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La «infraestructura verde» atraviesa Europa

Fuentes: Asociación Española de Ecología Terrestre

Ante la infraestructura gris y el uso intensivo de la tierra, emerge un nuevo concepto que trabaja en beneficio de la naturaleza y del bienestar humano, centrado en la mejora de la provisión de servicios ecosistémicos y de la biodiversidad: la denominada ‘infraestructura verde’.

Ante la infraestructura gris y el uso intensivo de la tierra, emerge un nuevo concepto que trabaja en beneficio de la naturaleza y del bienestar humano, centrado en la mejora de la provisión de servicios ecosistémicos y de la biodiversidad: la denominada ‘infraestructura verde’.

Así lo explica Jordi Cortina, representante de la Asociación Española de Ecología Terrestre (AEEY) en un debate en el que están implicados expertos de toda Europa y que tiene como objetivo definir la implementación del concepto de ‘infraestructura verde’ e identificar zonas prioritarias para la restauración, cumpliendo con los objetivos de la estrategia europea Biodiversidad 2020.

Cortina, que es catedrático de Ecología en la Universidad de Alicante, y miembro de la Junta Directiva de la AEET y del capítulo europeo de la Sociedad para la Restauración Ecológica, destaca que este nuevo concepto incluye espacios naturales y seminaturales que abarcan desde bosques en buen estado de conservación, hasta cubiertas ajardinadas, pasando por una amplia gama de entornos rurales y urbanos, terrestres y acuáticos, dulceacuícolas y marinos: «se trata de un nuevo enfoque inspirado en el funcionamiento de la propia naturaleza», que se enmarca dentro de los objetivos del Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020, en el que la Comisión Europea se ha comprometido a restaurar el 15 % de los ecosistemas degradados de la UE.

Aunque aún no se han establecido las conclusiones, la Unión Europea debe concretar las prioridades de las zonas a restaurar y estimar su coste antes de que finalice 2014. «Todo el tiempo que pase, será tiempo perdido», apunta Cortina, ya que «un plazo de 6 años es muy pequeño, dada la magnitud del desafío y teniendo en cuenta los plazos que la naturaleza nos marca». De aquí a finales de 2017, la Comisión pasará revista a los avances registrados en el desarrollo de la infraestructura verde y publicará un informe sobre las lecciones aprendidas y las recomendaciones para el futuro.

 

Frenar la pérdida de servicios ecosistémicos

Según explica el profesor, con la incorporación de la filosofía de ‘infraestructura verde’ en la Estrategia Biodiversidad 2020, la restauración de los sistemas degradados «integra las repoblaciones forestales, en las que España tiene una vasta experiencia, pero va mucho más allá». Se trata, en última instancia, de frenar la pérdida de los servicios ecosistémicos y de la biodiversidad, e incluso revertirla, ya que «la sociedad se sustenta en los beneficios que aporta la naturaleza: alimentos, materiales, agua limpia, aire puro, regulación climática, prevención de inundaciones, polinización, lugares de recreo, etc.»

Para realizar el pleno potencial de la infraestructura verde dentro del marco de la próxima dotación presupuestaria (2014-2020), la UE debe facilitar su integración en proyectos financiados mediante mecanismos como la Política Agrícola Común, el Fondo de Cohesión, el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, Horizonte 2020, el mecanismo «Conectar Europa», el Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca y el Instrumento Financiero para el Medio Ambiente (LIFE). Así pues, es un concepto que va a «vestir muchas políticas europeas de forma transversal», destaca Cortina.

Según diversos documentos de trabajo de la Comisión Europea, se trata, por un lado, de aumentar la eficacia y la eficiencia de las intervenciones, y por otro, de diseñar intervenciones estratégicas que contribuyan a generar empleo ‘verde’ y beneficios económicos.

 

Más participación

Cortina espera que la política europea vaya en el sentido de la participación, de «desarrollar las técnicas y los protocolos que permitan a la gente expresarse, para que participe activamente en todas las fases de la restauración ecológica». Y es que hay una tendencia desde la ciencia y la práctica de la restauración a desarrollar métodos participativos: «colaboramos con sociólogos y preguntamos a actores sociales, como vecinos, investigadores o técnicos de la Administración, qué esperan de una zona degradada, qué aspiraciones tienen, e incluso en qué términos medirían el éxito de las intervenciones. Se trata de que la sociedad se haga cada vez más responsable de su propio bienestar». De esta manera, «los técnicos no abandonan sus responsabilidades, sino que añaden a ellas el enorme desafío de trabajar con la sociedad de una forma sistemática».

 

Grupo de Restauración de la AEET

Jordi Cortina forma parte del grupo de trabajo de restauración ecológica de la AEET, que está formado por más de cien personas de todos los ámbitos. Este grupo, además de intercambiar información y opiniones, intenta ejercer de nexo de unión entre los que «piensan» la restauración y los que la hacen (empresas, Administraciones, ONG ambientales, voluntarios). En España existe un gran acervo de conocimientos sobre restauración, en cuyo desarrollo han representado un papel significativo organizaciones como la AEET, la Sociedad Española de Ciencias Forestales y la Sociedad para la Restauración Ecológica. «Participando en estos debates, transferimos nuestros conocimientos a los tomadores de decisiones, con la esperanza de contribuir a mejorar la estrategia europea Biodiversidad 2020 y a diseñar la futura estrategia española de restauración ecológica», sentencia Cortina.