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Comentarios de Francisco Soberón (ministro presidente del Banco Central de Cuba), Abel Prieto (ministro de Cultura de Cuba), Agustín Lage (director del Centro de Inmunología Molecular), Eusebio Leal (historiador de la Ciudad de La Habana) y Concepción Cam

«Las verdades reales son los hechos»

Fuentes: Cubadebate

Cubadebate reproduce las intervenciones de cinco personalidades de las ciencias, la economía y la cultura cubanas en la Mesa Redonda de la Televisión, que respondió a las calumnias contra Fidel Castro de la revista norteamericana Forbes. La publicación atribuye al Presidente cubano una fortuna de 900 millones de dólares. Francisco Soberón, Abel Prieto, Eusebio Leal, Concepción Campa y Agustín Lage intervinieron en el programa televisivo, que tuvo lugar el lunes 15 de mayo. Allí, Fidel emplazó al Presidente Bush, a la CIA y a la revista a que prueben que él posee un solo dólar en cuentas en el exterior. «Si prueban que tengo un solo dólar, renuncio a mi cargo», dijo.

Francisco Soberón, ministro presidente del Banco Central de Cuba- He preferido escribir lo que quería decir porque es un tema muy serio y quería ser muy preciso en cada palabra.

En un reciente número de la revista Forbes se publica una relación bajo el título de «Fortuna de Reyes, Reinas y Dictadores», en el cual se incluye al compañero Fidel como el séptimo mandatario más rico entre ese grupo. No es la primera vez que esta revista propaga por el mundo este venenoso infundio.

Desde el año 1997 viene difundiendo estos listados que tienen el sello de las turbias acciones que las agencias de inteligencia del gobierno de los Estados Unidos han desplegado durante casi medio siglo, con el pérfido objetivo de desacreditar a nuestro país y a su máximo dirigente.

Si tuviéramos en cuenta solamente la absoluta falta de profesionalidad y escrúpulos sobre cuyas bases la revista Forbes ofrece esta información, no merecería la pena dedicarle a su análisis siquiera un minuto de nuestro tiempo. Sin embargo, se trata de una evidente acción de los servicios de inteligencia de Estados Unidos que no debe quedar sin respuesta. Resulta obvio que en este caso, como en muchos otros que tienen que ver con la información que se brinda sobre nuestro país en los medios de prensa controlados por Estados Unidos y sus aliados, lo importante para el imperio no es la sustancia de lo que se diga, sino provocar titulares internacionales que validen con su cansona repetición una grotesca calumnia:

«Castro es el séptimo gobernante más rico.»

«Castro es más rico que Bush.»

«Fidel Castro entre los más ricos del mundo.»

«Castro es el séptimo mandatario más rico.»

«La revista Forbes citó a Fidel Castro como el séptimo gobernante más rico.»

«Fidel Castro el séptimo mandatario más rico del mundo según la revista Forbes.«

Estos son solo algunos de los múltiples titulares de la prensa internacional, que se han referido en los últimos días a esta información.

Debemos recordar que una de las necesidades vitales del capitalismo es evitar a toda costa que el ser humano piense y analice. El método es simple: fabricarle cápsulas de información para que las trague sin siquiera darse cuenta.

Al abordar este tema, surge una primera interrogante: ¿Por qué el imperio elige a la revista Forbes para lanzar al mundo esta grotesca calumnia? La respuesta es relativamente fácil de encontrar y está directamente vinculada con el personaje que dirige esta publicación: Steve Forbes, incondicional colaborador de la familia Bush, y activo participante del grupo de extrema derecha que usurpa el poder en los Estados Unidos.

Entre la notable hoja de servicios del señor Forbes, está haber sido designado por el presidente Reagan en 1985 como presidente de la Junta de Transmisiones Internacionales, cargo desde el cual supervisó las operaciones de Radio Europa Libre y Radio Libertad, emisoras equivalentes a Radio «Martí» para los países exsocialistas, que durante años cumplieron misiones de subversión ideológica como parte de los planes de la CIA para desestabilizar esas naciones. El señor Forbes fue ratificado en esta posición por Bush padre y brindó sus servicios hasta 1993 en que al parecer se consideró que ya había cumplido con éxito su venenosa función.

El señor Forbes ha sido candidato a la presidencia por el Partido Republicano en dos ocasiones, 1996 y 2000, y su agenda no pudo ser más retrógrada: de acuerdo con informaciones de distintas organizaciones de Estados Unidos, se opone al control de la contaminación y al control de la venta de armas, tiene un fuerte sentimiento anti-Naciones Unidas y apoya las leyes de inmigración más duras.

Es firmante del denominado Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, institución emblemática del actual movimiento neoconservador de Estados Unidos que agrupa a los principales impulsores de la guerra en Iraq y de la doctrina de la llamada guerra preventiva. También es miembro de la Junta Directiva de la Fundación Presidencial Ronald Reagan, la Fundación Heritage y la Fundación por la Defensa de la Democracia, entidades todas representativas del pensamiento ultraconservador norteamericano.

Es interesante que el señor Forbes, que se dedica a investigar supuestas fortunas ajenas, no difunda con igual vehemencia los datos sobre la suya que, según las mismas fuentes ya citadas, entre posesiones actuales y derechos hereditarios, asciende aproximadamente a 1 839 millones de dólares. A finales de los noventa poseía, además, una isla en Fiji, un Boeing 727, un castillo en Francia y un yate que las publicaciones calificaban como «de Grandes Ligas».

Las mismas fuentes se refieren, aunque sin poderlo confirmar, a asuntos más turbios tales como presuntos vínculos para encubrir acciones criminales que involucran a la Agencia Central de Inteligencia.

Todo lo anterior indica que sus difamaciones contra Cuba van más allá de un simple desprecio por la inteligencia humana o la búsqueda de un sensacionalismo periodístico y se enmarcan en el calculado objetivo de echar a rodar una calumnia, con el más profundo convencimiento de que, en el orden capitalista mundial, el poder mediático puede hacer creer cualquier mentira sin preocuparse demasiado por envolverla siquiera en un mínimo de veracidad.

En cuanto a la fórmula que utiliza Forbes para calcular la supuesta fortuna del compañero Fidel, es difícil pensar en algo que pueda ser más burdo y ridículo.

En sus primeras versiones simplemente estimaba de manera totalmente arbitraria el Producto Interno Bruto (PIB) de Cuba y aplicaba de manera también arbitraria, un porcentaje del mismo para calcular el presunto valor de las posesiones personales del compañero Fidel. Más recientemente, han cambiado el artilugio y afirman paladinamente que estas provienen de las ganancias del Palacio de las Convenciones, de la Corporación Cimex y de las exportaciones de vacunas y fármacos cubanos.

Dedicar tiempo a desmentir una calumnia inventada de principio a fin, parecería casi ofensivo, en tanto sus afirmaciones son tan carentes de racionalidad, que el solo hecho de entrarlas a contestar nos podría hacer sentir disminuidos como seres pensantes. Pero no podemos olvidar la naturaleza siniestra del imperio y los tenebrosos objetivos que se esconden tras estas grotescas infamias.

Empecemos por el método originalmente utilizado por la revista Forbes de asignar un por ciento del Producto Interno Bruto del país, como ingreso personal del Presidente del Consejo de Estado de Cuba. Al respecto señalaríamos solamente que si ese método fuera creíble, al presidente Bush se le podría atribuir una fortuna personal de 1,2 millones de millones de dólares, cifra equivalente al 10% del PIB de Estados Unidos.

Podría, por ejemplo, asumirse que de aproximadamente 500 000 millones de dólares que se lavan anualmente en el Sistema Bancario de Estados Unidos procedentes del narcotráfico y del crimen organizado, que representa aproximadamente el 50% del total mundial de dinero lavado, el presidente Bush estaría recibiendo ingresos equivalentes al 10% de estas colosales sumas, a cambio de no tomar acciones que impidan tales actividades fraudulentas. Esto lo haría acreedor de ingresos por alrededor de 50 000 millones de dólares anuales.

O tal vez, si se quiere, calcularíamos su fortuna personal estimando modestamente que se ha embolsado, por coimas y sobornos, un 10% de los 280 456 millones de dólares que ha costado la guerra de Iraq, hasta la fecha, al contribuyente norteamericano, con lo cual habría recibido fraudulentamente ingresos por 28 045 millones de dólares.

Estos ingresos podrían crecer exponencialmente, pues Joseph E. Stiglitz, Premio Nobel de Economía, y Linda Bilmes, de la Universidad de Harvard, en un riguroso estudio de 36 páginas, han estimado que el costo total de la guerra en Iraq excedería los 1,2 millones de millones de dólares, con lo que Bush, según los métodos de Forbes, llegaría a obtener más de 120 000 millones de dólares. ¿Qué es un 10% para los contratistas y suministradores de servicios al gobierno de Estados Unidos que obtienen jugosas ganancias con la mayor impunidad sobre las bases de sus relaciones e influencias en el gobierno?

Por los límites que el tiempo impone, no propondremos otros múltiples métodos que Forbes podría usar para calcular la fortuna de Bush.

Por otra parte, analizando muy seriamente la historia real de George W. Bush y sin acudir a fantasías de ningún tipo, se conoce que posee una vasta experiencia en actividades fraudulentas que contrasta con su probada incapacidad para gerenciar negocios legalmente.

En el libro Hijo Afortunado, de J. H. Hatfield, se ofrecen datos e informaciones rigurosamente argumentados que vale la pena mencionar.

En ese libro se narra cómo, mediante un montaje fraudulento, el hoy presidente Bush logró que con solo una inversión de 600 000 dólares se le reconociera como accionista del 11,8% del equipo de béisbol «Los Rangers de Texas» valorado en 86 millones de dólares. En otras palabras, con 600 000 dólares compró algo cuyo valor era 10,1 millones de dólares, y obtuvo además que se le designara como socio gerente general, con un sueldo de 200 000 dólares anuales.

Pero todo eso fue apenas un tímido comienzo. A partir de sus influencias políticas, George W. Bush logró que la ciudad de Arlington, sede del mencionado equipo de béisbol, financiara la mayor parte del costo de la construcción de un nuevo estadio valorado en 190 millones de dólares, lo cual le permitió, unos años después, vender el equipo por 250 millones de dólares a Tom Hicks, magnate de medios de prensa y propietario del Dallas Star.

El libro puntualiza que cuando Hicks ofreció 250 millones de dólares por el equipo «Los Rangers de Texas» no solo estaba pagando por el equipo, sino por el estadio que era propiedad del equipo, pero que realmente había sido financiado por la administración municipal.

Habría también que mencionar otros detalles, como que parte del terreno para el desarrollo del estadio fue adjudicado, por una agencia gubernamental, al equipo de Bush por una suma de 817 220 dólares, lo cual provocó una acción legal de los propietarios del terreno, que finalmente lograron que los tribunales rectificaran esa suma y obtuvieron una compensación de 7,2 millones de dólares.

En cuanto a su falta de habilidad para trabajar dentro de la legalidad, en el propio libro se explica su frustrante incursión en la actividad corporativa privada, en tanto la empresa petrolera, en la cual se inició como accionista y directivo, estuvo al borde de la quiebra y tuvo que ser vendida en el año 1986 a una firma llamada Harken Energy para evitar ese desastre. Curiosamente, Bush quedó como consultor de la misma.

Es interesante que la firma Harken Energy, que mantuvo a Bush como consultor con un sueldo de 120 000 dólares anuales, también sufrió importantes pérdidas y que, prodigiosamente, cuando sus acreedores estaban a punto de llevarla ante los tribunales, obtuvo exclusivos y lucrativos derechos a perforar para buscar petróleo y gas en Bahrein. Los analistas se maravillaron que Harken Energy, una compañía relativamente pequeña, hubiese obtenido este negocio compitiendo con Amoco, uno de los mayores conglomerados internacionales. Tal vez pudiéramos invitar a la revista Forbes para que hiciera algún comentario al respecto, sobre todo teniendo en cuenta que un analista en energía de Houston le comentó en aquella oportunidad a esa misma revista Forbes que «este era un negocio increíble para esta pequeña compañía».

Por supuesto, el «milagro» no era realmente tal «milagro». En el libro se explica en detalle cómo los contactos del padre de George W. Bush, que ya en esos momentos era Presidente de Estados Unidos, resultaron vitales para que Harken Energy obtuviera este lucrativo negocio, incluyendo las gestiones del embajador norteamericano en Bahrein que mencionó a las autoridades de ese país que la administración de Bush padre vería favorablemente cualquier negocio del cual su hijo fuera parte.

Más llamativo aún es que este negocio hizo que el precio de las acciones de Harken Energy se elevara considerablemente; pero unos meses después, al producirse la invasión de Kuwait, las acciones se desplomaron. Curiosamente, unos días antes de producirse la invasión, George W. Bush vendió el 60% de sus acciones obteniendo una significativa ganancia por esta operación. Por supuesto, con la mayor candidez, manifestó no tener ninguna información previa sobre la invasión de Kuwait ordenada por su padre.

