A finales de 1959, desde antes de constituirse en la estructura de la CIA el Grupo WH-4[1] creado para instrumentar el programa presidencial norteamericano de agresiones contra Cuba, ya la orden ejecutiva de asesinar a los principales dirigentes de la Revolución cubana en primer orden a su líder histórico Fidel Castro Ruz, estaba dada. En […]
A finales de 1959, desde antes de constituirse en la estructura de la CIA el Grupo WH-4[1] creado para instrumentar el programa presidencial norteamericano de agresiones contra Cuba, ya la orden ejecutiva de asesinar a los principales dirigentes de la Revolución cubana en primer orden a su líder histórico Fidel Castro Ruz, estaba dada.
En la reunión de ese grupo el 9 de marzo de 1960, su jefe el coronel de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos Joseph Caldwell King, mejor conocido dentro de la Agencia con el mítico nombre J.C. King, ofreció su visión de cómo resolver lo que ya desde entonces se calificaría como: «caso cubano». Observó a todos los presentes y lapidariamente dijo: «A menos que Fidel y Raúl Castro y el Che Guevara puedan ser eliminados en un «solo paquete» lo cual es altamente imposible, esta operación será larga… el presente gobierno sólo puede ser derrocado por el uso de la fuerza.»[2]
El 11 de diciembre de 1959, ya este funcionario había elaborado un documento, que alertaba, que la Revolución cubana era dirigida por líderes de tendencias comunistas y apremiaba tomar decisiones antes de que la misma se fuera del control norteamericano. Ahora había hecho una propuesta concreta para según su dictamen eliminar la amenaza.
Se efectuaba una de las reuniones previas, que la Rama No. 4 de la División Hemisferio Occidental de la CIA (WH/4) había convocado para sucesivamente aproximarse a las propuestas que debían ser elevadas a la decisión ejecutiva en relación con el derrocamiento de la Revolución cubana. Esta rama se había creado el 18 de enero de ese mismo año, como un equipo especial que podía ampliarse para dirigir la propuesta operación cubana y que sería aprobada por el Presidente norteamericano el 17 de marzo y pasaría a la historia como Un Programa de Acción Encubierta contra el régimen de Castro, que este año cumplió cincuenta y un año.
Una verdadera cacería se desató desde entonces para asesinar al gobernante cubano. Más de seiscientas conspiraciones se han registrado por más de medio siglo
El origen y la historia
El 26 de julio de 1953, un grupo de mujeres y hombres decididos a producir el cambio transformador en la realidad cubana se lanzaron al asalto contra la dictadura imperante. El intento fracasó, pero sería el inicio de una etapa que traería como consecuencia la caída de Fulgencio Batista. En septiembre del mismo año comenzó el juicio en contra de los participantes, que no habían caído en el combate o habían sido asesinados posteriormente. El día 26, Fidel Castro no fue presentado ante la Corte para exponer su alegato de denuncia y defensa, se pretextó que el acusado estaba aquejado de una «una enfermedad nerviosa.» La reacción fue inmediata, sus compañeros denunciaron los intentos de envenenar al líder revolucionario, quien desde hacía algunos días se negaba a comer alimentos preparados en la prisión y sólo probaba aquellos que le traían sus familiares o sus amigos.
Sucederían otros intentos, así el 25 de diciembre de 1958 cerca del campamento donde se encontraba la Comandancia del Ejército Rebelde, fue capturado un norteamericano, quien portaba un fusil con el propósito de asesinar a Fidel Castro, había sido contratado por militares de la dictadura batistiana, que ya en varias ocasiones había enviado también a sicarios a la Sierra para eliminarlo.
Este sería el inicio de la larga lista de planes fallidos con este objetivo, perpetrados por grupos contrarrevolucionarios dirigidos por la CIA y con el empleo de miembros de la mafia norteamericana.
Los laboratorios de la agencia norteamericana concibieron diversos métodos para lograr el objetivo magnicida, sus ejecutores urdieron variados planes para ese fin. Entre estos utilizar plumas venenosas, píldoras de cianuro, trajes de buceo impregnados con hongos, tabacos tóxicos, armas colocadas en filmadoras de seudo periodistas, artefactos explosivos disfrazados de moluscos, fusiles de alta precisión, cohetes teledirigidos, aviones cargados de explosivos y comandos terroristas, entre otras variantes asesinas.
