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La paja y el grano en la consulta propuesta por Ibarretxe

Fuentes: sinpermiso.info

La presentación por parte de Ibarretxe del proyecto de consulta y la hoja de ruta para llevarla a cabo, ha desatado todos los diablos del enfrentamiento dialéctico. Mayor bronca, mayor división y enfrentamiento, amenazas incluidas no cabe entre dos instituciones como son el gobierno central y el autónomo… salvo el empleo de los tanques. Sin […]

La presentación por parte de Ibarretxe del proyecto de consulta y la hoja de ruta para llevarla a cabo, ha desatado todos los diablos del enfrentamiento dialéctico. Mayor bronca, mayor división y enfrentamiento, amenazas incluidas no cabe entre dos instituciones como son el gobierno central y el autónomo… salvo el empleo de los tanques. Sin embargo, y a pesar de la tormenta mediática, todo funciona con regularidad. Incluido (previsiblemente) los pactos de apoyo muto para que salgan adelante los presupuestos generales de ámbito estatal y autonómico, y sobre todo la ejecución de las infraestructuras consideradas estratégicas (como por ejmplo, el férreo compromiso para llevar adelante la Y-vasca). Y por supuesto, la ley de partidos que en su estricta aplicación ha producido una nueva razzia con la mesa nacional de Batasuna.

Con ello, no pretendemos minimizar el alcance de la bronca. Pero sí separar el grano y la paja.

¿Por qué ahora? En política, al igual que en cocina, el tiempo tiene su importancia. Ideas, proyectos han fracasado por adelantarse a su tiempo o por dejarlo pasar. Y ciertamente visto desde el patio hispano, con un PSOE y un PP en plena guerra por inquilinato en la Moncloa esta claro que no es el mejor momento (1). Al principio de su mandato el PSOE dio la impresión de que quería despegarse de la política de «reconquista de Euskadi» propiciada por el PP, y resolver a su modo el «conflicto vasco» por otros medios diferentes al de la pura represión (respecto a ETA y la izquierda abertzale) o el acoso y derribo del nacionalismo (en el poder). Pero, al final, ha primado el convencimiento de que para mantenerse en el «gobierno de la nación», la batalla no se desarrolla en Euskal Herria (Vascongadas y Navarra) sino en la conquista del voto patrio. Aunque en este peloteo, caben matices entre el españolismo desaforado y otro constitucionalmente más comedido.

Sin embargo, y aunque Ibarretxe (y su lobby dentro del PNV) es plenamente consciente de tal situación, puede que haya dado prioridad a otros factores mas importantes para el y su proyecto. Por ejemplo, escenificar la adhesión del PNV a su figura en un momento en que en el interior del partido se ha dado una remodelación de cargos con el fin de evitar una ruptura. Sin olvidar que tras la tormenta de las elecciones estatales vendrán las autonómicas y el PNV puede plantearse por partida doble segarle al hierba a una izquierda abertzale cada vez mas acogotada (pero en absoluto anulada) y a un PSOE que previsiblemente tras las elecciones tendrá que avenirse a nuevos pactos (inclusive en Navarra).

Por último, y teniendo el cuenta que tras el fracaso del Plan (estrellado en el parlamento español) la propuesta de consulta puede devolverle la iniciativa perdida. E incluso caso de un nuevo fracaso a efectos de una nueva muestra de intransigencia, buscar un enfrentamiento calculado, que ya empieza a ser ensayado por diferentes nacionalismos burgueses o populistas (Flandes, Escocia…).

Fundamentalismo constitucional (ista). ¡Constitución, Constitución, Constitución! ¿Que significa tal respuesta, cuando la propuesta conlleva de entrada una disposición a negociar los términos y la modalidad de la consulta? La Constitución solo especifica que corresponde al Gobierno español el convocar referenda de tipo resolutivo. Luego, logrado el acuerdo, se acabo el pleito. El problema es la negativa del gobierno y el PP a someter a consulta ciudadana, la necesidad y posibilidad de Reforma si tal exigencia proviene del nacionalismo vasco.

