Los resultados de las elecciones de Cuba, sean las elecciones parciales municipales que tienen lugar cada dos años y medio o las elecciones generales que tienen lugar cada cinco años (y que incluyen a las elecciones municipales, provinciales y parlamentari as nacionales), requieren de un análisis serio y detallado. Esto será hecho en un trabajo […]
Los resultados de las elecciones de Cuba, sean las elecciones parciales municipales que tienen lugar cada dos años y medio o las elecciones generales que tienen lugar cada cinco años (y que incluyen a las elecciones municipales, provinciales y parlamentari as nacionales), requieren de un análisis serio y detallado. Esto será hecho en un trabajo posterior. No obstante, es importante por el momento tratar al menos en forma de notas, lo que ha ocurrido con relación a la desinformación de los medios acerca de las elecciones municipales que acaban de terminar.
En un artículo de El Nuevo Herald fechado el 28 de abril de 2010 [«Disidencia cree que elecciones reflejan descontento en Cuba»] el autor, Juan Tamayo, afirma que el voto refleja el «aumento del descontento» al interior de la isla [1]. El autor brinda también algunos resultados estadísticos que usa para apoyar esta afirmación.
En esta parte me voy a referir al material estadístico primero y lueg o discuto si los datos apoyan la tesis de Tamayo.
El Nuevo Herald indica que el resultado de la votación cayó, aunque admite que el decrecimiento fue pequeño, al tiempo que hace mucho énfasis en el incremento del porciento de votos blancos y anulados. Para ser justos, Tamayo brinda información básicamente correcta sobre el resultado de la participación en la votación, pero esto no nos da la historia completa. Las elecciones parciales municipales se han realizado cada dos años y medio desde 1976 a 2010, para un total de catorce elecciones.[2] El resultado final de las elecciones de 2010, si revisamos las cifras, indica que el 95.9% de todos los ciudadanos con derecho al voto, lo hicieron. Tamayo insinúa que esto es más bajo que cada año desde 1976, cuando se registro un 95.2% de participación de votantes. No obstante, las estadísticas también nos muestran que además de 1976, el primer año de las elecciones, el resultado de este año (2010) no fue el más bajo. Hubo un año, 2002, en el cual el 95.8% del electorado votó, más bajo en una pequeña fracción que este año. Las elecciones del año 2002 también nos muestran que ese año fue testigo de una caída respecto al anterior proceso del año 2000.
No obstante, ¿refleja este decrecimiento una tendencia en el comportamiento electoral cubano? No, porque en las siguientes elecciones (en las dos celebradas en 2005 y 2007) el porcentaje de votantes en realidad creció. La cuestión estriba en que uno no puede mirar los cambios en los resultados de las elecciones cubanas (como las de 2010) y leer de ellos una tendencia de acuerdo a los deseos y la voluntad personal. Cualquiera que se esperance en que las próximas elecciones municipales que se realizarán como parte de las elecciones generales dentro de dos años y medio (2012- 2013) puedan mostrar una ulterior caída en los por cientos de votación, puede recibir una gran desilusión, como ocurrió con los resultados del año 2002. Es más, los catorce procesos electorales muestran la regularidad de ascensos y descensos en el comportamiento de los por cientos de participación, que no pueden ser considerados como significativos. El rasgo principal es que todas las catorce elecciones celebradas desde 1976 hasta 2010 indican un por ciento de participación muy elevado, que oscila entre un 95.2 % y un 95.9%.
El artículo de El Nuevo Herald se hace aún más abiertamente negativo cuando entra a considerar las boletas en blanco y las anuladas, indicando que
» El 8.91 por ciento de los votos anulados o en blanco en las elecciones del domingo fue mayor que en tres elecciones anteriores: 7 por ciento en las elecciones legislativas nacionales de 1993, 7.2 por ciento en las elecciones municipales de 1997 y 5.9 por ciento en las elecciones municipales del 2000, según un estudio de Jorge Domínguez, experto en asuntos cubanos de la Universidad de Harvard. Los resultados de otras elecciones no están disponibles.»
