Este texto analiza las características ideológicas de la sociedad y su posición electoral. En especial, hay dos temas de gran impacto político, con muchas interpretaciones más o menos interesadas: la comparación electoral entre derechas e izquierdas (junto con los sectores nacionalistas), para valorar el camino y el sentido de la siguiente mayoría parlamentaria y el próximo Ejecutivo, y la recomposición representativa en el espacio de la izquierda, entre Partido Socialista, Sumar y Podemos.
Adelanto dos valoraciones. La primera: hay una mayoría social e ideológica de izquierdas, base fundamental para frenar la involución derechista y su victoria electoral. La segunda: hay un declive representativo de la izquierda política -estatal-, con un estancamiento o ligero descenso del Partido Socialista y, sobre todo, un debilitamiento electoral de su izquierda -Sumar y Podemos- que, dada su fragmentación, dificulta todavía más su conversión en escaños y su influencia institucional.
Por tanto, en el contexto europeo y mundial, estamos en una encrucijada para las izquierdas en España. Por un lado, con la incertidumbre de la persistencia y la reedición del Gobierno de coalición progresista, con sus necesarias alianzas democráticas y nacionalistas, con la garantía de ganar a las derechas e implementar un proyecto transformador de país, democratizador y social. Por otro lado, con el reequilibrio en las izquierdas, el grado de primacía socialista y su inclinación centrista, así como el peso y la composición de la izquierda transformadora y su capacidad colaborativa, de articulación sociopolítica y de condicionamiento a la previsible moderación socialista.
Las elecciones generales están previstas para el año 2027. El Gobierno de coalición progresista viene insistiendo en ello, aunque tiene una situación precaria en el Parlamento que dificulta su tarea legislativa y su gobernanza. Las derechas no tienen capacidad representativa para formar una mayoría alternativa, se vienen dedicando a desgastar a las izquierdas, pero parece que van asumiendo que hay legislatura para rato. Las distintas fuerzas políticas -y los medios de comunicación- están abriendo sus debates generales y sus congresos definitorios. Y lo primero es situar un diagnóstico de la realidad socioelectoral.
El análisis concreto de la realidad
Los estudios demoscópicos actuales reflejan, unos más que otros, una foto fija de las preferencias electorales de la población. Pretenden expresar el apoyo ciudadano a las distintas fuerzas políticas, con el interés por su legitimación y la perspectiva de configurar una mayoría gubernamental suficiente con la correspondiente orientación y gestión política. La dinámica política actual, tan polarizada, esta dependiente de ese objetivo, inmediato y permanente, de acceder y controlar el poder institucional.
Estos análisis y su interpretación forman parte de todo el masivo proceso discursivo y mediático para acumular fuerza social, legitimidad pública y liderazgo político, con la confrontación entre cada bloque sociopolítico e ideológico, con sus propios intereses corporativos y su actuación mediadora y gestora para vertebrar el interés general que, a veces, queda difuminado o con alusiones genéricas.
Esta investigación tiene un sentido concreto: explicar las características socio-electorales e ideológicas de la población, en particular de las izquierdas sociales y políticas. Frente a los condicionamientos de todo tipo, se trata de partir de la realidad, con el máximo rigor y objetividad, para valorar el impacto de las políticas públicas y las directrices estratégicas y discursivas y tratar de reorientarlas e implementarlas mejor con el fin político del control institucional, siempre controvertido: el bienestar común.
Utilizo los datos de la reciente encuesta realizada por la consultora 40dB, en su barómetro de octubre de 2024. Tiene un alto grado de fiabilidad. Son dos mil entrevistas, con un margen de error muestral de +/- 2,2 puntos porcentuales, con un 95% de confianza. Aunque, desde mi punto de vista, tiene un sesgo en la composición de las personas entrevistadas por clase social.
Según se menciona en la Nota Técnica, para este indicador -no así para el resto de variables que utilizan el Padrón del INE- han escogido el criterio de la Encuesta General de Medios de 2022: Clase alta y media-alta: 42,35%; clase media: 27,35%, y clase media-baja y baja: 30,3%. No obstante, según estudios propios la composición más realista sería, respectivamente, 10%, 30% y 60%; es decir, hay una sobrerrepresentación de las clases alta y media-alta y una infrarrepresentación de las clases trabajadoras (media-baja y baja).
