Cuando una parte, ya sea más grande o más pequeña, de una sociedad se rebela por diferentes motivos contra el poder establecido, dicho poder usa habitualmente, y desde que el mundo es mundo, tres grandes fórmulas para mantener a raya a los «rebeldes»: – Silenciamiento. – Descrédito. – Miedo. Estas armas son usadas a diario […]
Cuando una parte, ya sea más grande o más pequeña, de una sociedad se rebela por diferentes motivos contra el poder establecido, dicho poder usa habitualmente, y desde que el mundo es mundo, tres grandes fórmulas para mantener a raya a los «rebeldes»:
– Silenciamiento.
– Descrédito.
– Miedo.
Estas armas son usadas a diario a lo largo del globo terrestre y muchas de las últimas ocasiones en que se han puesto en práctica están estrictamente relacionadas con la Región de Murcia, como iremos viendo. Por dicha relación, es justo por lo que esas tres armas también han sido usadas en nuestra región, lo que viene a demostrar el enorme potencial generado por una sociedad que parecía dormida pero que ha conseguido desde su letargo dar un puño firme sobre la mesa y hacerse ver como pueblo, entendido en el sentido estrictamente democrático y constitucional como lugar de donde emanan y donde residen todos los poderes del estado, por si alguien treinta y dos años después lo hubiese olvidado.
Esto solo se ha conseguido combatiendo dichas estrategias del poder, de forma consciente unas veces e inconscientemente en la mayoría de los casos, pero una lucha contra dichas armas basada únicamente en el convencimiento de una lucha común, de un sentimiento común que nos ha hecho reconocernos como seres sociales en el sentido más filosófico e incluso psicológico de la palabra.
1. Silenciamiento
El silenciamiento ha sido el arma estrella en Irlanda, ,en Islandia y en Túnez, donde levantamientos pacíficos del pueblo han dado lugar a gobiernos creados por y para el pueblo. Tras el enorme vocerío sobre Irlanda y su necesidad de ser rescatada, se ha producido un silenciamiento aterrador cuando la coalición creada tras las elecciones se ha replanteado paralizar el plan de rescate aprobado por el gobierno anterior, siguiendo el modelo de sus vecinos islandeses, donde a petición del pueblo, el gobierno ha decidido rechazar el «suculento» rescate. Como lo oyen, el pueblo irlandés se plantea aparcar el plan de rescate impuesto por los mercados e Islandia ni siquiera lo pondrá en marcha . Y lo curioso es que ninguno de los dos países está peor que con el rescate, si cabe comienzan a tener más futuro, dado que sus manos no están tan atadas como los mercados especulativos pretendían con la hipoteca de ambos estados -para salvar realmente no a las sociedades de dichos países sino a los grandes bancos del continente, con los que estos países tienen contraída la deuda, valga decirlo-. El silenciamiento en este caso es obvio, pues supondría un gran varapalo para los mercados que el resto de sociedades se enterara de que eso puede hacerse sin más perjuicios que los que ya hayan sufrido con la propia crisis. Conocer silenciamientos como este hace que nos llevemos las manos a la cabeza al comenzar a vislumbrar que quienes se benefician verdaderamente de la crisis son los mismos que la han provocado.
La revolución de Túnez, a todas luces pacífica, ante la falta de sangre fue silenciada rápidamente por la revolución egipcia, donde se esperaba la intervención del ejército. Los telediarios no mostraban la validez del momento histórico ni en Egipto ni en Túnez, sino la tensión a punto de estallar entre soldados y ciudadanos. Al no producirse tampoco dicha explosión de crueldad en Egipto, se ha lanzado directamente la atención a Libia. Se trata casi un intento a la desesperada de los medios por buscar la sangre para poder demostrar así que las protestas son dolorosas y sangrientas, e intentar así disuadir de llevar a cabo ninguna. Aún queda por ver la cantidad de verdad en las narraciones sobre Libia -quizá ya hayamos olvidado las armas de destrucción masiva en Irak en 2003, las falsas imáganes de Kuwait en 1991 o las manipulaciones en 1994 y 1996-99 sobre Ruanda y Kosovo, respectivamente, manipulaciones reconocidas hoy por todos los organismos internacionales-.