Finalmente, tal vez Forbes, que tiene tanta capacidad investigativa, pudiera averiguar por qué Bush se negó a entregar las liquidaciones de impuestos sobre ingresos de 1989 y 1990 que habrían podido arrojar luz sobre sus negocios con Harken Energy y la transacción que lo hizo dueño parcial del equipo de béisbol de «Los Rangers de Texas».

Debemos agregar que el vínculo del presidente Bush con el fraude y el delito económico no es solamente cosa del pasado.

Está aún por aclararse las relaciones de su administración con directivos de la firma Enron que protagonizó el mayor fraude de la historia corporativa de Estados Unidos, mediante el cual esta compañía, con más de 63 000 millones de dólares de activos, desfalcó a sus acreedores y accionistas, lo cual originó que su principal ejecutivo haya tenido que hacer frente a acusaciones por 11 delitos, entre ellos fraudes bancarios, declaraciones financieras falsas y estafa de acciones.

En cuanto a las repugnantes afirmaciones de la revista Forbes atribuyendo, según su última versión, al Presidente del Consejo de Estado de Cuba la apropiación de 900 millones de dólares, deseo exponer lo siguiente:

En los últimos nueve años nuestro país ha pagado importaciones que exceden los 44 000 millones de dólares.

Los ingresos netos en divisas de la Corporación Cimex, de las exportaciones de vacunas y otros fármacos, y del Palacio de las Convenciones forman parte, entre otras incontables fuentes, de los ingresos que han nutrido rigurosamente nuestras cuentas externas para gastos de la nación, que incluyen no solo alimentos, sino educación, ciencia, cultura, inversiones para el desarrollo, gastos imprevistos para hacer frente a catástrofes naturales, enfermedades epidémicas naturales e introducidas, seguridad interna, defensa nacional frente a las incesantes amenazas de agresión imperialista, política exterior y solidaridad con otros pueblos del mundo, en lo cual ningún otro país aventajó a Cuba.

En nuestra economía, centralmente planificada bajo el control estricto de la dirección del Partido y del Gobierno Central y del Sistema Bancario Nacional, que maneja la totalidad de las divisas, es totalmente imposible que alguien de la alta dirección, y menos un líder de intachable historia, ejemplo de humildad y rigor consigo mismo, como todo el pueblo reconoce, pueda disponer de cuentas personales en el exterior.

Hasta los menos conocedores del funcionamiento de nuestra economía saben que el fenómeno de la corrupción es totalmente inadmisible en la dirección del país.

En Cuba las empresas y demás instituciones no manejan divisas, las cuales deben vender íntegramente al Banco Central.

En cuanto a la transparencia y el rigor del Banco Central de Cuba en el manejo de las divisas del país, con la mayor modestia podemos afirmar que son nacional e internacionalmente reconocidos. Baste poner como ejemplo que recientemente el Banco Central de Cuba logró colocar en la Bolsa Profesional de Valores de Londres una emisión de bonos por un total de 400 millones de euros pagaderos en un año al 7% de interés, los cuales fueron comprados en un ciento por ciento por bancos extranjeros y cubanos en la misma fecha de su emisión.

A fin de cumplimentar los requisitos establecidos para admitir la cotización de sus bonos en la Bolsa Profesional de Valores de Londres, el Banco Central de Cuba tuvo que cumplir rigurosas y detalladas solicitudes de información, incluyendo la presentación de sus estados financieros, tanto a las autoridades regulatorias de la Bolsa de Londres como a los bancos que adquirieron los bonos.

Es una prueba irrefutable de la creciente confianza por parte de la comunidad económica internacional en la honradez y seriedad del gobierno cubano.

Cmdte. Fidel Castro – Advierto que es la primera vez que se habla de eso. Se viene trabajando hace rato, y, como dice Soberón, es una prueba irrefutable de la confianza casi asombrosa -podríamos decir- que tiene hoy nuestro país.

Francisco Soberón.- Si algún límite tenemos que poner a la información que brindamos, su única razón es frustrar la paranoica persecución de que somos objeto por parte del gobierno de Bush, cuya histeria se incrementa en relación directa con la magnitud del fracaso de su política de guerra económica contra Cuba, que debería provocar simplemente burla, si no fuera por el costo de sudor y sangre que ha significado para nuestro pueblo.

En resumen, con absoluta autoridad moral y mirando de frente a nuestro pueblo y a la opinión pública internacional, afirmamos que la Revolución Cubana y su máximo dirigente constituyen un ejemplo de honestidad y pulcritud en este mundo caótico y corrupto en que el imperio ha sumido a la humanidad.

Muchas gracias (Aplausos).

LA MENTIRA CONTRA CUBA: TIENE PROPÓSITOS POLÍTICOS FLAGRANTES

Cmdte. Fidel Castro – Abel, tienes la palabra.

Abel Prieto, Ministro de Cultura de Cuba.- Gracias, Comandante.

A partir de la invitación que nos hizo el Comandante de que analizáramos este tema y de los encuentros que tuvimos con él, verdaderamente emocionantes y muy útiles -por lo menos para mí, extraordinarios; fue un privilegio, realmente, participar en este equipo estas dos noches-, estuve pensando, y también le pedí la opinión a Fidel, cuál podría ser mi contribución en un análisis colectivo de este asunto, y finalmente pensé que mi aporte podría ser intentar aquí, para nuestro pueblo y para las personas que en el mundo se puedan interesar en este asunto, ubicar esta calumnia, esta infamia que lanzó la revista Forbes, dentro de un contexto más general, es decir, dentro del análisis que se viene haciendo en Cuba y en otros muchos lugares, de la manipulación mediática. Y, realmente, es un privilegio, Comandante, tener aquí, como le comentaba, a una de las figuras relevantes de los estudios sobre esta maquinaria de mentiras y calumnias, que es el amigo Ramonet.

El uso de la mentira por parte de la reacción y el uso de la mentira por parte del imperio, no es nada nuevo, por supuesto. La utilización con propósitos políticos de mentiras flagrantes, de mentiras impúdicas, como este tipo de caso que estamos viendo, sin ningún tipo de fundamento, sin ninguna sustentación, no es ni nuevo ni es algo aislado. Hoy podemos decir que la mentira forma parte sistemática del proyecto hegemónico, es un arma cotidiana la reiteración de la mentira; forma parte esencial de sus tácticas y de sus estrategias para confundir, para crear crisis artificiales, para subvertir, justificar agresiones, justificar barbaridades, justificar genocidios, para lavar la imagen de Estados Unidos y de sus aliados y para desacreditar a sus enemigos.

Esta mentira cotidiana tiene que ver con un proceso, que el propio Ramonet ha explicado en varios artículos y ensayos: la concentración que se ha venido produciendo en los últimos tiempos de la industria de la información y la comunicación en manos de personas y grupos, en manos de gente multimillonaria, de gente muy de derecha, muy reaccionaria; él hablaba de lo que está pasando en Francia con algunos de estos grupos comprometidos con el proyecto hegemónico, con las peores causas, y, realmente, hoy podemos decir que son unos pocos los que deciden qué se divulga en el mundo, o sea, qué se puede conocer, qué debe conocer la gente; son esos pocos los que deciden con qué signo se da esa noticia, y los que deciden qué se silencia. Es decir que la libertad de expresión, la pluralidad informativa, el apego a la verdad, todas esas frases tan hermosas, hoy resultan un verdadero chiste patético frente a lo que está pasando, eso es una realidad. La maquinaria mediática sigue al pie de la letra la agenda de los ricos, de los privilegiados, del imperio.

Había algunas leyes en algunos países -esto se ha discutido también- que prohibían la concentración de la industria de la comunicación en pocas manos, pero eso se ha ido desmantelando -y recientemente hubo un gran debate en México con la Ley de medios, un debate tremendo-, eso se ha ido desmantelando y se han creado grupos poderosísimos de manipulación y desinformación.

Evidentemente, Forbes, como dijo Soberón, es uno de esos magnates de los medios, uno de esos pocos que tienen influencia en la llamada opinión pública; pero él decía también, con toda razón, que no es solo un hombre con mucho dinero, propietario de varios medios de comunicación y con ideas derechistas, es al mismo tiempo, sin duda, un tipo que está orgánicamente vinculado al grupo fascista que hoy está en el poder y a la CIA.

Se me olvidó traer el libro de Frances Stonnor Saunders, una estudiosa británica, del manejo de la CIA en el mundo de la cultura y de la información -Roberto Fernández Retamar, que está acá, tiene una gran opinión de ese libro. Lo publicamos aquí hace como dos años, se llama La CIA y la guerra fría cultural. Ahí está analizada la operación de Radio Europa Libre, lo que se hizo con la llamada Radio Libertad, que eran instrumentos creados por la CIA dentro de esta junta que mencionó Soberón, que se llama Junta de Trasmisiones Internacionales. Es decir que es un hombre, sin duda, vinculado a los servicios de inteligencia y vinculado a esta tradición fascistoide de los neoconservadores que hoy tiene su expresión suprema en el grupito de Bush.

Yo me pasé el domingo buscando en Internet artículos y materiales para traer aquí algunos ejemplos también de mentiras tan burdas, tan groseras, como esta barbaridad que está echando a rodar Forbes, de poner a Fidel entre los más ricos y toda esa cosa monstruosa, y encontré cientos de ejemplos; les pedí a algunos amigos, le pedí a Omar González que me mandara artículos, a Iroel; algunos amigos estuvieron buscando y me mandaron también cientos de ejemplos de mentiras flagrantes que han sido utilizadas con propósitos directamente políticos, o para satanizar al adversario o para lavar la imagen de las barbaridades que hace el imperio o para legitimizarlas.

Hay una figura fundamental, Noam Chomsky, el gran intelectual norteamericano, ese hombre que, como diría Martí, lleva en sí el decoro de muchos, realmente, es alguien que salva la moral de Estados Unidos diariamente con sus principios, con su apego a la verdad, con su valentía intelectual, moral, política, tiene libros fundamentales sobre este asunto.

Estuve sacando algunos de los ejemplos de los casos que analiza Chomsky en sus libros. Hay uno que tiene que ver con Cuba, Comandante, que se lo comenté, es un caso que sería risible, y en cierto modo es y sigue siendo risible, aunque se trata de un terrorista, de un exmiembro de los cuerpos represivos de Batista, Armando Valladares -ahí está Julio García Espinosa, todos los compañeros conocen quién fue este personaje-, un supuesto preso político, un supuesto disidente, un supuesto poeta y un supuesto inválido.

Por ahí encontré la frase que decía Regis Debray -si tenemos tiempo después la vemos-, que fue uno de sus promotores, espantado cuando vio caminando al inválido. El libro de poemas, que evidentemente alguien le escribió, se llamaba Desde mi silla de ruedas, y lo vimos en los videos haciendo cuclillas. En todo eso lo convirtió la propaganda mediática; a un vulgar terrorista, a una gente que estaba poniendo bombas en los cines aquí en La Habana a principios de la Revolución, lo convirtieron en todo eso.

Dice Chomsky que cuando se publican las memorias de Valladares, en mayo de 1986, se formó un gran escándalo mediático en Estados Unidos. Ese mismo año Reagan le hace un homenaje en la Casa Blanca, el día de los derechos humanos, eso también tiene un tremendo impacto.

Bueno, recordemos que Reagan nombró a Valladares embajador de Estados Unidos en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra, ese fue el embajador de Reagan allá.

Nadie debatió la enorme cantidad de barbaridades, disparates, inventos, infundios que tenía el libro de Valladares; nadie discutió la farsa, una cosa, además, que es tan espectacular -la prensa norteamericana a la que le gusta tanto el espectáculo, lo sensacional-, la farsa del supuesto paralítico, una cosa que hubieran podido aprovechar; nadie habló de eso.

Pero mientras ocurría la exaltación de ese personaje tortuoso y mediocre, en El Salvador, donde había un régimen terrorista, proyanki, patrocinado por los yankis, lleno de asesores militares, torturadores que habían pasado cursos, maestrías, doctorados, todo eso con los yankis, cogían preso prácticamente a toda la directiva de una organización no gubernamental de derechos humanos y a su presidente Herbert Anaya, que después fue asesinado.

Todos aquellos que estaban denunciando las violaciones sistemáticas de los derechos humanos en El Salvador fueron apresados y torturados en una cárcel salvadoreña. Y ellos, desde esa cárcel, prepararon un informe, dice Chomsky que es un informe minucioso de 160 páginas; prepararon un video, entrevistaron a más de 400 prisioneros que estaban en esa cárcel y fueron torturados también, y sacaron secretamente de la cárcel ese video y ese informe.

Estos materiales fueron entregados a los medios que estaban dándole espacio a Valladares, y nadie dijo nada, ninguno de esos grandes medios tan preocupados por los derechos humanos y por aquel supuesto poeta, supuestamente inválido; esos medios se callaron la boca y ninguno le dio ni un milímetro de espacio a aquella denuncia estremecedora que había presentado la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador. Y Anaya fue asesinado por los escuadrones de la muerte y Reagan no lo nombró nunca embajador de nada, ni le rindió ningún homenaje en la Casa Blanca ni en ninguna parte. Eso demuestra realmente la índole siniestra de esta agenda mediática contra Cuba y contra todas las causas que valen la pena en este mundo.

