Un poco alejada en el tiempo, pareciera hoy que la tragedia que hace cuatro años conmovió al mundo en los enclaves españoles de Ceuta y Melilla ubicados al norte de Marruecos, es historia pasada. Uno de esos tantos conflictos que gracias al eterno dilema civilización-barbarie, se observan a todo color en cómodas butacas, como expresión […]
Un poco alejada en el tiempo, pareciera hoy que la tragedia que hace cuatro años conmovió al mundo en los enclaves españoles de Ceuta y Melilla ubicados al norte de Marruecos, es historia pasada. Uno de esos tantos conflictos que gracias al eterno dilema civilización-barbarie, se observan a todo color en cómodas butacas, como expresión involuntaria de un enajenante proceso que puede llevar a olvidar toda la enorme carga de sufrimiento humano que en ellos se encierra.
Pero es sólo parecer…, porque el conflicto sigue ahí, muy vivo. Así, quizás hoy, en este mismo instante, cientos de hombres, mujeres, niñas y niños transiten por el desierto del Sahara para, en pos del «sueño europeo», encontrar quizás una muerte segura, o en el «mejor» de los casos pasar las fronteras de la «fortaleza» y alcanzar la triste e indignante «suerte» de convertirse en anónimos protagonistas de la «civilizada» esclavitud del siglo XXI.
Y es que los mencionados sucesos transcienden los fugaces límites de lo anecdótico para devenir manifestación de una de las más graves tragedias de las muchas que enfrenta hoy la humanidad, y de la que resulta protagonista más de sus dos terceras partes: la de carecer de lo meramente, elemental para una vida digna, de la falta casi absoluta de derechos y oportunidades, los verdaderos causantes de la compleja situación que en el ámbito migratorio enfrenta el mundo y que constituyen todo un reto para la Unión Europea.
Por ello, resulta un deber recordar que tragedias como las que aún tienen lugar en Ceuta y Melilla, y en otras muchas conocidas latitudes están muy lejos de lo coyuntural, y que tienen su causa en el empobrecimiento endémico y estructural que la voracidad capitalista ha provocado y continúa haciéndolo en la mayor parte del planeta,. En este caso, esa misma Europa que hoy cierra puertas mientras ofrece exiguas zanahorias, y utiliza las mismas armas de penetración que antaño, aunque intente disfrazarlas con retóricos discursos y vacías estrategias que afortunadamente no logran ocultar sus verdaderas y ya no tan ocultas intenciones.
Pero la denuncia no basta, el problema es real y acuciante, se trata de la supervivencia misma de la humanidad; en consecuencia, la solución urge. Y quizás lo más trascendente en este dramático panorama resulta el que pese a toda su gravedad y amplitud, el problema es también reversible, la solución se conoce, es posible; bastaría solo cambiar el injusto orden económico y social que el mundo rico intenta perpetuar, el del capital que viene «…chorreando sangre y lodo por todos los poros, desde los pies a la cabeza» i , a decir de Marx, lo cual explica el origen de todo su poder y dudoso esplendor.
Los hechos: el estallido de la desesperanza
El sábado 29 de septiembre de 2005 una impactante noticia recorrió el mundo: en horas tempranas de la madrugada se había producido una tragedia en Ceuta, enclave español situado en la costa mediterránea del norte de Marruecos: en un asalto a la zona fronteriza, intentando cruzar las vallas que les separaba del territorio de la Unión Europea, siendo objeto de disparos, habían perecido 5 emigrantes procedentes del África Subsahariana, entre ellos un bebé de tres meses que cayó al suelo junto a su madre; también se reportaron decenas de heridos.
Los hechos sin embargo, habían comenzado un poco antes, en Melilla, el otro enclave español ubicado en Marruecos, las únicas fronteras terrestres del espacio comunitario con el continente africano: entre la noche del 28 de agosto y la madrugada del 29, un grupo de emigrantes, igualmente procedentes del África Subsahariana, habían asaltado las vallas fronterizas, con lo cual algunas decenas consiguieron pasar a territorio europeo.
Los emigrantes denunciaron haber sido objeto de ataques y de «…los métodos más duros de tortura. La porra eléctrica, las esposas, gases lacrimógenos, balas de goma, balas realesii«.