En cuanto al uso del silenciamiento de los movimientos sociales en la Región de Murcia ha sido continua la exquisitez con la que se ha llevado a cabo: desde el inicio se minimizaba el número de los que protestaban en las calles hasta que la riada humana habló cinco veces por sí sola (20.000, 40000, 60.000, 40.000 y 45.000 personas). Aún así, en medio de esas multitudinarias manifestaciones se producían movimientos asamblearios que fueron los que verdaderamente promovieron en parte dichas manifestaciones y que dada su importancia fueron los que los medios acallaban. Esos movimientos han sido únicos en la historia de la democracia española tanto por la cantidad de gente reunida en tan solo dos días -más de 600 centros de educación infantil, primaria y secundaria representados de toda la comunidad- como por la cantidad de toma de decisiones y la calidad de las mismas, como así lo han reconocido ciudadanos de otras comunidades. Sin embargo, estos grandes movimientos asamblearios, que mantuvieron unidos a los siete sindicatos implicados durante más de un mes, fueron invisibilizados por la maravillosa varita mágica de los medios de comunicación: lo que no se ve, no existe. Mientras al menos un 25% de la población española se manifestaba y hacía huelgas a lo largo y ancho de este país por defender los servicios públicos de ayuntamientos, regiones o del país mismo (policías locales, bomberos, mineros, controladores, sanitarios y médicos, docentes, personal de administración…) los medios se reían de la sociedad entera hablando del frío que hace en invierno en Nueva York, de los goles de CR7 y de Messi, de la prohibición de fumar en bares o de la prohibición de circular a más de 110 por hora en autovías.
2. Descrédito
Sin embargo, a mediados de enero, viendo el poder que el silenciamiento no daba los frutos esperados en la Región de Murcia, tuvo de recurrir al plan B: el descrédito. Este plan se llevó a cabo aprovechando la agresión al Consejero de Cultura, Pedro Alberto Cruz, de la que se acusó a la «izquierda recalcitrante», como tantas veces recalcó la cúpula del gobierno regional, y como tantas veces repitieron los sumisos medios de comunicación. Se habían acallado a 2000, 4000, 8000 manifestantes durante las navidades, pero cuando se volvió imposible acallar a una multitud de 20000 personas para arriba no hubo otra que desacreditar a los creadores de dichos movimiento sociales. La fuerza que cobraron estas movilizaciones, se demuestra en la fuerza que el poder tuvo que usar de contrapeso, algo así como el Principio de Arquímedes aplicado en las relaciones de poder: en dicho descrédito acabaron participando la cúpula nacional del partido gobernante en la región así como los medios nacionales (fundamentalmente de Vocento mediante A3 e Intereconomía, la Cope y el Mundo, que ofrecieron durante días entrevistas del agredido y debates sobre el asunto, todos encaminados a la acusación de los participantes en las protestas. Pero seamos francos, todo ello se hizo con el claro consentimiento de la maquinaria de PRISA y de Mediapro). Una y otra vez se repitieron las palabras del PP regional acusando a los manifestantes de «izquierda recalcitrante» que no saben hacer política y por eso se dedican a pegar a gente elegida en las urnas. Hasta el señor Ramón Jáuregui, del PSOE, llegó a comparar en un mitin en Valencia la situación murciana con la de la «kale borroka» en el País Vasco en esos días de mediados de enero. Dicho grave error de imagen por parte del Ministro de Presidencia, fue borrado rápidamente, hasta el punto de que no pudieron volver a encontrarse en Internet ni en ningún otro medio dichas palabras. La maquinaria usada para el descrédito, como puede verse, fue verdaderamente considerable.
Pero si este descrédito debe servirnos para algo, es fundamentalmente para aprender a valorar cuándo son los otros sectores sociales los desacreditados. Pues como digo, estos son armas habituales del poder y así han sido y siguen siendo usadas. Así, vuelve ahora la cantinela del descrédito a los controladores y a los funcionarios de AENA, siendo tratados también ellos como terroristas, cuando protestan por la no privatización del sector público de aviación. Lo mismo sucedió con los mineros, cuando exigían no privatizar las materias primas -que es lo que significa mantener ayudas al sector-. E incluso a cada dos o tres semanas se desacredita a los parados de larga duración que con 426 euros no pueden mantener a sus familias y aceptan trabajos sin papeles, porque el gran empresario no quiere hacérselos.
