Movimientos sociales, ecologistas y vecinales organizaron concentraciones el 19 de junio en Barcelona, Palma de Mallorca, Valencia, Tarragona, A Coruña y Vigo contra el turismo de megacruceros y las ampliaciones portuarias. “#StopCruceros.
Defendamos el clima, la salud y la vida”, reivindicaba el cartel de la convocatoria conjunta. Un estudio de Transport & Environment (junio 2019) señala que España e Italia son los países europeos más expuestos a la contaminación atmosférica provocada por los cruceros (medida en emisiones de NOx –óxidos de nitrógeno- anuales). Según Puertos del Estado, cerca de 11 millones de personas visitaron España en 4.236 cruceros durante 2019 (el segundo país de la UE tras Italia). Los cruceros internacionales pueden atracar de nuevo -a partir del 7 de junio- en los puertos españoles, tras la prohibición que estableció el gobierno por la crisis sanitaria.
Uno de los argumentos esgrimidos por el Gobierno de España es el volumen de negocio generado por la industria de los cruceros (cerca de 1.255 millones de euros anuales). Los activistas denuncian, sin embargo, impactos como el de la turistificación. En este contexto y ante la reactivación del turismo post-COVID, Coordinación Baladre, CGT y Ecologistas en Acción han editado en abril la revista de 62 páginas titulada La cara oculta del turismo, cuyo contenido resume la ilustración de portada: una bolsa de equipaje en la playa junto a las señales de “explotación”, “desigualdad”, cambio climático”, “colonización” y “COVID-19”.
El profesor de Geografía en la Universitat de les Illes Balears (UIB) y autor del libro Capitalismo y turismo en España. Del ‘milagro económico’ a la ‘gran crisis’ (2015), Iván Murray, da cuenta –en el artículo inicial de la revista- de los balances de la Organización Mundial del Turismo (OMT): en el primer trimestre de 2021 se redujeron en 180 millones las llegadas de turistas a los destinos internacionales respecto al mismo periodo de 2020 (la cifra supone una caída del 83%); la OMT también resalta que, por efecto de la COVID, los ingresos del turismo internacional se redujeron un 64% en 2020. En el artículo titulado La quiebra del turismo global, Murray da cuenta del peso que tienen fondos de inversión como Blackstone, que a través de Hotel Investment Partners (HIP) posee 64 hoteles y 19.237 habitaciones, principalmente en España (la mayoría en las Islas Canarias) y también en Grecia.
La revista aborda, asimismo, la realidad de las Kellys o trabajadoras que limpian en los hoteles. Recoge el testimonio de Antonina Ricaurte, camarera de piso eventual y secretaria de la asociación Kellys Unión Baleares, surgida en 2017 en Palma de Mallorca por iniciativa de nueve mujeres. Camarera de piso durante casi dos décadas, esta trabajadora detalla algunas consecuencias sobre su salud: “Cuatro operaciones (dos de hombro y a la espera de una tercera), una fascitis plantar, túnel carpiano… Además, diversas dolencias de la columna con hernias discales, una epicondilitis casi crónica”. En tiempos de pandemia se halla en desempleo, “cobrando la ayuda familiar de 430 euros que no dan para mucho”, añade Antonina.
El turismo en la naturaleza es ecoturismo y es sostenible. El artículo de la investigadora de la Universidad Politécnica de Valencia, Pau Alonso-Monasterio, rebate este mito de la denominada “industria verde”. En enero, la OMT calificaba el año 2020 como “el peor de la historia del turismo” y sus expertos preveían un aumento de la demanda del turismo interno, de naturaleza, al aire libre y la experiencia de los “viajes lentos”.
La autora refiere un informe gubernamental que recuerda cómo la cifra de turistas de naturaleza en España bascula entre los 28 millones y los 65 millones anuales, lo que representa entre el 12% y el 29% del total de visitas turísticas (El turismo de naturaleza en España, 2017); el documento añade, basándose en la OMT, que esta modalidad de turismo ha aumentado “notablemente” en las últimas décadas en el mundo, hasta el punto de representar el 15% del turismo global. Además de los riesgos de masificación (el número de visitantes a los Parques Nacionales españoles pasó de 8,4 millones en 1996 a 15,5 millones en 2017), el ecoturismo se desarrolla “usando los paisajes, el agua, las setas, los sonidos, los árboles, los animales y un gran etcétera en el que todo es susceptible de ser usado y sobre-usado para el turismo”, concluye Pau Alonso-Monasterio.