Los escenarios para consumar el crimen han sido diversos dentro y fuera de Cuba. En cada viaje al exterior del dirigente existió una conjura homicida con participación de terroristas. En los requerimientos informativos de los analistas de la CIA para sus agentes, esta información tenía permanente prioridad. Desde 1991 con el inicio de las reuniones cumbres de los Presidentes y Jefes de Gobierno de Iberoamérica, estos eventos se constituyeron en un contexto recurrente para ejecutarlo.
Organizaciones terroristas radicadas en Estados Unidos como la Fundación Nacional Cubano Americana, FNCA, se especializaron para alcanzar este resultado. En la Primera Cumbre celebrada en Guadalajara, México, su intento se frustró, entonces la FNCA creó un grupo denominado Comisión Nacional de Seguridad que sería el encargado de seleccionar, armar y dirigir a profesionales para nuevas tentativas.
En la II Cumbre efectuada en Madrid, España en 1992, el terrorista Gaspar Jiménez Escobedo planeó derribar el avión civil cubano que llevó al Presidente de Cuba por medio de un cohete adquirido en Centroamérica. Ya este criminal había participado en otra intentona en ocasión de de la primera visita del Mandatario a Jamaica en octubre de 1977. En 1993, nuevamente participó en los preparativos de otro plan similar durante la probable asistencia de éste a la toma de posesión del presidente hondureño Carlos Roberto Reina.
En ese mismo año se fraguó otro plan terrorista que sería ejecutado en el marco de la III Cumbre celebrada en Salvador de Bahía, Brasil.
Otro ensayo que alcanzó un desarrollo peligroso fue el preparado para ejecutarse con el empleo de fusiles de alta precisión proporcionados por la FNCA en la IV Cumbre convocada en Cartagena de Indias, Colombia. El terrorista internacional Luis Posada Carriles tuvo una participación decisiva en los preparativos, que continuaron para intentar la agresión durante la visita de Fidel Castro a Sudáfrica en ese mismo año. El presidente de la FNCA, Francisco José Hernández Calvo era el dueño de uno de las armas destinadas al asesinato.
En ese mismo año, terroristas viajan a Sudáfrica para estudiar la posibilidad de atentar contra Fidel Castro, durante la toma de posesión de Nelson Mandela a la cual asistiría.
Ante este revés la FNCA cambió de equipo, esta vez envió a Bariloche, Argentina donde se efectuó la V Cumbre en 1995 a un grupo de terroristas con su Director Roberto Martín Pérez Rodríguez, torturador de la policía de Batista al frente, quien después de estudiar y preparar durante meses la acción, desistió por los peligros que incluía la ejecución para quienes participaran.
El cabecilla principal de esta organización terrorista Jorge Mas Canosa estaba harto de la falta de profesionalidad y entrega de sus terroristas por los reiterados fiascos sufridos en varios intentos para asesinar a Fidel. Era una cuestión que afectaba su liderazgo y apeló a su carta de triunfo. Convocó al agente de la CIA y criminal probo Félix Ismael Rodríguez Mendigutía, quien en ese momento era directivo de la vencida Brigada 2506, integrada por mercenarios de origen cubano derrotados hace medio siglo en Playa Girón.
El terrorista seleccionó a un grupo de experimentados criminales y viajaron a Viña del Mar, Chile donde se celebraría la VI Cumbre Iberoamericana. Como una treta, parte del plan magnicida, fue enviada una delegación de contrarrevolucionarios cubanos de la llamada Junta Patriótica Cubana de Venezuela con Nelly Rojas, una cercana colaboradora de Posada Carriles y Salvador Romaní al frente, para realizar disturbios y protestas con el apoyo de grupos fascistas chilenos y hacer creer que esta sería sólo la reacción ante la visita.
En 1971 en ocasión de la visita de Fidel Castro a ese país, un comando terrorista con el apoyo de los agentes de la CIA, Antonio Veciana Blanch y Luis Posada Carriles, había planeado asesinarlo en varias oportunidades durante sus recorridos. La caza continuaría…
[1] Grupo de tarea creado en la estructura del Hemisferio Occidental de la CIA para operar contra Cuba.
[2] Reunión del grupo WH-4 de la CIA el 9 de marzo de 1960.