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Los que afirman por Cuba

Fuentes: Rebelión

Con Cuba Hoy es el reclamo de los intelectuales cubanos desde el pasado 16 de septiembre. En poco más de una semana, mediante sus firmas, casi 5 mil trescientos nombres de la cultura nacional y universal han ratificado que con Cuba están. «Apelamos a la sensibilidad de intelectuales y artistas de todas partes del mundo…», […]


Con Cuba Hoy es el reclamo de los intelectuales cubanos desde el pasado 16 de septiembre. En poco más de una semana, mediante sus firmas, casi 5 mil trescientos nombres de la cultura nacional y universal han ratificado que con Cuba están.

«Apelamos a la sensibilidad de intelectuales y artistas de todas partes del mundo…», dice el citado Llamamiento tras la exposición de los hechos que lo engendran. Carente de acotaciones o especificidades en su invocación, el documento revela así una de sus mayores fortalezas: amplitud de convocatoria, acogida a los intelectuales más diversos.

En el texto la demanda cubana es siamesa, vienen dos en un mismo cuerpo. Se convoca al compromiso intelectual para exigir el levantamiento inmediato del bloqueo norteamericano y para promover acciones solidarias hacia nuestro país.

Aunque su presentación a la prensa nacional e internacional estuvo encabezada por Alicia Alonso, Roberto Fernández Retamar, Eusebio Leal, Graziella Pogolotti y Miguel Barnet, este último enfatizó que no se trataba de un texto «institucional, ni está firmado por la UNEAC», institución que preside.

Según lo aclarado a esta publicación por la propia Graziella, la idea del Llamamiento se dio como suelen suceder las cosas en estas situaciones: de forma espontánea. «A consecuencia de los dos huracanes que devastaron el país; lo escritores y artistas se conmovieron al igual que todo el mundo. Cada quien demandó qué podía hacer. Surgieron diversas ideas, desde los posibles donativos hasta el apoyo a las Brigadas artísticas promovidas por el Ministerio de Cultura».

«El objetivo de apelar a colegas nuestros -prosiguió Pogolotti-, responde a la necesidad que tenemos de hallar vías para enfrentar tamaña catástrofe; ante la cual restricciones comerciales, económicas y financieras resultan un obstáculo al margen de toda consideración humanitaria.»

Como antecedentes de este tipo de acciones, la renombrada ensayista y crítica nos relató que casi a partir del triunfo de la Revolución, los escritores y artistas cubanos tuvieron un diálogo con sus similares de América Latina, Estados Unidos e Europa. «Dicho diálogo -nos recordó- se ha hecho visible en más de una oportunidad, ante situaciones críticas; e incluso se ha manifestado en acciones de solidaridad con fenómenos dados en otros países».

Por último, la reconocida Doctora en Filosofía y Letras sugirió que esta forma de manifestación intelectual formaba parte de una tradición de las instituciones culturales cubanas, principalmente de la UNEAC y Casa de las Américas.

En este sentido, el Premio Nacional de Ciencias Sociales 2007, Fernando Martínez Heredia, nos ha precisado que los llamados a recaudar firmas reconocidas del arte y la cultura en pos de una causa, se corresponden más bien con un modo de hacer de la comunidad intelectual a nivel mundial.

A criterio suyo, esta es una tradición europea de los años 20 que se amplió con el desarrollo del movimiento comunista internacional. «En el Congreso Antiimperialista de Bruselas de 1927, al que asistió nuestro Julio Antonio Mella y muchas figuras importantes de la época, también se recogieron firmas, y de esto hace ya 81 años».

Según Martínez Heredia, después de la II Guerra Mundial esta práctica se extendió, pues surgieron los movimientos estudiantiles, juveniles, de mujeres, y ellos la adoptaron en sus acciones de promoción de cambios.

Respecto a la Revolución cubana específicamente, el destacado investigador nos confesó que desde el mismo triunfo, y sobre todo en la primera década, por ella firmó «todo el que valía y brillaba en aquel tiempo»; entre ellos el destacado filósofo francés Jean Paul Sartre.

«Hasta el 71 recibimos también la simpatía intelectual occidental, y aunque luego se resquebrajó un poco dicha relación, volvimos a contar con ella a partir de los 80 y principalmente en los duros 90. Ahora firman por nosotros intelectuales tan diversos como Noam Chomsky y Günter Grass».

