente a la manifestación para decir lo que tiene que decir. La ciudad de València estará totalmente desbordada, habrá una situación muy caótica. Pero justamente un día de Navidad como este, en el que la población está en la calle y en el que hay una confusión tan grande es la forma en que se puede expresar el malestar y la posición de exigir ya no la dimisión de Mazón, sino que vaya a la prisión. Las formas que cogerá, no lo sé, también dependerá mucho de ellos, porque el enemigo también juega. Depende mucho de que haga la policía. En la última tuvo una posición muy difícil, no solo pidió identificaciones, sino que registró bolsas. Independientemente de esto, estoy convencido que el pueblo valenciano dará una respuesta.
– Las dos manifestaciones anteriores han estado muy transversales, ¿cómo las valoráis?
– Es la respuesta de nuestro pueblo a lo que acaba de pasar y me parece que, como mínimo, son respuestas con dignidad. Evidentemente, nosotros no somos algo excepcional al margen de cómo va el mundo, al margen del momento político, no solo en el País Valencià, sino en el estado español, en la Unión Europea, en el mundo. Es verdad que las corrientes que dominan en estos momentos, y que el 28 de octubre dominaban, todavía son los hegemónicos conservadores y de derecha, por no decir de ultraderecha. Pero también es verdad que en esta situación la respuesta de nuestro pueblo ha sido totalmente digna y que lo que hace es cuestionar, efectivamente, aquello que hace el otro modelo hegemónico. Quiero decir que se tiene que insertar en cuál es el momento político. No estamos en un momento político de avanzar, en que las fuerzas progresistas consiguen avanzar. Al revés. Pero la respuesta que se ha dado en este momento aquí sí que puede ir en la línea de cambiar esa correlación de fuerzas.
– ¿Tiene que haber una continuidad en las movilizaciones?
– De lo que estoy seguro es que el malestar continuará, que el malestar se manifestará. Que seamos capaces de darle una salida social, colectiva, a ese malestar, es el reto que tenemos. Se trata de intentar que este malestar sea capaz de hacer propuestas políticas, propuestas al conjunto de la gente que ha sufrido este drama. Pero el malestar se notará, porque estamos rotos. Esta generación de niños tiene rota la escolarización. La recuperación será supercomplicada. La generación de gente mayor que vivía en las plantas bajas está en una situación de absoluta incertidumbre. Que no sabe si vivirá en casa de sus hijos, si tiene, o de los familiares. Es imposible que no se manifieste la situación de malestar que hay. Esto pasará, pero que seamos capaces de traducirlo en una opción social, política, que sea alternativa a los gestores, a la gente que nos manda, esa es nuestra responsabilidad. No será fácil, pero es posible.
– ¿Cuál es el objetivo de continuar con las movilizaciones?
– Dar una propuesta alternativa en el momento actual que ellos han denominado –y lo podemos aceptar– “la reconstrucción”. Todavía intentamos salvar las vidas, las condiciones de existencia de muchísima gente están en juego. Por lo tanto, lo primero que hay que hacer en una reconstrucción es recuperar las vidas que todavía se pueden recuperar. Pero el planteamiento actual es como se hace esta reconstrucción. Si se hace desde las políticas de la Generalitat, de contratar a determinadas empresas que empiezan a hacer al margen de la opinión de la ciudadanía, al margen de la opinión de los ayuntamientos y de los municipios, o si planificamos una reconstrucción partiendo de la población misma, de las necesidades más inmediatas, de esta subjetividad que nos creció al estar cerca de la gente que lo tiene más complicado. Y esto solo se puede hacer desde una vertiente comunitaria. Es lo que proponemos. Y como propuesta política, la creación de comités locales de emergencia y reconstrucción, en los cuales participen los ayuntamientos, pero también toda la población civil, todo el comercio de los pueblos, las asociaciones, los colegios, los centros de salud. Todos los agentes sociales de cada municipio participando en la planificación y la ejecución de lo que se denomina la reconstrucción.
– ¿Cómo ha funcionado esta red de colectivos y entidades que convocáis la manifestación?
– Somos muchos y muy diferentes, cada cual en su ámbito. Nos ha unido en un momento determinado la reivindicación de la dimisión de Mazón y después de entender que hay responsabilidades jurídicas que, efectivamente, lo llevarían a la prisión. Esto es lo que nos une. A partir de aquí, la respuesta que da cada cual depende de dónde está. Hay desde sindicatos de la enseñanza, hasta sindicatos generales, hay colectivos feministas, ecologistas, comunitarios… Cada cual tiene, no solo un territorio en la sociedad donde hace su trabajo, sino también una mirada diferente. Pero todas estas miradas tienen una cosa en común: el rechazo a la actuación de la Generalitat el 29 de octubre y el planteamiento de la necesidad de hacer partícipe a la población de las decisiones que se tienen que tomar. Muchas veces la relación entre nosotros no es que sea ni mala, ni buena, simplemente es limitada. Pero cuando pasa una cosa como esta, que nos implica a todos, la respuesta ha sido la que tenía que ser, no podía ser de otro modo.
