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La tradición negra radical en Cuba, y el marxismo (II)

Fuentes: Rebelión

Ver aquí la primera parte de esta serie, por Maikel Pons Giralt

Nota:

Aquí explico el origen del presente intercambio. Las respuestas versan, en lo fundamental, sobre las siguientes preguntas:

¿Qué te parece la calificación de “marxismo negro” aplicada a figuras como Sixto Gastón Agüero, Juan René Betancourt o Ángel Pinto Albiol? ¿Es pertinente? ¿Prefieres otra manera de calificarlo?

¿Quiénes integrarían, en tu opinión, el cuerpo del marxismo negro, o, en general (aunque no lo es mismo), de marxistas negros en Cuba entre 1902-1958?

¿Puede hablarse de un “marxismo negro” en Cuba después de 1959 hasta hoy?

Si tu respuesta es positiva, ¿puedes sugerir nombres y obras relevantes que integrarían ese “marxismo negro” desde 1959 hasta la actualidad en Cuba?

Reitero aquí que el objetivo del intercambio, más que comprometerse con una “manía clasificatoria”, es:

En ese horizonte, es necesario situar ese pensamiento como parte de los debates y procesos políticos de los que participaron y no solo limitarnos al estudio de sus ´ideas´. Esto es, tratarlos como sujetos políticos, contemporáneos de su tiempo —cosa que hace el curso mencionado y que es necesario seguir haciendo—  y no solo como ´archivos´ para su estudio por parte del investigador actual.”

En esta ocasión aparecen las opiniones de Agustín Lao-Montes, Roberto Zurbano, Pedro Alexander Cubas, Alejandro Leonardo Fernández y Víctor Fowler. Habrá, al menos, una entrega más de esta serie.

(Julio César Guanche)

La tradición negra radical en Cuba, y el marxismo (2)

Agustín Lao-Montes

Me agradan mucho las preguntas. Se refieren precisamente a un tema que me ocupa hasta el punto que tengo planeado escribir un libro sobre el Marxismo Negro en América Latina. Tengo varios propósitos con él, entre ellos desmontar dos mitos:

1) La tendencia a equiparar las figuras de  pensamiento y política negra de carácter radical y contestatario (lo que  en inglés se denomina “Black Radical Tradition”)[1] con la categoría marxismo negro manejada de forma ligera, y como consecuencia;

2) el  calificar sin analizar a fondo sus ideas y políticas, a todos los
marxistas afrodescendientes como marxistas negros.

Para el libro, también tengo otras motivaciones, que incluyen las de carácter “marxológico”. Es decir, una propuesta de intervención sobre cómo historiar los marxismos, a la luz de analizar tanto el capitalismo racial/patriarcal como de centrar las corrientes y figuras que a la luz de una crítica del capitalismo
racial/patriarcal han producido teoría y política marxista.

Estas han sido invisibilizadas en la gran mayoría de las historias del marxismo, lo que implica revisar el conjunto de dicha historiografía.

Habiendo dicho esto, respondo rápidamente tus preguntas:

Solo puedo responder responsablemente por el caso de Juan René Betancourt, cuyo pensamiento y política fueron orientadas principalmente por un nacionalismo negro radical más que por el marxismo.[2]

A mi entender, hay dos grandes figuras del marxismo negro en Cuba antes de la Revolución del 1959.

La primera es Sandalio Junco, que fue un pensador original en la valoración tanto teórica como política de la centralidad de la dimensión racial del capitalismo, y en particular del racismo anti-negro. Ese argumento lo llevó al planteamiento político de la necesidad de organización autónoma  de los sujetos negros, en contrapunto con las políticas del Comintern a mediados de los 1930s, que inventaron una supuesta franja negra tanto en EEUU como en Cuba, doctrina que fue un fiasco en términos teóricos y políticos. [3]

El otro marxista cubano que tampoco recibe la  atención que merece, incluso en Cuba, es Walterio Carbonell.[4] Estuvo en el Encuentro de Intelectuales Negros de Paris en el 1955,  junto a Fanon, entre otros, y ejerció influencia incluso sobre Fidel Castro, inmediatamente antes y al principio de la Revolución. Sus argumentos apuntan claramente tanto a una crítica del capitalismo racial como a una política revolucionaria en la cual la diferencia afrocubana es clave y tiene una dimensión propia.

