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Los republicanos ante el referéndum

Fuentes:

Desde su acreditada vocación europeísta, IZQUIERDA REPUBLICANA lamenta que el tratado constitucional haya sido una ocasión perdida para construir la Europa política, de inspiración federal, democrática, laica y respetuosa con los derechos sociales, la paz y el medioambiente. NO es una verdadera Constitución. No ha existido un proceso constituyente basado en la voluntad popular, ni […]

Desde su acreditada vocación europeísta, IZQUIERDA REPUBLICANA lamenta que el tratado constitucional haya sido una ocasión perdida para construir la Europa política, de inspiración federal, democrática, laica y respetuosa con los derechos sociales, la paz y el medioambiente.

NO es una verdadera Constitución. No ha existido un proceso constituyente basado en la voluntad popular, ni siquiera el Parlamento Europeo, única institución elegida por los ciudadanos, ha ratificado el texto constitucional. Es un tratado más suscrito por los gobiernos de los Estados miembros.

NO es una Constitución que garantice los servicios públicos y los derechos sociales. Consolida el modelo actual en el que la economía prevalece sobre la política, priorizando la libertad de mercado en detrimento de los servicios públicos, lo que explica la escasa atención que en su articulado se dedica a las políticas sociales y de empleo, a la educación y a la cultura, a la no discriminación e integración de las minorías, al establecimiento de recursos propios, a la armonización fiscal y a la ampliación de competencias
 
NO es una Constitución federal. Se acerca más a una Unión de Estados o a una Confederación «sui generis» con un  gobierno común para determinados fines, esencialmente económicos, mercantiles y monetarios.

NO es una Constitución democrática. La soberanía en la Unión Europea no radica en los ciudadanos sino en los Estados miembros. El déficit democrático se traduce principalmente en la inexistente división de poderes, con la primacía de la Comisión y del Consejo, órganos ejecutivo y legislativo controlados por los gobiernos de los Estados miembros, en las competencias casi simbólicas del Parlamento Europeo que carece de potestades legislativas y de control y en la autonomía ilimitada del Banco Central Europeo.

NO es una Constitución laica. El artículo 51 ratifica la perpetuidad de los privilegios adquiridos a nivel nacional por las iglesias, legitima el derecho de injerencia de las instituciones religiosas en el ejercicio de los poderes públicos europeos y no garantiza la neutralidad de la Unión Europea ante el hecho religioso.

NO es una Constitución que defina una política exterior y de seguridad común. Esta Constitución descalifica a la Unión Europea como modelo alternativo a una globalización sometida únicamente a los imperativos del mercado y al unilateralismo estadounidense.
 
IZQUIERDA REPUBLICANA considera necesaria y posible otra Europa federal, construida con instituciones democráticas comunes y fuertes, emanadas directamente de los ciudadanos, en la que estén asegurados los derechos políticos, sociales y medioambientales de todos. Para ello es imprescindible la movilización de la ciudadanía europea, cuyo primer paso es votar ‘NO’ a esta Constitución europea en el referéndum del 20 de febrero.

OTRA EUROPA, ÉSTA NO

POR UNA EUROPA LAICA, FEDERAL Y SOLIDARIA