2022 fue el año más cálido registrado y lo mismo ocurre con la primavera de 2023. Los embalses están al 42%, las previsiones no son positivas y los usos del agua, con el regadío consumiendo más del 85% del total embalsado, allanan el camino hacia un horizonte de colapso hídrico en varias regiones.
La primavera ya dejó ver lo que podía pasar, pero el espejismo de junio cegó a la opinión pública. A mes y medio del verano, la reserva de agua en España bajaba de nuevo del umbral del 50%, con las cuencas del Guadalquivir, Guadalete-Barbate y las internas de Catalunya por debajo del 30%. Luego llegó un junio que duplicó el valor normal de precipitaciones en la Península, con una borrasca, Óscar, que incluso lo convirtió en el segundo más lluvioso del siglo XXI y en el que más agua dejó en Canarias desde que hay registros.
Pero no, la sequía, una palabra que hace demasiado que no sale del vocabulario usado en los medios de comunicación españoles, estaba lejos de irse: “España se encuentra en una situación de sequía de larga duración desde diciembre de 2022”, señala a El Salto Rubén del Campo, portavoz de la Aemet, remarcando que esta afecta a la práctica totalidad del país.
La sequía meteorológica es una variable que tiene en cuenta las precipitaciones de los últimos tres años, con lo que “por mucho que quiera llover en agosto, no vamos a conseguir salir de la sequía”, apunta el experto. Julio tampoco ha ayudado. Del Campo, expone que, “con los datos casi definitivos, podemos decir que julio ha sido un mes con lluvias muy escasas en España”. Con en torno a 10 litros por metro cuadrado de media, el volumen registrado supone el 61% de lo habitual para este mes, con gran parte del país sin haber visto apenas una gota.
Península Guinness
La era de la crisis climática es un tiempo en el que el caos meteorológico y los récords no dejan de sucederse. El secretario general de la ONU, António Guterres, señalaba hace apenas una semana que “la era del calentamiento global ha terminado, ahora es el momento de la era de la ebullición global”. La frase la decía tras conocerse que, a nivel global, julio ha sido el mes más caluroso de la historia. Y la península Ibérica no se salva, más bien lo contrario.
Recopilación de récords de los últimos meses: la primavera de 2023 fue la más cálida de la historia en España y la segunda más seca desde que hay registros. “Fue una primavera extremadamente cálida, con una temperatura en la España peninsular de 14,2ºC, que supera en 1,8ºC el promedio del período de referencia 1991-2020 y en 0,3ºC a la más cálida hasta ahora, que fue la del año 1997”, alerta el de análisis estacionario de la Aemet. El mes de abril se situó como el más cálido desde que la Agencia comenzó a registrar las temperaturas, en 1961, y el Informe sobre el estado del clima de España 2022, confirma que el pasado año fue el más cálido de la serie histórica, con récord de días bajo situación de ola de calor.
En conjunto, “el valor medio nacional de las precipitaciones acumuladas desde el pasado 1 de octubre de 2022 hasta el 25 de julio de 2023 se cifra en 481 mm, lo que representa alrededor de un 15% menos que el valor normal correspondiente a dicho periodo”, señala el último Resumen de la evolución de las precipitaciones en España.
Estos datos, unidos al análogo comportamiento del clima en los últimos años en la Península y a un complejo mix de usos de agua en el que el regadío sigue destacando por todo lo alto —se sigue bebiendo en torno al 85% del agua embalsada, una cifra que pese a las denuncias de múltiples sectores y las evidencias climáticas no deja de crecer— nos llevan a una situación actual nada optimista.
Añadiendo que los siguientes años más cálidos registrados en España fueron 2020 y 2017, “es evidente que hay una tendencia clara e innegable al calentamiento”, apunta el portavoz de Aemet. Sin embargo, en lo referente a los años secos eso “no está tan claro” y Del Campo explica que “la sequía es un fenómeno difícil de estudiar por lo escurridizo en términos estadísticos de las lluvias”. Sí podemos decir, por otro lado, que el Panel Internacional de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC) establece, con cierto nivel de incertidumbre, que las sequías se han incrementado en la región mediterránea como consecuencia del cambio climático.
Restricciones de agua
La última gran alarma ha saltado desde Catalunya, donde la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) decretó este miércoles 24 municipios de Girona y Tarragona en escenario de emergencia por sequía, lo que abre paso a restricciones de agua en las localidades afectadas, donde viven 25.000 personas. La Generalitat cifra las reservas de las cuencas internas catalanas en un exiguo 27%, una situación que es semejante a las de otras zonas de la geografía ibérica.
En conjunto, las cuencas andaluzas están al 23,5%, con la del Guadalquivir al 21,1% y la del Guadalete-Barbate al 19,4%. En una comunidad donde el sector agrícola tiene un peso mayor a la media, y donde el Ejecutivo conservador sigue sin plantear cambios en el modelo económico y se limita a exigir nuevas infraestructuras hidráulicas al Estado, la situación puede derivar en pérdidas millonarias, precariedad en el campo y colapsos medioambientales.