Pero como decía, aun con ese sesgo de clase social -mayor si se contemplase la población inmigrante sin derecho a voto en elecciones generales-, esta consultora ha solido tener bastante certeza analítica, por encima de la media. Complementaré estos datos demoscópicos con otros procedentes del CIS y de KEY DATA, así como de los resultados electorales de las pasadas elecciones generales y europeas.
Mayoría ideológica de izquierdas
En la tabla adjunta he distribuido a la población con derecho a voto por su autoubicación ideológica, considerando la elección de 0 como extrema izquierda y hasta el 10 como extrema derecha. La media global está en 4,8 puntos, ligeramente hacia la izquierda, ya que la media aritmética sería 5,5 puntos. He agrupado las respuestas en cinco bloques, desiguales en tamaño pero identificadores de las preferencias ideológicas de la gente con edad de votar (cerca de 37 millones): izquierda transformadora -segmentos 0, 1 y 2-, 6,6 millones; izquierda moderada -segmentos 3 y 4-, 12 millones; centro -segmentos 5 y 6-, 7,1 millones; derecha -segmentos 7 y 8-, 6,2 millones, y derecha extrema -segmentos 9 y 10-, 2,5 millones; con un sector que No sabe/No contesta que alcanza casi 2,5 millones.
Autoubicación ideológica de la población con derecho a voto (en millones)
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| PSOE | Sumar | Podemos | Izda. Estatal | RESTO | TOTAL |
Izda transformadora | 2,94 | 0,86 | 0,91 | 4,71 | 1,88 | 6,59 |
Izda moderada | 3,74 | 0,68 | 0,37 | 4,79 | 7,21 | 12,00 |
Centro | 1,54 | 0,25 | 0,09 | 1,88 | 5,21 | 7,09 |
Derecha | 0,28 | 0,06 | 0,00 | 0,34 | 5,87 | 6,21 |
Dcha. extrema | 0,00 | 0,00 | 0,00 | 0,00 | 2,51 | 2,51 |
NS/NC | 0,30 | 0,03 | 0,06 | 0,39 | 2,09 | 2,48 |
| 8,80 | 1,88 | 1,43 | 12,11 | 24,77 | 36,88 |
Fuente: Consultora 40dB-Barómetro de octubre de 2024
En términos ideológicos, tal como expresa su propia identificación, las izquierdas sociales e ideológicas llegarían hasta 18,6 millones y las derechas -considerando hoy la posición ideológica de centro como una tendencia socioelectoral de derechas- sumarían 17,7 millones, con un significativo 6,5% que No sabe/No contesta. Además, hay que añadir que las consideradas derechas nacionalistas (Junts, PNV, CC) suelen identificarse como centristas, así como la mayoría de su base social. Así, aun considerando ese sector indeciso de casi 2,5 millones y que la mayoría explícita de izquierdas es limitada, hay que considerar otros dos elementos. Por un lado, una parte significativa de personas ideológicamente centristas (en torno a una cuarta parte) votan a las izquierdas estatales; por otro lado, en el plano político- institucional interviene también el eje nacional por lo que las derechas españolistas (PP y VOX), aparte de su escoramiento hacia la derecha extrema, tienen grandes dificultades para conseguir la mayoría gubernamental con el apoyo del centroderecha vasco y catalán (y canario), con bastantes bases ideológicas centristas.
Esta pertenencia ideológica, en este eje izquierda/derecha, es un factor que explica el comportamiento político-electoral, aunque no de forma exclusiva. Existen, aparte de otros ejes decisivos, como el étnico-nacional y el de sexo-género, al menos, otros dos factores clave que condicionan el voto popular: la credibilidad transformadora de cada representación política, y su calidad democrática y ética en su relación con la sociedad y su electorado, así como sobre su articulación interna.
Lo que nos interesa destacar es la composición ideológica de las tres fuerzas de la izquierda estatal. Para ello he expuesto los números absolutos de población, comparando la dimensión de las tres principales corrientes ideológico-políticas que hemos definido: izquierda transformadora, izquierda moderada y centro. Hay que advertir que estamos valorando la colocación ideológica del conjunto de la gente, sin considerar que en el comportamiento electoral suele haber entre un 30% de abstención, en las generales, y un 50%, en las europeas.
