Hablemos claro, el problema con el tratamiento a dar al Monumento a los Caídos no es de carácter jurídico ni arquitectónico, sino esencialmente político. Evidentemente, existen argumentos como los señalados que tienen también su importancia, pero en última instancia el problema se sitúa en términos estrictamente políticos.
La cosa viene de lejos. La resignificación que hoy se plantea tiene mucho que ver con una estrategia que arrastramos desde hace ya unas cuantas décadas en relación con el franquismo, sus crímenes y sus herencias. Se resignificó así en su día, en 1977, la amnistía reclamada, convirtiéndola en una ley de impunidad y punto final para los miles gobernantes, militares, policías…, protagonistas del golpe de Estado contra la República y responsables de los innumerables crímenes cometidos por la dictadura: asesinatos, desapariciones, cárcel, trabajo esclavo, cortes de pelo y vejaciones sexistas, robos de bebés… Todos ellos fueron resignificados como demócratas y siguieron ocupando sus anteriores puestos.
Luego vino la Constitución, en 1978, con cuya aprobación fueron resignificadas esenciales instituciones franquistas: la monarquía borbónica, el Ejército golpista, la Policía y su sangrienta Brigada Político Social, la Iglesia que todo lo bendijo, la judicatura y el TOP… Y así hasta hoy, porque no hay más que rascar en todo aquello que lleva el adjetivo de «constitucional», para que salgan a relucir rancias herencias antidemocráticas y corruptelas de aquel viejo régimen.
El actual edificio de los Caídos es un vivo ejemplo de lo anterior. Las exigencias demolicionistas planteadas históricamente por el movimiento memorialista exigían ya crear un cortafuego. La resignificación inicial, tratándolo de convertirlo en Sala de Exposiciones, no sirvió para nada. Nadie se creyó ese cuento. Era necesario, pues, someterlo a una transformación mayor para apaciguar las revueltas aguas. Había que cambiar algo más para que no cambiara lo esencial.
En días pasados, tras el acuerdo del tripartito EH Bildu-PSN-Geroa Bai, distintos miembros de estos grupos han hecho hincapié en las razones jurídicas que, en su opinión, impiden que el edificio sea derribado. Tres importantes cargos institucionales de EH Bildu han defendido esta postura en la prensa citando una larga y prolija relación de leyes estatales y forales, sentencias varias, resoluciones administrativas, catálogos urbanísticos… También en la prensa, el director general de Memoria Democrática (PSN) se ha referido a la normativa estatal en vigor, así como a la que está cociéndose en estos momentos en el Congreso madrileño. Finalmente, Geroa Bai, en sus últimas intervenciones sobre el tema, ha justificado igualmente su postura favorable a la resignificación, aduciendo dificultades legales insuperables para la opción del derribo.
Renunciamos ahora a rebatir esas razones, si bien es obligado señalar que, como en todos los debates jurídicos, hay también especialistas en la materia que mantienen una opinión opuesta a la del tripartito. De todos modos, se puede afirmar que no existen impedimentos legales para propiciar el derribo del monumento que no existan también en la resignificación planteada por el tripartito: derribo parcial, ocultamiento de la cúpula del mismo… Es decir, si los acuerdos y reformas legales ahora impulsadas en el Ayuntamiento y el Parlamento para lograr la resignificación se llevaran a cabo en torno a una propuesta de derribo, esta sería tan viable como la que se plantea.
Tampoco se ha explicado cuáles han sido las razones por las que ha sido suspendida la tramitación del expediente sobre los Caídos aprobado en 2018 por el Ayuntamiento en el que, entre las propuestas seleccionadas, existía una que proponía el derribo del edificio. Pues bien, ¿por qué ese expediente y esa opción, contra el que ninguna fuerza política, ni siquiera UPN, interpuso recurso jurídico alguno en su día, es ahora abandonado y se opta por iniciar un nuevo procedimiento?
Volvamos a la política. El PSN-PSOE, ese gran resignificador histórico de pilares esenciales del franquismo, es hoy el principal beneficiario de la división que se está dando entre el movimiento memorialista y el Ayuntamiento de Iruñea. Un partido que, tanto en Nafarroa como a nivel estatal, siempre se ha resistido a avanzar en el terreno de la memoria democrática, salvo que haya sido obligado por el movimiento memorialista. Él es quien está consiguiendo llevar todas las aguas de este conflicto a su molino resignificador. Porque está bien que EH Bildu y Geroa Bai muestren posturas abiertas a la hora de abordar acuerdos con el PSN, pero lo que no es de recibo es renunciar a poner las líneas rojas propias y tragarse enteras las ajenas. EH Bildu y Geroa Bai debieran dejar de bailar al ritmo marcado por el PSN.
Las fuerzas democráticas no solo deben predicar la democracia y la participación, sino también practicarla. En todo este proceso, las activistas y asociaciones memorialistas han sido arrinconadas y ninguneadas. Las puertas al debate previo a la toma de decisiones les han sido siempre cerradas. Y ahora, una vez adoptado el acuerdo tripartito, la opción del derribo, como una de las opciones a tomar, es rechazada de plano. Es más, se está acelerando todo este proceso (Ayuntamiento y Parlamento) creando de hecho un espacio de tierra quemada que va a dificultar aún más el diálogo y el debate, caso de que este quiera darse.
A pesar de todo, queremos pensar que es posible revertir el mal camino andado. Se hace preciso para ello paralizar el actual procedimiento impulsado por el tripartito, acordar una moratoria en el mismo, abrir un proceso abierto de información, sensibilización y debate, tanto social como institucional y que, tras todo ello, sin excluir ninguna de las opciones en juego, pueda resolverse democráticamente este tema.
*Firmantes: Elias Anton (exconcejal de Iruñea), Jesús Casajús (exparlamentario), Sabino Cuadra (exdiputado en el Congreso), Joaquín Iraizoz (exconcejal de Cendea de Oltza), José Mari Pastor «Artzai» (exconcejal de Ezkabarte), Mariné Pueyo (exconcejal de Iruñea y exparlamentaria), Ángel Rincón (exalcalde de Cortes y exparlamentario) y miembros de la izquierda abertzale de Nafarroa.
Fuente: https://www.naiz.eus/es/iritzia/articulos/los-caidos-cortinas-de-humo