La pandemia del coronavirus ya se cobró la vida de más de un millón de personas en todo el mundo y desestabilizó la economía mundial, al mismo tiempo que trastocó objetivos de la ONU vitales, como la erradicación de la pobreza extrema y el hambre para 2030, y puso en cuarentena avances en la protección de la biodiversidad.
Las tasas de pobreza extrema disminuyeron en los últimos años, pero la vicesecretaria general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Amina Mohammed, aseguró que ahora «se proyecta que entre 70 y 100 millones de personas podrían verse empujadas a la pobreza extrema como resultado de la pandemia».
Y para fines de este año, advirtió, otros 265 millones de personas podrían enfrentar una aguda escasez de alimentos.
En tanto, el secretario general del organismo, António Guterres, alertó que los niveles de los océanos están aumentando más rápido de lo esperado, «poniendo en riesgo algunas de nuestras ciudades más grandes y económicamente más importantes».
“Más de dos tercios de las megaciudades del mundo están ubicadas junto al mar. Y mientras los niveles de los océanos están subiendo, también están siendo envenenados”, advirtió Guterres.
Y mientras, parte del planeta arde y un millón de especies del ecosistema mundial se encuentran en peligro de extinción a corto plazo.
Lo que es peor, la comunidad internacional no ha estado a la altura de sus compromisos ni de todos sus objetivos en materia de biodiversidad.
Con este contexto se realiza este miércoles 30 en forma virtual la primera Cumbre de Biodiversidad de la ONU, en el marco de la 75 sesión de la Asamblea General, y su presidente, Volkan Bozkir, lamentó el hecho de que ninguna de las 20 metas de biodiversidad acordadas por los Estados miembros en la ciudad japonesa de Aichi hace una década, «se haya logrado plenamente».
«Las palabras y las buenas intenciones claramente son insuficientes. No limpiarán los océanos, salvarán a los elefantes o evitarán la deforestación. Solo nuestras acciones pueden lograrlo», sostuvo en concordancia con el lema de esta cumbre: «Acción urgente sobre la biodiversidad para el desarrollo sostenible».
El quinto informe de la Perspectiva Global de la Diversidad Biológica, publicado por las Naciones Unidas el 15 de este mes, revela que la biodiversidad está disminuyendo a un ritmo récord, y solo seis de las 20 objetivos establecidos en las Metas de Aichi para la Diversidad Biológica en 2010 se han «logrado parcialmente».
El estudio muestra algunas áreas de progreso, pero encontró que «el mundo natural está sufriendo mucho y empeorando».
Por ello, si el planeta continúa en su trayectoria actual, la biodiversidad y los servicios que brinda continuarán disminuyendo, poniendo en peligro el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, advierte.
Anne Larigauderie, secretaria ejecutiva de la Plataforma Intergubernamental científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, en inglés), preciso a IPS que la Perspectiva Global confirma y se basa en los hallazgos del Informe de Evaluación Global de IPBES, que incluye el progreso de las Metas de Aichi.
«Una de las razones de este déficit es que nosotros, colectivamente, incluidos los gobiernos, pero también el sector privado, no hemos abordado seriamente las causas directas de la pérdida de diversidad biológica”, afirmó.
Eso incluye, dijo, “el cambio de uso de la tierra (deforestación, expansión urbana, et.), la sobreexplotación de recursos (terrestres y marinos) y el cambio climático, así como las causas subyacentes, que se relacionan con nuestra economía, instituciones, gobernanza, y que están profundamente ancladas en nuestros valores y comportamientos «.
«Necesitamos comprender y abordar mejor las causas de estas pérdidas y actuar sobre ellas. Otra razón principal es que las consideraciones sobre la biodiversidad y las contribuciones de la naturaleza a las personas aún no se han llevado al centro de la toma de decisiones», planteó Larigauderie.
Para la ecologista francesa, «la salud de nuestro medio ambiente natural influye muy directamente en casi todos los aspectos del desarrollo, desde la seguridad alimentaria y del agua hasta los medios de vida, la salud e incluso la paz y la seguridad».
A su juicio, alcanzar los ODS requiere que la naturaleza sea una consideración clave en las decisiones, políticas, inversiones y acciones en todas las partes de la economía y la sociedad. «Así es como podemos lograr el cambio transformador necesario para abordar nuestra cada vez más deteriorada relación con el resto de la naturaleza», afirmó Larigauderie.
Otro de los estudios publicados en septiembre sobre biodiversidad asegura que desde que en 1993 se puso en vigor el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), ratificado por 196 países, se han salvado al menos cuatro docenas de especies animales.
Esto se hizo, dijo el presidente de la Asamblea General, con acciones locales, nacionales e internacionales e incluyó la protección del hábitat, la reintroducción de especies y la protección legal, entre otros esfuerzos.
«Esto demuestra que sí podemos cumplir», declaró Bozkir.
El objetivo es generar un impulso político determinante para la Conferencia de las Partes (COP15) del CDB, que está previsto que se realice en 2021 en la ciudad china de Kunming. Allí, los líderes mundiales deben acordar un ambicioso plan de acción sobre la diversidad biológica.
«Kunming necesita convertir la biodiversidad en una preocupación familiar y un problema político. Todos deben darse cuenta de los riesgos de la inacción», dijo Bozkir.
Sobre los impactos de la covid-19 en la biodiversidad, Larigauderie dijo que aún no se ha realizado una investigación al respecto sobre los perjuicios directos.
Pero consideró que ya se pueden establecer impactos positivos y negativos, “como los informes sobre el resurgimiento de la naturaleza en algunas áreas y la mejora de la calidad del aire, así como el aumento de los desechos relacionados con la eliminación de equipos de protección personal y la desafortunada e injustificada focalización en algunas especies de animales salvajes”.
A su juicio, el el impacto de la covid en las personas y la economía, “no puede separarse de un análisis adecuado de su impacto sobre la biodiversidad, porque los dos están totalmente interrelacionados».
Larigauderie puso como ejemplo que el confinamiento y parálisis de la actividad no esencial detuvo el ecoturismo en muchas partes del mundo, lo que no solo daño los medios de vida de la población que vive del sector, sino que también redujo dramáticamente los recursos para la conservación de las áreas donde hay proyectos de ese tipo.
Los paquetes de estímulo para impulsar la recuperación económica contienen dentro de ellos medidas positivas para la naturaleza
Sobre la COP15 del CDB, la máxima responsable del IPBES consideró que esa cita “es la mejor oportunidad para que los tomadores de decisiones en los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil eleven sus niveles de ambición”, tanto para la cumbre como para las decisiones que deberán adoptarse en Kunming.
Lo que los estudios de la IPBES dejan claro es que en promedio, los beneficios de la restauración de los ecosistemas son 10 veces más altos que los costos y, para algunas regiones, el costo de la inacción frente a la degradación de la tierra es de al menos tres veces mayor que el costo de la acción.
Eso, a juicio de Larigauderie, lo tendrían que tener claro los participantes en la cumbre del año próximo.
T: MF