– ¿Cómo respondió el Parque Alcosa a la emergencia de los primeros días? ¿Cómo lo vivisteis?
– Lo primero que hicimos fue mirarnos. Porque nos conocemos, somos vecinos. Entonces, nos miramos, nos vemos… ¿Como estás? ¿Qué ha pasado? Después de mirarnos, surgieron las ideas de lo que teníamos que hacer, contactar con la gente que lo tenía más complicado para poder comer de caliente, las medicinas que necesitaba, el colchón que quizás no tenían, o simplemente ayudarla a salir de casa cuando todo esto estaba lleno de coches. La respuesta fue inmediata. El día siguiente fue el gran impacto, pero el día siguiente ya se ocupaba este local, ya recibíamos ayuda, ya venía gente en contra de lo que decía el Ayuntamiento mismo, rompiendo las barreras que ponía la policía, haciendo un esfuerzo enorme para superarlas y entrar al Parque, y ya repartían comida caliente a la población. Se ocupó un espacio, que era un antiguo supermercado, para crear una estructura comunitaria que ha ayudado a muchísima gente a sobrevivir. Pero no solo del barrio: vino muchísima gente de Massanassa, de Benetússer, de pueblos del alrededor. Buena parte de la gente en una situación de mayor necesidad de toda el área metropolitana, que sería de 250.000 a 300.000 personas, ha tenido que pasar por aquí. Más que nada, para ver cómo se podía resolver la necesidad inmediata que podían tener. Muchas veces no lo podíamos hacer, pero sí que podíamos saber cuál era la manera de hacerlo. Esta ha sido la respuesta, no esperar. No esperar porque ya habíamos esperado demasiado. El día en cuestión ya esperamos demasiado. Y no pasó nada, no vino nadie. Y decidimos no esperar más.
– ¿Cómo se creó el supermercado solidario?
–El supermercado es un edificio propiedad del Ayuntamiento, pero estaba cerrado desde hacía años y cuando llegó el momento era una necesidad intentar utilizar este espacio. Y se ocupó, se abrió y ahora ya hace más de tres semanas que somos un espacio imprescindible para la supervivencia del barrio.
-Esto que habéis montado aquí no se ha visto en más lugares. ¿Cuál ha sido la clave de la autoorganización en el barrio?
–El trabajo previo, que ya lo teníamos. Nos ha tocado intentar sobrevivir y organizar un modo de resistencia y de supervivencia desde hace cuarenta años, en un espacio social muy complicado como este. Enfrentarnos a una posición de las instituciones que siempre ha estado en un espacio muy estrecho, y es “o te desintegro o te integro”. Es decir, o pasas a ser una correa de transmisión de lo que dicen las instituciones o te desintegro; te dejo sin agua, te aíslo y te liquido. Esa ha sido la posición que han tenido con nosotros las instituciones desde que nacimos. Resistir y organizarse muchas veces es complicado, pero es la clave para entender por qué hoy hemos podido responder así. La respuesta comunitaria que se puede hacer en situaciones de emergencia no tiene color en comparación con dispositivos administrativos burocráticos programados que después se intentan insertar y poner en marcha. Tú puedes tener una idea, puedes tener un dibujo, pero tienes que tener gente con la capacidad y la plasticidad social de poder adecuarlo en ese momento y a esa situación. Esto lo puede hacer gente que esté cada día en la calle, que tiene un vínculo directo con la población. Si no, es mentira. Tú puedes poner un cartel, explicarlo, puedes hacer un video, puedes hacer lo que te dé la gana. Pero no servirá de verdad. Para que pueda servir de verdad tiene que haber el espacio social, ese vínculo, esas relaciones con los vecinos, con la gente. Y esto lo pueden aportar los movimientos comunitarios como el nuestro.
-Estos últimos meses se ha sentido mucho eso de “solo el pueblo salva el pueblo”. En vuestro caso, ha estado “solo el barrio salva el barrio”. En momentos así se demuestra la importancia de la colectividad.
-Las frases hechas son lugares en donde todos nos sentimos cómodos y, además, las necesitamos para descansar un poco ideológicamente. La frase esa del pueblo salva el pueblo… No, el pueblo puede salvar al pueblo, puede intentarlo en la medida que tiene un nivel de organización y conciencia. Si no lo tiene, el pueblo no solo no salva al pueblo, sino que vivan las cadenas y Fernando VII también. Existen sectores de la población que reivindican la gestión desde el autoritarismo como reflejo ideal de la paz. El pueblo salva al pueblo cuando el pueblo tiene una práctica social determinada de confrontación con la clase dominante. Esto le hace tener cierta experiencia, conocerla, recordarla y a partir de aquí enfrentarse otra vez. Pero, si no, al pueblo lo salvan los grandes salvadores, que están allí, esperando su momento. Y, además, hacen carreras, a ver a quién le toca. Uno con un discurso más institucional, otro más moderno, más actualizado.
