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Entrevista con el investigador francés Salim Lamrani

Lo importante es decir la verdad sobre Cuba

Fuentes: Areítodigital

Nacido en Clermont-Ferrand, Francia, hace 27 años, Salim Lamrani es el segundo de nueve hermanos, todos franceses, de padres argelinos, que emigraron en 1970 en búsqueda de trabajo. El padre, ya fallecido, combatió al colonialismo francés con apenas 15 años de edad en Argelia. Guerra en la que perdió un ojo. Salim confiesa: «Yo tenía […]

Nacido en Clermont-Ferrand, Francia, hace 27 años, Salim Lamrani es el segundo de nueve hermanos, todos franceses, de padres argelinos, que emigraron en 1970 en búsqueda de trabajo.

El padre, ya fallecido, combatió al colonialismo francés con apenas 15 años de edad en Argelia. Guerra en la que perdió un ojo. Salim confiesa: «Yo tenía predisposiciones a politizarme. Nací en un barrio pobre, viví en un pequeño apartamento alquilado, en medio de los problemas sociales de una barriada popular… No le pedí nada a la política, la política vino a mí. No teníamos mucho dinero, pero recibí una buena educación de mis padres, y bastante temprano tuve que asumir las responsabilidades de segundo de la familia: tenía que estudiar, formarme, ser un buen hermano mayor».

Toda la enseñanza hasta los primeros años universitarios los cursó en su ciudad natal y los estudios doctorales en París, en la Universidad de La Sorbona. En la Universidad Denis-Diderot, en París, actualmente imparte clases con categoría de investigador.

En octubre del 2003 rastreando informaciones en Rebelión, publicación digital alternativa de España, «descubrí» un voluminoso estudio bajo el título «El lobby cubano en Estados Unidos de 1959 hasta nuestros días», y su firma. En una primera ojeada, dos cosas llamaron mi atención: la dedicatoria «A los cinco prisioneros políticos cubanos condenados en Estados Unidos por haber cometido el crimen de defender su patria», y los cientos de notas que, al pie de página, indicaban la magnitud y profundidad de la investigación. En lo adelante Rebelión y otros medios de información, en su mayoría alternativos, me permitieron seguir leyendo sus artículos, casi todos (por dejar un margen) sobre Cuba y en su defensa.

Después seguí sus pasos en las visitas que hizo a la isla para participar en diferentes eventos, la presentación de sus libros en Cuba y otros países, y su activa participación en la Red de Redes En Defensa de la Humanidad, en campañas contra el terrorismo y por la libertad de nuestros Cinco Héroes.

¿Por qué Cuba y desde cuándo?

Extraño es el tema sobre Cuba que en estos últimos años no ha sido objeto de argumentados artículos del joven investigador, haciendo frente a las furibundas campañas que la prensa internacional, ya se sabe bajo qué intenciones, subterfugios y patrocinio, ha tejido contra el país, la Revolución y Fidel.

¿Cuba?, desde que tiene 18 años… leyendo libros, explica. Dos autores lo marcaron desde joven: los norteamericanos Howard Zinn y Noam Chomsky, cuyas obras lo llevaron a la política exterior de los Estados Unidos con América Latina y, sobre todo, hacia Cuba.

«Cuando descubrí el caso de Cuba, llevaba en sí tanta injusticia que no pude y no puedo quedarme neutro. No creo en la neutralidad. Neutralidad para mí es una especie de complicidad. Hay principios y valores como independencia, autodeterminación, justicia, igualdad, soberanía, fraternidad que merecen ser defendidos, no es una cuestión ideológica. Defender el derecho del pueblo cubano a ser libre e independiente va más allá de la ideología, es una cuestión, como dijera Martí, de ética, de principios morales».

«Al descubrir el caso de Cuba y el enorme abismo que hay entre la imagen politizada, ideológica, que nos dan los grandes medios de comunicación sobre la realidad cubana, uno descubre se da cuenta que hay un problema mayor que responder: ¿por qué se miente tanto sobre un pequeño país de 11 millones de habitantes que jamás ha agredido a ningún otro país, y, al contrario, ha brindado apoyo a muchísimas naciones latinoamericanas, africanas, al Tercer Mundo…»

Agrega que hay también una relación histórica entre Cuba y Argelia, su país de origen, señalando las innumerables muestras de solidaridad que la Revolución brindó al pueblo argelino, cuando apenas tenía unos pocos años de existencia: armas, el primer batallón militar que mandó al extranjero, la primera brigada médica internacionalista… sin tener nada que ganar. «Pero lo hizo por una cuestión ética, de principios… y eso tiene que saberse».

