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Tras ocho años de una campaña mediática mundial

La UNESCO critica el «mercantilismo» de la elección de las nuevas «Siete Maravillas»

Fuentes: Prensa Latina via La República

Los elegidos están felices, otros ausentes de la lista se manifiestan disgustados y quien puede dictar pautas sobre el asunto descalificó la selección de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo. Una vez más, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), con sede en París, salió al paso de […]

Los elegidos están felices, otros ausentes de la lista se manifiestan disgustados y quien puede dictar pautas sobre el asunto descalificó la selección de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo.

Una vez más, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), con sede en París, salió al paso de las celebraciones por una lista élite, «fundada en los medios y sin argumentaciones coherentes».

Tampoco fue del agrado de los gobiernos de Francia y Egipto, dos países por cierto con numerosos lugares que quizá merecerían un espacio entre los escogidos, «si se hubiese pensado en un grupo de patrimonios reales de la humanidad».

«Francia comparte la concepción de la UNESCO, que inscribió en la lista del patrimonio mundial de la humanidad 851 lugares, de los cuales 31 se encuentran» en territorio francés, declaró la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Pascale Andreani.

La UNESCO subrayó en un comunicado de prensa que tiene «una visión muy amplia del patrimonio», en el que incluye no sólo monumentos, como en el caso del concurso de las Siete Maravillas.

Entran en el concepto de la entidad de ONU conjuntos más vastos como centros urbanos, paisajes trazados por el hombre o entornos naturales.

Christian Manhart, del Centro del Patrimonio Mundial de la UNESCO, denunció el carácter mediático del concurso del cineasta suizo Bernard Weber, a quien acusó de transmitir un «mensaje negativo a los países cuyos monumentos no fueron seleccionados».

Las nuevas maravillas del mundo, elegidas este sábado, son la Gran Muralla china, el Cristo Redentor de Brasil y la ciudad de Petra, en Jordania.

Asimismo, el Coliseo de Roma, las ruinas incas del Machu Picchu, en Perú, la antigua ciudad maya de Chichén Itzá, en México, y el Taj Mahal, de India.

Durante casi ocho años una exitosa campaña mediática mundial recabó de la población mundial criterios para elegir a las Siete Nuevas Maravillas del Mundo.

«No existe ninguna relación entre el programa dedicado a proteger el patrimonio mundial y esa idea», recalcó la UNESCO recientemente.

Sin embargo, el también conservador de museos y aviador helvético permaneció inmutable ante sus detractores y asegura que su proyecto denominado New Seven Wonders (siete nuevas maravillas en inglés), es un aporte a la humanidad.

«De lo que se trata es de hallar puntos comunes en un mundo donde priman las guerras y la destrucción. Si al final se convierte en un proyecto comercial, bienvenido, porque los fondos se destinarán a la recaudación de esos sitios», anotó.
Weber reiteró que 50 por ciento de lo recaudado irá a la reconstrucción de la Estatua Gigante del Buda, de Bamiyan, Afganistán, y el resto se invertirá en otros proyectos como las siete maravillas de la Naturaleza.

De cualquier modo, la UNESCO no pareció para nada satisfecha con las explicaciones de Weber y en duros términos expresó que a pesar de haber sido invitada a apoyar la iniciativa decidió no colaborar en este proyecto.

«Nuestra organización tiene como objetivo y como mandato ayudar a los países a identificar, proteger y preservar el Patrimonio Mundial», argumentó.

Agregó que «no basta con reconocer un valor sentimental o emblemático a ciertos sitios y clasificarlos en una lista nueva. Es necesario poder definir criterios científicos, evaluar la calidad de las candidaturas, definir marcos legislativos y de gestión».

Se trata de un proceso complejo que requiere, además, el compromiso de autoridades responsables, facilitando también un sistema de seguimiento permanente del estado de conservación de esos sitios, prosiguió.

«No existe ningún punto de comparación entre el plan del señor Weber y la labor científica y educativa que resulta de la inscripción de un sitio en la Lista del Patrimonio Mundial», expresó.

En cualquier caso, hay un hecho irreversible y es la participación de miles de millones de personas en la votación promovida por el realizador suizo.

Quizá esconda razones mercantiles de forma solapada, pero las cosas le funcionaron muy bien hasta ahora.
Es obvio que la idea no partió de bases muy originales y si efectistas y mediáticas, como los hechos de decidirse por una jornada de cábalas, el famoso 7 7 07, para dar a conocer los resultados.

También, como explicó la UNESCO, reducir las maravillas del orbe a un número tan pequeño, es pasar por alto todas las creaciones del ser humano a lo largo de su historia, que fueron aumentando con su mismo desarrollo.