Con todo el debido respeto hacia el profesor Domínguez, en realidad si hay resultados disponibles de otras elecciones.[3] Por ejemplo, en las elecciones parciales municipales de 1995, las boletas en blanco alcanzaron el 4.3% y no menos del 7.0% fueron anuladas, para un total de 11.3% de boletas en blanco o anuladas. Esta fue una proporción de boletas no válidas mayor a la de este año, 2010. En las elecciones municipales que siguieron a la votación del 2005, las que tuvieron lugar en 2007, el por ciento de boletas en blanco y anuladas disminuyó hasta 3.23% y 3.98%, para un total de boletas no válidas de 7.21%.
El artículo menciona las elecciones para la Asamblea Nacional que se llevan a cabo cada cinco años. Es correcto cuando el Profesor Domínguez indica que el total de boletas en blanco y anuladas llegó a alcanzar cerca de un 7.0% en las elecciones generales al parlamento de 1993; no obstante, insinúa que el resultado de las elecciones de 2010 representa una notable reducción en el voto positivo. Pero, ¿qué es significativo acerca de estos resultados de 1993? ¿Indica el patrón de votación de algún modo una tendencia que se aparta de la tend encia general? No. Por ejemplo, en las siguientes tres elecciones nacionales al parlamento posteriores a 1993, el resultado del 7% votos no válidos bajó hasta un 5.02% (1998), a 3.86% (2003) y a 4.77% (2008).[4] Uno debe ser cuidados de no lanzarse a conclusiones prematuras. Lo mismo que las elecciones municipales, las elecciones nacionales parlamentarias muestran consistentemente un patrón de proporción de votantes que ejercen su derecho muy elevado y uno muy bajo de votos no válidos, con solamente variaciones mínimas cada cinco años.
En el 2010, los resultados finales de la primera vuelta mostraron un 4,59% de boletas depositadas en blanco y un 4,30% de boletas nulas; las segundas mayores en elecciones municipales desde 1995. No existen evidencias de que todas las boletas en blanco y anuladas representen un rechazo al sistema o favorezcan una opinión disidente por un cambio político. Algunos votantes lo hicieron por error. Aunque pueden haber otros factores que influyeron en esto, por ejemplo, la religión. Los Testigos de Jehová, de acuerdo a sus convicciones religiosas tienen prohibido el ejercer el voto por un individuo. Investigaciones recientes demuestran que el número de Testigos de Jehová se ha incrementado en Cuba.
A su vez, la prueba más evidente en contra la supuesta homogeneidad de los votos no válidos depositados en los colegios electorales se encuentra en los boletas nulas. He observado yo directamente en diversas ocasiones, especialmente en la elecciones 1997-98 y más recientemente en las del 2007-08 durante el conteo público de los votos por los miembros de las mesas electorales, luego de finalizada la votación. Con mis propias fotos como prueba, todo un pequeño margen de votos es nulo por el entusiasmo fuera de lugar. Por ejemplo, yo he visto un voto, en un colegio electoral de Plaza de la Revolución, en el cual el votante escribió: Raúl Castro. Este fue inmediatamente declarado nulo debido a que Raúl Castro no era candidato por esta circunscripción, y en cualquier caso el escribir en la boleta no está reconocido en Cuba. Yo he visto otros votos que han sido anulados aún cuando habían sido llenadas las boletas de acuerdo a la ley; por ejemplo un elector dibujó la imagen del Che Guevara en una boleta y ella fue anulada. Existen otros muchos ejemplos similares, así como errores. Hablando de los errores que se cometen, en el nivel municipal, el más frecuente se relaciona con que el derecho a votar es por solo uno de los candidatos que aparecen en la boleta, diferente al voto por varios candidatos que aparece en las elecciones a nivel nacional. A pesar de todos los esfuerzos, aparece aparentemente cierta confusión cuando algunos votantes entran al recinto privado, por lo que su voto puede ser anulado sin intención. En aquellos casos que anulan a propósito sus votos, ello aparece muy claro: ellos lo hacen muy gráficamente, como es su derecho.