Impresionan sus vastos conocimientos sobre Cuba, base de la solidez de sus artículos. «Ningún país en el mundo ha hecho tanto a favor del bienestar de la humanidad como Cuba, en muchísimos sentidos». Los subraya y compara: «Cuba tiene dos veces más médicos que Inglaterra, con una población cuatro veces inferior, e Inglaterra no es un país subdesarrollado ni pobre, es una gran potencia económica».

Afirma que el mundo tiene que tomar ejemplos de Cuba en la educación, la salud, la masificación de la cultura y la práctica del deporte, a nivel, ahora que se habla tanto, del medio ambiente.

Sobre el último argumenta que lamentablemente el mundo se acaba de dar cuenta de la alarmante situación del medio ambiente y los peligros que corre. Menciona la reciente reunión en París para estudiar los efectos del cambio climático…, el aterrador informe publicado el 2 de febrero último por un grupo de expertos internacionales y su trágica conclusión: si no se hace nada, estamos destruyendo el planeta.

Creo -afirma- que quizás sea un poco tarde, recordando que ya Fidel, el 12 de junio de 1992 en la Cumbre de Río de Janeiro, lanzó una advertencia muy seria sobre el peligro de extinción de la especie humana a causa de la actividad económica irracional de las naciones occidentales. «Lo dijo hace 15 años, si le hubieran hecho caso entonces, quizás no hubiéramos llegado a este punto casi sin retorno».

Habla de otros ejemplos que puede dar Cuba, como el de la participación del pueblo en las elecciones, y apoya sus palabras con otra comparación: «En Cuba ha habido más de un 90% de participación en las diferentes elecciones. En Francia ni siquiera se llega al 50%, y cuando se logra el 50% estamos muy felices, es algo grande. Demuestra las crisis del sistema democrático occidental, en particular el francés. Los electores ya no creen en las instituciones del Estado, en las élites políticas, por eso no va a votar».

Reconoce que cuando descubrió el caso de Cuba no tenía muchos conocimientos políticos, pero sí una intuición, un sentimiento profundo, y recuerda que en una clase en su primer año universitario, un profesor peruano habló de Fidel como «el dictador de Cuba», y se sintió ofendido, lo sintió como una acusación falsa, injusta… porque ¿cómo dictador si tiene el apoyo de todo el pueblo? Y ya desde entonces, «sentí como un deber defender y decir la verdad sobre la Revolución Cubana… después uno estará de acuerdo o no con lo que se hace en Cuba, pero por lo menos tengamos el pudor y la decencia de decir la verdad sobre la Revolución Cubana, de dejar de desinformar a la gente, ¿por qué se teme tanto, se miente tanto?»

Su propia respuesta no espera: «porque Cuba representa una alternativa que es un gran peligro para la ideología dominante, es un país con muy pocos recursos, que padece un bloqueo cruel, inhumano, desde el mismo 1959, y a pesar de esta situación, ha logrado, primero, resistir al imperio más poderoso de la Tierra, que es, a mi parecer y de manera muy objetiva, la hazaña más grande de la historia de la humanidad; y mucho más que resistir, ha logrado construir una alternativa creíble al capitalismo inhumano que reina en muchas partes del mundo y condena a los pueblos a la humillación y al desamparo. Este tiene que ser el postulado de base cuando se habla de Cuba».

Salim Lamrani viajó a Cuba por primera vez en el 2000. Vino como turista, a conocer el país y llegó justo el 28 de junio, el día en que el niño Elián González regresó a la Patria. No conocía a nadie.

Escribió su primer artículo sobre Cuba dos años después, en el que denunciaba las campañas de desinformación contra el país de Reporteros sin Frontera (RSF), un tema que ha seguido abordando todos estos años ante la desfachatez de esta organización y su secretario general Robert Menard, «que utiliza los mismos argumentos de los Estados Unidos y la extrema derecha, repiten las mismas barbaridades, transforman delincuentes y mercenarios en periodistas y militantes de derechos humanos, mienten, desinforman a la opinión pública con el fin de crear una imagen tan negativa que la predisponga para «aceptar» una eventual agresión norteamericana contra Cuba; ese es el papel de RSF y ahora eso mismo hacen con Venezuela».