El texto Detengamos una nueva maniobra contra Cuba, de hacer tres años, constituye un cercano antecedente de la satisfactoria relación de nuestro país con los intelectuales de otros pueblos. Su redacción estuvo a cargo de amigos españoles fundamentalmente, y se dirigía a evitar que, por presiones de Estados Unidos, se aprobara una resolución contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra 2005. Con este objetivo fueron convocados periodistas, escritores, artistas, profesores, y activistas sociales a manifestarse «por todas las vías a su alcance para detener esta peligrosa maniobra». 

Casualmente, ahora como entonces, la defensa del más elemental derecho humano impulsa el llamado. Los intelectuales cubanos invitan a sus semejantes de todo el orbe a proteger «nuestro derecho a vivir» saboteado, para usar la calificación de Alicia Alonso en la presentación del documento Con Cuba Hoy.

La pertinencia en la hora actual de dicha convocatoria fue recalcada a Cubahora por César López, Premio Nacional de Literatura 1999. «Ante una situación así hay que apelar a la lucidez, al compromiso individual extendido a todas las criaturas nobles del mundo, más allá de limitaciones ideológicas, religiosas, etarias, raciales».

Por su parte, el destacado narrador, periodista y dramaturgo, Humberto Arenal, puso el dedo en la llaga y en diálogo con esta página alertó: «El llamamiento es oportuno y necesario, pero hay que trascenderlo. No podemos quedarnos en las palabras. En este contexto también son importantes los hechos».

El también Premio Nacional de Literatura del pasado año nos habló, desde su experiencia propia, de la gran cantidad de norteamericanos, latinoamericanos y cubanos residentes en Estados Unidos que no están de acuerdo con las políticas restrictivas de ese gobierno hacia Cuba, y de cómo hace falta estrechar los vínculos entre lo mejor del pueblo del Norte y el nuestro. «La ignorancia de todo lo que produce la cultura cubana por parte de los norteamericanos nos lastra» -señaló.

«La UNEAC -ahondó-, vive un proceso de revitalización y dinamismo después del último Congreso. En él se planteó la necesidad de crear contactos más fuertes entre nuestras sociedades. Aunque la tarea no sea fácil, hay que aprovechar las circunstancias y este es un buen momento para acercarnos».

En relación con esto, Reynaldo González, Premio Nacional de Literatura un lustro atrás, pronosticó que gracias a la tradicional generosidad de la Revolución, muchos intelectuales se movilizarían a favor de los afectados y de la Isla en general. «Dentro de ellos -aseguró- habrá norteamericanos también porque Cuba siempre ha estado muy presente en el imaginario de ese país, sin importar las características del gobierno estadounidense de turno y las circunstancias históricas».

El destacado escritor Arturo Arango, por su parte, vaticinó que en cuanto a impacto mundial, el Llamamiento sería mitad escuchado mitad desoído. Para él, Con Cuba Hoy es una acción política pensada en dos sentidos: terminar con la inhumanidad del bloqueo económico de los Estados Unidos contra Cuba y llamar la atención del resto del mundo, en especial de los intelectuales, a la solidaridad con nuestro país.

«La experiencia me hace pensar que la segunda formulación, la de aunar amigos de la Isla para llevar a cabo acciones concretas, ciertamente puede fructificar; pero el primero de los objetivos es un diálogo de sordos que no va a llegar a ninguna parte: el embargo no se va a levantar».

La opinión fue compartida por el periodista español y firmante del documento Pascual Serrano, quien declaró a Cubahora que el genocidio perpetrado por las tropas norteamericanas en Iraq y Afganistán, el desprecio por sus propios ciudadanos cuando sufrieron una tragedia similar en Nueva Orleans y los reiterados intentos de intervenir en la soberanía de América Latina; son pruebas evidentes de que no existe en la administración estadounidense el mínimo intento de respetar los derechos humanos de la comunidad internacional, la democracia ni el desarrollo de los pueblos.

Para no dejarnos un sabor amargo a quienes confiamos en la posibilidad de un mundo mejor, acotó: «Esto no quiere decir que haya sido inútil nuestro pronunciamiento, porque gracias a él será mayor el número de personas de todo el mundo que pueda conocer y comprender la justicia de la reivindicación cubana y el carácter hipócrita de la administración Bush. Al igual, muchos ciudadanos de ese país podrán conocer el carácter criminal del bloqueo y la falta de escrúpulos humanitarios de quienes lo defienden».

Con estas declaraciones como argumento, podemos asegurar que la adhesión de más de 5 mil personas al Llamamiento en tan poco tiempo, sigue reafirmando nuestra condición victoriosa en el único escenario bélico donde al «gigante armamentista» le faltan municiones: el campo de las ideas.