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La policía apenas requisó 49 botellas de alcohol y 300 latas de cerveza

Los disturbios tras el botellón de Barcelona se saldan con 54 detenidos y 69 heridos

Fuentes: Agencias

Los graves incidentes ocurridos en el barrio del Raval durante la madrugada del sábado en lo que debía ser el macrobotellón de Barcelona se saldaron con 54 personas detenidas, 69 heridos leves y numerosos desperfectos en el mobiliario urbano y en establecimientos comerciales de la zona. Sobre las once de la noche, la convocatoria de […]

Los graves incidentes ocurridos en el barrio del Raval durante la madrugada del sábado en lo que debía ser el macrobotellón de Barcelona se saldaron con 54 personas detenidas, 69 heridos leves y numerosos desperfectos en el mobiliario urbano y en establecimientos comerciales de la zona. Sobre las once de la noche, la convocatoria de botellón en la rambla del Raval había reunido, de manera pacífica, a unos 500 jóvenes, vigilados atentamente por un extenso despliegue policial. Sobre la una de la madrugada, grupos violentos empezaron a lanzar botellas y a protagonizar actos vandálicos que fueron contestados con varias cargas policiales.

Los detenidos, entre los que se encontraban siete menores de edad, prestaban ayer declaración en las dependencias de los Mossos d´Esquadra a la espera de pasar a disposición judicial. Al cierre de esta edición estaba previsto que la mitad fueran puestos en libertad a la espera de ser reclamados por el juez y que la otra mitad siguieran en dependencias policiales para declarar ante el juez entre hoy y mañana. Algunos están acusados de delitos contra el orden público y daños, y otros de delitos de incendio y de atentado contra los agentes de la autoridad. De los 69 heridos, más de la mitad eran policías: 23 guardias urbanos – cinco están de baja-, 16 mossos y un bombero. El resto, 29, fueron participantes en los actos vandálicos y algún ciudadano que se encontraba en la zona.

Todos los detenidos, excepto los menores, tienen entre 18 y 26 años. La mayoría, según informaron fuentes de los Mossos, son de nacionalidad española, pero también había tres peruanos, tres colombianos, dos polacos, un italiano y un francés. Fuentes del cuerpo de seguridad aseguraron que todos estaban repartidos entre la comisaría de Travessera de les Corts y la del distrito de Sants-Montjuïc. Las mismas fuentes señalaron que tras las declaraciones fueron dejando en libertad a los que se consideraba oportuno a la espera de que sean llamados por el juez y que el resto dependerá de la gravedad de las acusacionse que se les imputen.

El concejal de Seguridad y Movilidad, Jordi Hereu, hizo ayer un balance de los destrozos y aseguró que «lo de la madrugada del viernes fue una nueva instrumentalización de un colectivo que ya lo ha hecho otras veces y que utiliza actos ciudadanos, permitidos o no, para hacer su estrategia de vandalismo y de claro atentado contra la convivencia». Hereu dijo que el botellón como tal no existió, «porque 500 personas en la hora que se había convocado es un fracaso de convocatoria en una gran ciudad». En este sentido, añadió que «beber en la calle no es una costumbre arraigada entre los jóvenes barceloneses».

Tras la calma de los primeros minutos, el concejal explicó que «enseguida se vio que había unas 200 personas que lo iban a utilizar para cometer actos contra la convivencia, contra la autoridad y contra los derechos de los ciudadanos». El botellón dio paso a un conflicto de orden público que se extendió por todo el barrio del Raval.

Las fuerzas de seguridad, Guardia Urbana y Mossos d´Esquadra, también consideraron que las acciones violentas no fueron tanto la respuesta de los concentrados al intento de la policía de impedir el botellón, sino un pretexto para provocar un altercado propio de determinados grupos de agitación callejera vinculados a colectivos antisistema, a diferencia de lo ocurrido en otras capitales españolas. Los servicios de información de las fuerzas de seguridad vinculan a parte de los detenidos con colectivos antisistema de distritos como Gràcia, Sant Andreu y Sants.

Además, a las primeras provocaciones de los más violentos se sumaron numerosos ciudadanos extranjeros completamente ajenos a la concentración convocada por internet para beber en la calle, gente de paso que se sumó al triste espectáculo de la violencia urbana, algunos de ellos turistas de paso por la capital catalana. Entre los detenidos, además, hay siete menores de edad. Un dato sencillo, pero elocuente, que da sentido a la hipótesis policial de que el megabotellón fue un mero pretexto

para diversos grupos radicales fue el bajo número de botellas y latas intervenidas por las fuerzas de seguridad. Los datos oficiales señalan que se intervinieron 49 botellas de cristal de diversos licores y 325 latas de cerveza.

El balance material que los altercados dejaron fue de una treintena de contenedores quemados, una veintena de papeleras, otras tantas cabinas de teléfono, pintadas en oficinas bancarias, destrozos en cajeros automáticos y roturas de escaparates de algunos locales comerciales.

Sólo en mobiliario urbano el Ayuntamiento ha calculado que los daños han ascendido a 60.000 euros. Algunas tiendas de la zona sufrieron, incluso, saqueos. Ayer, policía y afectados trabajaban para hacer un cálculo de los destrozos y comprobar si habían huellas o pistas que llevaran a los responsables.

Hereu negó que hubiera falta de previsión por parte del Ayuntamiento para evitar estos altercados. Y aseguró que el dispositivo de prevención organizado con 350 agentes de la Guardia Urbana y Mossos d´Esquadra «hizo que a las once de la noche sólo hubiera 500 personas, lo que da una idea de la eficacia de las medidas que se tomaron». En su opinión, el mecanismo utilizado para disolver el botellón también funcionó a la perfección. Consideró que los Mossos intervinieron en el momento en que era necesario aunque la magnitud se agravó al extenderse el conflicto por varias calles estrechas del Raval.

En cambio, algunos sectores de la Guardia Urbana hablaban ayer de cierto descontento con respecto al operativo establecido por las autoridades. Por un lado, algunos miembros de la policía local se lamentaron de la supuesta tardanza de los Mossos a la hora de actuar – aunque llegado el momento la policía autonómica se empleó a fondo para evitar actos de pillaje en algunas tiendas- y criticaron la falta de medios antidisturbios de que en algunos casos adolecen los agentes uniformados de la Guardia Urbana.