Para poder entender el papel que juega la Inversión Extranjera Directa (IED) española en México y sus características principales primero es necesario conocer cómo fue el proceso por medio del cual las empresas españolas lograron introducirse en el país. En este sentido, es necesario plantear el problema desde una doble vertiente: un proceso autónomo en […]
Para poder entender el papel que juega la Inversión Extranjera Directa (IED) española en México y sus características principales primero es necesario conocer cómo fue el proceso por medio del cual las empresas españolas lograron introducirse en el país. En este sentido, es necesario plantear el problema desde una doble vertiente: un proceso autónomo en cada uno de los países pero cuya articulación permitió la internacionalización de las empresas españolas hacia el territorio mexicano. Sin embargo, este proceso no se puede calificar de independiente entre ambos países, ya que son dos partes de un mismo movimiento a escala mundial de internacionalización empresarial, liberalización, privatización y desregulación de las economías nacionales y de la economía mundial en su conjunto. Por tanto lo que primero se expondrá en este artículo son los cambios acaecidos en los dos polos protagonistas de esta investigación. Es decir, se pretende primero poner en claro cuáles fueron los cambios estructurales tanto en México como en España, que, en última instancia, deberían considerarse como determinantes para que se diera una articulación entre ambos procesos que permitiera la entrada de inversiones españolas en México. En este sentido, dadas las características de la IED española, el análisis estará centrado en el sector financiero.
Como en el resto de América Latina, en México hubo un radical giro en la estrategia de desarrollo desde los años 80. Desde la década del 30 se empezó a delinear en algunos países latinoamericanos una estrategia de desarrollo que se vino a conocer como «industrialización por sustitución de importaciones» (ISI), que logró implantar en gran parte de América Latina nuevas capacidades industriales y permitió mejoras en los niveles de vida de algunos sectores de la población, aunque, por supuesto, sin superar la situación de dependencia de estos países periféricos. Sin embargo, desde los años 70 se da un cambio de rumbo radical en la definición de las estrategias de desarrollo de la región.
En diciembre de 1987, en plena crisis de la deuda en México, se firma el primer Pacto Económico, donde la reducción de las funciones del Estado en el proceso económico, al igual que las políticas económicas liberalizadoras que afectaron de forma global al conjunto de la economía (a nivel empresarial, sectorial y regional), fueron los cambios más importantes que introdujo esta reforma estructural. [1]
Las reformas legislativas que prepararon el terreno para favorecer la entrada de capitales extranjeros en México se iniciaron en 1984. En este año se modificó la Ley de 1973 para Promover la Inversión Mexicana y Regular la Inversión Extranjera Directa. Pero la de 1984 no fue la única reforma de la ley en lo referente a la IED. Hubo modificaciones de la misma y se promulgaron leyes nuevas de carácter amplio para regular y promover la IED además de decretos y regulaciones más específicas para diferentes sectores (ver Cuadro 1 en la edición en papel o en PDF).
El sector bancario ha sido el receptor del 48% de la IED española en el período 1993-2009, siendo con diferencia el de mayor importancia relativa (ver Gráfico 1 en la edición en papel o en PDF).
Para entender cómo logró la banca española introducirse en el mercado mexicano es necesario presentar un esbozo del proceso de privatización de la banca en México. En 1982 se llevó a cabo la nacionalización del sector bancario mexicano dentro del marco de la crisis de la deuda iniciada en agosto de 1982 en el propio México. Así se llega al año 1990 con una banca en manos del Estado, y es entonces cuando se anuncia el inicio de las privatizaciones mediante una reforma constitucional que permitiría lo que se llamó la «desincorporación bancaria».
La privatización de la banca aportó aproximadamente unos 12.000 [2] millones de dólares al fisco. Una vez vendidos los bancos (18 en total), los nuevos grupos que los adquirieron, por diferentes motivos relacionados con la desregulación financiera, la forma de adquisición, y la propia gestión, dejaron a los bancos recién privatizados en una situación crítica. Fue así que una vez desencadenada la crisis del sistema bancario mexicano, tan sólo 4 años después de su privatización, el Estado tuvo que intervenir para ayudar a la banca emitiendo deuda por un valor que ascendía a los 60.000 millones de dólares en 1998, nada menos que cinco veces el precio de venta de los 18 bancos privatizados. [3]
Así, después de la crisis de 1995 y del rescate llevado a cabo por parte del Estado se da un importante proceso de reestructuración de la banca. En este momento una gran cantidad de bancos se encuentran en situación de quiebra y es entonces cuando se inicia un intenso período de compra de los bancos por capitales extranjeros. Es realmente el inicio de las «extranjerización» del sector bancario mexicano, que de ser estatal en 1990 pasó a tener una participación de la banca extranjera que alcanzó el 90% en 2001. [4] Es decir, en un lapso de sólo 11 años se privatizó la banca y fue adquirida en su amplia mayoría por capitales extranjeros, convirtiéndose con diferencia en el país latinoamericano con una mayor presencia de capitales foráneos en el sector financiero.
