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La sublevación del gueto de Gaza

Fuentes: http://qumsiyeh.org

Traducido para Rebelión por Ana Sastre

 

En Gaza, como en Irak, la opinión pública estadounidense está siendo engañada mientras el dinero de los contribuyentes estadounidenses y su poder se derrocha apoyando la agresión. Vanity Fair informó sobre el plan ideado por Eliot Abrams (un sionista de la administración Bush) para derrocar a Hamás, que era «parte Irán-Contra, parte Bahía de Cochinos» y que terminó fortaleciendo a Hamás. Y, a diferencia de las estrategias de RR.PP., el antiguo jefe de los servicios de inteligencia israelíes admitió en documentos israelíes que Israel podría haber detenido hace mucho tiempo los cohetes caseros de represalia lanzados por los palestinos levantando el asedio de Gaza (a condición del alto el fuego entre Hamás e Israel acordado pero raramente puesto en práctica) pero que Israel se traía entre manos una cuestión más estratégica: probar un modo distinto de derrocar el gobierno de Hamás elegido legítimamente.

¿Pero cuántas cosas más se nos ocultan sobre Gaza? Más del 70% del millón y medio de palestinos que habitan esta sitiada y diminuta franja de tierra árida son refugiados. Cuando Obama visitó Sderot en el Negev, también debería haber visitado Gaza, donde habría conocido a los residentes nativos de Najd, que fue rebautizada con el nombre de Sderot después de su destrucción y del asentamiento de los judíos europeos. En Gaza habría conocido a refugiados procedentes de más de 530 pueblos y ciudades en los que se practicó una limpieza étnica. Para favorecer el éxodo, en las seis semanas anteriores a la declaración del estado de Israel, se perpetraron 33 masacres por parte de fuerzas judías como Haganah, Irgun y Stern (precursores del ejército israelí que está atacando Gaza en la actualidad). La Nakba palestina o catástrofe de destrucción y limpieza étnica marca nuestra historia al igual que los genocidios de la II Guerra Mundial marcan la historia europea. El estado incipiente se expandió por la fuerza hasta ocupar el 78% de Palestina (un 50% más del territorio que se le había asignado). Cisjordania y la Franja de Gaza fueron ocupadas en una segunda fase de la expansión israelí (1967). Una iniciativa de colonización masiva trajo a 450.000 judíos de todo el mundo a vivir a Cisjordania. En su eterna búsqueda del máximo espacio geográfico (para el estado judío) con una demografía mínima (palestinos nativos), sobrevino un sistema de apartheid y discriminación cada vez mayores financiado por los contribuyentes estadounidenses. Como en otras empresas colonialistas, los nativos (p. ej. los indios americanos, los argelinos, etc.) pasan a ser denominados terroristas, salvajes y bárbaros, especialmente si oponen resistencia.

La sublevación del gueto de Gaza resultó tan inoportuno para los planes de dominar Oriente Medio que fue combatido con una brutalidad fuera de lo común. A ello deben añadirse masivas campañas mediáticas bien financiadas en el extranjero destinadas a ocultar realidades, mientras se evitaba la entrada de los medios de comunicación en Gaza. Pero, la cobertura mediática independiente realizada en Europa y en otros lugares demuestra que las fuerzas israelíes bombardearon dos universidades, tres escuelas universitarias, comisarías de policía, varios barrios residenciales, tres colegios de la ONU, carreteras, puentes y un parque infantil. 700 palestinos fueron asesinados en dos semanas y más de 300 resultaron heridos. La mitad de las víctimas son mujeres y niños y la mitad de los hombres eran civiles. Comparándolo con la población de EE.UU., sería como asesinar a 132.000 ciudadanos estadounidenses en dos semanas. La Cruz Roja y agencias de la ONU denuncian violaciones masivas de las obligaciones de Israel en virtud del derecho internacional, violaciones que en muchos casos adquieren las dimensiones de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Irónicamente, en los pasados 60 años, los EE.UU. utilizaron su poder de veto el doble de veces para proteger a Israel del derecho internacional que para proteger sus propios intereses.

El motivo real de la carnicería que se está perpetrando en Gaza tampoco tiene relación alguna con el islamismo fundamentalista. A EE.UU. e Israel les gusta apoyar a los que siguen la doctrina del partido (por ejemplo, a Arabia Saudí). Como el ataque sobre el Líbano en 2006, Gaza es golpeada duramente para obligarla a aceptar la colonización y las estructuras de poder. En ese contexto, podemos entender al viceministro de «Defensa» israelí Matai Vilnai, que una vez advirtió que la resistencia continuada reportaría a los palestinos un «holocausto mayor». De hecho, la resistencia a la colonización y a la ocupación es natural y está legitimada en el derecho internacional y sólo puede ser exterminada con el genocidio.

La cronología de la carnicería de Israel en Gaza coincide, no por casualidad, con la transición de poder en EE.UU. (es decir, aterrorizar a los palestinos por si acaso Obama no siente tanta inclinación como Bush por tácticas de este tipo) ni tampoco coincide por casualidad con las próximas elecciones israelíes (es decir, los candidatos del partido gobernante quieren dar una imagen de dureza extrema). Lo que no se entiende es que los contribuyentes estadounidenses estén respaldando esta charada. El papel de los EE.UU. en el mundo era de lo más admirable y su economía estaba en pleno auge cuando el presidente Eisenhower se puso de parte del derecho internacional y obligó a Israel a retirarse de Gaza y el Sinaí en 1956. Por el contrario, tanto la posición de los EE.UU. en el panorama mundial como su economía son más débiles ahora que el grupo de presión israelí ostenta el máximo poder y nos arrastra a guerras perpetuas. A pesar de la censura a la que se hallan sometidos algunos medios de comunicación, los cientos de manifestaciones en apoyo de Gaza celebradas en los EE.UU. demuestran que los ciudadanos estadounidenses están empezando a entender que esta injusticia no puede continuar. Cuando pongamos fin al apoyo de EE.UU. al apartheid israelí (y lo haremos), tanto los israelíes como los palestinos podrán vivir digna y pacíficamente y la economía estadounidense y el resto de las economías del mundo se librarán de un enorme peso. Las alternativas son masacres continuadas y devastación económica. La elección no puede ser más obvia.

*El Dr. Qumsiyeh impartió clases en las Universidades de Duke y Yale antes de regresar a la Universidad de Belén. Es Presidente del Palestinian Center for Rapprochement Between People (Centro palestino para la reconciliación entre pueblos). Su sitio web es Qumsiyeh.org

Mazin Qumsiyeh

Presidente de la Junta Directiva

Palestinian Center for Rapprochement Between People http://www.pcr.ps/

Profesor, Universidad de Belén

Autor «Sharing the Land of Canaan: Human Rights and the Israeli-Palestinian Struggle»

http://qumsiyeh.org

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