Pero no queda ahí el descrédito sufrido por los funcionarios de la Región de Murcia: el señor Ramírez de Burgos, directos de Recursos Humanos, ha realizado una gira por distintas localidades de la comunidad haciendo verdadera campaña preelectoral con dinero público -dado que viajaba como director de RRHH y no como miembro del PP- para desacreditar a los profesores en reuniones que ha mantenido con las asociaciones de padres. En dichas reuniones, como demuestran numerosos vídeos que circulan por Internet, ha acusado a los docentes de la comunidad de sinvergüenzas, holgazanes, mentirosos y rastreros, pues se venden por 75 euros… por lo que se ha pedido su dimisión en numerosas ocasiones, a lo que el señor presidente de la comunidad ha hecho oídos sordos.
3. El miedo.
Pero existe un tercer arma, mucho más poderosa y que suele reservarse por ello para grandes momentos, quizá para no desgastar su potencial: el uso del miedo, ya sea a través del terrorismo, de las pandemias (de gripe aviar, de gripe A…) o a través de la guerra, así, a las claras, multilateral, bilateral o unilateralmente declarada. Según diferentes estudios actuales cada vez más numerosos, ese miedo inculcado a la sociedad, en grandes dosis y de forma puntual, hace que los individuos perdamos, digámoslo así, el sentido de la orientación social durante días o semanas, las cuales son aprovechadas para llevar a cabo diferentes acciones. (Durante las semanas posteriores a la caída de las torres gemelas, se produjo una de las mayores ofensivas de la época de Israel sobre Palestina sin que la sociedad europea se enterara; el miedo de la gripe A nos impedía ver lo evidente, el gran negocio demostrado por el Consejo de Europa que las farmacéuticas tuvieron con la crisis de la gripe A; la catástrofe en Haití fue aprovechada para, en la niebla de lo aterrador, invadir el país con soldados y empresas, que aún hoy permanecen allí, haciendo un gran negocio sobre los mismos cadáveres que se pudrían …) Ahora vuelve esa cantinela del terror, con las noticias de Al Qaeda y con la preparación de la guerra por parte de la OTAN (como no) contra Libia -la anunciada contra Irán por este mismo blog, se ha vuelto un objetivo a corto plazo imposible para los intereses de los grandes mercados, dada la gran oposición de Rusia y China-.
No a tales niveles aún, pero podemos decir que el miedo también ha sido usado a nivel local -por no decir pueblerino- mediante la famosa carta del señor Ramírez de Burgos, director de Recursos Humanos. Dicha carta, enviada concienzudamente a los centros el día anterior en que estaba previsto que comenzaran las protestas en los centros mismos, incitaba a los directores a denunciar y acusar a sus propios profesores si entraban tarde a clase debido a las protestas o si generaban algún tipo de conducta que disturbara el normal desarrollo de la vida escolar. No tenía otro fin, como bien denunciaron padres, directores de centros y sindicatos, que atemorizar a los trabajadores públicos para evitar que llevaran a cabo sus movilizaciones en los centros y con ello que pusieran en práctica derechos constitucionales como es el derecho de reunión y de protestas, independientemente del lugar y el momento. Es decir, que el señor Ramírez de Burgos usó su posición predominante para inculcar miedo a sus trabajadores, lo que hizo que estos, en un momento determinado se sintieran desorientados como seres sociales en el momento justo en que debían comenzar las protestas en los centros educativos mismos. En muchos de ellos y por miedo a represalias, dichas medidas no se pusieron en marcha el primer día.
4. Razones para usarlas: una lucha global.
Que estas armas se han llevado a cabo en nuestra región, no hay la menor duda, aunque afortunadamente la forma de hacerlo no haya sido seguramente la más inteligente. Ahora bien, la pregunta es… ¿Por qué tanto empeño: por un puñado de votos y cuatro años más en el cargo?
