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La izquierda jacobina

Fuentes: Rebelión

La Revolución francesa marcó el fin de una época y la asunción de los valores que la Ilustración había generado, concretados en un impulso democrático que establecía, como base de una nueva legalidad, los consabidos valores republicanos: Libertad, Igualdad, Fraternidad. Fue una revolución popular hegemonizada por la floreciente clase burguesa que se rebelaba, aliada a […]

La Revolución francesa marcó el fin de una época y la asunción de los valores que la Ilustración había generado, concretados en un impulso democrático que establecía, como base de una nueva legalidad, los consabidos valores republicanos: Libertad, Igualdad, Fraternidad. Fue una revolución popular hegemonizada por la floreciente clase burguesa que se rebelaba, aliada a otras capas populares, contra los poderes tradicionales del clero y la nobleza.

La Convención, sobre todo los jacobinos y otros afines (Danton, Marat, Robespierre), fueron los auténticos fundadores de la República francesa, de su Estado-nación. Era lo viejo que moría para dar vida a lo nuevo.

Confrontados en nuestro país a la evidente crisis del régimen monárquico del 78, surgen «neo jacobinos» por doquier que, amenazantes, se alían objetivamente a las fuerzas del viejo orden Borbónico: la santa alianza del trono y el altar. Una alianza que ensangrentó los suelos del viejo y del nuevo mundo en su decadente descenso a los infiernos: la genocida dictadura franquista, de cuyas entrañas nació este ilegítimo régimen monárquico-parlamentario que nos asfixia.

Claman por el respeto a la ley y al ordenamiento constitucional vigentes, acusando, entre otras lindezas, de «colaboracionistas» a la izquierda estatal tolerante con el Referéndum catalán, en una evidente actitud de mauvaise foi, jugando a ser jacobinos. Sin embargo, las bases de la izquierda y de los sectores no fascistas de la derecha, empezarán pronto a sentir empatía con los procesos soberanistas populares, muy vivos en el corazón de nuestros pueblos y naciones históricas.

Estos «neo jacobinos» intentan hacernos creer en un inexistente «demos común». Una entelequia que solo podría ya ser implementada sobre la base de la libre determinación de los pueblos ibéricos y en la profundización democrática de sus procesos revolucionarios. Procesos de largo alcance iniciados en la península con la entrañable Revolución de los Claveles, impulsada por el pueblo portugués a los sones de «Grandola Vila Morena».

Estos históricos compañeros acabaron con el viejo sueño imperial de la dictadura salazarista, propiciando la emancipación de las viejas colonias portuguesas, contribuyendo asimismo a cambiar sustancialmente la correlación de fuerzas entre trabajo y capital en nuestra querida y fraterna República Portuguesa.

No hay patria sin una Constitución que exprese libremente la voluntad de un pueblo. No es el caso de la constitución monárquica que nos impusieron «manu militari»; también con engaños, a los que se dejaron engañar.

Es por lo tanto necesario que todos los demócratas de este país, independientemente de ideas o creencias, nos armemos de valor y abandonemos la cobarde y suicida actitud del avestruz. Seamos conscientes de que los poderes imperiales supranacionales, aliados de la oligarquía local, y de sus necesarios colaboracionistas, pretenden regimentarnos por las buenas o por las malas. Lo están intentando ya con Catalunya.

Apoyemos, pues, a nuestros valerosos hermanos catalanes en sus deseos de paz, concordia y libertad, a sabiendas de que ellos sabrán ser solidarios con el resto de pueblos ibéricos. Avancemos, codo con codo, hacia nuevas cotas de libertad y de justicia social. Hagamos realidad entre todos, sin caer en sectarismos de viejo o nuevo cuño, el impulso fraterno que nos legó Miguel Hernández, en su memorable poemario Viento del pueblo (1937).

Este proceso democrático es compatible, a mi juicio, con lo expresado recientemente por Ángel Pasero, Secretario de ACMYR, en su reciente artículo de imprescindible lectura: Hacia la República.

Manuel Ruiz Robles, capitán de navío (R) de la Armada, portavoz del colectivo de militares demócratas Anemoi, miembro de ACMYR.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.