Carbonell sirve de referente hasta hoy día a intelectuales afrocubanos/as que sitúan su discurso y política como una suerte de revolución en la revolución. Es en relación con esta vertiente de Walterio que situaría la identificación de corrientes y autores del marxismo negro en Cuba en el periodo posterior a la revolución del 1959.

Sin embargo, creo que, en estricto sentido, ni Junco ni Carbonell eran “marxistas negros”.

La idea de Alberto Arredondo como representante de un marxismo aprista me parece muy sugerente. Me invita a leer a Arredondo con cuidado, que es algo que tengo en agenda desde que tú [Guanche] y Alberto Abreu me lo “presentaron”. Ahora, con el libro sobre W. E. B. Du Bois en América Latina que coescribo con Jorge Daniel Vázquez y Juliana Góes tengo la responsabilidad de hacerlo.

Roberto Zurbano

No creo pertinente la calificación de “marxismo negro” para estas figuras, configuran más bien un pensamiento negro de un amplio espectro político, donde las ideas marxistas a veces se acercan o alejan sin demasiada conciencia de filiación por parte de estos autores.

Lo más interesante aquí, creo, es no solo hablar de autores, sino de textos puntuales. Ello se hace aún más difícil ante la obra de los intelectuales negros republicanos [1902-1958], pues no eran catedráticos, sino columnistas que no pensaron a través de libros, sino en textos muy cortos e instrumentales para la lucha antirracista, sindical o cultural.

Además, no está de más recordar que en ese lapso hay autores de todos los colores políticos hablando sobre la cuestión racial. Este es solo un ejemplo: los textos de Carlos Rafael Rodríguez en la revista Mediodía sobre la poesía negra. Son de una transparencia marxista que contrasta con las opiniones sobre el mismo tema de Gastón Baquero, cuando habla de la antillanería y martiniquería de Virgilio Piñera.

En el marxismo cubano previo a 1959, Sandalio Junco puso énfasis central en la cuestión racial. Después de 1959, si pudiese hablarse de un “marxismo negro” en Cuba, sería con Walterio Carbonell, pero un solo palo no hace monte.

Walterio fue un ciclón entre los pensadores marxistas de los 1960. Intervino en algunos debates contra los lukacsianos desde una posición gramsciana que, por momentos, aparece en las páginas de su único libro publicado.[5]

Entendamos que este Walterio trae su experiencia parisina antiestalinista y su visión de los autores negros africanos y caribeños que conoció en la ciudad luz y a quienes acompañó en el primer congreso de escritores negros. La mayoría de estos autores habían tenido malas experiencias con sus respectivos partidos comunistas, excepto [Nicolás] Guillén, bastante malcriado por el partido, como también lo fueran Pablo Neruda o Jorge Amado.

Es importante en este punto conectar a ciertos autores cubanos post-59 con otros caribeños y africanos, pues el proceso de descolonización y el panafricanismo de los 1960 están marcados por un marxismo radical que no fue bien visto en Cuba.

Pedro Alexander Cubas

Hace diez y pocos años que Ramón Grosfoguel me regaló el libro de Cedric Robinson (lo tengo en las cajas de mi mudanza y no he podido echarle un vistazo porque me interesan otras cosas ahora).

Existe una mala costumbre de analizar la cuestión racial de Cuba desde moldes dictados por pensadores afronorteamericanos. Sería más interesante —y es lo que yo intento hacer desde el 2002—,[6] examinar los diálogos entre las obras producidas tanto en Cuba como en Estados Unidos; aunque éstos nos ganan en producción teórica de mayor nivel de depuración técnica y analítica.

Es una vergüenza que en los Estados Unidos se escriban y publiquen tantas obras sobre la cuestión racial de Cuba con un alto nivel teórico, mientras que en nuestro país la mayoría de la gente sigue “jugando a los pegados” y minimizando las cuestiones teóricas que ayudan a la comprensión de las relaciones raciales.

No creo que tengamos actualmente (ni hayamos tenido antaño) un “marxismo negro” en Cuba como quieren hacernos ver los seguidores de las teorías políticas de Cedric Robinson. Otro ejemplo clave similar, en ese horizonte, es la cuestión del “feminismo negro” en Cuba, etiqueta que no se sustenta ni histórica ni teóricamente para Cuba.

De mis conversaciones con mi Maestro Carlos Moore pude saber que hubo una especie de “marxismo negro” en Estados Unidos, que influyó en él cuando era muy jovencito entre fines de los 1950 y principios de los 1960, antes de su regreso a Cuba. La célebre escritora afronorteamericana Maya Angelou influyó mucho en él y le orientó sus primeras lecturas sobre el marxismo, que yo prefiero denominar “concepción materialista de la historia”.