No debemos ser tan ilusos, quienes detentan el poder saben a la perfección que ocupar el aparentemente tan preciado cargo no es más que pura fachada, pues los que verdaderamente ostentan el poder no suelen sentarse en unos sillones tan democráticos (vease Think tank -definición en el último párrafo de la p.17 – acompañado de una lista de los más importantes en España).
La lucha que la sociedad murciana ha iniciado casi en solitario en el conjunto de España ha venido provocada por cuestiones muy puntuales, reconozcámoslo. En principio fueron incluso cuestiones personales (175 euros, 2,5 horas más de trabajo, eliminación del plan de pensiones, eliminación de Plan de Acción social…). Pero posteriormente fue derivando en un sentido colectivo y se comenzó a hablar del paro que generaría la no convocatoria de oposiciones y la subida de horas de trabajo que evitaría la contratación de interinos y sustitutos en una región que ha experimentado la mayor subida de paro de toda España en tres años, desde el 7% al 25%. Incluso comenzó a hablarse de lo que perdían los alumnos: bonolibro, PROA, apoyos, refuerzos, ayudas a ACNEEs, ayudas a comedor… Verdaderamente entendidmos a los pocos días que se trataba de una lucha no solo por los derechos individuales sino también y sobre todo una lucha por los derechos sociales.
Y es que los recortes en Sanidad, Educación y Administración en Murcia no son puntuales ni pertenecen a un plan individual del presidente regional Valcárcel. Sería conveniente sacar del silencio también, que junto a otros motivos, como bien recuerda Ignacio Ramonet en Le Monde diplomatique: «el Fondo Monetario Internacional (FMI) impuso a Túnez, Egipto y Libia, programas de privatización de los servicios públicos, reducciones drásticas de los presupuestos del Estado, disminución del número de funcionarios…»
Y es que además, casualmente, los recortes a los sectores públicos en la Región de Murcia están coincidiendo con los recortes públicos que se pretendían en cuanto a las ayudas de sectores de materias primas, el carbón nacional, por lo que emprendieron la lucha los mineros en la zona noroeste. Tengamos en cuenta que tras las privatizaciones de luz, agua y gas, es uno de los pocos recursos basicos públicos que aún subsisten como tal.
Pero además, coincide con privatización de la banca pública: ha pasado casi desapercibido que el señor Rodríguez Zapatero ha concedido mediante el FROB, una cantidad cercana a los 7000 millones de euros a las cajas de ahorro -que eran públicas- para que se fusionen y se conviertan en bancos privados, con el señor Rodrigo Rato, ex ministro de economía, a la cabeza de la mayor entidad de cajas actual. Es decir, el señor presidente español, le regala en época de crisis la banca pública al sector privado y, no solo no lo vende, sino que encima pone casi 7000 euros del bolsillo de los contribuyentes para regalárselas bien saneaditas.
Por si fuera poco, estos días vuelve el descrédito a los funcionarios de AENA tachándolos de sinvergüenzas, como el señor Ramírez de Burgos hizo con los docentes murcianos. Y todo por que quieren más dinero… ¿de verdad, de verdad vuelven a creer a los medios que tanto han manchado nuestro nombre? Quizá tampoco ahora entendamos que la lucha de los funcionarios de AENA, además de por intereses individuales como hicimos los funcionarios murcianos, es una lucha más completa, dado que el gobierno, tras la privatización de la banca pública, con la ley que pretende impulsar acabará privatizando el 49% de la navegación aeroportuaria que pertenece a todos y acad uno de los contribuyentes españoles. Por eso justo es por lo que protestan esos «sinvergüenzas» que le estropean las vacaiones, a los que aún pueden irse, porque defienden el estado mismo. Resulta curiosamente que esos señores que acusaban a Aznar de privatizarlo todo a finales de los 90, están privatizando incluso lo que nadie habría entendido nunca como : las materias primas, la educación, la sanidad, la administración pública, la banca pública, la navegación aeroportuaria pública…
Ante esto, permítanme que lance una sencilla pregunta: si se vota para que alguien gobierne un estado y al estado le va quedando cada vez menos… ¿cuánto vale votar?
