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Estoy tan apesadumbrado, Yasser

Fuentes: PalestineChronicle.com

Era fácil para los generales de escritorio y para los intelectuales árabes cuestionar a posteriori a Arafat desde la distancia cómoda de capitales europeas y del Medio Oriente… » En la muerte, como en la vida, Yasser Arafat iluminó las llamas de la lucha palestina para la libertad y la dignidad. Aunque no hubiera hecho […]

Era fácil para los generales de escritorio y para los intelectuales árabes cuestionar a posteriori a Arafat desde la distancia cómoda de capitales europeas y del Medio Oriente… »

En la muerte, como en la vida, Yasser Arafat iluminó las llamas de la lucha palestina para la libertad y la dignidad. Aunque no hubiera hecho nada más – él hizo realidad que la lucha palestina por la libertad y la justicia fuera tomada en serio por el resto del mundo. Cuando Golda Meir proclamó que » no existen los Palestinos » – él le demostró que estaba equivocada. Y cuando Ariel Sharon lo etiquetó de ‘irrelevante’ – él puso de manifiesto al mundo entero que la causa palestina seguía siendo tan crucial como siempre para la paz internacional y la seguridad.

El coraje personal físico de Arafat – aún en su vejez – era una inspiración para su gente. Él era libre de hacer su equipaje y marcharse a París en cualquier momento que él hubiera querido. Pero él decidió soportar los tres últimos años de su vida como un preso virtual de Sharon.

Era fácil para los generales de escritorio y para los intelectuales árabes cuestionar a posteriori a Arafat desde la distancia cómoda de las capitales europeas y del Medio Oriente. Pero Yasser no estaba dirigiendo una campaña de relaciones públicas – él estaba trazando el destino de su pueblo. Yo, por ejemplo, soy culpable de no mostrar el respeto apropiado por el hecho de que Arafat había ganado algo que ningún otro líder palestino o árabe poseía – la popularidad de bases genuinas entre su pueblo.

Arafat fue obligado a conducir a una nación desposeída que vive en el exilio o bajo el puño de hierro de una brutal ocupación israelí. Él tuvo que equilibrar las necesidades de muchas asambleas – desde los intelectuales urbanos palestinos que viven en el exilio cómodo europeo hasta los refugiados que aguantan las privaciones de los campos horriblemente atestados. Sobre sus amplios hombros, él llevó la carga de los palestinos en los territorios ocupados cuando ellos enfrentaban las demoliciones de las viviendas, los escuadrones de la muerte israelíes y un bloqueo que apuntaba a la humillación y a privarlos de alimentos para hundirlos en la sumisión. Él también tuvo que ocuparse de la situación grave de los árabes israelíes que viven como ciudadanos de segunda clase en su tierra natal. Él tuvo que proporcionar ayuda a los refugiados palestinos en el Líbano, Jordania, Siria y más allá. Y él tuvo que proporcionar motivos a su pueblo para tener esperanzas de que ellos un día lleg arían a alcanzar la Tierra Prometida – y vivir como un pueblo con honra sobre el suelo sagrado que sus antepasados llamaron a casa.

No fueron solamente los israelíes los que trabajaron para oponerse la realización de las legítimas aspiraciones palestinas. Los políticos americanos se doblegaron ante el lobby israelí y no perdieron ninguna oportunidad de denigrar la causa palestina. El hostil lenguaje de la prensa inglesa tuvo un placer sádico en difamar la imagen de Arafat – aún durante su funeral. Los líderes árabes fingieron estar de acuerdo con la lucha de su pueblo. Y las Naciones Unidas y la Unión Europea abiertamente colaboraron en la represión del levantamiento palestino que se alzó para desafiar las décadas de vida y muerte bajo un salvaje ejército israelí.

Empeñado en su deseo de crear una zona segura para los palestinos, Arafat había estado dispuesto a aceptar una solución de dos estados que dejaba a su pueblo con sólo una quinta parte de sus tierras ancestrales. Pero los israelíes no estaban dispuestos a aceptar ninguna clase de Estado soberano palestino – sobre todo con Jerusalén Este como capital. Ellos usaron la cobertura del acuerdo de Oslo para confiscar más tierras y para construir más asentamientos. Después del asesinato de Rabin, los israelíes eligieron a Netenyahu y le dieron un mandato para sabotear el acuerdo. Arafat había hecho una oferta generosa que tuvo para él un alto costo político. A cambio, los israelíes terminaron por dar a los Palestinos menos que nada.

Cuando se hizo evidente que Oslo era letra muerta, un levantamiento espontáneo ocurrió después de la considerable provocación de la línea dura ligada al Lickud-Likudniks -conducidos por Ariel Sharon que llegó a violar la santidad de Haram el- Sharif

Arafat fue abandonado para tratar con una asamblea que se sintió engañada y lo culpó por su fracaso en pronunciarse. Encima de ésto, los israelíes emprendieron una certada campaña de relaciones públicas para culparlo del derrumbe de las conversaciones, mientras elegían simultáneamente a Sharon para causar estragos en la Ribera Occidental y en la Franja de Gaza. Usando sus recursos considerables en la CNN, FOXy otras empresas de medios de comunicación, los primos americanos ligados al Lickud -Likudnik- de Sharon volvieron a escribir la historia de Oslo y extensamente propalaron la ficción que Arafat había rechazado ‘una oferta generosa’.

La administración de Bush recibió el ascenso al poder de Sharon para impulsar con los brazos abiertos. Una tentativa de las Cortes belgas para hacer comparecer al primer ministro israelí responsable de crímenes de guerra en Sabra y Shatila se enfrentó con amenazas americanas de sanciones económicas. En vez de hacer pagar al Sharon de la masacre de Qibya por sus crímenes – ellos hicieron a Arafat responsable por el fracaso de Oslo.