Emplean contra Chávez el mismo método que con Cuba, explica Lamrani, una campaña de desprestigio, fortalecida en los últimos años, para «transformar» un gobierno popular, democrático, legítimo, progresista, en una especie de régimen autoritario que carece de base popular y justificar una eventual agresión contra Venezuela, un eventual golpe de estado, preparando a la opinión pública. Esa es la misión de RSF, una organización financiada por Estados Unidos.

«No lo digo yo, lo ha admitido el propio Menard, el «gran demócrata» que lleva 25 años dirigiendo esa organización, quien es un asalariado financiado por la Nacional Endowment for Democracy (Fundación Nacional para la Democracia), entidad, según el New York Times, el periódico más importante del mundo, que hace el mismo trabajo que la CIA ha realizado durante décadas de manera subrepticia. Así que RSF carece de legitimidad, de autoridad moral para dar lecciones sobre la libertad de expresión o los derechos humanos, no es digna de crédito».

Doble rasero de la Administración Bush

Otro tema recurrente en sus artículos es el doble rasero de la política norteamericana. «La Administración Bush ha perdido el poco de crédito que le quedaba, por ejemplo, en la guerra contra el terrorismo y particularmente con el caso de Posada Carriles. No se puede afirmar y llevar una guerra contra el terror, mientras se alberga y protege al peor terrorista del continente americano según la CIA, el FBI y el mismo Posada Carriles…»

Y fundamenta las pruebas de su culpabilidad en el propio libro de Posada Carriles Los caminos del guerrero, en el que reivindica y se vanagloria de su trayectoria terrorista; el informe de la corte de Panamá, su entrevista al New York Times en julio del 98 y los últimos informes desclasificados del FBI y la CIA: «Posada Carriles es un terrorista según la CIA, según los propios norteamericanos, y según sus propias palabras, sus propios escritos. No podemos aceptar ese doble rasero por parte de Estados Unidos».

El intelectual francés va más lejos y afirma que los grandes medios de información y comunicación son cómplices de este doble rasero, cultivan y aceptan la doble moral, la doctrina del buen y mal terrorista, porque para ellos Posada Carriles no es un criminal, es un militante anticastrista, una persona acusada de terrorismo, un ex terrorista, o sea, asimilan esa doctrina, la hacen suya, y eso se llama complicidad con el terrorismo internacional. «Yo acuso a la prensa internacional de complicidad en el terrorismo contra Cuba».

Y aclara los matices de esa infame campaña: si la víctima de un acto terrorista es europea o norteamericana, para la prensa internacional los criminales son asesinos; cuando la víctima es cubana los criminales se transforman en militantes anticastristas. «¿Qué pasaría si yo calificara a Osama Bin Laden de militante anti-Bush, o de persona acusada de terrorismo, o de ex terrorista? ¿Cómo reaccionaría la prensa internacional? No se puede justificar cierto tipo de terrorismo. El terrorismo es uno solo y no tiene justificación».

Salim se enardece al referirse a este tema y a cómo en una época de lucha contra el terrorismo no se habla de Cuba, el país que ha sufrido la más grande campaña terrorista de la historia.

La censura de la historia del terrorismo contra Cuba -dice- es una forma de justificar el terrorismo contra Cuba porque se mantiene desinformada a la opinión pública de esta realidad, y se pregunta cómo es posible, después de los ataques del 11 de septiembre, no hablar del sangriento atentado contra el avión de Cubana de Aviación en Barbados, en 1976, que fue el primer acto de terrorismo aéreo de la historia del siglo XX, «en nombre de qué amnesia ideológica y cuando vemos que uno de sus responsables intelectuales, Orlando Bosch, se vanagloria en la televisión de Miami, diciendo que no había inocentes en ese avión, ¿de qué eran culpables los adolescentes del equipo de esgrima?, ¿de ser cubanos y vivir en Cuba?, ese es un crimen para la extrema derecha y para la prensa internacional también porque no denuncia este terrorismo».