Según 40dB, la ‘intención de voto’ a las izquierdas -estatales- del total de la población suma 12,1 millones y su distribución sería: PSOE, 8,8 millones; Sumar, 1,91 (5%), y Podemos, 1,45 (3,8%); aunque en ‘estimación de voto válido’, se quedan en 7,92 millones (29,7%), 1,63 (6,10%) y 0,72 (2,70%), respectivamente, con 2,35 millones y 8,8% entre las dos últimas. Hay que observar que su relación entre los dos ámbitos cambia en perjuicio de Podemos que según la ‘cocina’ utilizada pasa del 43% de la intención de voto de esa base social conjunta al 30% de la estimación de voto válido. Y si consideramos del grado de ’simpatía’, se reparte entre el 58% hacia Sumar y el 42% hacia Podemos.
En el caso de las tres agrupaciones de las izquierdas, el peso de las personas identificadas con los segmentos ideológicos de derecha es limitada, aunque significativa en el PSOE (0,28 millones), pequeña en Sumar (0,06) y nada en Podemos (0). Y es nulo en las tres formaciones respecto de las personas con una identificación de extrema derecha.
Por tanto, hay un factor clave condicionado por el contexto y las expectativas: la motivación y la participación electoral, traducida con el voto válido, así como su interpretación. La trayectoria de esa base social conjunta y su distribución ya tiene indicios significativos, pero su asentamiento entre las dos fuerzas y su ampliación -respecto de los electorados del PSOE, las izquierdas nacionalistas y la abstención-, está todavía por consolidar. Es el hecho que condiciona el nivel de competencia y diferenciación de sus dirigencias, y en su caso, conformar el reequilibrio representativo y su correspondiente reconocimiento e influencia política, junto con la colaboración para ampliar el conjunto del espacio socioelectoral de izquierdas para ganar a las derechas.
En el gráfico adjunto he señalado la autoubicación ideológica de las tres formaciones de la izquierda estatal para comparar su representatividad en las tres corrientes ideológicas. Se destaca la preponderancia socialista en los tres ámbitos ideológicos, pero de forma escalonada, con menor peso relativo en la izquierda transformadora (62,4%) y mayor en la izquierda moderada (78,1%) y el centro (81,9%).
Es también significativa la comparación de las bases sociales de Sumar respecto de las de Podemos. Este último cuenta con un mayor apoyo entre la gente definida ideológicamente como de izquierda transformadora, y el primero entre la de izquierda moderada y de centro (este último con menor peso demográfico).
Otro elemento relevante es la representatividad de las tres agrupaciones políticas en las tres tendencias ideológicas. Aunque con ciertas diferencias en la dimensión de las preferencias, en los tres electorados hay gente de las tres corrientes ideológicas; no hay una separación política nítida de las identificaciones ideológicas que pudiesen corresponder a actitudes políticas muy diferenciadas o sin interacción. Sus bases sociales, ideológicamente, se parecen más entre sí que sus liderazgos políticos, sobre todo, cuando algunos se escoran al centrismo -o derechismo- colaboracionista con el poder establecido y provocan tensiones respecto del contrato socioelectoral pactado en las urnas.
Como decía antes, en la afinidad política de los electorados no solo impacta el nivel de radicalidad o moderación discursiva de su representación política y si es adecuada respecto de la de su base social, sino que, además de esa identificación ideológica, la vinculación partidista o representativa también se ve influida por otras condiciones sociopolíticas y organizativas, que han tenido un fuerte impacto en la trayectoria de la izquierda transformadora. Así, la vinculación política también se consigue por el carácter transformador de su gestión político-institucional, o sea, por el grado de coherencia en el cumplimiento de las medidas comprometidas, así como, en su caso, por conformar las condiciones políticas y de fuerzas sociales para desarrollar ese compromiso cívico, junto con su articulación social y orgánica, unitaria y pluralista.
En una segunda parte, analizaré la encrucijada electoral de las izquierdas.
Antonio Antón. Sociólogo y politólogo
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