A nivel estatal, la situación mejora, pero de forma leve. Los embalses están al 42%, casi veinte puntos por debajo de la media de los últimos diez años y apenas dos por encima de la misma fecha en 2022, verano en que la sequía amenazó con alterar seriamente la vida del país. Y siendo agosto el mes de mayor demanda de agua del año y uno de los de mayor evapotranspiración, si nadie quiere tocar el regadío solo queda mirar al cielo, y no pinta bien.
“Esperamos que agosto sea un mes más cálido de lo normal”, indica Del Campo en referencia a los modelos de predicción de rango extendido de la Aemet. Lo será especialmente la segunda semana del mes, momento en que las temperaturas van a ser “muy altas en la mayor parte del país”, en un episodio de calor importante donde está previsto que se sobrepasen los 40ºC en numerosas zonas de la Península. En cuanto a las precipitaciones, haciendo énfasis en la dificultad de las predicciones, el pronóstico es que “lo más probable es que sigan siendo escasas en la mayor parte del país”.
Si bien desde la Aemet señalan que las sequías de larga duración son una constante ne la historia ibérica, “en algunas zonas podíamos considerar la situación como anómala en el sentido de que podemos hablar de sequías que se salen de lo normal”, indica Del Campo. La escasez de precipitaciones en el Pirineo Oriental en los últimos tres años es un claro ejemplo de ello, mientras que otras zonas habitualmente secas se suman a este listado por la persistencia del fenómeno: “La cuenca de acumulación del Guadalquivir ya está al nivel de las grandes sequías de finales del siglo XX en cuanto a duración”, apunta el portavoz de la Aemet.
Crisis climática, regadío creciente
Con este panorama, las entidades ecologistas reivindican un uso más moderado y acorde a la nueva situación meteorológica que conlleva la crisis climática. Con casos como el de Doñana, donde el Ejecutivo andaluz defendió amnistiar pozos ilegales para el regadío frente al colapso hídrico de nada menos que un parque nacional de semejante talla, las administraciones no parecen querer entrar en algo que tarde o temprano tocará, esto es, moderar la extensión de regadío. Todo lo contrario: “Cortar el agua de riego es una medida impopular. Rápidamente te meten los tractores en las carreteras y los gobernantes prefieren mirar hacia otro lado”, denuncia Santiago Martín Barajas, portavozde Ecologistas en Acción.
Lejos de decrecer, la superficie de regadío ha aumentado drásticamente en los últimos años, especialmente en zonas muy afectadas por la crisis climática y la sequía. “En Castilla-La Mancha se ha incrementado en un 64,7% en los últimos 25 años, en Andalucía un 44,1% y en Extremadura un 38,5%”, enumera Martín Barajas.
Este histórico militante, conocedor de la realidad
hídrica española, indica que “más que falta de agua, lo que hay es un
exceso de riego”, calificando los embalses de “estaciones de
transferencia de agua donde esta según llega se la llevan”. Martín
Barajas indica que frente a la concepción anterior de unos embalses como
almacenes de agua para la temporada de regadío, ahora se riega todo el
año, “Vivimos al día”, lamenta, lo que deja el sector muy dependiente de
una lluvia que ya no llega como antes ni de la manera que lo hacía
antes de que la crisis climática se agudizase.
Ante esta situación el responsable de Ecologistas en Acción vaticina cortes de agua que podrían llegar a cientos de miles de personas “en apenas dos meses”, y pone el foco en Andalucía como el lugar donde la situación será más dramática.
En Córdoba los embalses están al 16,2% y en Almería al 14,7%
Por todo ello, desde Ecologistas y otras organizaciones sociales y medioambientales solicitan al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que proceda “de inmediato” a cortar totalmente el riego en todas aquellas demarcaciones hidrográficas en las que los embalses se sitúen 20 puntos o más por debajo de la media de los últimos 10 años, mientras que para el resto de demarcaciones hidrológicas exigen “restringir sustancialmente el riego”.
Además, para garantizar el abastecimiento de agua de las poblaciones y el caudal ambiental de los ríos, la confederación ecologista pide que se modifiquen los planes hidrológicos y se incluya en todos ellos la prohibición de crear más hectáreas de regadío, así como que se establezcan planes encaminados a la reducción parcial de la superficie de regadío existente, actuando prioritariamente sobre las grandes explotaciones y sobre aquellos cultivos de leñosos en riego que son propios de secano, como el olivar, el viñedo y el almendro.
En el caso de que no se adopten esas medidas, Martín Bajas habla de “colapso hídrico” en diferentes regiones del Estado español, algo que, apunta, está a punto de llegar a Andalucía, donde en Córdoba los embalses están al 16,2% y en Almería al 14,7%. “Eso es lo que va a pasar, y no en años, sino en apenas dos meses”, advierte.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/cambio-climatico/sequia-instala-espana-continuan-records-climaticos