Mi Maestro no oculta la influencia marxista; pero no cree en la existencia del tal “marxismo negro”. De hecho, él denuncia los aspectos racistas de los clásicos del marxismo en un libro publicado aquí [Brasil].[7] Además, él reconoció en Walterio Carbonell un gran Maestro. Fueron amigos, pero nunca lo definió como un “marxista negro”. Mucho menos a Juan René Betancourt, a quien también admira.

Pienso que José Luciano Franco tampoco es un “marxista negro” y compartió enfoques sobre esclavitud, capitalismo y raza —desde una perspectiva histórica— con C.R.L. James (pensador anti-estalinista siempre y pro-trotskista por un tiempo) y con Eric Williams.[8] El año pasado escribí un ensayo sobre ellos tres. Considero que Franco es único. Yo tampoco consigo “encajarlo” en ningún sitio, pero no hace falta dado su talento como pensador autodidacta.

Sé algo de la existencia de Gastón Agüero, Arredondo, Junco y Pinto Albiol, pero no tengo muchos argumentos sobre ellos como para decir que son “marxistas negros” o “negros marxistas”.

Ninguna de las dos etiquetas me parecen interesantes. No aportan nada a nuestra historia nacional. Hoy las veo como auténticas camisas de fuerza. La historia del pensamiento/ historia intelectual/historia de las ideas de hombres negros y mujeres negras de Cuba debe escribirse sin etiquetas tóxicas y oportunistas. Puede pensarse en cuestiones temáticas para explicar cada momento. Hacer un mapa de los marxismos cubanos ante la cuestión racial, como propones [Guanche], puede ser una opción viable para edificar disímiles categorías de análisis, pero sabiendo que siempre serán muy problemáticas y cuestionables. ¡Así son las cosas del oficio de hacer ciencia!

Sobre el “marxismo por la libre” cubano —los “chicos blancos” del 30— y los que has colocado muy bien como no marxistas —por ejemplo, Urrutia, y no es el único—, puede ser muy interesante reconstruir sus diálogos en la época camino a la Constituyente.

Alejandro Leonardo Fernández

Habría que reflexionar por qué Cuba queda fuera de la definición de marxismo negro. Para ello, recalcar la impronta histórica y las distintas corrientes de pensamientos tan diversas que circularon en la Isla y las distintas figuras no solo negras sino también blancas que se pronunciaron desde esta perspectiva. Hay mucho que problematizar.

Sobre los marxismos que influyeron en la isla hay que partir de dos posiciones:

-la línea oficial del Partido Comunista, central después de la década del treinta. Sabemos que la línea del partido estuvo en dependencia de la posición de la Internacional Comunista y, luego, de la influencia del Browderismo, desde los Estados Unidos, en la década del cuarenta. Por ejemplo, el debate comunista sobre la Franja Negra de Oriente está marcado por la impronta de la tesis de la Nación Negra de Harry Haywood y la definición de nación de Stalin.

-líneas por fuera del Partido Comunista: A partir de ahí puede clasificarse otros marxismos, que son posicionamientos que convergen y difieren sobre la cuestión racial.

El marxismo “tipo” es una cuestión difícil de precisar, ya que en Cuba se aplicó de manera diferente. El punto de partida fue la esclavitud y el colonialismo, pero no siempre se asoció a la problemática del desarrollo capitalista como base del sistema del racismo.

De hecho, los autores se refieren más a la colonia que al capitalismo en su fase de explotación. Puestos a “clasificar” —cosa que siempre es complicada—, considero que José Luciano Franco entra dentro de un “marxismo histórico”, en relación con el de Cepero Bonilla y Walterio Carbonell, pero yo no lo llamaría “marxismo negro”.

Víctor Fowler

Para usar la calificación “marxismo negro” son necesarias dos cosas: justificar que tales intelectuales fueron marxistas de manera consistente y que, además, le agregaron un “plus” de raza a las variantes del marxismo nacional.

Lo que hace esto sumamente complejo, a su vez, son también dos problemas: el número y significación de intelectuales negros que, aunque prestaron atención a problemas de raza, son solo reconocidos como “marxistas” (el caso de Salvador García Agüero es buen ejemplo), junto con el hecho de que algunos de estos pensadores merecieron su mayor destaque exactamente cuando hicieron propuestas profundamente anti-marxistas (como es el caso de Juan René Betancourt y su modelo de  asociacionismo negro).

