Los conflictos en la ciudad son una expresión de la diversidad y este enfrentamiento puedes servir a la innovación social si se atiende a sus causas
En las últimas décadas, en la ciudad se han priorizado dimensiones económicas a costa de necesidades sociales. El beneplácito de algunos políticos municipales ha agudizado las brechas y profundizado la fragmentación geográfica y social. Esta situación ha generado conflictos de amplio espectro, contestados desde los movimientos ciudadanos. La resistencia ha culminado en la victoria electoral de plataformas que ahora gobiernan muchos ayuntamientos españoles. Los conflictos, sus alternativas y las nuevas formas de hacer política municipal son los temas que aborda FUHEM Ecosocial en un Dossier que recopila análisis de distintos expertos y activistas sociales, y ofrece recursos complementarios para profundizar en el tema.
Cartografías del conflicto urbano y territorial: el dónde importa
Luis del Romero Renau, de la Universidad de Valencia, reflexiona sobre la dimensión territorial de los conflictos urbanos, reivindicando la cartografía del conflicto, su carácter físico y espacial. También señala la necesidad de entender la complejidad de un fenómeno que suele tratarse de manera simplista, sin entrar en sus causas estructurales. El autor plantea el conflicto urbano como una expresión de la diversidad y de la pugna entre distintas culturas. Lejos de una visión negativa, este conflicto puede ser una fuente de creación e innovación social si, en lugar de atajarlo o silenciarlo, se atiende a sus causas y se ponen en marcha medidas que cuenten con un mayor consenso entre los distintos actores implicados.
Recuperar la ciudad: de la mercancía al espacio común
El artículo de José Bellver, investigador de FUHEM Ecosocial, identifica las ciudades como un escenario clave en la confrontación de la crisis económica, ecológica, social y política en la que nos encontramos; pero también de propuestas alternativas que pueden conducir a un horizonte de equidad social, participación democrática y sostenibilidad ecológica. En sus calles, se hace palpable la agudización de desigualdades sociales que se dan en muchos ámbitos: distribución de rentas y riquezas, acceso a servicios sociales, tiempos de trabajo, exposición a contaminación y elementos tóxicos, etc. Sólo en el plano de los ingresos, hoy, tres de cada cuatro ciudades del mundo tienen niveles más altos de desigualdad de ingresos que hace dos décadas. El artículo muestra la fuerte relación que existe entre las crisis ecosociales de las ciudades y el modelo económico y político actual. El capitalismo financiarizado y el neoliberalismo han convertido la ciudad en una mercancía en manos de constructoras y especuladores inmobiliarios, que hacen primar sus intereses frente a los de la ciudadanía. Frente a ello, José Bellver identifica una ciudadanía que lucha por el derecho activo a construir una ciudad diferente. Entre la resistencia y la innovación social, se entrecruzan múltiples iniciativas que tratan de recuperar la ciudad como espacio común de convivencia para conciudadanos y conciudadanas iguales en derechos y deberes. Iniciativas como las luchas contra recursos públicos malvendidos y privatizados o la creación de huertos comunitarios, entre otras, dejan entrever maneras distintas de confrontar la crisis ecosocial y pueden servir para replantear el funcionamiento de nuestras sociedades.
La ciudad de Madrid es escenario de diferentes conflictos urbanos, tanto heredados como nuevos. Jacobo Abellán, investigador de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro de la red CONTESTED_CITIES, reflexiona desde un punto de vista crítico sobre la gestión que está realizando el actual gobierno municipal de esos conflictos. Los cinco casos analizados son: los desahucios y cambios de condiciones para las familias que vivían en pisos de la EMV vendidos a fondos de inversión; el derribo de Ofelia Nieto; el caso del centro social okupado «La Dragona», en la Elipa; la propuesta de remunicipalización de servicios públicos como la limpieza viaria y la recogida de basura, y la construcción del Hotel Lavapiés. Tras analizar cada caso, el autor, aun reconociendo el reducido margen de maniobra del gobierno municipal, considera que falta voluntad política para abordar los conflictos en profundidad y apunta al «techo de cristal» para explicar las limitaciones de los movimientos sociales como herramientas de transformación. El autor concluye que: «el Ayuntamiento, teniendo una buena oportunidad para transformar la ciudad, ha preferido, hasta ahora, mantener el statu quo y renunciar a cualquier tipo de transformación urbana profunda».
El proyecto de la bio-región como alternativa a la crisis urbana
El profesor de la Universidad de Florencia, Alberto Magnaghi, nos acerca al novedoso concepto de «bio-región». Más allá del concepto de ciudad y de la crisis urbana, tanto ecológica como social y política, propone la noción de bio-región, que integra los espacios abiertos y agrícolas, la red de ciudades próximas, los rasgos socio-políticos, culturales e históricos compartidos, y los sistemas productivos territoriales. Esta nueva forma de mirar el territorio implica pasar de una conciencia de clase a una conciencia del lugar, de vivir una ciudad compartimentada (en zonas de ocio y consumo, vivienda-dormitorio, trabajo, etc.), a reapropiarse del espacio y vivirlo de otra manera. Ejemplos que actualmente se están llevando a cabo, como los planes paisajísticos, los ecomuseos, los contratos de río o la gestión social de los bienes comunes, entre otros, constituyen propuestas a explorar en una vía que apuesta por recuperar el espacio donde se vive y las relaciones humanas.
Vinculado a los temas incluidos en el Dossier, FUHEM Ecosocial modera también el diálogo titulado Conflictos urbanos, municipalismo e innovación social en el que Rubén Martínez Moreno y José Luis Fernández Casadevante, activistas de movimientos sociales que actúan en Barcelona y Madrid, respectivamente, reflexionan sobre las causas y manifestaciones de la conflictividad urbana y valoran cómo enfrentan ese conflicto los «ayuntamientos del cambio».
Las preguntas giran en torno a los ejes que generan el conflicto urbano; la ciudad como nuevo espacio conflictivo en sustitución de la fábrica; la novedad de enfoque que han podido ofrecer los nuevos ayuntamientos al abordar los conflictos; la posibilidad de hacer balance tras un año de gobierno, apuntando logros y tareas pendientes; los problemas y retos en torno a la participación ciudadana; y el papel que puede jugar lo común para zanjar las tensiones entre lo público y lo privado.
En las respuestas, se plantean cuestiones como los impactos de la crisis económica y su desigual repercusión en función de la zona; la noción del derecho de ciudad; la tradición de la lucha barrial. A la hora de hacer balance del primer año de gestión de los nuevos ayuntamientos, opinan que resulta pronto y aunque ven avances también constatan la lentitud y las inercias burocráticas… En todo caso, concluyen planteando la necesidad de tejer puentes y aprovechar las dinámicas de los movimientos sociales, incluso cuando se den situaciones de conflicto que pueden ser, en sí mismas, procesos de aprendizaje para la innovación política y social.
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