Conjuntamente, las autoridades marroquíes organizaron el traslado masivo de emigrantes hacia el desierto, entre ellos numerosos demandantes de asilo, e incluso heridos; se supo que muchos habían sido conducidos esposados, sin agua ni comida, dificultando las posibilidades de sobrevivencia. Luego se conoció de al menos 14 fallecidos por esas causas.
En la madrugada del 6 octubre se produjo otro asalto a la valla de Melilla. El saldo fue de 6 personas muertas y 21 heridos, de ellos 11 de gravedad. Días después el Gobierno de Marruecos reconoció su responsabilidad en los hechos al informar que 4 de los 6 emigrantes habían fallecido por disparos de sus fuerzas militares y otros 2, por «golpes propinados».
Y es que había estallado la desesperanza en aquellos tristes días; mientras, detrás de esta información abreviada se esconden historias verdaderamente dantescas, de intenso dramatismo y dolor.
El presente de una descarnada realidad
Según relata Sami Näiriii, la situación que enfrentan quienes se deciden a emigrar desde África Subsahariana hacia la UE es simplemente infrahumana. Después de la odisea que constituye la travesía por el desierto, que puede durar de 1 a 2 años, los más pobres, aquellos que carecen de los recursos imprescindibles para pagar el tránsito a Europa, dígase compra de documentos falsos, o alquiler de endebles embarcaciones -cayucos o «pateras» como se les conoce-, etc., acaban en los bosques de Ben Younes y Gurugú, próximos a Ceuta y Melilla, respectivamente. Allí, expuestos y expuestas -porque muchas son mujeres-, a todo tipo de agresiones, clandestinamente, se instalan en campamentos miserables, verdaderos guetos, en condiciones sanitarias espantosas, sin servicios médicos, abandonados a su suerte y totalmente aislados, pues las autoridades marroquíes ejercen presión para que tanto las asociaciones como la población se abstengan de ofrecerles ayuda. Así, esforzándose por sobrevivir en este entorno hostil, permanecen como promedio unos siete meses.
Las únicas salidas se producen en la noche y madrugada para tratar de cruzar las vallas que les separan de los enclaves españoles, pero se trata de operaciones riesgosas dada la fuerte vigilancia. Quienes lo logran, protagonizan entonces un «verdadero juego al escondite» con la Guardia Civil, que se esfuerza por impedir su llegada al Centro de Detención de inmigrantes, donde según la Ley de Extranjería vigente en España, deben ser acogidos. Pero pocos lo logran, pues mayoritariamente son interceptados y devueltos a Marruecos, donde por lo general se convierten en objeto de violencia física y moral. Al mismo tiempo, las autoridades marroquíes organizan verdaderas «cacerías humanas» en los bosques, «batidas» encaminadas a desaconsejar a quienes esperan por su momento.
Así, reprimidos, privados de derechos, al final sólo les queda la opción de «encerrarse» en sus improvisados guetos, con el agravante de que más de la mitad de los emigrantes son refugiados que huyen por motivos de persecución política, étnica o relacionados con situaciones de guerra; sin embargo, carecen de la posibilidad de hacer valer sus derechos en materia de asilo, un verdadero espejismo en ese entorno pese a que Marruecos ha ratificado la Convención de Ginebra y la de la Organización para la Unidad Africana de 1969 dedicada a este asunto.
Lo cierto es que la mayoría ignora los trámites para solicitar asilo o simplemente no cree en ellos. El resto está ahí por motivos económicos y para garantizar la supervivencia de su familia. Pero en la noche del bosque y la opacidad de los campamentos, ambas tragedias se entremezclan a menudo. Así, los arrestos y expulsiones arbitrarias son incontables.
¿Corolario? Una historia que se repite día a día, sin final aparente, pero reversible
Una historia que muestra la terrible realidad de casi todo un muy rico continente que muere prácticamente sin alternativas, víctima durante siglos de prácticas inhumanas e injustas, cuyas consecuencias se reflejan hoy en este indescriptible panorama y muchas de las cuales aún continúan, como son el inescrupuloso saqueo y la manipulación extrema de naciones y pueblos por y en función del gran capital, entre otros, los grandes causantes de las migraciones descontroladas.