Por ello es cierto que no se puede afirmar qué proporción de votos en blanco y anulados no representa un rechazo, sino mas bien errores o un entusiasmo fuera de lugar; sin embargo, si de una cosa podemos estar seguros, es que una cierta cantidad del total de votos no válidos no constituyen un rechazo al sistema político que prevalece.
Tamayo cita a los disidentes que claman que esas cifras representan «frustración» y «descontento» en la isla (5). Vayamos entonces a ver esta afirmación. Ella es presentada como el mayor descubrimiento, el cual es obviamente intencionado para abrir una brecha entre los ciudadanos y sus líderes en todos los niveles, teniendo en cuenta que estas conclusiones en relación a los resultados en las elecciones se atribuyen a los «disidentes». Es cierto que existen en Cuba en estos tiempos, muchos «frustrados» y «descontentos», si hacemos una concesión a la argumentación y los términos usados por el Herald.
Algunos de aquellos que analizan negativamente el resultado de las elecciones del 2010 las comparan con otras previamente realizadas , especialmente las elecciones del 2007-08 que mostraron un menor número de boletas en blanco y anuladas. ¿Qué ha pasado en el 2008, 2009 y en los principios del 2010? En primer lugar, Cuba como el resto del mundo ha sufrido los efectos de la crisis global, económica y financiera. En segundo lugar, combinado con todo ello, Cuba fue víctima de tres huracanes en el 2008 en un breve período de tiempo: el Gustav, Ike y Paloma causaron cerca de 10 $ billones en pérdidas y desarraigos masivos los cuales no han sido calculados en dólares. En tercer lugar, el gobierno de Cuba está haciendo y está tratando de llevar a cabo cambios, especialmente aquellos concernientes al perfeccionamiento de la actividad económica en aspectos como la producción y la distribución. El discurso sincero y acciones relacionadas con cambios alientan expectativas, sin embargo dada la complejidad de la situación internacional y doméstica, muchos de estos propósitos y esfuerzos de responder a frustraciones y descontentos con resultados positivos en estos tiempos, no vienen tan rápidos y masivamente como muchos cubanos anhelan. Esta situación por tanto resulta quizás en un mayor desencanto y no en una disminución del mismo. Estas son cuestiones que cualquiera seriamente interesado en el actual proceso político Cubano debe de considerar.
Teniendo en cuenta todo ello, es decir, la crisis económica mundial desde las pasadas elecciones, los tres huracanes en el 2008 y el aumento de las expectativas de cambios dentro de los límites de la situación internacional y doméstica, uno debería decir que el incremento de los votos de protesta en el 2010 a través de los votos en blanco y nulos no es muy alto.
Los opositores de Cuba miran la isla, como el escritor uruguayo Eduardo Galeano dice, con una lupa que magnifica cuando se refiere a lo que ellos perciben como incidentes o tendencias negativas; por ello es que todos los factores, incluyendo los secundarios, deben ser tenidos en cuenta mientras que por supuesto no exageren su relativa importancia, tales como votantes potenciales que se encuentran ausentes en misiones internacionalistas, vacaciones que coincidieron con las elecciones y el incremento de algunos ciudadanos que se adhirieron a los Testigos de Jehová.
Han habido esfuerzos anteriores de periodistas y/o académicos por mostrar que las elecciones en Cuba demuestran oposición por parte de los cubanos. Al darle seguimiento a las elecciones municipales de 1995 el académico de los EEUU Miguel Centeno, detractor de Cuba, declaró que los resultados mostraron «significativo descontento». No obstante, de acuerdo con la investigación llevada a cabo esto no se sustenta ni por fuentes ni por cifras.[6] Como señalé anteriormente, mientras que las elecciones de 1995 indican un decrecimiento en el voto positivo, ¿qué ocurrió en las siguientes elecciones generales para las instancias nacional, provinciales y municipales en 1997-1998? El voto positivo dio un salto y se incrementó. Y aquí estamos quince años después, (después de la desacertada evaluación de «descontento» de 1995) aún oyendo hablar acerca de descontento prácticamente desde las mismas fuentes.
