Existe gran diversidad de movimientos ecologistas. Muchos se encuadran en el vegetarianismo, otros sí admiten la alimentación con carne y la ganadería ecológica. Entre ellos cabe citar Ecologistas en Acción, Defensores de la tierra, La alimentación regenerativa, etc.
Pero solo algunos se salvan de terminar absorbidos por el neoliberalismo global que, con el extremado comercialismo que son la «economía verde» y el «comercio verde», terminan convirtiéndose en un meganegocio, porque hoy el marchamo “eco” tiene cada vez más clientela, a la que se engaña haciéndole pensar que disfruta productos verdaderamente ecológicos, pero que no es exactamente así.
La economía verde
Y este engaño ya viene de lejos. En el año 2012, con estas tergiversaciones de la “economía verde” y el “comercio verde”, en la Cumbre de Rio+20, (o Cumbre de la Tierra) se intentó dar la vuelta al planteamiento histórico de lo que 20 años antes fue una propuesta de salvar la Tierra [1]. Esta distorsión transformadora de lo ecológico en un meganegocio, que sólo es ecológico en la superficie, nos lo muestran dos noticias aparecidas precisamente en vísperas de mencionada Cumbre:
-La UE y los EE. UU. acuerdan una nueva cooperación histórica entre ambos países sobre el comercio ecológico, comunicado en prensa.
Por este acuerdo (realizado en Núremberg, 15 de febrero de 2012) la UE y los EE. UU. anunciaron que, a partir del 1 de jun. de 2012, los productos ecológicos certificados en Europa o en los EE. UU., “para potenciar la economía verde”, podrán venderse como tales en el territorio del otro. El Gobierno español también se apuntó al negocio, pero no son tan ecológicos pues son de la engañosa “economía verde”.
Y es que este acuerdo es una farsa estafadora, porque no nos dicen de en las grandes superficies comerciales “ecológicas”, que en ellas sólo (o casi exclusivamente) se venden “productos ecológicos” de la falsa “economía verde” de las grandes multinacionales del primer mundo. Las características de la “economía verde” son muy nocivas para el medio ambiente y la auténtica agricultura ecológica y sus legítimos productores, pues comercian productos altamente subvencionados por los gobiernos del primer mundo (principalmente de EE. UU. y la UE), hecho que potencia un dumping que permite a estas grandes corporaciones bajar los precios agrícolas, y por ello hacen que se convierta en imposible la competencia a los pequeños agricultores del mundo, quienes son precisamente los que producen una auténtica agricultura ecológica, cuyos requisitos fundamentales son: que debe ser artesanal, cultivos con especies diversas simultáneas (policultivos), de ciclo cerrado de la materia orgánica (no uso de fertilizantes agrotóxicos) y de distribución local.
Y la agricultura de «economía verde» del Acuerdo de Núremberg es una producción intensiva en cuanto que utiliza técnicas ultramecanizadas de alto rendimiento y poca mano de obra. Ofrecen productos que en ningún caso respetan los esenciales principios de distribución y comercialización local; y, además. implica de forma ineludible el uso del avión o del barco, puesto que la distancia entre Europa y América es de más de 6.000 km., estos grandes desplazamientos benefician, y mucho, a las grandes multinacionales petrolíferas, cosa importante que de continuo suele pasar desapercibida, perola verdad es que ocasiona muchos GEIS generadores de efecto invernadero y calentamiento global. Así es de nociva la “economía verde” del neoliberalismo global.
Podíamos poner más ejemplos de este tipo de economía. Y ejemplos de una economía también muy degradadora como es la de las megaempresas de la agroindustria global de agricultura química y mecanizada. Tal es el caso (a punto de aprobarse) del Acuerdo de Libre Comercio Entre la UE y el Mercosur, acuerdo que dañaría de muerte a la agricultura de pequeño y mediano campesino europeo y suramericano que generalmente es mucho menos degradadora del medio ambiento y con distribución generalmente mucho más local. Además la agroindustria global de agricultura química produce total aniquilamiento de extensísimos ecosistemas y selvas de la Amazonia que se están sometiendo a un profundo y vertiginoso proceso de desertificación.
El movimiento de la alimentación regenerativa
Como dije, existen movimientos “eco” que sí que admiten la ganadería ecológica y la alimentación con carne. Entre ellos cabe mencionar al movimiento de La alimentación regenerativa.
La alimentación regenerativa tiene un enfoque, en mi opinión, acertado en cuanto que admite la ganadería ecológica, la cual ayuda a mantener cerrado el ciclo de la Materia Orgánica que está siendo abierto por las megaempresas de la agroindustria global de agricultura química, cuyos fertilizantes químicos agrotóxicos, derivados del petróleo, matan la microfauna que es indispensable para que se puedan descomponer y hacer asimilables por las raíces la materia orgánica de los residuos del suelo (hojas y animales muertos) propiciando así que se cierre el ciclo vital de la materia orgánica.
Pero siempre existe en todos los movimientos ecologistas el riesgo de ser absorbidos por la «economía verde» y «comercio verde» que se guía más por el rendimiento crematístico que por la protección del medio ambiente y que al final terminen formando parte del neoliberalismo global con su extremado comercialismo.