A punto de cumplirse 30 años de la aprobación de la Constitución, con adhesión posterior a la Unión Europea (no contemplada en principio y que obligó a cambios posteriores), el nacionalismo español se aferra al modelo de Estado resultante de la transición, cerrando filas por arriba (respecto a Europa, salvo cuando se trata de los intereses generales del capitalismo) y por abajo (respecto a sus naciones interiores). Lo que fue fruto de una correlación de fuerzas determinada en una situación de inestabilidad propia de los momentos de cambio de régimen, se ha convertido en un dogma. Del tradicional ¡Santiago y cierra España! de los fachas, se ha pasado al ¡Constitución y cierra España! Es todo el cambio.

Y ya es hora de abrir el melón.

En realidad, ¿de que se trata? El Plan Ibarretxe o propuesta para un pacto de libre adhesión, suponía una reforma constitucional en toda regla, y desde mi punto de vista (a pesar de mis diferencias con su contenido, incluida la introducción) totalmente legítima y fue invalidada con un infumable: ¡vivimos juntos, decidimos juntos!… cuando el problema a todas luces, es dilucidar si la vivienda compartida lo es por libre voluntad o por otra razones, entre otras la imposición.

La consulta, en principio planteada a negociación (para que pueda ser vinculante), y solo después de su posible fracaso como desafío, en cuyo caso sería puramente testimonial, políticamente relevante pero jurídicamente nula. Es eso, una consulta. Cuyos aspecto mas novedosos y políticamente relevantes son dos: 1) que tiene una fecha (Octubre del 2008), y 2) que se propone ser llevada a cabo aunque no haya acuerdo.

La exigencia de la consulta y el desafío que conlleva, se me antoja de un gran interés que trasciende al caso concreto, y sobre lo cual volveré. Tiene que ver, con una forma de entender la democracia y ejercerla, no solo para temas de calado político general sino también más concretos y sociales. Por ejemplo ¿por qué el GV no hace lo mismo con el TAV? ¿O su plan general de macro infraestructuras, etc.?

Por otra parte. Todo dios, El Gobierno de las Españas, el vasco, los partidos, ETA, hablan en nombre de… Bueno es que se sepa que pensamos los vascos sobre como dilucidar el futuro político (2); sobre si ETA se debe arrogar el papel de defensor de nuestros derechos según su particular interpretación; pero también, si para que callen las armas de unos y las leyes punitivas de los otros, es bueno que se discuta cómo solucionar el problema de la violencia, los presos, las víctimas etc.

Y me da igual que sea al modo de Ibarretxe o de otra forma. En cualquier caso, dado que Ibarretxe ya lo ha planteado me cabrea que el gobierno central amenace con los tribunales.

En consecuencia. Si el gobierno español no se aviene siquiera al trámite de su negociación, abogo por que la consulta sea llevada a cabo, con preguntas claras y concluyentes. ¿Es eso buscar el enfrentamiento? ¡No forzosamente! pero tampoco eludirlo, cuando los que utilizan tal argumento, responden siempre con el mazo de una ley hecha a su medida y antojo.

NOTAS:

(1) La forma en que el PSOE ha dado por finiquitado el llamado proceso de paz (con la inestimable ayuda de ETA) y su golpe de mano en Navarra contra la voluntad de sus propias gentes, demuestra que el PSOE (por lo menos hasta después de las próximas elecciones) no está para dar satisfacciones al nacionalismo vasco, sino más bien dar la impresión de que ellos son los más firmes garantes del status quo actual.

(2) Pues el resto está en manos de las multinacionales que detentan los recursos necesarios para vivir, sobre cuyo accionar jamás apenas se pregunta nada, pues según el credo neoliberal imperante deben hacer lo que les dé la gana aunque por ello mueran millones de personas.

* Joxe Iriarte Bikila es miembro de Zutik.