Hay un análisis de Chomsky también muy bueno sobre la invasión de Granada. Yo busqué, incluso, aquel discurso de Fidel donde habla de las 19 mentiras que se habían dicho en torno a la invasión de Granada, y muchas de esas mentiras que denuncia Fidel, Chomsky las utiliza en su análisis. Él subraya que la prensa ignoró deliberadamente la documentación y las revelaciones hechas públicas por Cuba, una prensa que estaba discutiendo en ese momento que quería más información sobre la invasión. Y sin embargo toda la información que dio Cuba, que hizo pública el Comandante y que se hizo pública por nuestra prensa, los medios norteamericanos la ignoraron.

De las 19 mentiras que Fidel denunciaba que se habían dicho en torno a los sucesos de Granada, 13 las había dicho el propio Ronald Reagan, algunas las analiza Chomsky en detalle: el clásico pretexto de proteger a los ciudadanos norteamericanos que están en peligro; la mentira flagrante de que se iban a usar como rehenes estudiantes de medicina norteamericanos que estaban en Granada; que Granada se iba a convertir en una base militar soviético-cubana.

Hay que decir, y esto es importante, que cuando la invasión a Granada, el control que Reagan ejerció sobre los medios fue tremendo, y hubo un debate en la prensa yanki sobre el derecho de los periodistas a recibir materiales, etcétera. Ese debate Chomsky lo considera colateral, lo considera tibio; pero lo interesante es que hoy, ante el drama de Iraq y la censura brutal que ejerce Bush en el tema de la guerra de Iraq, ya nadie se atrevería a debatir sobre eso en la prensa norteamericana. Es decir que Bush, sin duda, representa otra vuelta de tuerca, yo diría muy radical, en términos del fascismo con respecto a sus predecesores.

Otro caso que analiza Chomsky es de febrero de 1988 y es estremecedor, es verdaderamente insólito: Es un momento que al gobierno norteamericano le interesa difundir la idea de que las guerrillas salvadoreñas están boicoteando las elecciones. De pronto The New York Times publica una historia de que en un lugar de El Salvador las guerrillas habían asesinado a dos hombres, da los nombres, incluso, y en la boca de esos cadáveres estaban las boletas para votar, y eso el periódico lo interpreta como una amenaza de la guerrilla a los que quisieran participar en aquel intento tan democrático, en aquellas elecciones que se hicieron con el filo de las bayonetas.

El Departamento de Estado coge el artículo de The New York Times y hace un folleto y lo distribuye al Congreso salvadoreño, lo distribuye a líderes de opinión, a mucha gente en El Salvador, el folleto con la historia de los dos individuos asesinados, todo eso. Después aparece una investigación de un periodista independiente y resulta que eso nunca ocurrió, ese doble asesinato, esos dos individuos muertos no aparecieron nunca, no hay ninguna prueba, ningún cadáver con boleta en la boca, nada de eso apareció nunca, y el desmentido nunca se publicó en ninguna parte; sin embargo, fue utilizado, salió en uno de los principales periódicos norteamericanos, un periódico que tiene una imagen liberal, el Departamento de Estado lo utilizó de manera grosera previo a aquellas elecciones, y dice Chomsky que el infundio, al parecer, fue inventado por un especialista de propaganda del ejército salvadoreño que lo introdujo en los medios de comunicación locales y de ahí lo toma The New York Times.

Yo hablaba hoy con Randy, y él me decía que debemos recordar que eso tiene mucho que ver con la filosofía que dejó Otto Reich ahí desde su cargo de jefe de la Oficina de Diplomacia Pública del Departamento de Estado para Centroamérica. Esa oficina se ocupaba específicamente de buscar coartadas mediáticas para la guerra sucia en Centroamérica.

Y uno podría preguntarse si ese especialista del ejército salvadoreño en propaganda, no recibió instrucciones del embajador yanki en El Salvador o no recibió instrucciones directas de la CIA, como decía Soberón, en la conexión de los servicios de inteligencia en todo este tema mediático que no se puede descuidar y menos cuando estamos hablando de Forbes.

Otro investigador -esto lo voy a decir muy rápido, Comandante, pero es que tiene unos análisis muy buenos-, Michel Collon, investigador belga extraordinario, ha hecho un trabajo -Ignacio conoce los trabajos que ha hecho- sobre la guerra de Yugoslavia, sobre mentiras insólitas. Michel hace un análisis muy completo de los reportajes sobre los supuestos campos de exterminio en Bosnia, en julio de 1992, sobre las masacres de Sarajevo en 1992, 1994, 1995, algo que se demostró luego que habían sido montajes para indignar a la opinión pública, para que la gente después justificara los bombardeos, justificara la represalia.

Michel Collon demuestra que las represalias están ya previstas antes de que se produzcan los hechos que van supuestamente a provocarlas. Eso parece una especie de galimatías, pero es así. Es decir, las represalias ya las tenían previstas: la OTAN tenía prevista la represalia, tenía previsto los bombardeos antes de que de pronto «ocurrieran» aquellas masacres tan espectaculares. Y el periodista ganó el Premio Pulitzer por el reportaje falso, trucado, fraudulento, sobre aquello del campo de exterminio, y después que se descubre la verdad, nadie habla de rectificar eso, si acaso en un articulito que hay que mirarlo con una lupa, para enterarse de que era mentira.

Hay cientos de cosas: lo de las fosas comunes -lo hablábamos Randy y yo- en el año 1989 en Rumania, en Timisoara, aquellos cadáveres, aquel gran hallazgo, que fue también un fraude; le dieron la vuelta al mundo aquellas imágenes pavorosas, y después nadie, o solo la prensa alternativa, solo la intelectualidad de izquierda más comprometida trató de que la verdad se abriera paso; pero el método es mentir, mentir, y después lo que queda es eso que decía Soberón, los titulares quedan ahí, queda el lid, queda la cápsula -como él decía, muy bien dicho.

Bueno, hay casos ya que parece que pertenecen a la opereta… No quiero ofender a la opereta, aquí está Amaury, que es un fanático de la opereta.

Cuando la invasión de Iraq a Kuwait, en 1991, ante los medios de Estados Unidos comparece una enfermera kuwaití, anegada en llanto, que narra las atrocidades cometidas por las tropas de Saddam Husseim en un hospital de maternidad donde ella trabajaba: las tropas iraquíes habían entrado en Kuwait en aquel hospital y habían asesinado a los recién nacidos para robarse las incubadoras, una cosa verdaderamente…, que el conde Drácula era un niño de teta -como se diría, ¿no? Luego se supo que esa era una fabricación mediática, absolutamente burda, y que esa mujer nunca fue enfermera, nunca estuvo en ningún hospital de maternidad -bueno, cuando nació, supongo-, y era la hija del embajador de Kuwait en Washington. Esa era la enfermera, y los medios levantaron aquello…, eso fue tremendo; después, por supuesto, nadie desinfló la gran mentira.

Indudablemente, cuando uno llega a Bush y al grupo de Bush, del que está muy cerca este Forbes -como muy bien subrayaba Soberón-, se da cuenta de que realmente tienen los récords en mentiras, en fraudes, en infundios; los récords Guinness en mentir. El uso de la mentira ha alcanzado niveles realmente inimaginables con esta camarilla fascista, y han contado, creo que como nunca antes, con un servilismo, yo diría, casi total de los grandes medios de difusión; esta camarilla fascista ha contado con la colaboración, con la complicidad, con la obediencia de los grandes medios.

El caso insólito de la soldado Lynch -que es una cosa también para la opereta pero se queda corta, se ruboriza, la peor opereta con esto-: Los medios anuncian a bombo y platillo que una soldado, que había sido apresada por las tropas de la resistencia iraquí -por los terroristas, ¿no?, como se dice-, después que se gastaron todos sus cartuchos, que disparó hasta su última bala, según se informa, se la llevaron arrastrándola -una cosa siniestra-, la torturan, tiene marcas, le han clavado puñales a la soldado Lynch.

De pronto, una unidad de tropas especiales de los yankis sale para allá, como en las películas, llega en el momento justo -como el muchacho de las películas- y salva a la soldado Lynch. Bueno, lo que los medios hicieron con esto…, realmente fue algo tremendo. El patrioterismo mediocre que tanto han utilizado Bush y su grupo; ese patrioterismo, que no es patriotismo sino es algo mezquino, mediocre, demagógico, populista, profundamente mezquino, de pronto ese patrioterismo, ante esa soldado, ese ejemplo de la mujer norteamericana, la soldado Lynch, conmovió a mucha gente, también aquel rescate tan espectacular.

De pronto se supo que la soldado Lynch iba en un camión militar que se volcó, se dio unos golpes, la recogieron unos médicos iraquíes que, incluso, la ayudaron, la atendieron -allí no había ninguna fuerza insurgente-, y la querían devolver. Incluso hubo anécdotas que parecen de Búster Keaton, porque al irla a recoger por poco se matan, pierden a la heroína. Bueno, fue una cosa que tuvo su toque folclórico.

El caso de la soldado Lynch, es algo para el Guinness.

Quiero traer una mentira aquí que tiene otro carácter, que es muy trágica, y en la que he profundizado un poco, porque nos ha hablado mucho de ella, Comandante, un gran amigo de Cuba, Javier Couso, y tiene que ver con el asesinato de su hermano, el camarógrafo español José Couso y de otros periodistas.

El publicó un libro, muy conmovedor, que se llama La mirada incómoda; lo publicó Javier, su madre, el grupo de amigos de José Couso.

El 8 de abril del 2003, el día en que las tropas yankis entran a Bagdad, en esa misma mañana un avión y un tanque que pertenecían a la misma división del ejército de Estados Unidos, atacaron, en un lapso muy corto de tiempo, las sedes de la cadena televisiva Al Yazeera -estaban juntas las cadenas- y Abu Dhabi, y el hotel Palestina, en el que se alojaban más de 300 periodistas, de los que no formaban parte del convoy que controlaba el Pentágono, del convoy que seguía, como corderitos mediáticos, a la llamada coalición.

Murieron ahí tres periodistas. Bueno, el avión disparó un misil aire-tierra contra el edificio donde estaban Al Yazeera y Abu Dhabi, y un tanque movió la torreta y apuntó hacia el balcón donde estaban los camarógrafos, que habían estado filmando toda la mañana ahí, y disparó contra ese balcón, en el piso 15. En estos dos ataques murieron tres periodistas, entre ellos -ya dije- el camarógrafo José Couso.

En el caso del hotel Palestina, la mentira que han repetido los voceros oficiales de Estados Unidos y que los medios de difusión al servicio del imperio han subrayado, reiterado, a pesar de que es una falsedad que ha sido refutada, descalificada, por investigadores, por testigos, gente que estaba allí, es que el tanque hizo fuego porque había francotiradores en el hotel Palestina que les estaban disparado. Y hay hasta un video, que dura media hora, donde no se oía ningún disparo previo al crimen.

Javier, este gran amigo nuestro -estuvo aquí en el Evento contra el terrorismo, Comandante, e hizo una intervención extraordinaria-, dice en el libro La mirada incómoda: «No hay casualidades cuando en una hora y media la misma compañía ataca Al Yazeera, Abu Dhabi TV y el hotel Palestina; es decir, toda la prensa que no controlaba el Pentágono y que retrasmitía en directo esa asquerosa invasión.» Es así, otra mentira que está ahí, con un carácter, en este caso, no humorístico sino profundamente trágico.

El periodista Pascual Serrano -traje el libro de Pascual, que se publicó aquí por la Editorial «José Martí»-, periodista español, muy cercano a Cuba, gran amigo y un brillante periodista, ha hecho un libro excelente, que se llama Juego sucio, donde hace una antología de disparates, absurdos y mentiras de la prensa española.

Ahí aparece lo de la soldado Lynch en su versión ibérica -vamos a decir- y otras mentiras francamente humorísticas; hay una genial, que tiene que ver con Cuba: en un canal de televisión de España, una presentadora está hablando de Cuba, que por aquí está pasando el huracán Iván y que está dejando un saldo monstruoso de muertes, desastres, el Apocalipsis, una cosa terrible dice ella que está pasando con el huracán Iván por Cuba, destruyéndolo todo. Y de pronto hay una turista aquí en Varadero que ve la cosa tranquila y llama al canal y le dice que ella ve que aquí todo está normal, y la presentadora le dice: «Inmediatamente apaga la emisora local -porque pensó que la turista estaba aquí viendo la televisión o la radio cubana- e inmediatamente sintoniza la CNN.» Se le olvida a la presentadora que la oyente está físicamente en Cuba y que para saber el estado del tiempo solo tendría que abrir la ventana y no poner la CNN.

La moraleja es muy buena. Dice Pascual: «La moraleja es clara: si la realidad no coincide con la CNN, ignore la realidad, cierre la ventana y atienda la pantalla.» Ese es el mensaje que nos deja esa anécdota.

