Con una mesa de partidos por constituir, y a ocho meses de las elecciones municipales, la legalización de Batasuna se convierte en una cuestión clave del nuevo curso político en Euskadi. Los dos ejes del ‘proceso de paz’ en Euskadi, el de la negociación entre el Gobierno de Zapatero y ETA y el del diálogo […]
Con una mesa de partidos por constituir, y a ocho meses de las elecciones municipales, la legalización de Batasuna se convierte en una cuestión clave del nuevo curso político en Euskadi.
Los dos ejes del ‘proceso de paz’ en Euskadi, el de la negociación entre el Gobierno de Zapatero y ETA y el del diálogo entre los partidos, han seguido girando este verano a pesar de que, aparentemente, se haya dedicado menos tiempo y espacio en los medios de comunicación. Tras comunicar en junio su intención de iniciar los contactos con ETA, Rodríguez Zapatero anunció el pasado 7 de septiembre en el semanario alemán Die Zeit, que los primeros acercamientos se producirán en las próximas semanas. En el otro escenario, en el que se debería representar el diálogo entre partidos, todavía no se ha creado una mesa, o un foro, en el que los diferentes grupos afronten la nueva situación tras el alto el fuego permanente anunciado por ETA el pasado mes de marzo. Aquí surge el primer problema para la formación de esa mesa: Batasuna continúa ilegalizada.
A principios del mes de julio pasado, una delegación del Partido Socialista de Euskadi (PSE), y otra de Batasuna, con Patxi López y Arnaldo Otegi como protagonistas, se reunieron de forma pública en Bilbao. A pesar de este gesto, la izquierda abertzale ha tenido problemas a la hora de convocar concentraciones este verano, incluyendo investigaciones de la Audiencia Nacional sobre cada convocatoria y declaraciones ante el juez de diversos miembros de Batasuna por promoverlas. La manifestación del 13 de agosto en Donostia, convocada por la formación abertzale, fue prohibida por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco apoyando el criterio del departamento de Interior del Gobierno vasco. En Bilbao, 12 días después, 40 personas convocaban la concentración que tradicionalmente organizaba Batasuna en el Día Grande de las fiestas. En sus carteles evitaron cualquier referencia a este partido pero denunciaban en su comunicado que «[el Estado español] no garantiza la actividad política y la igualdad de condiciones de todas las formaciones».
A pesar de que casi todos los grupos políticos parecen coincidir en que el debate no es si se ha de legalizar a Batasuna o no, sino cuándo y cómo, las posturas sobre la cuestión son muy distintas. La actual Ley de Partidos, aprobada con los votos del Partido Popular y del PSOE y en vigor desde marzo de 2003, es, en parte, la que les enfrenta. En el PSE no contemplan la derogación de la Ley y exigen a Batasuna que dé los pasos necesarios para volver a ser legal. Su secretario de organización, Rodolfo Ares, declaró a Radio Euskadi el pasado 30 de agosto que «quienes exigen al Estado de Derecho que rebaje sus exigencias para que la izquierda abertzale pueda hacer política se equivocan en un plano ético y democrático». Los dirigentes de Batasuna entienden que no se les puede exigir un tránsito hacia una Ley que consideran antidemocrática y denuncian una permanente agresión represiva y judicial del Estado. Sin embargo, la propia formación no considera que su legalización sea una condición necesaria para participar en una mesa de partidos.
Excepto el PP, que, aunque han vaticinado que la legalización se producirá antes de diciembre, critica cualquier iniciativa que permita este proceso, el resto de formaciones vascas (Eusko Alkartasuna, Ezker Batua, PNV, EHAK y Aralar) están a favor de que se derogue la Ley de Partidos y puedan iniciarse cuanto antes los contactos políticos.
No en vano, el tiempo apremia. Porque, aparte de esta mesa de partidos, o foro, pendiente de constituirse, las elecciones municipales se acercan (están previstas para mayo del próximo año) y esto también obliga a abordar la legalización de Batasuna. Mucho antes de que oficialmente comience la campaña electoral, y la eterna precampaña, los partidos ya se están moviendo. Para empezar, EA ha decidido no presentar una lista junto al PNV, después de ocho años de acuerdos electorales. Ezker Batua camina en sentido contrario y ha abierto un proceso de diálogo con Aralar para estudiar la posibilidad de alcanzar una coalición electoral. Mientras, para poder concurrir a las elecciones, Batasuna todavía tiene que conseguir su vuelta a la legalidad.