La lucha de los funcionarios de Murcia, junto a la de los mineros, junto a la de los funcionarios de AENA… se ha ido convirtiendo en una lucha por la defensa del estado mismo, pues todos formamos el estado y nadie debe quedar al margen a la hora de decidir qué hacemos con él, con el estado. Así lo hemos ido entendiendo poco a poco. La lucha de los funcionarios murcianos entronca con la lucha de los irlandeses, por el mantenimiento de lo público como tal y con ello por el mantenimiento del estado como propiedad del pueblo. Entronca fundamentalmente con la lucha de los funcionarios del estado de Wisconsin en EEUU, que están sufriendo recortes en derechos sociales similares a los nuestros y por ello han realizado incluso protestas en el interior del Senado. Dichas protestas ya han contagiado al estado de Ohio, donde sus homólogos comienzan a levantarse. Nuestra lucha entronca perfectamente con las luchas pacíficas de Túnez y Egipto, por la expresión a voz en grito de que el poder debe residir desde el inicio y hasta el final en el pueblo y no deben permitirse nunca dictaduras de ningún tipo, sean de personas o de entidades financieras. Aceptar un plan de rescate sería poner al estado en manos de los mercados, como bien han entendido los irlandeses. Además, nuestras protestas se parecen sospechosamente a todas las revoluciones citadas en relación a los medios usados: el silenciamiento, el descrédito y el miedo han sido contrarrestados con las nuevas tecnologías. En Murcia han circulado los correos, los mensajes de móvil llamando a las movilizaciones, los blogs y las redes sociales con un afán informativo intentando explicar la situación y creando el sentimiento de cohesión social que parecía perdido hacía años. Y todo ello se ha conseguido de la noche a la mañana: el 23 de diciembre eran 2000 personas en Cartagena y el 12 de enero eran 20000 y luego 40000 y luego 60000 las que han cortado durante horas y horas las arterias principales de la séptima ciudad en población de España, Murcia.
Esta es la lucha, señoras y señores, no nos dejemos engañar. Parece que vienen tiempos de relativa calma, pero no nos confundamos, no deben convertirse en tiempos de abandono absoluto. Las movilizaciones continúan. Pero fundamentalmente debemos seguir manteniendo esa unión social, ese debate crítico en las calles, en los centros de trabajo, en los supermercados, pues ese afán de dialogar y de escuchar al otro ha sido el que nos ha llevado tan lejos. La lucha no ha terminado. Debemos estar preparados, pues vendrán tiempos más duros y debemos tener claro, muy claro, que nuestros movimientos han animado a otros movimientos en Madrid, en Valencia… y en otras comunidades que se mantienen a la expectativa. Pero sobre todo debemos tener clara una cuestión: hemos vuelto a recordar quiénes somos socialmente, hemos descubierto nuevas armas que nos devuelven el poder que merecemos (las nuevas tecnologías) y hemos aprendido a luchar cuando debamos y donde debamos. Las luchas pacíficas han levantado países enteros y los han rescatado del secuestro en que se veían inmersos. Nuestro pueblo, nuestra región, nuestro país no puede ser menos si nosotros no lo pretendemos. Debemos estar dispuestos a apoyar a nuestros semejantes en luchas similares, de ayudarnos en definitiva a nosotros mismos. Nos hemos demostrado que todo está en nuestras manos, tanto lo que queramos ganar como lo que estemos dispuestos a perder: lo pretentamos o no, nos situamos ante el gran despertar de las sociedades a la era nueva de las nuevas tecnologías.
David Cotilla Vaca. Profesor de Enseñanza Secundaria
FUENTES:
– Revista SinPermiso: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3975
– Ignacio Ramonet: «Cinco causas de la insurrección árabe», publicado en el número 185 de marzo de 2011 de la versión española de Le Monde Diplomatique.
– Guía de Think Tanks en España: http://www.funciva.org/publicaciones/think-tanks.pdf
– Diario Librered: «Libia: medios occidentales estarían mintiendo para legitimar una intervención extranjera». http://www.librered.net/?p=4833
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