Hay otro que es también muy significativo -se lo comentaba al Comandante-, es del 4 de septiembre de 2005, se llama «Operaciones oftalmológicas». Ahí Pascual Serrano señala cómo El País Semanal, el 4 de septiembre de 2005, dedica cuatro páginas a todo color, con nueve fotos, también a todo color, de una niña de África, una niña de Ghana, que será llevada a España para ser operada de cataratas, gracias a la ayuda de una fundación integrada por 900 ópticas.

Dice Pascual, este es un comentario de Pascual: «Resulta al menos peculiar, que en esas mismas fechas, en Cuba se llevan operados, totalmente gratis, de cataratas, estrabismo, miopía y otras enfermedades de la vista, a más de 79 000 venezolanos y la intención es llegar a 150 000 intervenciones al cierre del 2005. También se operaron en la isla otras 4 212 personas procedentes de diez países del Caribe, de todos estos casos nunca el periódico El país publicó una sola palabra.»

Y esa gran novelista, tan amiga, una persona extraordinaria, Belén Gopegui, en un artículo en El Mundo, comentó esto también: Cómo hacen un gran ruido con una niña de África, que la lleva allí una fundación, un acto de caridad que se presenta como supremo, y no hablan de todo lo que ha hecho Cuba en África y en todas partes, y lo que está haciendo con la Operación Milagro.

Contra Cuba se ha usado la omisión, el silencio, como es este caso que señalan Pascual y Belén, y también, y de modo sistemático, la distorsión, la calumnia, la mentira abierta, la mentira impúdica; el método este que analiza Chomsky y que analiza Michel Collon, de fabricar una noticia, lanzarla, utilizarla para justificar alguna acción política o militar y luego ignorar cualquier refutación, es un método, es un sistema, que ha sido utilizado muchas veces contra Cuba.

Esas mentiras -tiene que ver con lo que decía Soberón al principio, Comandante-, son frecuentemente filtradas por los servicios de inteligencia norteamericanos o por el gobierno, filtradas a la prensa; y después viene el vocero del gobierno y utiliza como fuente a la prensa, para emitir algún tipo de amenaza y para montarse en la campaña. Es decir, ahí hay un circuito donde se mueve la mentira, legitimándose de una manera totalmente espuria y lamentable. Este fue el modo en que actuaron en el caso de la perversa patraña de Bolton, cuando era subsecretario de Estado en el 2002, asociando a Cuba a la fabricación de armas biológicas, armas químicas. Me acuerdo de una tribuna que se hizo en Regla, en la que hablaron Agustín, Conchita y otros compañeros.

Hay que decir que este tipo de trabajo que han hecho estos intelectuales, Comandante, compañeros, lo está haciendo hoy mucha gente, Ignacio lo sabe, Le Monde Diplomatique ha hecho un trabajo con eso, el Observatorio global de medios también ha hecho un gran trabajo con eso. Mientras crece esta concentración de la propiedad de los medios de la que hablé, y crece la mentira y crece la manipulación, ha crecido la conciencia de este asunto y ha crecido la resistencia, se han multiplicado las denuncias contra de todo eso. Hay mucha gente informándose y participando en la discusión de estos temas a través de Internet; hay muchos núcleos de resistencia cultural, gente valiosísima, gente brillante, denunciando a través de Internet ese pensamiento único que se pretende imponer a través de los medios hegemónicos, fomentando vías alternativas.

Es importante decir que, evidentemente, ese trabajo que se viene haciendo está estorbando al fascismo, a los fascistas. Es muy sintomático que hayan creado una fuerza de tarea para la batalla de Internet, como dicen ellos; que Rumsfeld esté hablando de Internet como algo que hay que controlar. Fue algo que crearon ellos, como el doctor Frankenstein, que creó el monstruo y después el monstruo se viró contra su creador. Ese monstruo está dándoles dolores de cabeza, porque se están abriendo espacios para la verdad, se están abriendo espacios para los desmentidos, les tienen miedo a los desmentidos.

Ya un desmentido de esto, Comandante, digamos que los grandes medios pretenden bloquear este desmentido tremendo que va a salir de aquí, de esta jornada en que tenemos el privilegio de acompañarlo a usted -sé que en este caso no va a ser así-, circularía ampliamente a través de Internet. Ya los desmentidos circulan cada vez más, circulan los análisis, circulan los desmontajes de estas manipulaciones. Y ya los fascistas le tienen miedo a eso, ya están pensando controlarlo porque le tienen miedo. Y hay redes, hay muchas redes creándose para denunciar toda esta barbaridad; cada vez la gente sabe más de lo que tiene que saber para no dejarse hipnotizar y no dejarse manipular.

Yo quería también añadir algo, reflexiones ya más personales -tiene mucho que ver con cosas que hemos estado conversando con los compañeros que están aquí en la mesa-, sobre por qué esta mentira flagrante, sin ningún fundamento, se lanza sobre la figura de Fidel, y por qué esto tiene un rebote y un eco en tantos medios importantes.

Pienso que al imperio, al gran proyecto hegemónico, le duele Fidel, le duele diariamente Fidel. Le duelen sus éxitos, le duele la resistencia, le duele el fracaso de su política.

Por ejemplo, en aquel momento -yo recuerdo que estaban Lage y Felipe, en aquella oportunidad que tuvimos nosotros de estar con usted en la cumbre aquella del año 1992, la cumbre en Madrid-, cuando el quinto centenario del famoso descubrimiento o como se le quiera llamar, usted dijo lo que iba a pasar.

Había llegado, digamos, el fin de la historia, el mercado era el que iba a resolverlo todo, el Estado que se quedara para controlar -si acaso la policía, reprimir un poquito, ese tipo de cosas-, y había que privatizarlo todo. En ese gran momento triunfal, y rodeado de un grupo de gente que después resultaron todos ladrones, yo estaba haciendo un análisis y aquella fauna que había allí reunida -yo me acuerdo que fui al baño y estaba saliendo Menem del baño, fue una especie de encuentro mingitorio, no sé cómo llamarlo-, toda aquella gente terminaron con procesos judiciales, perseguidos, una cantidad de corruptos, ladrones, saqueadores, contrabandistas de la peor especie, y Cuba y la voz de Fidel representaban allí como el pasado; veníamos del viejo socialismo, del estatismo, del culto al Estado, de todos esos estereotipos, y la voz de Fidel fue la del futuro en aquella cumbre, y eso les tiene que doler muchísimo. Todo lo que él dijo allí, todo se fue cumpliendo al pie de la letra, paso a paso. Y el modelo explotó y está explotando en todas partes, eso tiene que dolerle y tiene que dolerle su prestigio.

Usted recordaba a los intelectuales que han firmado tantos llamamientos de apoyo, que han hecho artículos y han expresado su testimonio sobre Cuba, sobre Venezuela y sobre las mejores causas de este continente y del mundo. Yo creo que ninguna de esa gente se va a creer esta historia de Forbes.

Yo expresaba el otro día mi escepticismo de que realmente haya alguna gente con dos dedos de frente que pueda creerse tamaña barbaridad, tengo muchas dudas, por muchos titulares que tenga; pero bueno, yo creo que siempre hay un margen de gente manipulable. No creo que haya en los movimientos sociales de América Latina, donde usted es una referencia, donde Fidel es realmente una referencia imprescindible, donde la Cuba revolucionaria es una referencia imprescindible, haya gente en esos movimientos que se puedan creer esas boberías, esa barbaridad de Forbes. Es bobería porque no tiene ningún sustento y es barbaridad porque es ofensivo para todos nosotros y para toda la gente digna de este planeta.

Creo que les duele la resistencia de Cuba, les duele la dignidad que usted representa, les duele el sentido de la solidaridad.

Hablábamos con Eusebio de que en toda la vida de Fidel no hay nada que pueda indicar el menor apego por lo material. No hay nada, nada, absolutamente; y comentábamos, después quizás Eusebio va a hablar un poquito de eso, aquella anécdota de Raúl cuando llamaron que se había quemado la casa, estaban ellos presos, pero, bueno, eso va a comentarlo Eusebio. En el tejido espiritual de Fidel lo que hay es desapego a todo lo material, desasimiento, aquella palabra que usaba Lezama. Realmente escogieron mal el millonario, me parece a mí. Fue una mala selección mediática (Risas).

Creo que este libro -usted me permite, Comandante- que se va a presentar mañana (Lo muestra), cuando uno lo lee, que está aquí Ignacio, su coautor -es un libro de diálogos de Ignacio con Fidel, un extraordinario trabajo cronológicamente organizado-, este libro habla de todo eso, y en Cuba sabemos bien cuál es el sentido de la vida de Fidel y mucha gente revolucionaria en el mundo sabe cuál es el sentido mismo de la vida de Fidel; pero quizás haya gente que no lo sepa y creo que este libro va a ayudar a que se conozca cuál es el sentido mismo, su destino -aquello que él le decía a Celia en el papelito que Celia conservó- verdadero. Y ha sido consecuente con ese destino y eso no tiene nada que ver absolutamente con ningún tipo de relación con el dinero, con el egoísmo, no tiene nada que ver.

Me parece que el intento de la CIA, del Departamento de Estado, de Forbes o de quien está detrás de esta historia, o de Bush y de toda esta gentuza, realmente va a fracasar, está condenado a un fracaso estrepitoso.

Si usted me lo permite, Comandante, habíamos pensado que yo leyera algo de acá. ¿Le parece bien en este momento?

Fidel Castro.- Como tú quieras, mañana presentan ese libro que tú tienes. ¿En qué página está?

Abel Prieto.- Cuando Ignacio le pregunta a Fidel lo de la corrupción en Cuba, él hace referencia a esto de Forbes y da algunos elementos aquí que pueden ser interesantes.

Bueno, Ignacio le pregunta sobre la corrupción en Cuba, en la dirigencia, y usted dice:

«Ha ocurrido en algunos funcionarios que negociaban con poderosas empresas extranjeras y a veces los invitan a un restaurante, o los invitan a ir a Europa para alojarlos en la casa del dueño, o en un hotel de lujo, y al fin y al cabo algunos funcionarios nuestros eran compradores de millones, y compradores de millones por un lado y por el otro el arte de corromper que suelen tener muchos capitalistas más sutiles que una serpiente y a veces peores que los ratones, que anestesian a medida que van mordiendo y son capaces de arrancarle a una persona un trozo de carne en plena noche, así a la Revolución la iban adormeciendo y arrancándole carne.

«Nosotros nos hemos esforzado y hemos tenido la suerte que hemos evitado al máximo esos fenómenos de corrupción o de abuso de poder, eso no se concibe aquí. Puede haber corrupción, ya hemos hablado de eso, hay mucha gente aquí que ha incurrido en eso; pero no puede existir en un cuadro de dirección del Partido o en un cuadro de dirección del Estado.

«Por ahí han afirmado, incluso me han puesto a mí en la lista de los hombres más ricos del mundo. Bueno, ya eso es el colmo. Yo realmente no poseo nada, tengo algunos pesos, yo tengo el mismo salario desde siempre, y hace un buen número de años que no tengo vacaciones, un buen número de años que no tengo un día de descanso ni sábado ni domingo. A mí no me falta nada material, tengo lo que necesito y no tengo necesidad de mucho.

«Te explico el fundamento, la esencia de la conducta ética, que busquen si algún dirigente de la Revolución tiene una cuenta en algún banco en el extranjero. Se les puede dar todo lo que quieran a los que logren encontrar. Los dirigentes de la Revolución no tenemos un centavo.»

«Es más, ya que se habla» -aquí es cuando alude a Eusebio- «del problema este, se fueron acumulando muchos regalos que me hacían; no sé los millones de pesos que valdrían todos esos regalos, entre otras cosas, porque a la gente le gusta vender cosas que pertenecen a este o al otro.

«Yo entregué un día a Eusebio Leal, al historiador de la Ciudad de La Habana, unos 17 000 regalos. Eso no he querido decirlo, no vaya a ser que alguna gente que me trae un regalo piense que yo… Se los entregué al historiador, solo una reserva le hice: ‘Déjame los libros. Esos, cuando yo me muera, son públicos’; pero los demás regalos los di todos.

«Hay cada anécdota que uno se puede reír de muchas cosas, porque ahí yo entregué piyamas, hasta relojes de esos que valían 6 000 ó 7 000 dólares, obras de arte, de todo, es decir, buenas pinturas, objetos de valor, antigüedades.

«No me estoy defendiendo de nada, pero les estoy contando simplemente que uno se tiene que reír, y me han puesto dos veces ya en esa lista de los más ricos. Yo no sé por qué lo hacen, qué intentan con eso tan ridículo.

«Yo no tengo ni un centavo mío, no administro un centavo. Puedo decir que se aplicó una fórmula: de cada cual su capacidad, a cada cual según sus necesidades. Entonces, las necesidades mías, mías personales, son realmente muy pocas y nunca ha habido ni un aumento de salario. Tendré la gloria de morir sin una divisa convertible.