La acertada demonización de Arafat le dio a Sharon las manos libres para pulverizar a los Palestinos. Poco después, los crímenes de guerra israelíes contra los Palestinos fueron emitidos en vivo desde Jenin, Belén, Rafah, Nablus y Jabalaya. El dolor infligido a los Palestinos no era ningún asunto secreto. El mundo entero vio el asesinato en directo sobre sus pantallas y bostezó.

Era de conocimiento público que los israelíes tenían una agenda con un solo punto – robar tanta tierra y ampliar sus fronteras como para acomodar las fantasías inmobiliarias de colonos del ala derecha de Brooklyn y Queens. Pero aquel pequeño detalle obvio pareció escaparse de la atención tanto de los líderes políticos como de los expertos.

Mientras ellos aguantaban un régimen de intensificada violencia institucional, los palestinos eran constantemente aconsejados que capitularan ante las demandas israelíes. Alguien remotamente familiarizado con la Historia moderna de Medio Oriente era consciente de la carrera de Sharon como un criminal serial de guerra. El bruto tenía una reputación bien merecida como un psicópata que apenas podría controlar su carácter o su sed de sangre. Incluso Begin, él mismo un probado criminal de guerra, había llamado a Sharon un mentiroso compulsivo. Pero los israelíes, para su vergüenza eterna, contrataron a Arik para la tarea exacta de dejar cicatrices permanentes sobre los Palestinos.

Los que se molestaron en prestar atención observaron en silencio cómo los líderes americanos judíos combinaron fuerzas para crear un distrito electoral formidable que hizo una campaña en apoyo del castigo colectivo, la destrucción deliberada de infraestructura, el uso indiscriminado de fuerza, demoliciones de casa y el sitio económico. Pero hablar claro contra ellos era una invitación a ser etiquetado como un antisemita. Por motivos que van del fanatismo a la indiferencia, los cobardes intelectuales desde Washington a New York a Londres a Berlín mantuvieron sus labios sellados mientras los Palestinos eran maltratados a diario de manera sistemática.

A lo largo de los últimos cuatro años del levantamiento palestino, la campaña insensible para difamar a Arafat ha permitido a George Bush encogerse de hombros y adherir a la visión de Ariel Sharon apaleando a la gente nativa de la Tierra Santa contraria a la aceptación de la sumisión permanente a una vida dentro de las paredes de Palitenciaría (Palestina» y «penitenciaría). Los Estados Unidos hicieron de Arafat el problema y permitieron ganar tiempo a los imbéciles de Ariel Sharon para producir hechos sobre la tierra – incluyendo una pared de separación que confiscó el 40 % de la Ribera Occidental. Ahora que Arafat no está más entre nosotros, Bush sin duda encontrará otras excusas para eludir la responsabilidad del imperio en la tendencia obsesiva de Israel de tomar parte en crímenes de guerra patrocinados por el gobierno.

Cuando uno tiene las probabilidades contra Arafat – es asombroso que él no desesperó hasta que sus órganos vitales dejaron de funcionar. Incluso se enfrentó con las últimas etapas de una enfermedad terminal – él rechazó partir para su tratamiento en París hasta que él no se hubiera asegurado las garantías internacionales de que podría volver a Ramallah para compartir el destino de su pueblo. El mundo podría no haber notado su nobleza, pero los Palestinos hicieron – y eso era todo lo que siempre le importó a Arafat. Si milagrosamente hubiera sobrevivido, él voluntariamente habría vuelto a su celda y afrontado las amenazas diarias de Sharon sobre su eliminación física.

Los Palestinos enterraron al padre de su movimiento nacional en una tumba temporal en Ramallah. En alguna futura fecha, ellos llevarán sus restos a su final y apropiado destino en el dulce suelo sagrado de Jerusalén. Arafat cumplió sus promesas hechas a su pueblo y su pueblo no ahorrará esfuerzos para cumplir con su promesa a Arafat.

El ofrecer mis condolencias a los palestinos me obliga a ofrecer una apología humilde de su último líder. Si él cometió errores, les correspondía a los Palestinos decidir en que medida lo consideran responsable. En su entierro, ellos demostraron que en el balance él había hecho el trabajo increíble de mantener la causa palestina viva. Ellos sinceramente adoraban al hombre. En el pasado, yo lo he llamado «Sí Señor «Arafat – porque pensé que tanto Oslo como el Mapa de Ruta eran un engaño. Pero Arafat tuvo que negociar con la mano débil de un líder encarcelado. Yo todo que hice alguna vez fue pontificar desde mi ordenador portátil-laptop. Arafat tuvo que hacer frente a las necesidades inmediatas palestinas y las presiones constantes internacionales y árabes para capitular – afrontando las amenazas diarias de daños corporales de un gamberro, un matón como Sharon. Yo todo con el que tuve que enfrentarme fue un pequeño correo lleno de odio.

Yo, junto con muchos otros en la comunidad árabe americana, recriminamos a Arafat cuando nosotros deberíamos haber estado pidiendo el cuero de Sharon. Nosotros deberíamos haber concentrado nuestros esfuerzos en enfrentarnos con nuestros propios líderes políticos insensibles que de buen grado colaboraron con Sharon. Nosotros deberíamos haber sido fuertes y más insistentes respondiendo a muchas lumbreras a favor de los israelíes que activamente alentaron la matanza de los niños de Arafat.

Ahora mismo, todo lo que yo puedo hacer es decir «lo siento tanto, Yasser». Sé que esto llega un poco tarde. Pero tenía que ser dicho. Que viva mucho tiempo en el corazón de los palestinos.

* Ahmed Amr es el redactor de NileMedia.com
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