La FAO publicó una investigación que confirma que los pueblos originarios son los que mejor protegen los bosque nativos, herramienta imprescindible en la lucha contra el calentamiento global, la desnutrición y la pobreza.
«Los mejores guardianes de los bosques», así definió la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) a los pueblos indígenas de América Latina. La afirmación se basa en un informe que reúne más de 300 investigaciones realizadas durante dos décadas y afirma que, a pesar de las políticas extractivas de los gobiernos, las comunidades originarias son vitales en la lucha contra el cambio climático, la desnutrición y la pobreza, aunque rara vez son escuchados por estos temas vitales. «Nosotros ya sabemos cómo cuidamos el monte, los que deben enterarse son los sectores políticos», reclamó Jachuka Rete, del Pueblo Mbya de Misiones.
«Los pueblos indígenas y tribales y la gobernanza de los bosques», es el título del informe de la FAO. Precisa que los territorios de los pueblos indígenas de América Latina ocupan actualmente entre 330 y 380 millones de hectáreas de bosques nativos, donde se preservan los mayores niveles de biodiversidad del continente. Puntualiza que más del 80 por ciento de la superficie ocupada por los pueblos indígenas está cubierta de bosques y que casi la mitad (45 por ciento) de los bosques en pie está en territorios indígenas. La FAO destaca que los bosques ayudan a estabilizar el clima regional y global, contienen riquezas biológicas inmensas y albergan culturas inmemoriales.
Jachuka Rete (nombre Mbya de Jorgelina Duarte) es una de las coordinadora del Aty Ñeychyrõ, organización tradicional del Pueblo Mbya Guaraní de Misiones. Dio la bienvenida a la investigación de la FAO, pero también sinceró que se demostró algo que los pueblos indígenas ya sabían: «Es importante que esté escrito con números y de forma científica, pero no es novedad que somos los mejores protectores del monte, el agua, el suelo».
Integrante de la comunidad Tamandua, Jachuka Rete intenta explica qué significa el monte para el Pueblo Mbya, pero sincera que es difícil porque no existen parámetros parecidos en la cultura occidental. «Para nosotros es nuestra casa, por lo tanto allí nos desarrollamos como Mbya; es también nuestra farmacia, la escuela, la universidad, el supermercado». Explica que en el monte se desarrolla el «teko», modo de ser de los Mbya Guaraní. De allí también el porqué de la defensa a ultranza de ese territorio.
Mauro Millan, de la comunidad mapuche Pillan Mawiza de Chubut, resalta que el cuidado del territorio (sea bosque, lagos, ríos, montañas) está presente en la práctica histórica de los pueblos originarios. «El Pueblo Mapuche tiene distintas expresiones y miradas, pero si hay algo que atraviesa a todos es reconocer y respetar las normas de que fueron dictadas por la propia naturaleza, es diferente a otras culturas; los mapuches reconocemos los derechos de la naturaleza, y de ahí que nuestro principio ideológico y filosófico es luchar y proteger el territorio«, explica.
La investigación de la FAO reconoce que los territorios indígenas están bajo amenaza por las actividades extractivas, en particular el agronegocio, la megaminería, la actividad petrolera y forestal, entre otros. Jachuka Rete, que también es delegada del Consejo Continental de la Nación Guaraní (de Paraguay, Brasil, Bolivia y Argentina) lo resume: «La principal amenaza de los bosques y de los pueblos indígenas es la ambición desmedida del ser humano, algo que se expresa en las industrias extractivas, acá en Misiones con el monocultivo de pino«.
Ejemplifica con lo sucedido la última semana de mayo, con la avanzada desmontadora de la empresa Carba Sociedad Anónima en territorio de la comunidad Mbya Guaraní Tekoa Ka’a Kupe (ruta 7, Misiones, en cercanías de Aristóbulo del Valle). Desde hace dos décadas la comunidad exige que dejen de arrasar su territorio y denuncia la complicidad extractiva del Ministerio de Ambiente provincial y del gobernador Oscar Herrera Ahuad.
El representante regional de la FAO, Julio Berdegué, en la presentación de la investigación, sostuvo que los pueblos indígenas y tribales, y los bosques en sus territorios, cumplen «un papel vital en la acción climática global y regional, y en la lucha contra la pobreza, el hambre y la desnutrición».
Jachuka Rete remarca que la lucha indígena no se trata solo de la defensa del lugar donde viven las comunidades. «Seguimos luchando por la humanidad toda, si destruyen los territorios indígenas el riesgo será para toda la humanidad, nuestra resistencia es por la defensa de la vida de todos», resume. La FAO lo señala de manera climática: «Perder una gran parte de esos bosques indígenas modificaría el clima regional y global de una forma fundamental».
El informe Naciones Unidas, realizado en colaboración con el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (Filac), centra su análisis en los pueblos indígenas amazónicos, pero extiende las recomendaciones y conclusiones a todos los pueblos del continente. Insta a los estados a que apoyen y fortalezcan a los pueblos indígenas, y que intervenga para frenar el avance de empresas en tierras indígenas. Un rol fundamental de los gobiernos debe ser entregar los títulos de propiedad comunitaria de las tierras donde viven las comunidades. Cuestiona que, en la gran mayoría de los casos, aunque tienen leyes que los favorecen, son los propios Estados los que no cumplen las normativas que favorecen a los pueblos originarios.
Mauro Millan asegura que los pueblos originarios seguirán defendiendo los territorios, la «mapu» para el Pueblo Mapuche, la «biodiversidad» para los conservacionistas o académicos, pero también augura un «conflicto perpetuo» con el Estado y los gobiernos, porque éstos apoyan y promueven la magaminería, la explotación petrolera, el agronegocio, las grandes obras de infraestructura. «Ya sean gobiernos de derecha, centro o izquierda, actúan como gerenciadores de políticas extractivas que son antagónicas a la defensa que hacemos los pueblos originarios en el territorio», resume.
Tanto la FAO como los pueblos originarios resaltan que los gobiernos y las empresas responden con violencia a la resistencia de las comunidades indígenas. La FAO puntualiza que, entre 2015 y 2019, fueron asesinados 232 líderes comunitarios indígenas en la región por disputas territoriales.
En las conclusiones, la FOA remarca: «En momentos de una de las peores crisis sanitarias, económicas y humanitarias de su historia a causa del covid-19, el cambio climático puede parecer distante. Pero el cambio climático amenaza con ser tanto o más peligroso que la misma pandemia«. Insta a implementar políticas e inversiones que ayuden a la recuperación pospandemia y que, al mismo tiempo, contribuyan a mitigar y favorecer la adaptación a la crisis climática. Afirma que colaborar con los pueblos indígenas para proteger los bosques de sus territorios cumple estos criterios.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/346108-los-guardianes-del-bosque-fundamentales-contra-el-cambio-cli