«Millones me han ofrecido por escribir memorias y libros, pero nunca lo he hecho. Siempre he dicho: ‘Si lo hago es para las escuelas’. Y uno se siente tranquilo, realmente se siente feliz, se siente fuerte con tales normas; una injusticia no cabe en la cabeza de ningún revolucionario» (Aplausos).

NO NECESITAMOS DEFENDERNOS, VENIMOS A ACUSAR

Fidel Castro.- Vamos a darle la palabra a un científico.

Agustín Lage, director del Centro de Inmunología Molecular.- Gracias, Comandante.

También voy a decir qué opino de esto, de lo que se ha estado discutiendo.

Bueno, lo primero que quería expresar ahora es que supongo que para todos los que están oyendo esto aquí y fuera de aquí, está claro que nosotros no venimos aquí a defendernos de lo que dijo la revista Forbes. Nosotros venimos aquí a acusar.

Después de lo que Soberón y Abel nos han explicado, Soberón habló de los que roban en Estados Unidos, los millonarios, él habló de los que roban y Abel habló de los que mienten. Nosotros venimos aquí a hablar de los que roban y de los que mienten. No venimos a defendernos nosotros, porque es que el compañero Fidel no necesita que lo defienda nadie. A Fidel lo defiende su obra, lo defiende su ética, su dedicación al trabajo, la coherencia de su vida.

Ahora sí necesitamos acusar, porque esa campaña de mentiras es algo peligroso y refleja no un hecho casual, refleja una línea de conducta de nuestros enemigos ideológicos y eso es lo que queremos discutir aquí.

Además, es muy interesante que esto lo estemos discutiendo por compañeros que venimos de diferentes sectores de la sociedad cubana, porque es que en realidad esa campaña de la revista Forbes es un insulto al pueblo cubano. Nos están insultando a nosotros, a todo el pueblo de Cuba, especialmente a los compañeros que trabajamos en los sectores que se mencionan ahí, pero realmente a todo el pueblo, porque haría falta suponer que el pueblo cubano es ignorante, o que es tonto, o que es cobarde, para agruparse alrededor de un dirigente que se enriquece.

La memoria histórica del pueblo cubano ya pasó por ahí. Aquí hubo dirigentes que se enriquecieron en el capitalismo, muy amigos de la embajada norteamericana por cierto y sabemos lo que sucedió: el pueblo no le permitió, el pueblo se deshizo de esos dirigentes con las armas en la mano, y el primero en empuñar las armas fue Fidel. Esa es la verdad.

El pueblo cubano, por suerte, tiene muy buena memoria histórica: sabe lo que pasó, sabe lo que hizo, sabe quiénes fueron los amigos y los que respaldaron a los dirigentes que de verdad se enriquecieron a costa del pueblo aquí en el capitalismo.

Partimos de que nos sentimos ofendidos todos los cubanos.

Ahora debo decir algo del contenido de lo que dice la revista, vamos a hacer un esfuerzo para hablar del contenido; digo que vamos a hacer un esfuerzo, porque para hablar del contenido hay que hacer un esfuerzo, porque lo que uno tiende es a coger la revista esa y tirarla en el cesto de la basura; pero, bueno, es un deber hacer un análisis y, por tanto, vamos a hacer un esfuerzo en hablar del contenido.

Lo primero que hay que decir, hablando del contenido, es que no saben nada de nada de lo que están escribiendo. Ahora dicen que una de las fuentes es la venta de medicamentos y vacunas de MEDICUBA. Me imagino que estén hablando de las exportaciones, porque en Cuba los medicamentos son gratis; pero, además, MEDICUBA no tiene nada que ver con eso. Esas exportaciones y esas ventas de medicamentos las hacen otras organizaciones que no son MEDICUBA, es decir, MEDICUBA se dedica en estos momentos a otras cosas.

No sé si ustedes se acordarán de lo que publicaron cuando Playa Girón sobre que los mercenarios habían tomado el puerto de Bayamo (Risas). Eso se hizo publico, eso fue un cable; es decir, oyen algo -Bayamo no tiene puerto- y lo ponen ahí y no tienen ni la más mínima idea de lo que están poniendo. Entonces, realmente, hay una desinformación y una falta de respeto por la verdad, como decía Abel.

Yo trabajo en una de estas instituciones que produce medicamentos, investiga, exporta medicamentos, y nosotros sabemos exactamente los flujos financieros en nuestras operaciones con todo detalle. Por supuesto que son operaciones rentables y ese es un elemento que entrelíneas se puede leer. Si hablan de las fuentes de enriquecimiento en los productos de la biotecnología, es porque la biotecnología es una operación que funciona; es decir, entrelíneas está dicho ahí, y es importante resaltarlo, porque hoy día el 70% de las industrias biotecnológicas de Estados Unidos no son rentables. Se mantienen por injerencia financiera, la venta de acciones en la bolsa y el capital de riesgo. Pero el hecho de que la operación de la industria farmacéutica de avanzada y la biotecnología cubana hayan obtenido nuevos productos, hayan montado capacidades industriales y se hayan convertido en una experiencia no repetida en los países en desarrollo de articulación entre la ciencia y la economía, es algo que entrelíneas lo están diciendo.

Por supuesto que produce recursos. Ahora, ¿qué hacemos con esos recursos?, ¿a dónde van los ingresos de esas operaciones de medicamentos y vacunas? Bueno, en primer lugar, a la expansión del propio sector, porque el sector está creciendo. En los últimos años hemos inaugurado decenas de inversiones, ahí está la fábrica de vacuna hemófilos, nuestros niños se empiezan a beneficiar de eso desde hace unos años; ahí está la fábrica de vacunas múltiples, la vacuna pentavalente, la vacuna DTP; nuevas capacidades industriales para la producción de anticuerpos monoclonales. Es decir, hay muchas inversiones, además de las que se hicieron antes, porque las inversiones iniciales del Polo Científico se hicieron en medio del período especial. El propio centro donde yo trabajo se inauguró en 1994. Recordemos que fue uno de los años peores del período especial, y ahí se hizo esa inversión.

A lo largo de los años ochenta y noventa estimamos que la inversión supera los 1 000 millones de dólares, en construir la infraestructura del Polo Científico, de la biotecnología cubana y, además, en los últimos años con nuevas inversiones, e incluso, con extensión de capacidades industriales a otros países; el compañero Fidel mencionaba las instalaciones en India y China que recientemente hemos inaugurado.

Así que esos flujos financieros expanden el sector, primera cosa; segunda, esas operaciones de venta financian la distribución y la cobertura de esos productos en Cuba, para el pueblo cubano. Y ese es otro concepto importante, porque nosotros los cubanos lo vemos, Comandante, tan natural que a veces nos olvidamos de explicarlo.

La mayor parte de las empresas farmacéuticas y biotecnológicas del mundo hacen sus finanzas en su mercado doméstico, pagadas por sus pacientes, por los enfermos. Para la biotecnología cubana el pueblo cubano no es un cliente, el pueblo cubano es el dueño, y recibe los beneficios que salen de ahí. Es decir, recibe los beneficios de esas 13 vacunas de cobertura total, que mantienen la mortalidad infantil en Cuba por debajo de 6 -en un país del trópico, que eso hay que decirlo también, cosa que no es nada sencillo-; que permiten cosas como -que, de nuevo, como a nosotros nos suenan naturales casi se nos olvida- decir que todos los pacientes con insuficiencia renal en Cuba están cubiertos con eritropoyetina si la necesitan. Ese es un medicamento que cuesta 60, 70 dólares un frasco, y un enfermo necesita tres a la semana; empiecen a multiplicar a ver cuántos pacientes en los países del Tercer Mundo tienen eso, o lo pueden tener; más, por supuesto, la cobertura del moderno equipamiento de diálisis, que se instaló el año pasado; que todas las embarazadas tengan acceso a los sistemas de diagnóstico prenatal, y que nosotros podamos decir que todos los pacientes de SIDA -fíjense, la palabra «todos» es difícil de pronunciar en este mundo, es decir, son pocas las gente que pueden decir «todos»- están cubiertos con la terapia triple.

Esas cosas llevan recursos, esas cosas tienen un costo, y eso sale, precisamente, de las operaciones económicas de la biotecnología, y esa es una segunda utilización de los recursos esos; pero también se financia la investigación científica, que no es barata por cierto. La investigación científica requiere equipamiento sofisticado, equipamiento que es caro para todo el mundo y para los cubanos es más caro, porque hay que traerlo por un tercer país, hay que traerlo por una tercera empresa, porque los persiguen, es decir, los persiguen por las leyes extraterritoriales esas que los norteamericanos imponen y que sus aliados europeos aceptan, aunque digan de boca para afuera que no, y nos encarecen eso; sin embargo, la investigación científica está ahí, con su financiamiento, con su desempeño: tenemos más de 150 proyectos de investigación, más de 900 patentes -esas patentes están en las bases de datos públicas, cualquiera las puede buscar.

Nada de eso fuera posible si esas operaciones fueran a enriquecer la fortuna personal de alguien, eso es un absurdo. Esos son los destinos, y, además, por supuesto, hay excedentes; hay excedentes que contribuyen al presupuesto del Estado, que lo maneja el banco.

Además, nosotros los científicos cubanos estamos orgullosos de esa contribución, porque nuestras instituciones son instituciones estatales. Yo sé que, desde luego, en la guerra mediática y en el juego de imágenes este de que hablaba Abel, la palabra «estatal» tiene en la prensa capitalista una connotación peyorativa, se supone que pertenece a una burocracia, se supone que es lenta, se supone todo eso. Nosotros no lo vemos así, para nosotros «estatal» quiere decir propiedad de los 11 millones de cubanos, y esa propiedad es administrada, a nombre de los 11 millones de cubanos, por el Estado socialista. Así que de esa contribución al presupuesto nos sentimos orgullosos.

¿Ahora resulta que nos van a acusar a nosotros, a los 12 000 trabajadores del Polo Científico, a las más de 40 instituciones del Polo Científico, a los 7 000 científicos que trabajan ahí, que trabajan dedicados, motivados, consagrados, estudiando diariamente, dando lo mejor de su juventud en eso, que lo estamos haciendo para enriquecer la fortuna personal de alguien? Por eso decía que nosotros nos sentimos ofendidos por esa infamia, por esa campaña, y por tanto tenemos el deber de acusar, de enjuiciar al mentiroso que nos hizo esto.

Ahora, ese juicio es un juicio doble: cuando digo acusar estamos hablando en dos planos, porque hay un juicio moral y un juicio político, y hay que hablar de los dos. En el plano moral, la inmoralidad está en el uso consciente de la mentira. El uso consciente de la mentira en muchos sistemas jurídicos del mundo es delito, penado por la ley, y aquí estamos hablando de un uso consciente de la mentira; porque ellos saben que es mentira lo que están diciendo, podemos estar convencidos de que ellos saben perfectamente que es mentira, tienen suficientes satélites espías y suficientes mecanismos de inteligencia para saber que es mentira total lo que están diciendo. Es decir, ahí está la inmoralidad.

Realmente, compañeros, les digo que cuando nos invitaron a participar aquí, como ustedes ven, tomé algunas notas y traté de revisar algunos documentos para sustentar argumentos. Lo hice en atención al rigor científico de lo que se habla; pero, realmente, no hacía ninguna falta, porque los argumentos para rebatir la campaña de la revista Forbes están en la revista Forbes, están ahí, no hay que buscar ninguna cosa más; ellos dicen ahí que no tienen ninguna evidencia de ninguna cuenta bancaria a nombre del Comandante en Jefe o de ningún dirigente de la Revolución, que no tienen evidencia de propiedades registradas a nombre de ningún dirigente de la Revolución, lo dicen ahí; entonces inventan esto de calcular un porcentaje del Producto Interno Bruto, que pudiera ser el 5%, el 8%, el 10% -no sé, Soberón, cuál es el que ponen-, por ese método pueden poner el que les dé la gana, pueden poner cualquiera. Es decir, ahí hay una superficialidad.

¿Por qué no dicen que en nuestro país ningún dirigente del gobierno, ningún dirigente del Partido tiene ningún negocio privado, cero, ninguno, ni un puesto de vender fritas, ningún negocio privado? ¿Por qué no dicen eso? Si fueran a analizar en la revista Forbes los negocios privados de los políticos norteamericanos, me parece que no le van a alcanzar las páginas a la revista; no sé cuántas páginas tiene, pero no le van a alcanzar las páginas a la revista, porque ahí sí tenemos negocios que analizar. ¿Por qué no dicen eso?

Busquen un gobierno del mundo donde las personas que ejercen el gobierno no tienen ningún negocio particular y viven todos de su salario. ¿Por qué no dicen eso?

Esta acusación sería ridícula, pero creo que no debemos caer en la trampa de decir simplemente que es ridícula, porque sería ridícula si no fuera trágica y peligrosa; porque ahí hay un método y el método consiste en usar la mentira: publican la mentira, la publica un órgano de prensa y después otros órganos de prensa refieren aquel; aquel que no tiene evidencia ninguna, que no tiene prueba ninguna pero ya la publicó. Entonces el segundo órgano de prensa refiere al primero y como refiere al primero ya no tiene ninguna necesidad de hacer uso de fuente primaria. Y así, de esta mentira que publica Forbes, por lo que vimos ayer, ya se habían hecho eco más de 130 órganos de prensa, es decir que amplifican esto.

