Recomiendo:
0

La ola de transparencia no alcanza al patrimonio de la monarquía ni a sus actividades "privadas"

Las incógnitas sin despejar de las cuentas del rey

Fuentes: Público

Desde el 10 de abril de 2006, el presidente del Gobierno, los ministros y los altos cargos están obligados a desnudarse: tienen que aportar a un registro sus declaraciones de renta y de patrimonio y una completa radiografía de sus inversiones, sus bienes y sus participaciones societarias. Para los ministros, el desnudo es integral: tal […]

Desde el 10 de abril de 2006, el presidente del Gobierno, los ministros y los altos cargos están obligados a desnudarse: tienen que aportar a un registro sus declaraciones de renta y de patrimonio y una completa radiografía de sus inversiones, sus bienes y sus participaciones societarias. Para los ministros, el desnudo es integral: tal cual llega, se publica en el Boletín Oficial del Estado.

El objetivo de esta ley, cuyo espíritu se ha extendido luego en distintos grados de exigencia a las Cortes, a varias comunidades y parlamentos autonómicos, viene fijado en el preámbulo y nada tiene que ver con el morbo: «Prevenir situaciones que puedan originar conflictos de intereses». Y, como todas las leyes, lleva la rúbrica del jefe de Estado, el rey Juan Carlos I, que, sin embargo, queda al margen de los deberes que impone.

La Casa del Rey desveló la semana pasada por vez primera en 32 años a qué destina el monarca la asignación pública anual, que en 2011 ascendió a 8,4 millones de euros. El PP, el PSOE y los medios monárquicos han celebrado como un gran hito de transparencia el gesto de la monarquía, que empieza a equipararse así con sus pares europeas, pero que sigue lejos de los estándares de transparencia que afrontan el resto de servidores públicos de alta responsabilidad en España.

De un lado, el desglose de esta partida supone apenas una mínima parte del gasto público que se destina a la monarquía y que, según la estimación de Público, asciende a un mínimo de 59 millones al año si se agregan las partidas que sufragan los ministerios. Del otro, la luz no ha llegado aún al ámbito privado de la Casa del Rey, que sigue moviéndose en la más absoluta oscuridad y sin norma legal que la regule al no haberse aprobado ninguna ley ni Estatuto sobre los derechos y los deberes de la Corona y sus miembros.

«La Casa Real ha dado un paso, pero es muy incompleto», advierte Antonio Torres del Moral, catedrático de Derecho Constitucional de la UNED experto en la monarquía. Y añade: «En lo que respecta a los fondos públicos, hay que afinar y desglosar, por ejemplo, las aportaciones a la reina y las infantas. Pero hay que abordar también todo el aspecto privado: conocerlo, aunque sea a grandes rasgos, y regularlo jurídicamente».

«Los tiempos empujan hacia la transparencia y no se puede hacer nada para detener una tendencia imparable, razonable y democrática», concluye Del Moral, quien al mismo tiempo se muestra comprensivo si se «espacian los tiempos» para que no parezca «un acoso».

Pero la izquierda minoritaria no ha dejado pasar ni un segundo: ya ha anunciado que inundará el Congreso y el Senado de iniciativas para seguir escarbando tras años en que muchas de sus preguntas sobre la monarquía ni siquiera eran aceptadas por la Mesa. Cuando, hace tres años, ERC intentó conocer el desglose de la asignación pública a la Casa del Rey justo lo que ha desvelado ahora el propio monarca, la Mesa le devolvió indignada la iniciativa, sin ni siquiera registrarla, y los republicanos acudieron al Tribunal de Estrasburgo, que aún no se ha pronunciado.

«Buena parte de la culpa de la falta de transparencia es del PP y el PSOE, que con su actitud genuflexa han acostumbrado mal al rey, lo que ha acabado causándole problemas», subraya Iñaki Anasagasti, histórico dirigente del Partido Nacionalista Vasco y autor de Una Monarquía protegida por la censura (Foca).

Ahora, Esquerra ha presentado cien preguntas para «acabar con la opacidad de la Casa Real» que abordan sobre todo los aspectos privados aún guardados a cal y canto (ver recuadro anexo). IU prepara una doble batería: para conocer el dinero público que destinan los ministerios a la Casa del Rey y para aclarar el patrimonio y las actividades económicas privadas del jefe de Estado. E ICV pretende, al hilo de la impu-tación de Iñaki Urdangarin, impedir que cualquier miembro de la Casa Real con asignación pública tenga actividades privadas retribuidas.

