Mozn Hassan es directora del instituto de estudios feministas egipcio Nazra. Activista desde hace años, formó parte del equipo fundador de este centro, con el objetivo de investigar en diferentes áreas y de ofrecer apoyo a mujeres políticas o activistas, pero también para renovar el feminismo. La Plataforma 2015 y más la invitó hace unas […]
Mozn Hassan es directora del instituto de estudios feministas egipcio Nazra. Activista desde hace años, formó parte del equipo fundador de este centro, con el objetivo de investigar en diferentes áreas y de ofrecer apoyo a mujeres políticas o activistas, pero también para renovar el feminismo. La Plataforma 2015 y más la invitó hace unas semanas a España para conocer de cerca su trabajo.
«Hay tan pocas mujeres en el Parlamento por el clima político previo: una cultura y entramado legal contrarios. Las candidatas necesitan muchísimo dinero, apoyo y poder.»
¿A qué se dedica el instituto Nazra?
Trabajamos en diferentes ámbitos. Tenemos, por ejemplo, una academia de apoyo a mujeres que están o que quieren entrar en política, trabajamos como mentoras de algunas de ellas. Apoyamos también a las personas activistas que defienden los derechos humanos de las mujeres, que no sólo son mujeres que trabajan en asociaciones u organizaciones sino también aquellas que están luchando en el espacio público. Trabajamos con la gente joven y con artistas, por ejemplo, con grupos de graffiti y teatro. Nos centramos también en el debate sobre cómo se construye la masculinidad y la feminidad.
¿Cuál es tu opinión sobre las elecciones presidenciales que se celebraron en Egipto hace unas semanas?
Mucha gente que ha participado en las protestas de Tahrir está decepcionada. El resultado de la primera ronda es deprimente: uno de los dos candidatos que pasó a la segunda ronda es un militar, un general del antiguo régimen, y el otro un candidato de los Hermanos Musulmanes. Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta otros aspectos interesantes, por ejemplo, que otros dos candidatos que fornaron parte de la revolución obtuvieron juntos más votos que los que consiguieron Shafiq y Mursi. Así que el resultado a corto plazo es duro y deprimente, pero a largo plazo espero que sea mejor, en el sentido de que hay un grupo muy activo de gente que quiere cosas diferentes y que la movilización siga adelante.
¿Temes que si ganan los Hermanos Musulmanes implementen la sharía [ley basada en el radicalismo islámico]?
Personalmente no siento que la islamización de Egipto sea uno de los miedos ni amenazas principales, aunque será muy duro si llega a pasar y es un tema importante. Pero creo que si podemos combatir la militarización de Egipto y tratamos de frenarla o de minimizarla al menos, las otras cosas formarán parte de la lucha social y legal que llevamos manteniendo desde hace años.
¿Crees que algunos derechos de las mujeres están en peligro?
Me parece que los derechos de las mujeres están más en riesgo por la militarización del país que por cualquier otra amenaza.
Uno de vuestros programas en Nazra fue precisamente animar y apoyar a mujeres para las elecciones
Sí, trabajamos con mujeres que no eran del centro de El Cairo. Muchas de ellas eran de lugares alejados, así que fue toda una experiencia para nosotras y para las mujeres. Las acompañamos sobre el terreno, trabajamos con sus asesores, con sus partidos… Sirvió para tirar abajo estereotipos, como que todas las mujeres políticas enfrentan los mismos problemas, que no es cierto, y para conocer y destacar la experiencia de mujeres que no se suele visibilizar porque no son de El Cairo o porque no pertenecen a la clase media.
Pero no apoyasteis a candidatas del antiguo régimen
Nazra tiene como objetivo principal trabajar sobre todo con mujeres con pocas oportunidades y las mujeres que han estado conectadas con el régimen anterior ya se han empoderado suficiente gracias a él, así que para nosotras no son nuestro público objetivo, no nos necesitan.