Nosotros entonces, los que sabemos la verdad, estamos en la obligación de denunciar la verdad. Ahí está la peligrosidad de esto, y esta es la razón de lo que estamos haciendo aquí, no para defendernos; nosotros no tenemos nada de qué defendernos y mucho menos el compañero Fidel, al que lo defiende su obra. Los pueblos tienen un sexto sentido y se dan cuenta de cuándo les mienten y dónde está la verdad, los pueblos tienen olfato para eso.

Ahora, todo esto tiene otra lectura. Este fenómeno del uso de la mentira de cierta manera también tenemos que verlo como un síntoma de debilidad, de debilidad de nuestros adversarios ideológicos. Nosotros estábamos acostumbrados en la «prensa con dueño» -ellos le dicen «prensa libre», yo prefiero decirle «prensa con dueño», es decir, una prensa que tiene dueño, y los dueños son ricos, no son pobres- a una determinada distorsión de las realidades, es decir, a una manipulación de la verdad, a una interpretación tendenciosa de hechos que ocurrieron, o incluso una manipulación oportunista de los propios errores o insuficiencias que nosotros podemos tener.

Desde diferentes posiciones ideológicas se pueden analizar las mismas realidades de manera distinta y esa es la batalla de ideas. Nosotros a ese debate, a ese combate estamos acostumbrados. Sin embargo, esto de la revista Forbes es una cosa completamente diferente, esto es publicar algo que no ocurrió, es decir, es una mentira total. No es un debate sobre una interpretación, no es un debate a partir de una posición filosófica, es poner una mentira, una cosa que no sucedió, como las muchas otras que Abel ha dicho.

Entonces, ¿cómo se discute con un mentiroso, compañeros? Con el mentiroso no se puede discutir; o sea, al mentiroso se le desenmascara, se le denuncia, no hay espacio de discusión con quien dice mentiras totales. Es decir, ¿qué debilidad hace falta, cuán débil moral e ideológicamente tiene que estar un sistema, un sistema de ideas, un sistema de concepciones para tener la necesidad de recurrir a la mentira total? Eso es una expresión de debilidad.

Ahora, esto tiene también una tercera lectura que no debe dejar de decirse, porque, precisamente, el rechazo o la repugnancia que suscita en todas las personas honestas -hablo de las personas honestas, no hace falta que sean personas que compartan nuestras posiciones ideológicas, simplemente personas honestas-, estas cosas, uno tiende a decir: «Bueno, esto lo escribió un mentiroso que no sabe lo que está diciendo.» Nadie se va a creer esto y, por tanto, esas páginas irán a algún basurero donde van las revistas de moda, ¿no?, al mismo basurero irán; pero pienso que tenemos que tener cuidado y no ir demasiado de prisa con ese rechazo que nos impida analizar profundamente esto; porque esta campaña contra el compañero Fidel tiene una intencionalidad política. Les hablaba del juicio moral, ahora vamos a enjuiciarlo desde el punto de vista político.

¿Cuál es la intencionalidad política que está detrás de eso? ¿Qué está reflejando eso? Lo que está reflejando es que están perdiendo la batalla de ideas, y ellos lo saben.

El modelo neoliberal en la economía se desmoronó en 10 años. Un sistema de ideas económicas duró menos de 10 años, se deshizo el modelo.

El modelo de democracia representativa, basado en la competencia entre partidos políticos se está deshaciendo, ya nadie cree en eso. ¿Quién en el mundo cree, en los países pobres, en el modelo de la economía neoliberal para desarrollarse? No. ¿Quién se siente representado en el mundo por el modelo de la competencia política entre partidos? Esos modelos se están deshaciendo y ellos lo saben, ellos saben eso, y esta campaña de mentiras forma parte del intento de defensa de su sistema de ideas.

Ahí yo pienso que debemos, un poco, sustituir o poner al lado ahora la indignación y tenerles un poco de lástima, porque pienso que, desde el plano intelectual, la tarea de los ideólogos del capitalismo se les está volviendo muy complicada, se les está volviendo muy difícil realmente. Es decir, hay que compadecerse de eso, ¿qué argumentos van a usar para defender un sistema que concentra la riqueza y margina a las personas? ¿Es que hay alguien medianamente informado que piense que esa marginación creciente de seres humanos va en camino de resolverse? Todos los datos indican que va en camino de aumentarse. Esos son datos objetivos, están ahí. Es decir, ¿cómo se puede defender eso? ¿Cómo se puede defender un sistema que ha llegado al absurdo de la existencia en el mundo de 40 millones de gente que muere por hambre anualmente y más del 60% de la cosecha de granos de Europa y Estados Unidos se utiliza para alimentar animales? Hay 40 millones de seres humanos que mueren por hambre todos los años.

¿Con qué argumentos se puede defender un sistema en el cual mueren miles de niños por enfermedades curables? Y la cuenta es simple aritmética, enfermedades prevenibles y curables, que se pudieran prevenir y curar con una pequeña parte de lo que se gasta en los países capitalistas desarrollados en perfumes, en cosmética, o en comida para perros y gatos. El mercado de la comida para perros y gatos es un mercado importante. Es decir, con una fracción de eso -para no hablar del mercado de las armas, que ya eso es otra cosa- se pudieran salvar decenas de miles de vidas. ¿Es que ese sistema es defendible, es que es moral? No.

Una sociedad en la cual una persona, una, uno de los magnates de las multinacionales, uno cualquiera, de esos que la revista Forbes no critica sino le dice que es un hombre de éxito, uno de ellos gana más que lo que gana la población entera de un país africano pobre. ¿Es que ese sistema es moral, ese sistema es defendible?

La realidad que estamos enfrentando y que está subsumida, reflejada en esta campaña, es que el sistema capitalista global ha perdido su legitimidad, ya nadie cree en eso; y cuando un sistema de ideas se derrumba, entonces viene el pánico a las alternativas, las alternativas inspiran miedo, y resulta que aquí, a unas millas del imperio, hay una sociedad que funciona, hay un sistema económico que se defiende, es capaz de defenderse de un bloqueo de 40 años. Es un sistema que genera salud, educación y cultura para todas las personas; es un sistema económico que no fabrica ricos y pobres, sino que reparte la riqueza, que utiliza, precisamente, la economía para enriquecer la vida, no para enriquecer a cuatro privilegiados, y que, además, es un sistema conducido por hombres dedicados al trabajo, por hombres que no tienen propiedades, por hombres que no roban, por hombres que interpretan el ejercicio de política como un servicio a los demás y además rinden cuenta al pueblo de su gestión periódicamente, y que por todo eso han mantenido una capacidad de convocatoria y de unidad, que precisamente ese es nuestro principal escudo. Esa capacidad de convocatoria es consecuencia de la honestidad, es consecuencia de la dedicación. O, ¿cómo se llena una plaza de 2 millones de personas, sino con una convicción de que los dirigentes que estamos siguiendo, están interpretando la historia del pueblo que dirigen y las luchas pretéritas del pueblo que dirigen?

Desde el punto de vista de los millonarios, la estrategia está muy clara. Es decir, quiero terminar con esta idea, porque el enemigo es perverso pero no es tonto. Es muy coherente: nuestro sistema, nuestro modelo alternativo hay que arrinconarlo, hay que aislarlo, hay que destruirlo a toda costa, hay que impedir que tenga éxito. Esa economía que construimos en beneficio de la gente, esa economía que enriquece la vida de las personas, no enriquece el bolsillo de los privilegiados; esa alternativa no se puede permitir que sobreviva.

Nuestra economía se basa en la propiedad social, y nuestra política se basa en la ética que sembraron Martí y Fidel.

Desde el punto de vista del enemigo, lo que ellos hacen es coherente. Esta revista atacando al compañero Fidel, está atacando las dos cosas, es decir, está atacando la ética de la Revolución, está atacando las bases de nuestro sistema político, está atacando la unidad del pueblo cubano, y está atacando las concepciones del tipo de economía que estamos construyendo. Está atacando todo eso, y eso es coherente. Desde el punto de vista de ellos es coherente; es mentiroso y es perverso, pero es coherente. Es decir, es su línea y el mensaje que tenemos que sacar, cuando en la defensa de eso indefendible se recurre a la mentira total, es que, realmente, necesitan la mentira total. El sistema necesita que la mentira camine por el mundo, lo que pasa es que nosotros no se lo vamos a permitir.

FIDEL: EJEMPLO DE AUSTERIDAD, DESINTERÉS, ÉTICA

Cmdte.- Ahora le toca su turno al historiador.

Eusebio Leal, historiador de la Ciudad de La Habana.- Querido Comandante; queridas compañeras y compañeros:

Yo creo que se trata de un acontecimiento muy importante y quiero agradecer al compañero Fidel por su deferencia, por su particular dilección al llamarnos a participar en esta mesa por la trascendencia e importancia del tema y por el testimonio que cada uno de nosotros puede dar, partiendo de que la alusión, el ataque, la acusación no es solo contra él, sino que es contra todos nosotros; es contra la nación y contra todos aquellos que han luchado, combatido, que han vivido el proceso de la Revolución y han muerto por ella.

No sería legítimo ni bueno ni generoso ni verdadero, defender una causa que generase tal posibilidad como la que ellos calumniosamente exponen.

Coincido perfectamente con lo que ha expresado Francisco Soberón, con lo que ha hablado Abel Prieto, con lo que ha hablado el doctor Agustín Lage sobre la naturaleza del acontecimiento, y me parece que la fecha es promisoria para reunirnos.

Un día como hoy, hace 51 años, usted salió de la cárcel de Isla de Pinos; era un acontecimiento relevante, porque aquella salida fue el fruto de la movilización y el reclamo de lo mejor del pueblo de Cuba. Habían quedado atrás los días del Moncada y, releyendo La Historia me absolverá, podemos evocar el sacrificio que usted inspiró en todos los compañeros que participaron en la gesta, que renunciaron a cosas tan personales, muchos de ellos a su empleo, a la venta de su puesto de trabajo, para costear la acción del Moncada.

Comparándolo con otros procesos revolucionarios y políticos, quizás lo más conmovedor, lo más importante, lo más romántico del acto -y no despojemos a esa palabra de su nobleza-, fue precisamente eso, que ni usted ni los compañeros que llevó allí y que siempre están presentes en su vida y en sus sueños, pidieron a nadie nada que no fuese bien habido para la lucha. La lucha se hizo con el sacrificio personal y propio.

Cuando vemos la historia de su vida, de la vida de usted, y de su gran generación, y cómo ella impactó en la nuestra, que éramos jóvenes adolescentes, lo que más nos impresionaba, lo que más nos golpeaba, además de la valentía del acto, del arrojo del acto, era precisamente eso, su noble desinterés. Eso escuchamos en el testimonio valiente de Haydeé y de Melba; eso escuchamos en el testimonio de todos los hombres del Moncada que, a lo largo de estos años, casi medio siglo, conocí.

Una de las cosas que más inspiraron, y esto lo he consultado no solamente con la gente nuestra de aquí, sino con hombres o mujeres que, por causas diversas, fueron luego a otras partes del mundo, fue la hidalguía con que usted llevó a cabo su empresa, su sueño, su proyecto; una hidalguía que supuso alquilar a veces las cosas más personales, empeñarlas, acudir a la humillación del empeño para obtener unas pocas monedas, enfrentando la aspiración del que daba el préstamo de quedarse con aquello que queríamos, que era el regalo del padre, el recuerdo de la madre, de algún momento importante de la vida y de su propia historia. Y esos esfuerzos personales lo mantuvieron incólume. Nunca le pidió nada a nadie, a decir verdad, ni a su propia familia para su gran empeño; lo hizo con su sacrificio, y ese sacrificio inspiró a sus compañeros de lucha. Y ese testimonio, reitero, lo tuve de todos aquellos que participaron en la gesta tanto del Moncada como más tarde en el desembarco del Granma.

Al triunfo de la Revolución -es significativo que, como usted decía hace un momento, no nació desprovisto de una posibilidad material de llevar adelante una vida decorosa-, por la decisión de su señora madre, Lina Ruz de Castro, ella y sus hijos determinan entregar a la Revolución, ceder a la nación, su posesión territorial en Birán; quiere decir, el núcleo fundamental de aquella finca que nosotros llamamos, con afecto y cariño, Birán.

Los que hemos estado allí conocemos el lugar y sabemos que poco antes de aquellos acontecimientos, como decía Agustín, el fuego había arrasado la casa que con tanto esfuerzo su padre había levantado.

La imagen que tengo ante mí es la de la pequeña casa de Láncara, de donde él había partido en Galicia para luchar en la guerra de Cuba como soldado español y quedarse en nuestra tierra por amor. Sobre el dintel de la puerta están escritas unas palabras muy bellas; allí se dice que fue a Cuba y que plantó árboles que aún dan frutos. Nosotros llegamos allí a Birán y recordamos el fuego que arrasó la casa.