Califica de inaceptable el caso de los 5. «¿Cómo no se va a censurar un escándalo judicial de esta magnitud? ¿Por que se censura la historia de personas que infiltran grupos terroristas para prevenir la realización de atentados terroristas, para salvar vidas, en vez de darles una medalla, una condecoración, de hacerles héroes de la humanidad porque la lucha contra el terrorismo es una lucha universal? Defender la vida humana no es defender la vida europea es defender la vida de todos, y en vez de darles ese reconocimiento internacional se les encarcela, se les condena a penas inhumanas después de un juicio amañado, politizado, manipulado… No se puede aceptar que se silencie este caso» .

Retoma a Posada Carriles ante los últimos acontecimientos. «Ser un mentiroso es su mayor crimen. Se niegan calificarlo de terrorista, y a extraditarlo a Venezuela, violando por lo menos tres tratados internacionales… Posada Carriles es un hombre que casi tiene 80 años, si lo condenan va a terminar en una caja de oro, eso no importa. Lo importante es que no quede impune, se le reconozca su culpabilidad y pague de una manera u otra sus crímenes».

¿Libertad de expresión?

Expresa que contrario a lo que se desprende de la prensa europea, Cuba tiene muchos amigos en el Viejo Continente, muchos más que los enemigos, solo que estos son poderosos y dueños de los medios de información, y aclara que no diría los que defienden a Cuba sino los que defienden la verdad sobre Cuba, porque esa es una etiqueta que le ponen los verdaderos enemigos de Cuba. «Ah, este es un amigo del régimen castrista».

Y añade: «No. Lo que soy es un defensor de la verdad, quiero que se diga la verdad sobre Cuba, eso es lo más importante, que sea amigo, que tenga simpatía, es secundario. Lo importante es decir la verdad sobre Cuba, tener una ética, una deontología periodística, hay hechos concretos que se tienen que decir. Pero los que los quieren decir, los que tienen un pensamiento alternativo sobre Cuba no tienen acceso a la prensa. En mi caso no tengo acceso a la prensa francesa, yo he publicado artículos hasta en Estados Unidos pero no he logrado publicar en los grandes medios franceses, con la excepción una vez en L’ Humanité. Libertad de expresión, de prensa, no hay en Francia. Libertad de prensa hay para los que respetan su marco ideológico y cómo para hablar del terrorismo contra Cuba, del desarrollo humano cubano, de las misiones internacionalistas de Cuba, hay que salir de ese filtro doctrinal que te impide decir esas cosas importantes, pues no hay libertad de expresión. Yo he dicho cosas en la televisión cubana que jamás me dejarán decir en la televisión francesa; aquí han publicado mis artículos y ni me han quitado una coma, allá se niegan a publicármelos».

Cuenta que en octubre pasado realizó una gira de dos semanas por universidades norteamericanas para presentar su libro Terrorismo de Estados Unidos contra Cuba. El caso de los Cinco, una compilación de 16 artículos de autores de renombre internacional. Nueva York, Boston -junto a Noam Chomsky-, Washington – en compañía de Piero Gleijeses, Saul Landau y, Wayne Smith- y California.

La regla de que el terrorismo contra Cuba y el caso de los Cinco no se conocía, fue confirmada. Los estudiantes norteamericanos estaban asombrados, y cuando se les dijo que su gobierno llevaba más de 45 años atacando a un pequeño país porque había decidido ser independiente y libre, no lo podían creer. Cuando se les presentó la historia de los Cinco estuvieron muy interesados. Denunció allí el encarcelamiento, la agonía, la terrible injusticia que sufren esos cinco jóvenes cubanos, las violaciones de sus derechos y los derechos de sus familiares.

Salim habló de su esperanza, «porque nuestros argumentos son justos, nuestras ideas son justas, porque como dijera Martí, como dijera Fidel, una idea justa es invencible, una idea justa en el fondo de una cueva puede más que un ejército. De nuestro lado está la verdad, está la razón, de su lado está el poder. Ellos tendrán el poder ahora, pero nunca tendrán la razón. Nosotros ahora tenemos la razón y llegará el día en que tendremos el poder también. Nosotros podemos sacar fuerza de nuestra razón, ellos no pueden sacar razón de su fuerza».

Hace emocionada alusión al concepto, fundamental e importantisimo, de Fidel sobre la Batalla de Ideas, que es democracia, es participación popular. Le impactó mucho, reitera, la frase de Fidel Una idea justa es invencible. «Por eso nos tienen tanto miedo los grandes medios de información, por eso nos censuran, porque nuestras ideas son justas».