Una situación que hoy el mundo rico se ha visto obligado a reconocer esencialmente por la amenaza directa que ya supone para su propia tranquilidad y seguridad, pero que trata a la vez con la suficiente ligereza y falta de voluntad política como para no lograr aportes sustanciales y efectivos que contribuyan a la solución del problema, ni siquiera parcialmente. Y es que por lo general van a la búsqueda de remedios que paleen la manifestación, y no la génesis ni las causas reales de estos lamentables conflictos, todo escondido tras discursos supuestamente defensores de unos mutilados Derechos Humanos que no contemplan el derecho al desarrollo; solo que la realidad les desmiente día a día, y resulta concluyente.
Según una recopilación de artículos de periódicos internacionales que ofrece «Europa Fortaleza. El Observatorio de las Víctimas de la Emigración»iv, fechado el pasado 1ro de agosto: desde 1988 hasta hoy suman 14 714 los emigrantes que han perecidos ante las fronteras europeas, de ellos 6 344 desaparecidos en el mar, al menos 10 740 muertos en el Mediterráneo.
A su vez, en el intento de llegar al Mediterráneo atravesando el desierto del Sahara, han perecido por deshidratación al menos 1 691 personas, incluida las víctimas de las deportaciones al propio desierto realizadas por varios Estados; también, 153 personas han muerto por asfixia, escondidas en barcos de carga que viajan directamente a puertos europeos, mientras que otras 357 han fallecido en Albania, Francia, Alemania, Grecia, Inglaterra, Irlanda, Italia, Holanda, España e Hungría ocultas en camiones, asfixiadas, aplastadas por el peso de la carga u otros accidentes.
Mientras, como indica la misma fuente, «sigue la masacre», aún a pesar de que durante el primer semestre de 2009 disminuyó el número de víctimas mortales en las tentativas de cruzar los pasos fronterizos entre el sur mediterráneo y la UE. Solo que las causas de dicha disminución no se encuentran precisamente en que hayan mermado los intentos, sino en el hecho de que las autoridades a cargo de contenerlos variaron su estrategia: unido al fortalecimiento de los controles y la represión, ahora, a los arribantes se les detiene en alta mar y se les envía de vuelta a un país, cualquiera sea, que tenga firmado «acuerdo de readmisión» con la UE, el que les obliga a aceptar no solo a sus nacionales, sino a todo el que supuestamente haya utilizado el territorio como punto de salida y/o tránsito.
En consecuencia, gracias al «acuerdo de readmisión» firmado el pasado 14 de mayo por Silvio Berlusconi y Muammar el Gaddafi, han sido devueltos a Libia más de 1 000 emigrantes capturados en alta mar, incluidos los procedentes de terceros países. Asimismo se ha fortalecido la actividad de patrullaje fronterizo a cargo de FRONTEX, la «Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores», lo que impide el arribo a las costas europeas de las pateras o cayucos. En consecuencia, tal y como apunta el periodista Gabriele del Grande, «No se puede decir con exactitud si las muertes han disminuido o bien si los naufragios ocurren en zonas más lejanas de los ojos de nuestras cámaras, cerca de la costa libia o en alta mar»v.
Las causas de la tragedia y la solución que los ricos se niegan a escuchar
En su intervención en el XXXIV período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas en octubre de 1979, en su calidad de Presidente del Movimiento de los Países No Alineados, el Comandante en Jefe, Fidel Castro denunciaba la dramática situación que enfrentaban las pueblos del llamado Tercer Mundo, «No es necesario demostrar aquí hasta qué punto el sistema económico internacional existente, es profundamente injusto e incompatible con el desarrollo de los países subdesarrollados. (…) Se discute si el número de los seres desnutridos de nuestro planeta es solo de 400 millones o ha vuelto a ser de 450… Cuatrocientos millones de hombres y mujeres hambrientos es ya una cantidad demasiado acusatoria. Lo que nadie duda es que todas las esperanzas que se habían desplegado ante los países en vías de desarrollo aparecen fracasadas y canceladas al terminar este segundo decenio del desarrollo» (…)
Se habla con frecuencia de los derechos humanos, pero hay que hablar también de los derechos de la humanidad. (…) Hemos venido a advertir que si no resolvemos pacífica y sabiamente las injusticias y desigualdades actuales el futuro será apocalípticovi«.