Agustín ha referido un poco la anécdota del momento en que usted recibe la noticia y se da cuenta, como ocurrió a otros grandes hombres en la historia, de que sus bienes materiales, cualesquiera que estos fueran y los de sus hermanos y de sus hermanas, en gran medida, se habían perdido.

Las palabras que pronunció don Ángel en aquel momento fueron reveladoras: «Todo ha terminado», porque la casa era un símbolo, era un símbolo de una resistencia, de una batalla, donde aquella propiedad se había enfrentado al latifundio territorial de las grandes compañías norteamericanas y estaba como atravesada en mitad de aquel camino.

Birán era una utopía, una utopía con un maestro, una utopía para las familias que estaban allí. Fue el lugar donde usted vio, y tantas veces lo ha revelado y lo ha explicado, las injusticias que en todas aquellas comarcas se cometían con los haitianos que venían de su tierra, sin nombre, a buscar trabajo, sin una protección social, y cómo confraternizó con su dolor y con su sufrimiento.

Birán era un proyecto utópico en medio de aquellos espacios, y la utopía se cierra en el momento en que todo eso es entregado, no solamente el núcleo fundamental, sino las tierras arrendadas son también entregadas en 1959, en los primeros meses, a la nación, mediante documentos que se conservan.

¿Qué quiere decir esto? Que se entra en la Revolución, en la lucha revolucionaria a mano limpia, sin nada material que defender; lo que había que defender era el sueño de la Revolución misma.

De esta manera nos encontramos con el ejemplo de austeridad, de desinterés, de desprendimiento personal, de generosidad y de ética. En definitiva, lo que surge de todo esto nos alentó a los más jóvenes y a los mayores, a acompañarle entonces, durante, y hoy y mañana. Ha sido un honor para nosotros hacerlo, y, al mismo tiempo, un compromiso que voluntariamente y con el corazón hemos aceptado, le agradecemos por eso.

Creo que lo más importante es que, a lo largo de esa historia, jamás dio la espalda a un solo compañero. Cuando en las aguas turbulentas del mar se cae uno de los que viene en la expedición, usted regresa para buscarlo. Esto es muy importante para el pueblo de Cuba y ha sido muy importante para nosotros, porque en medio de esa gran batalla que hemos librado, y de la cual usted ha sido un paladín, jamás nos ha desamparado. Su concepto de la amistad está basado siempre en principios y es tan exigente para los demás, como lo es para usted mismo.

De esta manera, y con este prefacio, yo quiero dar el testimonio modesto que me corresponde dar en el día de hoy. El testimonio es que desde que comenzó la obra de restauración y los trabajos de conservación que usted ponderaba hace un momento y que es la obra de la nación y de usted, vivimos siempre trabajando y luchando en un proyecto de carácter social que supera en gran medida la obra puramente material. Ese proyecto social ha encarnado la voluntad del país de enrutar su visión del mundo a través de ese prisma. Y ese proyecto ha tenido siempre ese apoyo, ese afecto, ese cariño, esa lealtad de usted hacia todo ello, y no solamente para el tema de La Habana, Patrimonio de la Humanidad, sino para el tema de toda la nación, de sus valores, de su cultura.

Recuerdo una nota que tengo de usted, hace muchos años, cuando le escribía pidiéndole su intervención para salvar un objeto, y me respondió que bajo ningún concepto el mismo podía venderse. Conservo esa nota suya.

Además de todo eso, tengo clara su idea de que debíamos salvar el patrimonio nacional y la cultura sin venderla. Sé como ha luchado por preservar el patrimonio de la nación.

El Estado no es más que el administrador de esa posesión de la nación, de su territorio, de sus riquezas materiales e inmateriales; pero, fundamentalmente, de su espiritualidad, que es la cultura. Recuerdo en el Congreso de la UNEAC cómo planteaba esto de forma terminante: el papel de la cultura y lo que ella había significado para la preservación de la identidad y la salvación de la nación.

Durante largos años el Jefe del Estado y la Revolución recibió los testimonios de admiración de los macheteros, de los campesinos, de estadistas de todas partes del mundo, de organismos internacionales, de líderes de movimientos de liberación, y muchas de estas cosas se materializaban en un obsequio. Y he empezado por los macheteros, porque cuando seis años después de la muerte de la siempre recordada compañera Celia Sánchez, fui llamado por los compañeros de la escolta para que los ayudase, de alguna manera, en la tarea que ellos estaban realizando de dar conservación y un sistema adecuado a las tantas cosas que usted recibía y que ella amorosamente había ordenado, resultó que, para sorpresa mía, allí estaba desde un lapicero que le habían regalado una vez hasta un machete de una campaña agrícola, un sombrero obsequiado por un campesino, una pieza maravillosa de jade, un reloj diamantino, un arma maravillosa de Damasco, un sable preciosísimo, los más hermosos colmillos de elefantes, las más bellas pieles de animales cazados en África y enviadas por aquellos pueblos como un regalo al Jefe del Estado, al revolucionario y al amigo -como se ha dicho aquí- de todos los que sufren y lloran en el mundo. Aquello fue una gran sorpresa, y trabajamos en eso durante varios años.

Pero antes de 1991, en más de una ocasión, usted, al saber que estaba ya en este tema, e informado por los compañeros de la escolta que trabajaba en este asunto, me dijo: «Es el momento de que distribuyas todo eso en todas partes.» Yo le dije: «Perdóneme que no cumpla esa orden de usted; con el mayor respeto le pido, de corazón, que lo vea antes. Antes de decidir sobre eso, quisiéramos, y yo desearía personalmente, que usted lo viese como está, porque nunca ha visto así, reunidas y ordenadas, cosas que vienen desde los primeros días de la Revolución.»

Finalmente, después de tres señalamientos de usted, llegó una noche y nos fuimos -algunos de los compañeros que estuvieron en ese día memorable están aquí en la sala- al lugar donde estaban los obsequios ordenados, acondicionados, identificados e inventariados, y fue una gran sorpresa: usted comenzó a reconocer algunas cosas; se sorprendía con otras; volvía a encontrar la memoria y el recuerdo en los objetos que veía.

Fuimos recorriendo aquellos salones, la obra era casi digna de hacer con ella un museo; pero como todo estaba asociado a su persona, y usted nunca ha permitido ni ha consentido ninguna forma de culto personal, su determinación final sería concluyente. Nos sentamos en una pequeña sala de mimbre ordenada allí, donde estaban precisamente las cosas más personales, los recuerdos que venían de Galicia, de Láncara, los que venían de Birán, algunos documentos paternos, algunos objetos personales, y recordamos todos la emoción intensa de aquel momento de reencuento con la historia, con el punto de partida. Entonces, allí tomó la determinación: «Todo ha de ser distribuido.»

Con la autoridad que me daba, la que había recibido, le dije: «Mire, yo creo que hay ciertas cosas que no debe desprenderse de ellas. Pienso que hay cosas…» Usted ni respondió, levantó la mano, como indicándome: «Lo que he dicho es lo que hay que hacer, y adelante.»

Pero había la objeción de los libros; habíamos abierto aquellos libros, aquellas enciclopedias, aquellos documentos, muchos de los cuales estaban dedicados por grandes figuras de la historia mundial: el Papa Juan XXIII, Indira Gandhi…, por solamente mencionar algunos nombres. Entonces le dije: «Estos libros serán codiciados en las bibliotecas, tendrán que pasar a un fondo reservado, porque admiradores y amigos se querrán llevar esa página escrita; creo que es conveniente que esta biblioteca se conserve.» Y a duras penas logré convencerlo, pero incluyendo en las conclusiones de aquel día que, llegado el momento, alguien tomaría la decisión de darlos a la utilidad pública.

Finalmente me atreví a hacerle una mención, ya al final del recorrido, porque estaban las ropas personales, aquello que con mucho amor se había hecho. Me detengo, por ejemplo, en el tema de los pañuelos. Provenían de una religiosa, una mujer admirable, que fue a Isla de Pinos en los días de la prisión. Aquella mujer se llamó Sor Mercedes Álvarez y ella encargaba bordar los pañuelos para usted, con sus letras, con su nombre y con su firma. Así Celia nos lo había dicho, y estaba la caja de pañuelos. Entonces, usted decidió sobre ella: «Dalos a los lugares donde estimes más oportuno.»

«¿Y qué haré con esta cantidad extraordinaria de ropa?» Estamos hablando de 11 687 regalos, de 133 naciones, porque hay una cifra superior -y usted lo cita en el libro de Ramonet-, pero se refiere a otros donativos, anteriores y posteriores, a los cuales también me referiré. Entonces, ¿resultado? Llegamos al final y me dijo: «A los asilos de ancianos, a las religiosas de los asilos de ancianos, a los que estén en cualquier parte necesitados de estas ropas.» Y de esa manera, ante una responsabilidad tan grande, le dije: «Entonces, ya que vamos a hacer esto, para salvar la responsabilidad mía propia ante la posteridad, démelo por escrito.» Entonces, usted se sentó a la mesa y escribió sus palabras, e inmediatamente le dijo al doctor Miyar, Secretario del Consejo de Estado, en presencia, además, de los compañeros Lage y Felipe, que eran testigos, y del compañero Fidel Babani: «Levantemos el acta y usted certifíquela», y el Secretario del Consejo de Estado certificó aquel documento. Usted se fue, y nos fuimos. Aquella noche, como Milarepa, que narran que cuando se le rompió su pequeña escudilla de madera, dijo que era más libre, usted se sintió como libre de un gran peso: había distribuido.

Entonces yo, que he visto tantas veces, a lo largo de esos años, llegar allí cosas tan sencillas como flores, alimentos, panes y todas las cosas que envían al Jefe del Estado, de la Revolución, desde cualquier parte, he visto que entran por una mano y salen por la otra, y van siempre distribuidas a los necesitados, a los que pueden necesitarlas, sobre todo a los enfermos, sin olvidar nunca a ninguno, para sorpresa de muchos, comencé al día siguiente la distribución. Entre 1991 y 1995, los 11 687 regalos fueron llevados a museos desde el extremo oriental al occidental de Cuba y a lugares del Patrimonio de la Humanidad como La Habana Vieja: a la Casa de África, por ejemplo, fueron los monumentales colmillos de elefantes; a la Casa de Asia, las tallas y objetos más valiosos de marfil, piedras duras, jades; a la Casa de los Árabes las armas de Damasco, las dagas de Yemen, enjoyadas y ricamente recamadas; a la Casa igual de los Árabes la colección magnífica de los tapices y alfombras, regalos de jefes de Estado, de reyes y de todas las personalidades del Oriente.

Si fuésemos someramente a recordar los géneros de aquellos objetos, recuerdo como hoy tapices, colmillos de elefantes, piedras duras, objetos arqueológicos, libros y documentos, implementos deportivos, pinturas, armas antiguas, ropas y objetos de uso personal, joyas y relojes, muebles, cámaras fotográficas.

Hubo un solo inconveniente, por ejemplo, en asilos o en lugares de atención a los pobres y a los que sufrían en aquel momento con más intensidad algo que recién había aparecido, el SIDA, en el hospital de Los Cocos. El gran problema era que todas las chaquetas de cuero que fueron allí y todos los piyamas tenían una misma talla y había que proceder a arreglar y nadie quería picar; o las religiosas en el asilo Santovenia o en otros asilos, o en el hospital antiguo Lazareto de San Lázaro, a donde fueron las cosas más preciosas, ropa interior, algunos de aquellos primorosos pañuelos.

Entonces, ¿qué quiere decir todo esto? Ciento treinta y tres países, objetos procedentes de la nación y de todas estas naciones, de cualquier rincón de la tierra, especímenes de las ciencias naturales, todo esto fue depositado en los museos.

Pero vean la cláusula que impuso el donante -no es su redacción, fue la mía interpretando lo que él nos había dicho-:

«Damos testimonio de la voluntad expresada por el Comandante en Jefe de que la procedencia y filiación de estos bienes aparezca solo en los registros de inventarios de la institución que los recibe y que de ninguna forma se atribuya el hecho de haber sido de su propiedad, interés y atención más allá del propio valor artístico o histórico de los objetos mismos.»

Ahí estaba claro. A los directores de museos y demás depositarios de la colección se les daba esta indicación. Salvo que esté escrito como está escrito en muchas piezas, o labrado en algunos objetos, o bordado en algunos otros, nadie podía identificarlos porque no era voluntad de usted que se hiciera una ostentación de generosidad sobre todo aquello.

Y estamos hablando de cosas extremadamente valiosas, históricas, artísticas, culturales, ligadas a hombres ilustres de nuestro tiempo, o a civilizaciones del pasado; porque llegaron aquellas cosas, no como despojo de otras culturas, sino más bien como ofrendas a una nación y a un hombre.