LA FORTUNA

Misterio millonario

Nadie sabe a cuánto asciende la fortuna del jefe del Estado y de su familia. Ni qué la integra. Ni de dónde procede.

«El patrimonio personal y cómo se gestiona es algo completamente privado y familiar, ajeno por tanto a la institución», explica un portavoz de la Casa del Rey.

El origen del patrimonio fue necesariamente modesto, como a menudo han evocado ante biógrafos oficiales el propio rey y también la reina, como consecuencia de pasar los Borbones 44 años apartados del trono, primero por la II República y luego por la ambigüedad de un franquismo formalmente monárquico que aspiraba a someter a la familia real.

Y, sin embargo, en 2002, la revista Eurobusiness, en un ranking sobre los ricos europeos, cifraba la fortuna del jefe de Estado en 1.790 millones de euros. El entonces embajador en Londres remitió una misiva de protesta a la revista, que firmó como marqués de Tamarón, considerando «disparatada» la cifra: «Sólo se puede explicar por haber entendido ustedes, erróneamente, que los bienes públicos propiedad del Patrimonio Nacional, del Estado español, son propiedad privada de Su Majestad el Rey, lo cual es evidentemente inexacto».

Como recuerda Anasagasti, Eurobusiness trascendía necesariamente a Patrimonio Nacional, porque aludía sin dar pistas a propiedades «des-parramadas por toda Europa» y a un supuesto fondo en el exterior creado por monárquicos durante el franquismo. Sin embargo, la polémica murió con la revista misma: el dueño, el magnate de la Fórmula 1 Bernie Ecclestone, echó el cierre poco después, en 2004.

El periodista José García Abad contó, en La soledad del rey (Esfera de los libros), que el testamento de don Juan a sus hijos Juan Carlos, Pilar y Margarita, incluía un chalet en Puerta de Hierro, parte de un edificio de oficinas de la Gran Vía de Madrid, un apartamento en Estoril y 36.000 euros en una cuenta en Suiza.

Supuestamente, estas propiedades fueron vendidas y sólo la familia real y su entorno saben si el Monarca ha adquirido privadamente otras propiedades. Tampoco se sabe si el supuesto fondo en el extranjero que citaba Eurobusinessy la teórica cuenta suiza siguen operativos. Para los portavoces oficiales de la Casa Real, la respuesta sobre la fortuna real y su actividad privada es siempre la misma: «No tenemos ni idea, porque se trata de un asunto estrictamente privado: manejan sus asuntos como cualquier familia y pagan todos los impuestos que les corresponde».

Los portavoces oficiales tampoco aportan detalles sobre los impuestos, más allá de una proclamación rotunda: a diferencia de la tradición de la realeza europea, aquí los pagan todos: IRPF, Patrimonio, IVA, circulación, etcétera. Pero las cuantías que permitirían tener una idea aproximada de la fortuna son aún materia reservada.

Desde 2008, Forbes publica también un listado sobre la riqueza de las casas reales y la monarquía española no aparece nunca entre las 15 más adineradas. Cada año, el artículo acaba subrayando explícitamente que el listado no incluye a las casas reales de España ni de Japón «porque no hansuperado el corte».

En 2011, el «corte» eran cien millones de euros y el listado sólo incluía dos monarquías de la UE: la británica (le atribuía una fortuna personal de 500 millones de euros) y la holandesa (220).

LOS REGALOS

Registro privado

Si un político acepta un regalo importante, se arriesga a que lo acusen al menos de cohecho. Pero el principio no afecta al jefe de Estado, que teóricamente no incide en la elaboración de las leyes y que en su reinado ha recibido una auténtica lluvia de regalos valiosísimos, sobre todo procedentes de círculos empresariales.

La primera gran colecta para Juan Carlos I empezó incluso mucho antes de que arrancara su reinado, en 1962, con motivo de su boda, por iniciativa del banquero Lluís Valls i Taberner, que reunió entre empresarios 20 millones de pesetas para los novios.

