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La reelección indefinida de Juan Carlos

Fuentes: Rebelión

De nuevo, los medios de comunicación sometidos a los intereses económicos braman con lo que han venido a denominar «la reelección indefinida de Hugo Chávez», autoproclamándose, como es habitual, defensores internacionales de una democracia y una libertad que no practican de puertas hacia adentro. El caso es que, cuando intentan equiparar la solicitud de enmienda […]

De nuevo, los medios de comunicación sometidos a los intereses económicos braman con lo que han venido a denominar «la reelección indefinida de Hugo Chávez», autoproclamándose, como es habitual, defensores internacionales de una democracia y una libertad que no practican de puertas hacia adentro.

El caso es que, cuando intentan equiparar la solicitud de enmienda de la Constitución Nacional venezolana, que será sometida a referendo, con una medida autoritaria que abre el camino a una más que segura dictadura -según ellos- quizá tengan razón cuando lo critican con tanta saña. Pero se les olvida señalar, que lo que pretende la enmienda es modificar el artículo que limita a una sola reelección del Jefe de Estado, por sufragio universal y en periodos presidenciales de seis años.

Es decir, que la enmienda pretende abrir la posibilidad de que el Jefe de Estado de Venezuela pueda ser reelegido, si así lo deciden los electores, no una sino tantas veces como el pueblo venezolano desee. Esto puede resultar un avance o retroceso para la democracia venezolana, según se mire. Pero sin ninguna duda la modificación constitucional seguiría dejando al pueblo venezolano en una situación infinitamente más soberana y democrática que al español, donde el Presidente de Gobierno puede ser reelegido igualmente de forma indefinida, pero donde el Jefe de Estado, llámese rey, es nombrado de forma vitalicia en base a privilegios hereditarios.

Sin embargo, y esto es lo que me hace dudar de los vigías de la libertad mundial, no he leído ni escuchado ningún medio de masas ni internacional ni nacional, expresar su oposición visceral a que Zapatero, o Rajoy, se pueda presentar tantas veces como quiera a la presidencia del gobierno, ni, aún peor, a que Juan Carlos sea Jefe de Estado de por vida y sin elecciones de por medio.

Y no es que yo quiera reelegir a Juan Carlos, que es todo lo contrario, pero en esta nuestra democracia tan ejemplar, no puedo. Quizá simplemente ocurra que los demás sigan nuestro ejemplo.