Dicho de otra manera, defender la existencia de una corriente de “marxismo negro” demanda hacerlo a través de la exposición de un  conjunto de obras que justifiquen la denominación (libros, artículos y otras intervenciones). Pero, a la misma vez, el conjunto tiene que estar abierto a un análisis de la trayectoria, consistencia y desarrollo de dicho núcleo de pensamiento.

La verdad, preferiría hablar de la influencia del marxismo en determinados pensadores negros. Aunque si tengo que señalar a marxistas como tal, creo que el ejemplo más interesante es el de Ángel César Pinto Albiol (quien, por cierto, era un carpintero autodidacta).

Los Pinto eran mis vecinos, amigos íntimos de mi tío-abuelo Tomás Borroto Mora (comunista también), de quien habrás escuchado hablar. Entre otras cosas, fue Tomás quien escribió el célebre editorial de Hoy” donde se denuncia el asesinato de Jesús Menéndez. ¡Mira tú!

A mi entender, lo que más se parece, de manera estricta, a un marxista negro es Walterio Carbonell. Con todo, si miras bien, su contribución mayor (Cómo se formó la cultura nacional) es, sobre todo, la transposición del modelo que había conocido gracias a su contacto con [Aimé] Césaire y [Leopold] Senghor en aquellos tres días que pasaron juntos en el encuentro de escritores tercermundistas al que fueron invitados en la antigua URSS.

Bibliografía

Betancourt, Juan René: El negro ciudadano del futuro. (Folleto, sin otros datos). Con este título el autor ofreció una conferencia en la Universidad del Aire, el 26 de Abril de 1959. Se publicó en forma de libro en Betancourt, Juan René. El Negro: Ciudadano del Futuro: O todos somos felices, o nadie podrá ser feliz. Havana: Talleres Tipográficas de Cárdenas y Cia., 1959.

Betancourt, Juan René (1955): Doctrina Negra. La única teoría certera contra la discriminación racial en Cuba. La Habana: P. Fernández y Cia.

Carbonell, Walterio (2005): Cómo surgió la cultura nacional. La Habana: Biblioteca Nacional José Martí.

Childs, Matt D. (2010): La rebelión de Aponte de 1812 en cuba y la lucha contra la esclavitud atlántica. Santiago de Cuba: Editorial Oriente.

Cubas-Hernández, Pedro Alexander (2012): Los intelectuales negros de américa: la perspectiva cultural como base de la construcción de una subjetividad de carácter liberador (1920–1940). Dossiê: América Central e Caribe: múltiplos olhares. En Cadernos de Letras da UFF (no 45), pp. 115–137.

Franco, José Luciano. (2004): Historia de la Revolución de Haití. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales.

Garland Mahler, Anne (2018): The Red and the Black in Latin America: Sandalio Junco and the “Negro Question” from an Afro-Latin American Perspective. 1474-3892 (Print) 1474-3906 (Online) Journal homepage: http://www.tandfonline.com/loi/rach20. En American Communist History, Routledge. Available online at https://doi.org/10.1080/14743892.2018.1435054.

James, C.L.R. (2003): Los jacobinos negros. Toussaint LOuverture a Revolución de Haití. Madrid/México: Turner/Fondo de Cultura Económica.

Méndez Moissen, Sergio: Cuba: ¿Qué pasó con Sandalio Junco? In Sin Permiso. Disponible en: https://www.sinpermiso.info/textos/cuba-que-paso-con-sandalio-junco, checked on 5/20/2020.

Moore, Carlos (Edicoes): Racismo e sociedade – novas bases epistemológicas para a compreensão do racismo na história. Belo Horizonte: Mazza Edicoes.

Robinson, Cedric J. (2000): Black marxism: the making of the Black radical tradition. foreword by Robin D. G. Kelley; with a new preface by the author. p. cm. Includes bibliographical references and index. ISBN 0-8078-4829-8: The University of North Carolina Press/Chapell Hill, London.

Williams, Eric (2011): Capitalismo y esclavitud. With assistance of Traducción de Martín Gerber. Madrid: Traficantes de Sueños.

Notas:

[1] Robinson 2000

[2] Ver Betancourt 1955, Betancourt

[3] Ver Garland Mahler 2018 y Méndez Moissen

[4] Carbonell 2005

[5] Childs 2010

[6] Por ejemplo, Cubas-Hernández 2012

[7] Moore Edicoes

[8] Ver Franco 2004, James 2003; Williams 2011