En el 2002, en su discurso en la Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo celebrada en México, Fidel mantenía la denuncia, «El actual orden económico mundial constituye un sistema de saqueo y explotación como no ha existido jamás en la historia. No se puede culpar de esta tragedia a los países pobres. Estos no conquistaron y saquearon durante siglos a continentes enteros, ni establecieron el colonialismo, ni reimplantaron la esclavitud, ni crearon el moderno imperialismo. Fueron sus víctimas. La responsabilidad principal de financiar su desarrollo corresponde a los Estados que hoy, por obvias razones históricas, disfrutan los beneficios de aquellas atrocidades. (…) La pobreza extrema en el Tercer Mundo alcanza ya la cifra de 1 200 millones de personas. El abismo crece, no se reduce» vii .
Y Fidel no se equivocó… Una vez más los hechos le dieron la razón. En septiembre de 2008, la Organización de Naciones Unidas (ONU) al evaluar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, informaba que «Cifras recientes del Banco Mundial sobre pobreza muestran que el número de pobres en los países en desarrolloviii es mayor que el previsto, alcanzando los 1 400 millones de personas. Pero las nuevas estimaciones confirman que entre 1990 y el 2005, el número de personas viviendo en pobreza extremaix se ha reducido de 1.8 a 1.4 mil millones. Lo que significa que, probablemente, para el 2015 se logrará reducir a la mitad la tasa de pobreza mundial de 1990. (…) En África Subsahariana y dentro de la Comunidad de Estados Independientes, el número de pobres ha aumentado entre 1990 y 2005″x.
Sin embargo, la propia ONU, apunta que «Se espera que el mayor precio de los alimentos deje a más personas en la pobreza absoluta, (…) según las estimaciones podría llegar a 100 millones de personas. La mayor parte del aumento se registrará en el África Subsahariana y en el Asia Meridional, donde ya vive la mayor cantidad de personas en condiciones de pobreza extrema»xi.
A su vez la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO, en sus estimaciones más recientes -2008- afirma que en el 2007 el número de personas que padecían hambre crónica, entiéndase personas desnutridas, aumentó en 75 millones hasta alcanzar la cifra de 923 millones, 80 más que en 1990-92, período de referencia para medir el progreso en la consecución de los objetivos de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación y la Cumbre del Milenio de reducción de este flagelo, celebradas en 1996 y 2000 respectivamentexii.
Las mayores afectaciones en 2007 «…se produjeron en Asia y el Pacífico y el África Subsahariana, las dos regiones que juntas contabilizaban 750 millones (89 %) de las personas hambrientas en el mundo en 2003-05. La FAO estima que el aumento de precios ha empujado al hambre a 41 millones de personas más en Asia y el Pacífico y 24 millones en el África Subsahariana. (…) En África se encuentran 15 de los 16 países en los que la prevalencia del hambre ya superaba el 35%, lo cual los convierte en especialmente vulnerables al alza de los precios de los alimentos»xiii.
Todo esto en medio de previsiones altamente negativas. Así, el Banco Mundial en un informe de 2009 afirma que, «Antes de que estallara la crisis de los alimentos en 2007, había en el mundo en desarrolloxiv unos 850 millones de personas que padecían hambre crónica. Esa cifra aumentó a 960 millones en 2008 y se espera que sobrepase los 1.000 millones en 2009. Eso (…) pondrá en grave peligro la meta de reducir a la mitad esa proporción para el año 2015″. Mientras, «Las proyecciones actuales para los países en desarrollo en su conjunto indican que el PIB caerá al 1,6% en 2009, en comparación con un promedio del 8,1% en el período de 2006-07; en África Subsahariana disminuirá al 1,7% en 2009, frente al 6,7% en igual período»xv.
He aquí las verdaderas causas de la tragedia ocurrida en Ceuta y Melilla, las que no solo se mantienen latentes, sino que se potencian día a día. De hecho, en los propios enclaves ya han ocurrido otros conflictos, solo que la severidad de los controles impide que alcancen las dimensiones trágicas de 2005.