Pero el fenómeno ha tenido muchísimos episodios públicos, porque en España sólo la izquierda minoritaria lo ha considerado peligroso. La diferencia con Suecia es abismal: en 2010, la monarquía se tambaleó al trascender que la princesa heredera había aceptado que un empresario costeara su luna de miel y evitó la investigación por soborno porque goza de inviolabilidad.

Los regalos a la Corona española han incluido coches de lujo en 1988, el polémico financiero Javier de la Rosa obsequió al jefe de Estado en nombre de un grupo de empresarios catalanes con un lujoso Porsche deportivo, viviendas el rey Hussein de Jordania regaló al monarca una mansión en Lanzarote y yates, una de las grandes debilidades de la familia: el primer Fortuna que disfrutó, en 1976, fue gentileza del rey Fahd, su hermano saudí; y el Fortuna moderno fue una joya que pudo costar hasta 40 millones de euros y que pagaron a escote empresarios mallorquines y catalanes con el paraguas de la Fundació Turística y Cultural de les Illes Balears, cuyo patronato encabezaba Jaume Matas, hoy imputado en el caso que ha desencadenado la investigación sobre el yerno del rey.

También Mario Conde llegó a encargar un yate de superlujo para el rey, según descubrió el periodista Ernesto Ekaizer, autor de Vendetta (Plaza y Janés, 1996). Tras desencriptar el acta de varias reuniones, Ekaizer averiguó que el regalo incluía el pedido de turbinas de gran potencia a General Electric. En el proyecto, que no llegó a culminarse, participaron una representante de la firma Global Reach (EEUU) y tres íntimos del rey: Manuel Prado y Colón de Carvajal, Francisco Sitges (Asturiana del Zinc) y José Ignacio López de Arriortúa (Volkswagen).

Como no existe un registro público de los regalos, la nebulosa ha alimentado todo tipo de leyendas más o menos desmentidas, como las maletas con ,il millones de pesetas que José María Ruiz Mateos dijo haber entregado al rey en la década de 1980 sin que nadie investigara si era cierto ni le denunciara por injurias. La última, difundida por uno de los periodistas que mejor conoce la Casa del Rey, aseguraba que un jeque árabe había regalado al rey un coche bañado en oro.

«Se dicen muchas mentiras, como la del coche de oro y que el rey tiene 70 coches privados. Son muchísimos menos», afirma un portavoz de la Casa Real, sin precisar la cifra del parque móvil privado del monarca. El portavoz asegura que, aunque no existe registro público de regalos, todos los obsequios constan en el registro de entrada y que los importantes se donan a Patrimonio Nacional. «El criterio utilizado es el sentido común: un barco es inventariado y va a Patrimonio Nacional, un caballo, al registro de semovientes, y una gallina, quizá a la cocina», explica.

LAS INVERSIONES

La ‘Casa bis’

Antes, todo el mundo sabía que de los negocios privados del rey se encargaba Manuel Prado y Colón de Carvajal, que se ganó el malicioso apodo de Jefe de la Casa bis. Pero Prado, muerto en 2009, quedó abrasado en dos de los escándalos judiciales más espectaculares de la década de 1990: la caída de los financieros Javier de la Rosa y Mario Conde.

De ambos casos, la Casa del Rey salió indemne, pese a que De la Rosa aseguró que cien millones de pesetas del agujero de KIO habían ido a parar a la Corona y que, según reveló Ekaizer en Vendetta (Plaza & Janés), con la intervención de Banesto se descubrieron dos cuentas a nombre del rey: una con un descubierto de 150 millones de pesetas y otra con aportaciones para la ampliación del capital del banco.

Los escándalos económicos han rozado otras veces La Zarzuela sin impactarla jamás: desde el crédito de cien millones de pesetas, sin intereses y reiteradamente renovado, que Arabia Saudí otorgó supuestamente a su hermano español y del que se hace eco García Abad, hasta la declaración, en sede judicial francesa, del expresidente de Elf LoïkLe Floch-Prigent, que, antes de ser condenado, dijo haber abonado comisiones pensando que se dirigían al monarca en la compra de Ertoil.

Desde que cayó Prado, nadie sabe quién se encarga de la Casa bis ni cómo opera. El rey ha mostrado un poco sus cuentas públicas, pero el viento de transparencia no ha alcanzado las privadas.

Fuente: http://www.publico.es/espana/414898/las-incognitas-sin-despejar-de-las-cuentas-del-rey