«Drástica reducción de la migración ilegal de cubanos hacia EEUU», titula el diario en español El Nuevo Herald, de Miami, una noticia que desnuda la falacia de que la llegada desordenada e ilícita de cubanos a Norteamérica obedece a motivaciones políticas. Según la nota, publicada el 23 de abril de 2009, «Al concluir el primer […]
«Drástica reducción de la migración ilegal de cubanos hacia EEUU», titula el diario en español El Nuevo Herald, de Miami, una noticia que desnuda la falacia de que la llegada desordenada e ilícita de cubanos a Norteamérica obedece a motivaciones políticas.
Según la nota, publicada el 23 de abril de 2009, «Al concluir el primer semestre del año fiscal 2009, las estadísticas del Departamento de Seguridad Territorial (DHS) muestran una notable disminución en la afluencia de cubanos, tanto por vía marítima como por los puntos de la frontera con México y Canadá.
«Los datos indican que apenas 4,554 cubanos han buscado refugio en territorio estadounidense por diversas vías desde el pasado octubre, una cantidad muy inferior a los 14,061 que arribaron durante el año fiscal 2008.
Más adelante la información reconoce que «los cubanos que logran entrar a territorio estadounidense pueden obtener estatus de residente legal gracias a la Ley de Ajuste Cubano, vigente desde 1966», pero pretende explicar la reducción de su frecuencia aludiendo a un supuesto «reforzamiento de los controles en el estrecho de la Florida, así como a una mayor coordinación en el trabajo de las agencias dedicadas a la vigilancia de las fronteras y la severidad de las acciones legales emprendidas en los tribunales contra los contrabandistas».
Concluye que, aunque existan muchos factores para explicarlo, la crisis económica es la causa mas poderosa en esta disminución del flujo migratorio de los cubanos, pero limita esta consideración al hecho de que, por efecto de la grave situación económica y el desplome financiero que afecta particularmente al sur de la Florida, los viajes de contrabando humano desde Cuba hacia las costas estadounidenses se han convertido en incosteables en medio de la crisis.
Solo al final del texto, se acerca la información al meollo de la cuestión: «Muchos cubanos que antes estaban dispuestos a emprender una aventura marítima para probar fortuna en Estados Unidos lo están pensando ahora dos veces, desestimulados por las recomendaciones de sus familiares que han perdido sus casas y empleos en este país.»
Es sabido que en la estrategia agresiva que contra Cuba han llevado a cabo diez gobiernos sucesivos de los Estados Unidos anteriores al actual de Barack Obama, el fomento de la emigración desordenada de cubanos ha servido al propósito propagandístico de presentar el fenómeno como muestra del fracaso del proyecto revolucionario de la isla. De ello deriva la falsa idea de que todos los inmigrantes cubanos en Estados Unidos están allí por motivos políticos.
El bloqueo económico y financiero; las amenazas de agresión militar; los intentos de exclusión y aislamiento político y diplomático, confluyen en el propósito de promover el descontento y debilitar el formidable apoyo popular a la dirección revolucionaria que ha dado solidez y consecuencia a su proyecto.
Desde noviembre de 1966, hace 39 años, la Ley de Ajuste Cubano ha sido el mecanismo que Estados Unidos ha utilizado para robar al país sus científicos, profesionales, técnicos, deportistas y artistas, así como nutriente de sus amenazas de provocar una crisis migratoria entre los dos países que justificaría una eventual agresión militar. La Ley de Ajuste Cubano hace elegible de manera automática para recibir residencia permanente, un año y un día tras su arribo a Estados Unidos, a los cubanos llegados ilegalmente, prerrogativa que no se ofrece a ciudadanos de ninguna otra nacionalidad. ¡Hay que ser cubano!
A ese privilegio no se accede en condiciones de emigración legal más que cuando se trata de desertores en misiones oficiales o de trabajo y, como regla, exige el riesgo de la vida a los potenciales beneficiados, frecuentemente una azarosa travesía por mar en la que se estima que muere no menos del 15% de los que la intentan.
El realce publicitario es proporcional a la espectacularidad de cada caso. Cuando involucra a menores o ancianos se enfatiza en ello morbosamente. Obligatoriamente se subraya que los inmigrantes «huyen de sistema comunista, la represión del régimen y el desastre de la economía cubana».
Quien se guíe por las informaciones en la prensa estadounidense supondrá que existe en Cuba una ansiedad emigratoria mayor que en cualquier otro país del hemisferio, cuando la realidad es la inversa.
Cuba, pese al bloqueo económico de medio siglo y la vigencia de la criminal Ley de Ajuste estadounidense, es el país con menor presión emigratoria en el área, muy inferior a la de Haití, República Dominicana, México y casi todos los demás países centro y suramericanos.
La mentira flagrante de que la inmigración ilegal de cubanos es de origen político ha quedado demostrada en años recientes con el hecho de que los cubanos emigrantes a Estados Unidos en las últimas dos o tres décadas regresan como visitantes a la isla al poco tiempo de haber salido y, de hecho, según todas las encuestas, se ha registrado un cambio en el sentir colectivo de la comunidad cubana en ese país respecto a las relaciones con su patria.
La noticia de que la inmigración ilegal de cubanos en Estados Unidos se ha reducido a partir de la crisis económica que afecta a la superpotencia, denota el carácter económico y no político de este flujo. Desnuda con ello la falsedad de los argumentos que provocaron la promulgación y criminal ejecutoria de la Ley de Ajuste contra Cuba.