Y es que, como también dijo Fidel treinta años atrás en su memorable intervención ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, «El ruido de las armas, del lenguaje amenazante, de la prepotencia en la escena internacional debe cesar. (…) Las bombas podrán matar a los hambrientos, a los enfermos, a los ignorantes, pero no pueden matar el hambre, las enfermedades, la ignorancia. No pueden tampoco matar la justa rebeldía de los pueblos y en el holocausto morirán también los ricos, que son los que más tienen que perder en este mundo»xvi.
Para ello, decía, «¡Basta ya de palabras! ¡Hacen falta hechos! ¡Basta ya de abstracciones, hacen falta acciones concretas! ¡Basta ya de hablar de un nuevo orden económico internacional especulativo que nadie entiende; hay que hablar de un orden real y objetivo que todos comprendan«xvii.
Es pues esta la solución que el mundo rico se niega a escuchar: cambiar el injusto y vergonzoso orden internacional que ahoga a la mayor parte de la humanidad, y con mucha fuerza a los muy maltratados pueblos africanos; diseñar y practicar relaciones internacionales políticas, culturales, económicas y comerciales de nuevo tipo, basadas en el respeto a la autodeterminación soberana de las naciones a escoger su propio camino; en la cooperación solidaria; en la complementariedad; en la defensa inalienable de la paz; de la justicia; de la igualdad de derechos y oportunidades; del libre desarrollo de todas las capacidades humanas.
Se encuentra precisamente en proyectos emancipadores, como el que ya representa la «Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América», la alianza que bien podría llegar a ser de todos los pueblos del mundo, una alianza necesaria y también posible que inexorablemente, un día, el mundo rico se verá obligado no solo a escuchar, sino también a aceptar.
Gloria Teresita Almaguer G. Investigadora del Centro de Estudios Europeos de La Habana (Cuba)
Notas:
i Marx, K. «El Capital». 1867. Sitio WEB: http://cep.cl/
ii Testimonio ofrecido por inmigrantes, protagonistas de los hechos a organizaciones humanitarias y agencias de prensa que acudieron al lugar de los hechos.
iii Nair, S. « Lo que ocurre allí». Octubre 2005. Sitio WEB: www.mundoarabe.org
iv Del Grande G., «Inmigrantes muertos en las fronteras de Europa«, 01 August 2009. Sitio WEB: fortresseurope.blogspot.com
v Del Grande G., «Sigue la masacre 459 muertos en los seis primeros meses de 2009«, 02 July 2009; en el sitio WEB antes mencionado.
vi Veáse Castro, R., F. Discurso pronunciado en el XXXIV periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Nueva York, EEUU, 12 de octubre de 1979. Sitio WEB: http://www.cuba.cu/gobierno/discursos
vii Subrayado en negrita de esta autora.
viii Obviamente un lamentable eufemismo: ¿países en desarrollo?, vale la pregunta, ¿a qué llama el Banco Mundial países en desarrollo?
ix De acuerdo a la ONU, «…la pobreza extrema del mundo en desarrollo se ha medido con un criterio que representa las líneas de pobreza en los países más pobres del mundo», actualmente fijada en 1,08 dólares diarios, medidos a razón de la paridad del poder adquisitivo (PPA) de 1993. Veáse: ONU. Objetivos de Desarrollo del Milenio. Informe 2008.
Sitio WEB: www.un.org/millenniumgoals
x ONU. Evento de alto nivel sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, 25 de septiembre del 2008. Sede de las Naciones Unidas, Nueva York. Sitio WEB: www.un.org/millenniumgoals
xi ONU. «Objetivos de Desarrollo del Milenio». Opus Cit.
xii FAO. «El estado de la inseguridad alimentaria 2008». Sitio WEB : http://www.fao.org
xiii Ibidem
xiv Nuevamente obviar el Banco Mundial con su eufemismo de, «países en desarrollo»…
xv Banco Mundial. «Informe Sobre Seguimiento Mundial 2009. Panorama general» y «Global Monitoring Report 2009. A Development Emergency·». Sitio WEB: www.worldbank.org
xvi Castro, R., F. Discurso pronunciado en el XXXIV periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 1979. Opus Cit.
xvii Castro, R., F. Discurso pronunciado en el XXXIV periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 1979. Opus Cit.