Según el Gobierno de Canarias, el turismo representaba el 35% del PIB y el 40,4% de los empleos del archipiélago en 2018. La Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre de 2021 señala que la tasa de paro en Canarias se sitúa en el 25,4%, superior en diez puntos a la media estatal. Además el informe FOESSA de 2019 apunta que el 29% de la población canaria se hallaba, en 2018, en una situación de exclusión social “moderada” o “severa”.
Surgida en 2008, la Asamblea Canaria por el Reparto de la Riqueza (ACRR) desarrolla la campaña El turismo es colonialismo. En uno de los textos de la revista –Tú no vives del turismo, el turismo vive de ti-, los activistas hacen referencia al empresario canario Eustasio Antonio López González (y hermanos), que a principios de 2020 ocupaba la posición 54 en el ranking del diario El Mundo que mide a los más ricos del estado español; con una fortuna valorada en 1.020 millones de euros, es el propietario de la cadena Lopesan, con 20 hoteles en Gran Canarias, Fuerteventura, Alemania, Austria y República Dominicana. Como segundo magnate canario se sitúa Juan Miguel Sanjuán y Jover, fundador del grupo canario Satocán, con divisiones en el turismo, la construcción, industrial y las energías renovables; y en tercer lugar, el empresario Wolfgang Kiessling, propietario del parque temático y zoológico Loro Parque, emplazado en Puerto de la Cruz (Tenerife).
En 2019 se registraron 1.500 millones de llegadas de turistas internacionales a los diferentes destinos mundiales (OMT). Sobre el volumen del negocio global, el secretario general de la OMT, Zurab Pololikashvili, declaraba en enero de 2020: “El número de destinos que obtienen 1.000 millones de dólares o más del turismo internacional casi se ha duplicado desde 1998”. Otro texto –¿Turismo sostenible?– de la Asamblea canaria cuestiona el concepto de “derecho” al turismo y lo relaciona con los intereses de la OMT, organismo de Naciones Unidas que opera como “un auténtico lobby de la industria turística”. Así, el pasado 16 de junio afirmó Pololikashvili: “Los destinos africanos deben tomar la iniciativa de celebrar y promover la vibrante cultura del continente, su energía juvenil y su espíritu emprendedor, así como su variada gastronomía”.
En la publicación de Baladre, la CGT y Ecologistas en Acción colabora asimismo Alberto Tellería Bartolomé, vocal técnico de la asociación Madrid Ciudadanía y Patrimonio (¿Turismo del patrimonio, o turistas contra el patrimonio?) Tellería cita como ejemplo el entorno del madrileño Paseo del Prado, “milla de oro” económica en torno a la “alta cultura”, donde se ubican –entre otros grandes museos- el del Prado, el Thyssen-Bornemisza y el Centro de Arte Reina Sofía. “Instituciones públicas y privadas se disputan los espacios todavía disponibles para extender sus ‘franquicias’”, subraya (el Ayuntamiento de Madrid, el Gobierno de la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Cultura promueven actualmente la candidatura del Paseo del Prado-Buen Retiro a la lista del Patrimonio Cultural de la UNECO).
Por último “los millones de personas que somos turistas sólo consumimos un ocio mercantilizado, y parece que en ninguna medida pensamos en las condiciones de explotación-precarización de la mano de obra que nos presta los servicios de alojamiento, hostelería o viajes”, reflexiona Desiderio Martín Corral, de la CGT. Y relaciona estas prácticas con la actividad de empresas como RyanAir (que promociona vuelos estivales a España desde 14,9 euros), la plataforma estadounidense de vehículos de transporte UBER o la multinacional Airbnb, dedicada a la oferta de alojamientos vacacionales y turísticos.