«Lo de los test de virginidad es uno más de los problemas, pero no el único. Mucha gente sólo ve ese caso: parece que lo considerado como un «tema de mujeres» es algo aislado, y que lo que pasa a los hombres es lo general»
Hicistéis también un informe sobre las elecciones y la presencia de mujeres, ¿cuáles son las conclusiones?
El informe está hecho gracias a la experiencia de 16 mujeres. Principalmente decimos que el número de mujeres que han entrado a formar parte del Parlamento es tan bajo por el clima político previo: la cultura y el entramado legal eran totalmente contrarios e inútiles. Dos tercios del Parlamento se llenan mediante listas proporcionales y un tercio a través de listas individuales e independientes. Para esta última ninguna mujer fue aceptada. Llegamos a la conclusión de que el sistema no está hecho para las mujeres candidatas, necesitan muchísimo dinero y apoyo y tienes que ser una mujer con mucho poder previo. Además, aunque impusieron que cada lista debía incluir al menos a una mujer, prácticamente todos los partidos las relegaron a los últimos puestos de las listas, por eso el número de mujeres que salieron elegidas fue tan bajo.
En Nazra estáis en contra del sistema de cuotas que se implementó en Egipto en 2010. ¿Por qué?
Sí, fue porque se implementó añadiendo 64 asientos al Parlamento y no nos parece que cumpla con la definición de cuota, que supone dar más espacio en la política para las mujeres, en compartir, no en añadir más. El resultado fue que alrededor de 62 asientos fueron ocupados por candidatas del partido de Mubarak: fue una manera de decir que si eres una mujer y quieres estar activa tienes que ser parte de nosotros.
Este sistema desapareció después de la revolución y ahora es cuando se han empezado a introducir las listas proporcionales sin cuotas: dicen que al menos una mujer tiene que estar en la lista, pero sin obligar a que esté en la zona más destacada. Nuestra conclusión es que si se quiere tener a un mayor número de mujeres electas, el mejor sistema es una lista proporcional en la que se fije la presencia de mujeres entre los tres primeros puestos. Esto obligaría a los partidos a contar más con ellas.
¿Crees que en general la primavera árabe ha contribuido a mejorar la situación de las mujeres?
A largo plazo, sí. Los espacios y las discusiones se han abierto, ha aumentado la gente que se ha implicado y todas estas cosas será buenas a largo plazo, aunque a corto quizá sea duro.
¿Por qué?
Porque se trata de una revolución, y el proceso es duro, profundo y lleva mucho tiempo.
Hay quien teme que, a pesar de la participación de las mujeres en la primavera árabe, suceda como en otros momentos históricos y finalmente acaben por olvidarse sus derechos y reivindicaciones…
Uno de los problemas que tenemos como feministas es ver y tratar de implementar una perspectiva de género en el desarrollo de nuestros países. No se trata sólo de vigilar la sharía o los asientos del parlamento, sino de conseguir que los derechos se enfoquen desde una perspectiva de género y de hacer que la sociedad conecte con los derechos humanos.
El doctor acusado de hacer los test de virginidad a manifestantes fue absuelto en marzo, y aún no se ha condenado a ningún militar por ello. ¿Vais a continuar con el proceso?
Hemos sido una de las organizaciones que apoyaron la instrucción del caso contra los militares, pero al mismo tiempo es importante ver que los test de virginidad es uno más de los problemas, pero no el único. Lo digo porque mucha gente sólo ve este caso, es decir, al ser considerado un «tema de mujeres» parece que es algo aislado, mientras que lo que pasa a los hombres es lo general, lo demás. Los test de virginidad es un ejemplo más de lo que ha pasado y sigue pasando con las mujeres. Nuestro programa de apoyo a las defensoras de los derechos humanos está ayudando a las mujeres que son objetivo de los militares y de la policía, y nuestras acciones de asistencia legal, apoyo psicológico y documentación de casos continuarán.