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Entrevista a Juan Carlos Marsán, responsable del Área Europea del Partido Comunista de Cuba

«La posición de la UE respecto a Cuba está subordinada a los Estados Unidos»

Fuentes: Rebelión

«Cuba demuestra hoy que es posible una alternativa al capitalismo». Esto es lo que explica, según Juan Carlos Marsán, Coordinador del Área Europea del Partido Comunista de Cuba, la hostilidad de la Unión Europea hacia Cuba y su posición «subordinada a los intereses de los Estados Unidos».  En esta entrevista, Marsán critica la «Posición Común» […]

«Cuba demuestra hoy que es posible una alternativa al capitalismo». Esto es lo que explica, según Juan Carlos Marsán, Coordinador del Área Europea del Partido Comunista de Cuba, la hostilidad de la Unión Europea hacia Cuba y su posición «subordinada a los intereses de los Estados Unidos». 

En esta entrevista, Marsán critica la «Posición Común» contra Cuba adoptada por la UE desde 1996, en la que España -de la mano de los gobiernos de Aznar- fue punta de lanza. Aunque Europa ha levantado las sanciones a la isla, desde junio de 2008, algunos países muestran resistencias a que la normalidad sea la pauta de las relaciones entre Cuba y la UE.

¿En qué punto se encuentran las relaciones entre la Unión Europea y Cuba?

En junio de 2008 se produce un levantamiento definitivo de las sanciones de la Unión Europea respecto a Cuba, y se abre un diálogo político en condiciones de respeto mutuo. Sin embargo, para la plena normalización de las relaciones, la UE debe eliminar el discurso de la «Posición Común» contra Cuba, injerencista y subordinado a los Estados Unidos. Hay, además, una serie de países que ponen obstáculos a que Cuba y la Unión Europea normalicen sus relaciones, como Suecia, Holanda, Dinamarca, República Checa y Gran Bretaña.

¿Cuál es el origen del desencuentro?

En 1996 la Administración Clinton aprueba la Ley Helms-Burton. Ese mismo año la Unión Europea impulsa la «Posición Común» contra Cuba, dirigida desde el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Esta postura común es discriminatoria e injerencista, ya que condiciona la relación con Cuba a los cambios políticos, algo que sólo corresponde decidir a los cubanos. A partir de 2003 se enfrían las relaciones, cuando nuestro país decide, por motivos de seguridad nacional, la detención de un grupo de mercenarios. La UE emprende entonces una política de sanciones, que se suspenden temporalmente en 2005 y definitivamente en 2008.

¿Significa esto que ha quedado atrás la época de las sanciones?

Habría que matizar. Algunos países europeos continúan con prácticas propias de la época de las sanciones. Por ejemplo, condicionan delegaciones a que se establezcan contactos con grupos contrarrevolucionarios. Y eso no lo podemos aceptar. Hay también embajadas europeas que se dedican en Cuba a apoyar a grupos contrarrevolucionarios y de mercenarios.

¿Y qué ocurre con la Ley Helms-Burton?

En este caso la Unión Europea se ha plegado a las leyes americanas. Citaré dos ejemplos sencillos. Estamos remodelando el parque de aviones para la industria aeronáutica. Y Cuba no puede comprar el el Airbus europeo porque los equipos de navegación los fabrica Estados Unidos. En 2007, una delegación de turismo cubana no pudo alojarse en un hotel noruego, porque una parte de la matriz -Scandi- había sido adquirida por la cadena norteamericana Hilton. En definitiva, los ciudadanos europeos deben recuperar su soberanía y no permitir que un tercer país les imponga sanciones.

¿Cuál es su valoración de la «Posición Común» de la Unión Europea contra Cuba?

No sólo expresa la posición subsidiaria de Europa hacia Estados Unidos, sino que también pone de manifiesto su doble moral en las relaciones internacionales. ¿Por qué no adoptan una posición común frente a la masacre del pueblo palestino, el golpe de estado en Honduras o la autodeterminación del pueblo saharaui? Más aún cuando 185 países de la Asamblea de Naciones Unidas han condenado el bloqueo de la isla por parte de Estados Unidos. 

¿A qué piensa que obedece esta hostilidad?

La Unión Europea es una unidad política y económica, pero de los poderosos. La posición común de la derecha, que manda en 17 de los 19 países europeos, y de una socialdemocracia que ha abandonado sus principios, responde a estos intereses. A ello hay que añadir la ofensiva mediática que habitualmente se ceba con Cuba. La clave está en que Cuba muestra hoy que es posible una alternativa al capitalismo. 

¿Qué importancia otorga Cuba a las relaciones con Europa?

Son muy relevantes para nosotros. Cabe recordar que más del 25% del comercio exterior de Cuba se desarrolla con Europa. De Europa también recibimos más de 900.000 turistas anuales (el 45% de los que visitan Cuba).

¿Han conseguido la Unión Europea y Estados Unidos el aislamiento de su país?

En absoluto. Pueden ponerse varios ejemplos: el ingreso de Cuba en el «Grupo de Río», donde están representados todos los países de América Latina y el Caribe; el restablecimiento de las relaciones con El Salvador y Costa Rica; las relaciones estratégicas con países tan diversos como Rusia, Argelia, China y Canadá; o el final de la exclusión de Cuba de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Y en cuanto a España, ¿ha habido algún cambio respecto a Cuba entre los gobiernos de Aznar y Zapatero?

Aznar tuvo un papel muy activo en la «Posición Común» contra Cuba y la aplicación de sanciones. Incluso hoy, el PP convierte su hostilidad hacia Cuba en un motivo de controversia interna con el PSOE. Además, como presidente de FAES, recibe financiación de grupos de extrema derecha cubanos y de Estados Unidos. Por el contrario, el gobierno de Zapatero ha desempeñado un rol constructivo dentro de la UE para normalizar las relaciones con Cuba. Hay, sin embargo, dentro del PSOE, sectores contrarios a esta normalización.