Entonces, muchas de estas cosas, recorriendo el mundo y conociéndolo como lo conocemos, sabemos cuál es su destino. Y vemos cómo usted no solamente las cuidó, sino que las ignoró durante todo ese tiempo, y cuando llegó el momento de decidir sobre ellas, pensó en los demás, no pensó ni en familia, ni en descendientes, ni en amigos, ni en parientes, pensó en una nación.

Pienso que esta es una prueba elocuente y muy importante de lo que ha sido su voluntad, la voluntad que lo ha acompañado siempre y hasta hoy. Más recientemente, al constituirse el Museo Numismático, el 18 de julio del 2004, usted transfirió al museo, como una donación de la nación, las 1 000 monedas de oro, 1 000 onzas de oro, de ellas 920 de los Estados Unidos de Norteamérica, de distintos períodos históricos, que tienen un valor numismático superior al valor, tanto facial de la moneda como el valor intrínseco del metal. Todas ellas son monedas, en este caso, de oro, que están expuestas en el Museo Numismático, recientemente inaugurado en la calle Obispo de La Habana. Todos los que se interesen en esto podrán recorrer esos museos de Cuba y del Patrimonio de la Humanidad, y podrán ver allí tan impresionante y tan importante legado.

¿Qué testimonio final puedo dar al haber sido testigo de esta importante voluntad? Que a lo largo de los años, que por razones muy comprensibles estuvimos cerca, siempre vi esto como su forma de actuar y de vivir. Debo decir, además, que esto fue para mí una lección importantísima y siempre imperecedera, y que trasmito con amor y con placer hoy, que estoy autorizado a dar este testimonio, porque a lo largo de estos 15 años este tema no fue nunca tocado, ni dicho a nadie, ni comentado públicamente, más que lo que se conserva en ese archivo, primorosamente guardado, donde, desde luego, está la carta ológrafa de usted y está el testimonio de esta voluntad y la imagen que nos tomamos aquel día.

Es verdad que eran años de tribulación y de expectativa, la nación estaba con el escudo en una mano y la espada en otra en el suelo, esperando, esperando continuamente el asalto de su adversario para defenderse valerosamente, y sobrevivimos a todo ello.

Como decía Agustín Lage, en ese año y en esos años se fundó el proyecto a que usted aludió, y en el cual yo he sido simplemente un trabajador; se fundó ese proyecto y me acuerdo de sus palabras: «Salvar La Habana Vieja sin venderla.» Era lo más importante.

Llegaban reclamos de muchos lugares del mundo, personas que decían: «Dénos esta casa para restaurarla, para salvarla.» Usted creó un sistema, diseñó una ley, que fue el documento más avanzado en su momento, y así lo he constatado en eventos, en entidades internacionales del mundo: ese documento es el más avanzado para la defensa y conservación de un patrimonio cultural edificado. Gracias a eso hoy lo tenemos. No podrá escribirse esa historia sin su nombre.

Le agradezco mucho, profundamente, Comandante en Jefe y amigo queridísimo, hermano nuestro, por habernos llamado. Tenemos una sola certeza: Hoy, en el lugar que ocupamos aquí, quisieran estar millones. Muchas gracias (Aplausos).

LA RIQUEZA DE LAS VIRTUDES

Cmdte.- Leal, por aquellos días comenzaba el período especial, ¿en qué año fue exactamente?

Eusebio Leal– Exactamente en 1991, estábamos entrando en el carril de Las Guásimas.

Cmdte.- Bueno, otra científica.

Concepción Campa, directora del Instituto Carlos J. Finlay y una de las creadoras de la vacuna contra la Meningitis Tipo B.- Muy buenas noches Comandante y todos los que nos escuchan en Cuba y en otras partes del mundo.

Comandante, ante todo quiero decirle que para mí también es un altísimo honor y privilegio estar aquí hoy junto a usted y junto a otros compañeros. Coincidiendo con Eusebio, estoy segura de que cientos de miles, que millones de personas de Cuba y del mundo quisieran estar en nuestro lugar y tendrían mucho que decir y mucho que contar.

Reflexionando, como usted nos pidió, sobre el tema que nos ocupa, yo llegué a una conclusión: que se trata de un problema de filosofía, no nos pueden entender.

Comandante, quienes tienen el dinero por su Dios, no pueden entender que alguien exista y haga todo lo que usted ha hecho y hace por otras razones. No pueden entender lo que usted nos ha enseñado en estos años de Revolución, en los que ha sido maestro de ética, maestro de modestia, maestro de desinterés, maestro de optimismo, maestro ejemplar para enseñarnos a entender que no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.

Y en este sentido es verdad que todos los cubanos somos multimillonarios, pues usted nos ha enseñado a no vivir dependientes de superficialidades, ni de modas, ni ser esclavos del consumismo; nos ha enseñado que las personas no valen por lo que tienen, sino por lo que son y por lo que hacen, y que todos tienen valor.

Esta vil calumnia a mí me da risa y me da pena; risa por lo absurdo y pena por lo lejos que están de entenderlo a usted y de entendernos a nosotros. Nosotros tampoco los podemos entender a ellos. Nos es imposible entender cómo por dinero son capaces de hacer horrores que no podemos ni imaginar.

Recientemente, en el mes de abril, tuve el privilegio de visitar el heroico pueblo de Viet Nam, allí en sus museos pude ver cosas terribles. Visité una aldea de los niños víctimas del daño provocado por el agente naranja, químico que usaron los norteamericanos en la guerra como defoliante y que todavía hoy, a más de treinta años, sigue teniendo efectos dañinos en los nacimientos de las generaciones.

Hubo momentos, Comandante, que yo sentí que no podía soportar ver tanto dolor, y en mi mente solo me martillaba una pregunta: ¿Por qué cosas así, que todos sabemos que hoy se repiten día a día y que se pudieran seguir repitiendo mañana? Es imposible para nosotros entender que la razón de tanto dolor sea el dinero.

Buscando hoy a Martí encontré que un 24 de diciembre, en el año 1890, escribió en el periódico La Nación, de Buenos Aires: «En la calumnia misma hay cierta hermosura, y es la del martirio del patricio dispuesto, por el bien de su patria, a desafiarla.»

Eso es lo que todos queremos hacer, desafiar esa calumnia por el bien de nuestra patria, pues el mismo Martí también nos dice que: «La verdad no se ha de quedar sin decir.» Y también dice que: «No hay cosa que moleste tanto a los que han aspirado en vano a la grandeza, como el espectáculo de un hombre grande.»

Sencillamente, Comandante, no soportan su imagen, su prestigio; no soportan el amor y la admiración que usted provoca en todos los que lo conocemos y conocen aunque sea por pocas horas. El ejemplo suyo les molesta, les enseña que existe otro Dios que no es dinero, otro Dios que es el del servicio a la humanidad que usted predica.

Miles de anécdotas yo tendría y me encantaría contar a todos.

En mi experiencia personal, el haber compartido con usted sueños e ilusiones me hacen rechazar de manera rotunda falsedades que solo intentan ocultar su brillo, pues les molesta.

Lo más valioso que tiene un ser humano es el tiempo de su vida y usted nos los ha dedicado todo.

Cuando fuimos a ser presentados como candidatos a diputados, usted nos acompañó en la calle, con el pueblo, para decirle quiénes éramos, qué hacíamos; para explicarle cómo nos dedicábamos día y noche a investigar, desarrollar y producir vacunas para salvar niños, y que nosotros representábamos a cientos de jóvenes que hoy hace más de 20 años han dedicado y dedican su vida a estos fines.

Recuerdo cuando un día nos fue a ver para pedirnos que investigáramos sobre la vacuna del cólera, pues es una enfermedad de países pobres que a las compañías lucrativas nos les iba a interesar, ya que no iban a ganar dinero, porque quienes las necesitaban no lo tendrían para pagarla. Pocos meses después, ese mismo discurso lo oí de un representante de una gran compañía. Nosotros, en cambio, hoy estamos a las puertas de un ensayo clínico de una vacuna de cólera en África.

Recuerdo cuando al enterarse usted de que en países como Brasil, Chile, Zambia, Nigeria, Argentina y Uruguay aparecieron brotes de meningitis meningocócica y por su causa morían y quedaban con secuelas miles de niños y jóvenes, sus preguntas inmediatas eran: ¿Cuántas vacunas hay en los almacenes? ¿Cuántas vacunas podemos hacer? ¿En qué tiempo están listas? ¿Qué hace falta para hacerlas? ¿Cuánto demora para llevar inmediatamente toda la que exista como donación y para hacer todo lo que haga falta para evitar esas muertes?

Decenas de trabajadores del Instituto «Finlay» y del Polo Científico somos testigos de grandes donaciones de vacunas hechas a todos estos países; somos testigos de noches enteras empacando esas vacunas para que no se perdiera tiempo. Esto siempre nos hizo y nos hace felices, y siempre fue usted quien nos indicó hacerlo.

En mis manos tengo las carpetas que cuentan la historia de la donación hecha por usted al pueblo de Uruguay, en abril del año 2002, pueblo que se encontraba aterrorizado por una epidemia de meningitis que mataba niños y jóvenes.

En esos mismos días, el gobierno de ese país llevó a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, su propuesta anticubana pagada por Estados Unidos, y en los mismos momentos en que nosotros nos encontrábamos preparando el uno y medio millón de dosis de vacunas que ellos necesitaban, la prensa anunciaba que usted se negaba a vender dichas vacunas como represalia por la acción que ellos estaban tomando contra Cuba.

La verdad se impuso: la vacuna donada cortó la epidemia y detuvo el dolor de las madres uruguayas.

Cuando nuestro embajador, días después, tuvo que abandonar ese país, el pueblo lo acompañó hasta las puertas del avión con carteles que decían: «Gracias, Fidel». Firman: «Las madres uruguayas.»

Recuerdo también cuando una gran compañía negociaba con nosotros la compra de nuestra vacuna de meningitis y ponía como condiciones que no podíamos ganar mucho dinero, que no podía ser en dinero líquido, que solo podíamos adquirir con ese dinero alimentos y medicamentos que ellos autorizaran, usted nos respondió de inmediato: «Acepten, lo importante es que no haya más muertes de niños que puedan evitarse.»

En este sentido somos testigos del pago de deudas y de intercambio por alimentos y medicamentos como base de nuestros contratos comerciales para la venta de esas mismas vacunas que hoy dicen que lo enriquecen a usted.

Recuerdo también que un día usted me contó que uno de sus mayores sueños había sido lograr un país que aprendiera a vivir sin adorar el dinero y sin que el dinero fuera el amo.

Lo hemos visto largas horas disfrutar y armar planes con fines humanitarios, lo hemos visto y oído soñar hasta con los más mínimos detalles por el bienestar de su pueblo; ese pueblo que junto a usted ha resistido y, lo mejor, ha aprendido a vivir con poco y con poco hacer mucho; pueblo que ha aprendido a amar todo lo que hace, pueblo que tiene hoy la mayor riqueza del mundo: la sabiduría; pueblo que ha aprendido de usted las mayores lecciones de generosidad y desprendimiento.

Yo estoy segura de que cada cubano y cada cubana tendrían algo que contar de lo que ha dado de su vida por esta revolución, inspirados en su ejemplo y en su guía.

Esta calumnia sobre su persona no me enoja, me entristece. Me entristece al pensar que no son capaces de entender que el dinero no es su Dios, que el dinero no es nuestro Dios; que las lágrimas, el sudor y la sangre del pueblo cubano no han sido derramados para enriquecer a nadie, lo han sido para la mayor riqueza: el servicio a la humanidad.

Pretenden desmoronar nuestra moral y, sencillamente, con cada una de nuestras voces decimos: No es verdad; decimos que este pueblo, que junto a usted es admirado y querido por todo el que lo conoce por su alegría, su dignidad, su humildad, su modestia, lo ha hecho todo bajo las ilusiones de sueños de amor y servicio.

Un día leí que antes de hablar las palabras debían pasar por tres puertas, en las que en cada una había una pregunta: la primera pregunta, si lo que se iba a decir era verdad; la segunda cuestionaba si lo que se iba a decir era bueno; la tercera, si lo que se iba a decir era necesario. Si las tres puertas no se abrían y las tres condiciones no se cumplían de ser verdad, bueno y necesario, mejor era no decirlo.

Esta lección la debían aprender quienes difaman de usted, pues lo que dicen no pasa por una sola de esas puertas: lo que dicen no es verdad, lo que dicen no es bueno y para nada necesario.

Debían dedicarse a contar al mundo miles de cosas que usted hace que sí son verdad, que sí son buenas y que sí es necesario decirlas.

De verdades y de bondades tendríamos para llenar cientos de miles de revistas con realidades como las vistas hace muy pocos días en el Congreso de genética médica en Cuba y su impacto social, como los implantes cocleares hechos a niños sordo-ciegos, como las pesquisas a los recién nacidos, como la atención a los discapacitados, como la Operación Milagro, como la aplicación de las tecnologías médicas más avanzadas en función del pueblo y de los humildes, como los programas de vacunación, como otras tantas que harían interminable esta lista, cosas que sí sería necesario publicar, pues como dijera una vez más Martí: «Las verdades reales son los hechos.»