Según el Indec, el desempleo entre las mujeres jóvenes es del 24%. Baja el empleo en negro, pero aún está en niveles record. Más de cuatro millones de personas trabajan en condición de no registrados. El empleo en negro aún supera largamente los niveles que había en los ’90.
Los datos difundidos por el Indec revelan que en Argentina, uno de cada 3 hogares es sostenido por una mujer, y que en esas familias suele haber hasta cuatro bocas que alimentar. Además, las mujeres jóvenes soportan la mayor tasa de desocupación del país: 24 por ciento. El Indec también confirmó una leve baja del empleo en negro, que durante el primer trimestre del año alcanzó al 44,3 por ciento de los ocupados, frente al 45,5 por ciento del cuarto trimestre de 2005, y al 47,5 por ciento del primer trimestre del año pasado. Todavía hay más de 4 millones de ocupados en negro, y los niveles actuales de informalidad laboral superan los estándares promedio de las últimas tres décadas. En los noventa, por ejemplo, el trabajo en negro involucraba a algo más del 30 por ciento de los ocupados.
Pese a que el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, se manifiesta satisfecho con la disminución del empleo en negro ocurrida en los últimos años, éste es uno de los indicadores sociales que más lentamente evolucionó desde la crisis. Al año siguiente de la hecatombe de 2002, el trabajo en negro alcanzó un pico histórico de 49,2 por ciento de la población ocupada. Después de tres años de crecimiento al extraordinario ritmo del 9 por ciento, la encuesta del Indec señala que la informalidad todavía cubre al 44,3 por ciento de los asalariados. Antes de la devaluación, este trabajo precario era del 38 por ciento; en 1995, del 32 por ciento; en 1989, del 27 por ciento; y en 1975, del 17 por ciento.
Como tantas otras variables sociales, se nota una mejoría si la foto se congela frente al peor momento de la última crisis. Pero los actuales niveles de negreo son elevadísimos si se comparan con la década del noventa, que a su vez ya mostraba datos alarmantes respecto de la década del ochenta, cuyas tasas de empleo en negro ya habían pegado un salto respecto de los setenta.
El conchabo en negro implica no contar con aportes jubilatorios ni servicios de salud a través de una obra social, y en la práctica también conculca derechos laborales elementales como el pago de aguinaldos, vacaciones, horas extra e indemnización por despido. Según el Indec, desde la devaluación, el alza de los sueldos en negro fue del 43 por ciento, frente a un IPC (índice de precios al consumidor) que escaló el 81,5 por ciento, y un aumento del salario formal de casi 90 por ciento. El promedio salarial de los empleados en negro ronda hoy los 450 pesos mensuales, mientras que en el caso de las remuneraciones en blanco llega a los 1100 pesos.
El informe distribuido por el Indec ratifica también el creciente protagonismo de las mujeres como sustento de los hogares. Asimismo, las mujeres jóvenes son el grupo más golpeado por la desocupación. Las cifras son las siguientes:
– Durante el primer trimestre de 2006, el 32,3 por ciento de los hogares argentinos estaba a cargo de una mujer. Es decir, que uno de cada tres familias cuenta hoy con una jefa de hogar.
– En el 60 por ciento de esos hogares, las jefas tienen 50 años o más, mientras que en el 40 por ciento restante son menores de 49 años.
– En el 60,5 por ciento de los hogares con jefas viven «de 2 a 4 personas», mientras que en el 22,8 por ciento conviven «5 o más personas», y en el 16,7 por ciento son mujeres solas.
– La tasa de desempleo entre las mujeres de hasta 29 años llega al 23,9 por ciento (para los hombres de la misma edad es inferior al 16 por ciento), y en las ciudades de menos de 500 mil habitantes alcanza al 25,3 por ciento. Más que duplica la tasa general de desocupación, que fue durante el primer trimestre de 11,4 por ciento.