Y es posible que la alimentación regenerativa caiga también en este riesgo, y termine convirtiéndose en un meganegocio dentro de la “economía verde” y “comercio verde” y en trance de caer, al final, en la agricultura química. Hay que tener en cuenta que esta agricultura química está asesinando a los suelos vivos (con su microfauna viva), que en unos pocos lustros quedarán completamente estériles. En estos suelos muertos solo será posible una agricultura artificial que solo podrá ser mantenida por fertilizantes químicos (agrotóxicos) derivados del petróleo, pero cuando se terminen las reservas del petróleo (de las que ya solo quedan para tres o cuatro decenios) no podrán mantenerse vivos estos cultivos artificiales. Ello dará lugar a una desertificación repentina de extensos territorios que terminarán convertidos en una superficie de desiertos inmensos.
El colonialismo
Los países del primer mundo son del primer mundo porque son colonialistas, espoliadores y extractivistas del tercer y cuarto mundo. Y gracias a este expolio una minoría de los habitantes del primer mundo pueden estar colmados de lujo y de pseudonecesidades, es decir, puede practicar el consumismo (consumir cosas innecesarias) contaminador de suelo aire y agua y agotador de los recursos no renovables. Dicho de otra manera, con el colonialismo consumista abandonamos el consumo de cosas estrictamente necesarias (como hace la naturaleza) para sumergirnos en el consumismo de lo que es innecesario, en la obsolescencia programada y en el usar y tirar, todos cursan con arrojo de ingentes cantidades de residuos y la generación de multitud de GEIS. En la naturaleza existe solo el consumo, solo consume lo estrictamente necesario. A la naturaleza no le da por practicar el consumismo de pseudonecesidades.
Las ansias por el consumismo automáticamente generan (para abastecer de pseudonecesidades) el productivismo o producción de productos innecesarios. Y este productivismo está directamente relacionado con la aceleración del neocolonialismo que, además de esquilmar recursos, produce gran cantidad de GEIS que ocasionan una gran contaminación global, y la aparición de efecto invernadero cuyo resultado es el ya más que evidente calentamiento global y cambio climático.
Por todo esto está siendo muy necesario y urgente terminar con el consumismo y el neocolonialismo.
Soluciones (utópicas, pero esperemos que no sean quiméricas)
Al menos se pueden considerar cinco soluciones como las más importantes:
– Terminar con el productivismo-consumismo y realizar sólo producción y consumo
– Terminar con el colonialismo expoliador extractivista y degradador de la biosfera.
– Terminar con el obsesivo exceso de movilidad promovido por el comercio a gran distancia, propio de la economía global, el megaturismo con sus monstruosos cruceros, el turismo aéreo masivo a zonas tan remotas y absurdas cono la cúspide del Everest.
– Terminar con la obsolescencia programada y el usar y tirar, que genera continua e intensa emisión ingentes cantidades de residuos tóxicos y contaminantes que suelen arrojarse al tercer y cuarto mundos y de gases de efecto invernadero (GEIS) que ocasionan el calentamiento global y el cambio climático.
-Sustituir urgentemente la toxica agricultura química-industrial por una agricultura ecológica, de ciclo cerrado y de sólo consumo cercano a los puntos de producción.
En resumen, si queremos sobrevivir a calentamiento global y al cambio climático deberemos de terminar con el crecimiento oligárquico global e ilimitado.
Gases de efecto invernadero (GEIS) generados por la agroindustria, que son causantes del calentamiento global y el cambio climático [2]
Entre el 44% y 57 % de todas las emisiones de GEIS provienen del sistema alimentario global
Deforestación: La agricultura industrial global accede a tierras fértiles para sus monocultivos deforestando enormes superficies de sabanas, humedales y bosques. Según la FAO, esta expansión de la frontera agrícola es responsable del 70-90 % de la deforestación mundial. En el proceso se queman árboles y la materia orgánica de las tierras que los sostienen, provocando, finalmente, entre el 15 % y 18 % de las emisiones de GEIS.
Procesos agrícolas: A consecuencia de los procesos agrícolas y del uso de derivados del petróleo (insumos industriales fertilizantes y plaguicidas químicos),para mover tractores y para la maquinaria de irrigación se originan la mayoría de las emisiones, de GEIS. También, la ganadería intensiva (las macrogranjas) produce importantes emisiones a causa del exceso de purines. En total, las emisiones por estos procesos agrícolas contribuyen entre un 11 % y 15 % al de las emisiones globales de GEIS.
Procesamiento y envasado: La transformación de los alimentos en platos y bebidas listas para consumir requiere una enorme cantidad de energía que provoca gases de efecto invernadero y lo mismo ocurre con su envasado, y es responsable del 8-10 % del total de los gases que calientan nuestro Planeta.
Transporte: Una buena parte de nuestra comida viaja miles de kilómetros antes de llegar a nuestro plato. Según los cálculos de GRAIN este transporte de alimentos es responsable de una cuarta parte del total de emisiones que genera el transporte, lo que equivale a un 5-6 % del total de emisiones globales de GEIS.
Refrigeración y venta: Mantener los alimentos industriales refrigerados o congelados, y distribuirlos a través de las cadenas globales de supermercados, genera un total de entre el 2 % y el 4 % mundial de emisiones de GEIS.
Notas:
[1] Julio García Camarero, El comercio y la economía verde en Rio+20, OPSUR, 12 abril, 2012, https://opsur.org.ar/2012/04/12/el-comercio-y-la-economia-verde-en-rio20/
[2]Datos tomados de la REVISTA GRAIN, diciembre 2014, con la colaboración de: La Soberanía Alimentaria y Vía Campesina., http://grain.Org/e/5100la
Julio García Camarero es doctor en Geografía por la Universidad de Valencia, ingeniero técnico forestal por la Universidad Politécnica de Madrid, exfuncionario del Departamento de Ecología del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias y miembro fundador de la primera asociación ecologista de Valencia, AVIAT
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.