Y expone otros ejemplos: «Decimos que el hambre en el mundo es una decisión política, no tiene nada de natural, está probado con cifras: la producción agrícola mundial es suficiente para alimentar a 12 mil millones de personas y hay 6 mil millones de habitantes en el mundo, o sea, el hambre es una decisión política, fruto del capitalismo neoliberal, igual sucede con el analfabetismo, el SIDA, con todo el sufrimiento del ser humano. El sufrimiento del ser humano no es natural, es fabricado.

«Es que el sistema económico actual es insostenible, y creo que en Europa tenemos que abrir los ojos, y aprender un poco las lecciones que nos dan los pueblos latinoamericanos, aprender la lección que nos da el pueblo de Cuba hace más de 45 años, la lección que nos da el pueblo bolivariano de Chávez desde hace más de 8 años…»

Salim Lamrani despliega una amplia labor intelectual. Colabora con Telesur y sus artículos e investigaciones se publican en numerosos medios de prensa, lamentablemente solo en los alternativos.

Su reciente viaje a Cuba obedeció a varios fines:

Participó en el panel En Defensa de la Humanidad, en el IX Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo, en el que hizo una vibrante y argumentada denuncia de la política de sumisión de la Unión Europea para con Cuba, «una política de injerencia, realmente de lacayos, porque la UE es una potencia económica, pero es un enano político e ideológico; Washington no tiene ningún respeto hacia la UE, porque no es digna de respeto. Ningún lacayo en el mundo va a merecer algo de respeto. El respeto se gana con un comportamiento honrado, justo. Es el rechazo de la injusticia lo que hace la grandeza de las naciones no la sumisión a los poderosos. Por eso la UE es un conjunto de naciones económicamente potente, grande, pero éticamente débil e insignificante».

Asistió a la Feria Internacional del Libro. Esta vez no presentó ninguna obra; en la edición pasada participó con Cuba frente al imperio. Propaganda, guerra económica y terrorismo de Estado, y el próximo, casi seguro, estará con Cuba, la Unión Europea y los Derechos Humanos, cuya edición francesa aparecerá en las próximas semanas.

Después dedicó unas semanas, hasta principios de marzo, a investigar el período 1952-63, desde el golpe de estado hasta el asesinato de Kennedy…, para otro libro, que sería su quinto, pues además de los mencionados, tiene uno con entrevistas a Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Lo otro inmediato, informa, será una nueva gira por Estados Unidos, específicamente por universidades de California, en abril, durante la cual ya tiene programadas alrededor de 15 conferencias, con los temas del terrorismo, el caso de los 5 y la realidad cubana. «Siempre hay que ampliar, sin prejuicios, sobre todo lo que manipula la prensa acerca de Cuba».

¿Qué pasará después de Fidel?

Salim aborda un último tema: los debates en Francia y en general en los medios occidentales sobre qué va a pasar en Cuba después de Fidel.

«Creo que estos debates se basan en un postulado equivocado: pensar que el proceso revolucionario cubano reposa únicamente sobre las espaldas de una persona, Fidel. En realidad es un proceso profundamente arraigado en el seno de la sociedad cubana, construido por 4 casi 5 generaciones de cubanos y es irreversible, este es el postulado de base, y cualquier análisis serio sobre el futuro de la Revolución Cubana tiene que empezar por esto y a partir de ahí se puede discutir».

Señala que una eventual desaparición física de Fidel ocasionará seguramente, una fractura emocional, afectiva muy grande porque es un líder histórico, político, moral, espiritual, que el pueblo cubano ama profundamente. Eso es innegable, afirma, y a cualquier persona que conozca un poco la realidad cubana, no se le puede escapar esto, pero las estructuras económicas, políticas, sociales, no van a cambiar, eso es lo que pienso, porque las instituciones son fuertes. Vemos ahora que Fidel lleva más de seis meses fuera del poder, y reina la tranquilidad, la calma, la normalidad, porque la Revolución no depende de un solo hombre. Fidel es muy importante como líder que logró la unidad del pueblo, una de sus hazañas más relevantes».

Cuba es un país de gigantes, concluye, no por su tamaño, ni por su población, sino por el ejemplo, la conducta, el respeto a los principios, eso es lo que más admiro de Cuba, el respeto a los principios cueste lo que cueste».