La entrada de IED en el sector financiero mexicano
Las reformas del sistema bancario español se iniciaron en 1974, continuaron durante la década de los 70 y 80, introduciendo mayor margen de maniobra para la actuación de bancos y cajas, hasta que llega un momento particularmente importante en 1992 y 1993, ya que se liberalizan los movimientos de capitales internacionales, lo cual dio un impulso decisivo para la internacionalización de la banca española, particularmente hacia América Latina.
Por otro lado, a partir de finales de los años 80 los mayores bancos españoles han seguido una estrategia de fusiones y adquisiciones para lograr así un doble objetivo (ver Cuadro 2 en la edición en papel o en PDF).: reforzar su presencia en el mercado e incrementar sus niveles de competitividad. Este proceso permitió a algunos bancos españoles lograr un tamaño suficiente para poner en marcha la internacionalización de sus operaciones. Ha habido dos protagonistas principales en el proceso de centralización de la banca española: BBVA y Santander, precisamente los dos bancos españoles de mayor presencia en México.
La banca española en México
Siguiendo el planteamiento inicial, una vez caracterizado el escenario de privatización, internacionalización y centralización bancaria en España y México podemos pasar a analizar cuáles han sido las principales características de la inserción de la banca española en el país azteca.
El proceso de expansión de la banca española hacia Latinoamérica en general, y a México en particular, ha tenido un rasgo fundamental: la introducción en las actividades de banca comercial, históricamente la principal actividad de la banca española. Teniendo en cuenta esto, la estrategia más efectiva era la compra directa de entidades ya existentes con su correspondiente red de oficinas comerciales.
Además, la banca española ha entrado con fuerza en la administración de los fondos de pensiones privados. Ha sido debido a que las privatizaciones en América Latina, y en particular en México, han afectado no sólo a las empresas y los servicios públicos sino también a los sistemas de previsión que los bancos españoles han podido tomar protagonismo en la administración de los fondos de pensiones mexicanos.
Ya en el año 2002 la cuota de mercado en activos de fondos de pensiones del BBVA y el Santander representaba el 30,7%. [5] De este modo los bancos españoles están gestionando una buena parte de este sistema de pensiones que acaba de raíz con la solidaridad intergeneracional y en parte con la propia noción de «seguridad social», e introduce de lleno a los trabajadores obligatoriamente en las vicisitudes de los mercados financieros, anclando por tanto una parte de los desembolsos que recibirán durante la jubilación a las variaciones de precio de los productos financieros donde son invertidos sus aportaciones.
Si bien hay bancos españoles manejando los fondos de pensiones y son actores importantes en este ámbito, hay que evitar correlacionar directamente, de forma superficial, la mejoría o empeoramiento de la calidad de las pensiones antes y después de los cambios legislativos con la actuación de los bancos en este sector. La propia decisión de pasar de un sistema de reparto a uno de capitalización individual privado es una decisión política, si bien desde el sector financiero se presiona de forma sistemática a los gobiernos a revisar la forma en que se gestionan los sistemas de previsión emitiendo informes sobre la insostenibilidad a medio plazo de los sistemas públicos de pensiones. [6] Pero una vez logrado el cambio en la legislación los bancos, actúan dentro de la legalidad a pesar de que se considere eficiente o ineficiente, justa o injusta, la forma de capitalización individual privada.
Sin embargo queda claro que una vez se han privatizado los sistemas de previsión lo que regirá su funcionamiento serán criterios de rentabilidad privada, dentro de las normas establecidas por la ley, y poco importará para éstos que la cobertura del sistema de pensiones llegue al conjunto de toda la población garantizando un nivel de vida adecuado, mientras la gestión de los fondos les aporte ganancias suficientes.
Samuel Verbanaz es investigador del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) – Paz con Dignidad y del Máster de Economía Internacional y Desarrollo de la Universidad Complutense de Madrid.
Este artículo ha sido publicado en el nº 43 de la edición impresa de Pueblos, julio de 2010, Especial Multinacionales.
Notas
[1] Dussel Peters, E. (2000). La inversión extranjera en México. CEPAL, Santiago de Chile. p. 14.
[2] Avalos, M., Hernández, F. (2006); Competencia bancaria en México. CEPAL, México. p.24. Los autores de este artículo calculan que el precio de venta era 3.53 veces el valor en libros de los bancos vendidos, por lo que a priori no parecería que la operación fue una venta a bajo precio.
[3] Ibid. p.31, n.42.
[4] CEPAL(2002); La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe 2002. Santiago de Chile. p.118.
[5] Chislett, W. (2003); La inversión española directa en América Latina: Retos y oportunidades. Real Instituto Elcano, Madrid. p.190. Sólo se ha logrado conseguir datos actualizados para los fondos gestionados por BBVA-Bancomer, que a diciembre de 2009 gestionaba el 15,64% de los fondos de pensiones. http://www.consar. gob.mx/boletin_estadistico/recursos.shtml
[6] Un ejemplo reciente se puede ver en «El sistema de pensiones sobrevive a los ‘expertos'» Público 22/02/2010.