El Senado se dispone a pasar por el Presupuesto del Estado como la luz por el cristal, sin tocarlo ni mancharlo. Un año mas, y van cuatro en el último lustro, los senadores han dicho: «Aparta de mí esos tochos«, y con la apelación al veto por parte del Partido Popular, Convergència i Unió, Izquierda […]
El Senado se dispone a pasar por el Presupuesto del Estado como la luz por el cristal, sin tocarlo ni mancharlo. Un año mas, y van cuatro en el último lustro, los senadores han dicho: «Aparta de mí esos tochos«, y con la apelación al veto por parte del Partido Popular, Convergència i Unió, Izquierda Unida y Esquerra Republicana de Catalunya se disponen el próximo lunes a devolverlos al Congreso sin modificación alguna. Ni siquiera el ajuste de ingresos y gastos de las últimas decisiones del Gobierno, incluida la supresión de la pequeña ayuda a los desempleados que han agotado el subsidio, merece su atención.
Me he esforzado en revisar las hojas «de servicio» de los 262 senadores elegidos por las provincias y designados por las Comunidades Autónomas y he contado 47 que no han abierto la boca en el pleno en tres años. Intervenciones, cero. Algunos han hablado en las comisiones, pero muy poquito. Es el caso de Armando Castañosa, del PP de Lugo, alcalde de Cospeito, que ha intervenido dos veces en una comisión, o el de Matías Conde, del PP de Huelva, quien presentó una vez, ya hace tiempo, una moción sobre agricultura en la comisión correspondiente, o el Juan María Cornejo, del PSOE de Cádiz, quien habló una vez a finales de 2008 en esa Comisión de Peticiones que se ocupa de dar el visto bueno a las dedicaciones de actividades privadas y compatibles de sus señorías.
Se podría seguir citando la lista de los 47 inéditos y mencionar por ejemplo a Juana Iturmendi, del PP vasco, que ha intervenido una vez en la Comisión de Cooperación Internacional ante la comparecencia de un miembro del Gobierno; a Julián Gutiérrez, del PP de Palencia, alcalde de Santibáñez, que en tres años ha hablado unos minutos en la Comisión de Entidades Locales; a José Luis Lacueva, del PSOE de Teruel y concejal de Alcañiz, que sólo ha intervenido una vez en la Comisión Mixta del Tribunal de Cuentas; a Manuel Atalaya, del PP de Badajoz, quien pese a ser actor de teatro y guía turístico jamás ha abierto la boca ni en pleno ni en comisión alguna como no haya sido para bostezar. Tampoco la ha abierto ni en pleno ni en comisión su correligionario valenciano Juan Antonio Rodríguez Marín ni el colega del PSOE de Catabria Jesús Marlote. Si hubiera un premio a los senadores silentes, se lo llevarían ellos.
Algunos de los 27 que sólo han intervenido una vez lo han hecho con ocasión del debate de los Presupuestos del Estado para 2010. Eso ocurrió el año pasado por estas fechas, pero en el presente curso, si las fuerzas de la oposición no cambian de parecer perderán la ocasión de defender sus enmiendas a los artículos y secciones sobre los temas económicos de interés para sus patrias chicas y para la grande. Así las cosas, el socialista castellonense Antonio Canedo, el conservador salmantino Salvador Cruz García y el murciano, también del PP, Juan José Peñarrubia, que contabilizan una intervención en tres años gracias al debate presupuestario del año pasado, no podrán brillar en el Diario de Sesiones.
Aparte los 74 senadores que se han ganado el sueldo con ninguna o con una intervención en un trienio, otros 16 no han alcanzado la cifra de una intervención al año y se han quedado en dos. Los que han intervenido tres veces son 7, y los que han hablado en cuatro y cinco ocasiones se elevan a 27, entre ellos, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, que ha usado la palabra cuatro veces, tres más que la senadora y ministra de Sanidad, Leire Pajín, quien sólo habló para defender la ley del aborto. El resumen arroja un curioso balance: 124 señorías, casi la mitad de la Cámara, pueden contar sus intervenciones sin dedos o con los de una mano, lo cual puede ser también muy cansado.