– ¿Cuáles son las líneas de acción de la Koordinadora de Kol·lectius del Parke Alcosa?
– Abrirse totalmente a la generación de un espacio con más organizaciones fuera del barrio, la propuesta de los comités locales de emergencia y de reconstrucción, y otra cosa superimportante: no retornar, porque no se ha perdido nunca, sino reelaborar las acciones, las actividades, las cosas que se tienen que hacer con la población con la que hemos trabajado toda la vida, nuestra población, que es la gente del barrio, la gente de los pueblos del lado. Retomar esto en esta situación y empezar a plantear como compartimos la idea que ya no habrá normalidad, esto ya no volverá a ser nunca como era antes del 29 de octubre. Y a partir de esa nueva realidad, ¿como lo hacemos? Pero como lo hagamos no solo nosotros como organización, sino también con la gente con quien trabajamos. En estos momentos todavía hablamos de cómo saldremos de esta. No hablamos de cómo estamos, sino de si has pedido tu prestación, de si has ido al médico…
– Ahora ya no hay barro en las calles y el foco mediático desaparece, pero todavía hay mucho que hacer, la situación todavía está muy lejos de ser normal.
– Hay un problema de incertidumbre muy grande. En todas las escaleras, en la planta baja, cuando se construyeron se hizo como una habitación para cuestiones de protección, pero ahora está llena de barro. Esto es un peligro que nadie tiene condiciones para poder evaluar. En estos momentos, no es un peligro estructural, pero nadie dice que de aquí a cuatro o cinco meses lo sea y que se tengan que derruir, o puedan caer. Sabemos que las paredes tienen enfermedades, tienen hongos, no son habitables. Pero no hay respuesta institucional. Nadie puede decir, de acuerdo, como que no son habitables, hacemos un programa de rehabilitación, de adecuación, esta gente se va de aquí o estará estos seis meses así, o les pagamos tanto y después que vuelvan a casa. Como que esto no se hace, ni nadie tiene pensado hacerlo, se deja que la cosa pase, y después seremos una cifra en las epidemias. Cuando analicen la salud dirán que en el año tal hubo un aumento de mortalidad producto del cáncer o de determinadas enfermedades, un aumento que tendrá que ver con la situación actual. Y si nadie pone sobre la mesa el problema, lo dice y lo socializa, esto pasará sin pena ni gloria. Una buena parte de la gente que vive en los bajos suele ser gente mayor, no tiene facilidad de movilidad y, de alguna manera, no pinta nada en la sociedad, ya ha sido excluida. Es muy complicado que tengan la fuerza suficiente para hacer que su problema salga a la luz.
– ¿Tenéis problemas con la policía y el Ayuntamiento de Alfafar, no?
– Bien, ya han empezado a levantar la patita, sí. Vinieron hace unos cuántos días, supuestamente con cuestiones técnicas y pidieron las llaves del local para no sé qué. Todavía no tenían una posición clara y explícitamente represiva, pero muy mal. Queríamos tener una reunión de verdad, y tuvimos una reunión en que el concejal de edificios dijo que él no era competente. No es competente desde diferentes interpretaciones de la palabra competencia, está claro, no tiene competencia ni es competente, ninguna de las dos cosas. No volveremos a la situación del 28 de octubre, aquí ha habido una realidad, aquí el ayuntamiento ha sido un ayuntamiento fallido, aquí quien ha podido responder a la situación han sido las asociaciones, ha sido el tejido civil. A partir de aquí, hablamos, porque aquí hay una situación específica. En otros pueblos pasará lo que pase, pero en un pueblo de ocho mil habitantes como este, el Ayuntamiento al que se supone que pertenece no apareció hasta el quinto o sexto día. Cuando vinieron las primeras fuerzas, vinieron totalmente descoordinadas, sin ningún tipo de coordinación con el ayuntamiento. Y ha sido la población la que ha podido responder. Lo único que queremos es tener un diálogo horizontal con ellos.
– ¿Qué pedís a las administraciones?
– Que no nos reconstruyan, que nos dejen reconstruirnos. Si no, acabaremos como el otro día.
– ¿Quieres añadir algo más?
– Se ha dicho casi todo. Tendría ganas de decir más cosas, pero creo que en este momento es lo que toca, hasta aquí.
28/12/2024
Laura Escartí, https://www.vilaweb.cat/noticies/toni-valero-parc-alcosa/