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Los pueblos no compran mentiras

Fuentes: Rebelión

La campaña mediática difamatoria contra Cuba se inició apenas triunfó la insurrección contra la sanguinaria dictadura de Fulgencio Batista en 1959 y el momento de agudización actual no tiene muchos aspectos novedosos respecto a otros anteriores que recurrentemente se han promovido durante medio siglo. Con base de lanzamiento y conducción en Washington, una gran variedad […]

La campaña mediática difamatoria contra Cuba se inició apenas triunfó la insurrección contra la sanguinaria dictadura de Fulgencio Batista en 1959 y el momento de agudización actual no tiene muchos aspectos novedosos respecto a otros anteriores que recurrentemente se han promovido durante medio siglo.

Con base de lanzamiento y conducción en Washington, una gran variedad de protagonistas, bien remunerados o simplemente embaucados, han acabado hundidos en el peor descrédito, o han debido rectificar su error ante la perseverancia de los cubanos en la defensa de su derecho a la independencia y la justicia social.

Sin embargo, en esta ocasión, la campaña tuvo una motivación tan absurda que parecía insostenible por más de unos días. Por eso, la gigantesca operación mediática y diplomática que se le ha superpuesto y otros extraños acontecimientos coincidentes, hacen pensar que ella pudiera ser parte de preparativos en curso para una contraofensiva, quizás militar, de la superpotencia ante los recientes desarrollos políticos independentistas y unitarios de Latinoamérica.

Europa, aliada natural de la superpotencia en el enfrentamiento a la lucha del Tercer Mundo contra la dominación neocolonial, ha desempeñado esta vez un papel destacado a través de la actuación del Parlamento Europeo en una ingloriosa ofensiva contra la isla rebelde. Y, como siempre ha ocurrido casi desde mediados del pasado siglo, quienes representan lo más honesto, justo y culto del planeta han salido en defensa de Cuba y su derecho a disentir.

«Compartimos la preocupación de los parlamentarios europeos sobre el respeto a los derechos humanos en Cuba pero la hacemos extensiva al mundo en su totalidad», manifiestan los intelectuales, académicos, luchadores sociales, pensadores críticos y artistas integrados en la Red mundial en Defensa de la Humanidad (EDH) en una enérgica declaración «En Defensa de Cuba» a propósito de la resolución del 11 de marzo del Parlamento Europeo contra Cuba.

La amplia constelación de intelectuales progresistas señala que comparte la sensibilidad de los parlamentarios europeos acerca de los prisioneros políticos, pero se pronuncia por la incondicional e inmediata liberación de todos los presos políticos…» en todos los países del mundo, incluidos los de la Unión Europea».

La Red en Defensa de la Humanidad lamenta profundamente, el fallecimiento del preso común cubano, pero no admite que su muerte sea tergiversada con fines políticos distintos y contrarios a los de la defensa de los derechos humanos.

Los intelectuales denuncian que el «apoyo incondicional y el aliento sin reservas (del Parlamento Europeo) al inicio de un proceso de transición política hacia una democracia pluripartidista en Cuba» supone la imposición de un modelo único de democracia, lo que constituye una injerencia contraria a los principios de la no intervención en asuntos internos y de la autodeterminación de los pueblos. «La profundización y búsqueda y de la democracia supone… trascender sus niveles formales e inventar formas auténticamente representativas que no se ciñan necesariamente al pluripartidismo», dice la Red EDH.

«Pretender justificar una intromisión en los asuntos políticos internos del pueblo cubano manipulando mediáticamente el caso de Orlando Zapata -delincuente común y de ninguna manera preso político-, coincide con las políticas contrainsurgentes que han estado aplicándose en América Latina para detener o distorsionar los procesos de transformación emancipadora que están en curso y se suma al criminal bloqueo al que ha sido sometido el pueblo cubano, por el simple hecho de no aceptar imposiciones y defender su derecho a decidir su destino con dignidad e independencia», dice la declaración, que tiene ya miles de adhesiones de todo el mundo.

Los integrantes de la Red en Defensa de la Humanidad invitan a los parlamentarios europeos a que, «así como les preocupa el caso del delincuente fallecido (que en 40 años no tiene ningún antecedente similar en Cuba), exijan el fin de la ocupación de Gaza y del hostigamiento al pueblo Palestino, que ha provocado no una sino miles de muertes; de la intervención en Irak y Afganistán que siembra muerte y terror en pueblos y ciudades; de los bombardeos en esos lugares con el argumento de defender la democracia; el fin de la doble ocupación de Haití; el cierre de la prisión de Guantánamo y la entrega de ese territorio a Cuba, a quien le pertenece; la devolución de las islas Malvinas a Argentina; y, por supuesto, el fin de un bloqueo que viola los derechos humanos del pueblo cubano y que puede poner en duda la calidad moral de quien exige trato humano para un delincuente cuando se lo niega a un pueblo entero».

La gigantesca campaña difamatoria en torno a la muerte de un ser humano manipulado hasta el sacrificio de su vida con medios y recursos que algún día se podrán conocer – cuando se destape la sucia historia de la guerra que libra Washington contra Cuba por su ejemplo para Latinoamérica y el Tercer Mundo-, está concertando la unidad de lo mejor de la humanidad para enfrentar esta peligrosa maniobra de la superpotencia, en aras de que no se detenga, ni se distraiga, la marcha de los pueblos por un mundo mejor.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.