No fue la evaluación de 1995 la última que se ha probado estaba equivocada. Por ejemplo, quizás los «disidentes» estaban esperando un descenso mucho más profundo en la proporción de votantes y un incremento en las boletas en blanco y anuladas en las elecciones de 1998. Más de diez años atrás, en las elecciones nacionales generales de 1998 para el parlamento, habían mayores expectativas entre los disidentes acerca de un rechazo masivo y notable a través de las urnas electorales en comparación con las elecciones previas de 1993. El Presidente del Parlamento Cubano Ricardo Alarcón indicaba el 13 de enero de 1998 que ciertas fuentes diplomáticas en la Habana, simpatizantes de los disidentes, estaban ansiosas esperando un brusco incremento en las boletas en blanco y anuladas [7]. Estaban dadas todas las condiciones para tal resultado: los efectos de la Ley Torricelli de 1992 y la Ley Helms-Burton de 1996, una llamada por el Presidente Bill Clinton en 1997 para un «gobierno de transición a la democracia» en Cuba con el correspondiente financiamiento a los disidentes, y todo esto en el contexto del Periodo Especial en Cuba, causado por el colapso de la antigua URSS y el daño importante resultante en la economía cubana. Al mismo tiempo, muchos de los peores efectos de esta situación comenzaron a mejorarse un poco, tales como los apagones ocasionados por la falta de generación de energía. No obstante, independiente de la muy desfavorable situación que anulaba ampliamente los mínimos logros que se obtenían, los disidentes no vieron su sueño hecho realidad. [8] Cuando sus deseos nos se materializaron, uno de los más notables disidentes, Elizardo Sánchez, se vio obligado a admitir que «las elecciones nacionales de 1998 ‘significaron la renovación de los mandatos y la legitimación del gobierno.'» [9]
Anteriormente nos referimos a dos ejemplos, las elecciones parciales municipales de 1995 y las elecciones nacionales generales de 1997-98 para el Parlamento.
Unas pocas notas más de las elecciones municipales. Las elecciones municipales act uales en Cuba terminaron. Ellas se iniciaron el 4 de enero del 2010 cuando el Consejo de Estado de acuerdo con la Constitución Cubana y la ley Electoral convocó las elecciones. Una de las primeras acciones es actualizar el registro de votantes basado en los nuevos y permanentes ciudadanos en el listado, sus edades y direcciones. El registro electoral en Cuba es ex – oficio , es automático para todos aquellos mayores de dieciséis años, no es necesario realizar ninguna tramitación para ser registrado en el listado, el cual es público.
Desde el 24 de Febrero hasta el 24 de Marzo, miles de asambleas populares de nominación se realizaron en los barrios en las cuales solamente puedan participaban un par de cientos de votantes. Los ciudadanos tienen el derecho de nominar cualquier vecino de su circunscripción como candidato. De dos a ocho vecinos pueden ser nominados. Aquellos que obtengan la mayoría en votaciones abiertas y públicas a mano alzada, son los que resultan candidatos durante el proceso que se desarrolla en las áreas de la circunscripción. El sufragio universal, ejercido de modo directo y secreto tuvo lugar el 25 de abril, donde los votantes pueden elegir uno entre los candidatos nominados. Dado que para ser electo tiene que recibir al menos el 50% más uno de los votos, es muy frecuente que ningún candidato obtenga esa cifra en la primera vuelta de las elecciones. Este año el 14% de las 15,093 circunscripciones tuvieron que ir a una segunda vuelta en la cual los electores votaron por uno de los dos candidatos que habían obtenido la mayor cantidad de votos, sin alcanzar el 50% más uno en la primera vuelta, o por los dos que resultaron empatados.
