España aporta sólo uno de cada diez ocupados en la UE-25 y, sin embargo, absorbe casi uno de cada cuatro contratos temporales del territorio comunitario. Un exhaustivo estudio sobre temporalidad realizado por la escuela de negocios Esade concluye que ningún cálculo económico ni la composición sectorial del tejido productivo español explican el abuso de la temporalidad, que sólo se justifica en ‘la costumbre, la cultura empresarial’. De ahí la dificultad para combatir este problema con medidas legales.
En España, es conocido el dato que indica que uno de cada tres trabajadores tiene un contrato temporal. Pero más desconocido es que el mercado laboral español es, con diferencia el país que más abusa de estos contratos: aunque emplea sólo al 9,2% de la población ocupada de la UE-25, tiene casi un cuarto de todos los contratos temporales que se hacen en estos 25 Estados, según indica un informe de la escuela de negocios Esade, que califica el dato de ‘impactante’.
El documento, elaborado por la profesora de Economía Ana Laborda, indica que en España, la mayor temporalidad se encuentra entre jóvenes (siete de cada diez tienen un contrato temporal) y mujeres, cuya tasa de temporalidad ronda el 35%, por encima de la media nacional (33%). También se encuentran más contratos eventuales en el colectivo de trabajadores con un nivel de estudios bajo (con tasas que superan también la media nacional) o que cuentan con una formación generalista; en actividades poco cualificadas y sectores poco especializados, fundamentalmente en la agricultura y la construcción; en empresas de entre 11 y 49 trabajadores y en Andalucía y Extremadura.
A la luz de este perfil el informe de Esade se propone explicar los motivos de la elevada temporalidad en España. Y tras realizar un detallado análisis comparado de la composición del mercado laboral español, el informe concluye que ‘ni la racionalidad o el cálculo económico, ni las diferencias de la composición sectorial del mercado laboral, ni las divergencias de la tasa de paro entre comunidades son causas suficientes para justificar la temporalidad, aunque puedan explicarla en parte’.
Los hechos prueban esta afirmación. Así, desde un punto de vista de cálculo económico, podría explicarse el uso de los contratos temporales porque sus costes de despido son menores que los de los contratos fijos y, a diferencia de éstos son conocidos. Sin embargo, esta teoría se derrumba si se tiene en cuenta que, por el contrario, los trabajadores indefinidos proporcionan mayor productividad a la empresa, debido a que ‘reciben mayor formación y acumulan más experiencia laboral’.
Igualmente, la diferencia productiva tampoco explica el uso de la temporalidad ya que ésta es mayor en España que en el resto de Europa en todos los sectores de la economía, cuando estos tienen un peso similar en la estructura productiva. Tampoco las comunidades con mayor tasa de paro son necesariamente las que más temporalidad tienen, a pesar de que haya más personas dispuestas a trabajar en peores circunstancias.
En todo caso, el mayor uso de la temporalidad puede tener relación con ‘la aversión al riesgo de los empleadores’. Eso explicaría que en las grandes empresas, ‘al tener un número mayor de relaciones laborales establecidas, presenta una mayor diversificación del riesgo, por lo que no le es tan necesario reducir dicha incertidumbre mediante la contratación temporal’, dice Laborda.
Pero la autora del estudio apunta a una última causa que aparece más clara que ninguna otra. ‘La costumbre o práctica empresarial: se usa la temporalidad porque todo el mundo la usa’. Esto dificulta enormemente la solución a este abuso ya que según el informe ‘las empresas están optimizando sus recursos a corto plazo’, no les importa la pérdida de productividad y el déficit de capital humano que supone el abuso de la temporalidad. Todo ello hace que España ‘esté hipotecando su futuro’.
Comparación con Europa
El estudio de Esade compara los casos de España, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido, teniendo en cuenta el peso que cada sector tiene en mercado laboral de cada país y la tasa de temporalidad de cada actividad. La conclusión es clara: España usa de forma generalizada la temporalidad más que estos países, en todos los sectores productivos. El sector manufacturero español emplea al 20,8% de los asalariados y tiene una tasa de temporalidad del 27%, mientras que en países como Francia, donde la industria emplea al mismo porcentaje de trabajadores que en España, su tasa de eventualidad es justo la mitad. Es más, en Italia y Alemania, donde el sector manufacturero emplea al 26,5% y al 25,5% de los asalariados, respectivamente, la temporalidad afecta al 6% en el caso de la industria italiana y al 9,7% de la alemana.
Idéntica situación se da en el resto de sectores con mayor peso específico (comercio y administración pública). Pero la situación más alarmante es la construcción española, con un peso del 11% del empleo y una temporalidad del 55%.
Raquel Pascual es una periodista económica que publica regularmente en el periódico Cinco Días