Gran revuelo ha causado en la prensa internacional, alrededor del 13 de agosto, la boda entre Wendy e Ignacio, supuestamente «la primera boda gay» en Cuba, en la que ella es una transexual operada con cambio de identidad -o sea, legalmente mujer- y él es declaradamente gay. Mucho se ha dicho -y demostrado- del papel […]
Gran revuelo ha causado en la prensa internacional, alrededor del 13 de agosto, la boda entre Wendy e Ignacio, supuestamente «la primera boda gay» en Cuba, en la que ella es una transexual operada con cambio de identidad -o sea, legalmente mujer- y él es declaradamente gay.
Mucho se ha dicho -y demostrado- del papel de los medios en crear una imagen alrededor de un hecho… y mucha mentira se ha tejido también alrededor de esta historia. Porque, a mi entender, ni esto ha sido una «boda gay» -realizada en el más estrepitoso estilo de revistas del corazón, entre un hombre y una mujer-, ni es la primera transexual que se casa en Cuba.
El calificativo de «primera boda gay» es muy relativo porque, en todo caso, sería muy simbólica. Desafortunadamente, el matrimonio entre personas del mismo sexo todavía no es legal en Cuba y muchas personas lo habrán hecho así en la privacidad de su casa, con mayor o menor revuelo. Recuerdo que en 2007 fue muy conocida la ceremonia simbólica de Elizabeth y Mónica, en las instalaciones del CENESEX y con el auspicio del grupo de mujeres lesbianas y bisexuales «Oremi».
Por otra parte, la primera transexual que fue operada en Cuba en 1988 (Mavi Susset) ya se ha casado en dos ocasiones anteriores, sin que la prensa haya prestado atención y en medio de la discreción que ha tenido su vida -hasta que hace un par de años Marilyn Solaya realizara el documental «En el cuerpo equivocado».
Pero la cacareada boda no hubiera tenido tanto revuelo internacional si Ignacio no se autoproclamara «disidente» del gobierno revolucionario. De ahí que los invitados de lujo a esta boda, declarado por ellos mismos, han sido Yoani Sánchez y su esposo, las Damas de Blanco y los funcionarios de la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana.
Sin olvidar que, dejando a un lado las ingenuidades, pesa mucho el anuncio de la propia administración estadounidense de haber aprobado 300 mil dólares este año para organizar un movimiento LGBT «independiente» en Cuba… ¿independiente de quién? Leyendo claramente: para desacreditar el trabajo institucional del CENESEX, liderado por Mariela Castro Espín.
Precisamente en esos días, más exactamente el 12 de agosto, se celebró en el CENESEX una fecha importante: el 10mo aniversario del Grupo TransCuba, que ha trabajado sistemáticamente y con gran valentía para desterrar prejuicios y estigmas contra las personas trans en el país. A la celebración asistieron artistas y personalidades de mucho prestigio… y también estaba la prensa internacional acreditada en Cuba. Sin embargo, llamó la atención la ausencia de cobertura, salvo alguna que otra aislada mención y a propósito de la publicitada boda.
Sin contar el ansia de protagonismo que sobresale en esta historia, el hecho de que una mujer transexual operada y con cambio de identidad se case en la más tradicional de las ceremonias nupciales lo que demuestra es que la Revolución cubana, y el CENESEX en particular, han hecho un sistemático y exitoso trabajo para el respeto y reconocimiento de los derechos de las personas LGBT. Y hacerlo el 13 de agosto, día del cumpleaños de Fidel, no puede ser más que un reconocimiento a ello.
Para más información, visítenos en www.cenesex.sld.cu/diversidad.
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