Esta segunda vuelta tuvo lugar el 2 de Mayo, al día siguiente del primero de Mayo, un día muy importante para los cubanos a todo lo largo de la isla. Normalmente la proporción de votantes es menor en la segunda vuelta de las elecciones. Para la segunda vuelta de estas elecciones de 2010, todo el énfasis en la semana precedente estuvo puesto en la movilización para la celebración del Primero de Mayo, y virtualmente ninguno en las elecciones. Sorprendentemente, (incluso para quien escribe estas líneas), el 90% del electorado concurrió a las urnas, a pesar de todo el énfasis en el Primero de Mayo. Normalmente la proporción en la segunda vuelta está entre el 89 y el 93%, siempre menor que en la primera vuelta; por ejemplo, la proporción de votantes fue 93.6% en 1986, 89% en 1995, 94.77%, en 1997, 93.5% en 2005.[10]
No obstante, en tres circunscripciones, al verse un empate entre dos de los candidatos, fue convocada una tercera vuelta. Estas elecciones se celebraron el 5 de Mayo. En las tres circunscripciones un candidato logró recibir finalmente la mitad más uno de los votos, completándose las elecciones en esta fase. [11]
El 19 de mayo las Asambleas Municipales de los nuevos Delgados electos tuvieron lugar en los 169 municipios en todo el país, para constituir estos órganos. Uno de los principales objetivos de esta primera sesión es la elección del Presidente y el Vice Presidente de la Asamblea Municipal mediante el voto secreto y directo de los Delegados electos a la Asamblea. Esto le da fin al proceso de elecciones municipales de 2010, aunque en las semanas siguientes, serán actualizadas las Comisiones Permanentes de Trabajo de las Asambleas, y en los Consejos Populares sus respectivos Presidentes y Vicepresidentes, a partir de los nuevos Delegados electos. Este es un importante paso en las elecciones a partir de que tradicionalmente durante todos estos años, algo menos de la mitad de los Delegados electos han sido Delegados en el mandato previo. En las elecciones de 2010 continúa esta tendencia: solamente el 49% de los electos eran Delegados en el mandato previo [12]. En consecuencia en el establecimiento de la nueva presidencia de la Asamblea Municipal y las Comisiones Permanentes, las nuevas Asambleas Municipales tienen que tener en cuenta el hecho de que en la media nacional algo más de la mitad de los Delegados no lo eran en el mandato previo. El trabajo diario de los Delegados electos, con todos sus desafíos y tribulaciones, comienza de modo que los electores pueden ver los resultados y accionar sobre ellos antes de las próximas elecciones.
Notas
[1] Juan Tamayo, «Dis idencia cree que elecciones reflejan descontento en Cuba», El Nuevo Herald, 28 de abril, 2010,
http://www.elnuevoherald.com/2010/04/28/706059/disidencia-cree-que-elecciones.html
[2] Oficina Nacional de Estadísticas, República de Cuba,
http://www.one.cu/aec2008/esp/22_tabla_cuadro.htm
Asamblea Nacional del Poder Popular, Cuba: Democracia y Elecciones,
http://www.parlamentocubano.cu/
Granma, «Votó el 95.86% de los electores», 30 de abril 2010 .
[3] Granma, «Victoria de la democracia revolucionaria», 19 de abril, 2005,
Peter Roman, «People’s Power: Cuba’s Experience with Representative
Government», p. 122, Roman and Littlefield Publishers, Lanham MD, 2003,
Granma, «Comisión Electoral Nacional, Proceso Elecciones Generales
2007-2008″, Granma, 26 de octubre 2007.
[4] «Comisión Electoral Nacional, Resultados oficiales», Granma, 11 de
marzo, 1993, Granma, 4 de febrero del 1998, Granma, 1 de febrero del 2003
y Granma, 30 de enero del 2008.
[5] Tamayo, op.cit.
[6] Roman, op.cit, p 120.
[7] Arnold August, Democracy in Cuba and the 1997-98 Elections, p. 360,
Editorial José Martí , La Habana, 1999.
[8] Arnold August, ibid, p. 358-359.
[9] Arnold August, «Socialism and Elections», in Cuban Socialism in a New
Century: Adversity, Survival, Renewal, edited by Max Azicri and Elsie Deal,
University Press of Florida, Gainesville, FL, 2004, p. 233.
[10] Peter Roman, op.cit, pp120-122, and Granma, «Victoria de la democracia
revolucionaria», 19 de abril, 2005.
[11] Susana Lee, «Más de 5 000 mujeres integrarán las Asambleas
Municipales del Poder Popular», Granma, 11de mayo, 2010.
[12] Ibid.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.