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Los «Vargas Llosa Boys» atacan de nuevo

Fuentes: Rebelión

Peligrosa tela de araña son los términos abstractos y en ella solemos caer y quedar pegados como moscas. Por eso es siempre conveniente situarlos en su contexto y observar su pragmática, esto es, reparar no solo en qué se dice, sino también en quién lo dice, a quién se dice y por qué y para qué se dice. Preguntas que solemos hacernos en la vida cotidiana con nuestros semejantes, pero que olvidamos con extraña frecuencia cuando nos hablan desde púlpitos, tribunas y otros medios de domesticación de masas.

No hace falta ser aristotélico para saber que el ser se predica de muchas maneras y que conviene averiguar los atributos reales que se endilgan a los “seres conceptuales” que brotan de las prolíficas bocas de dioses, reyes y tribunos. Predicados vergonzantes que suelen esconderse detrás de las trompetas y clarines que acompañan a ciertas palabras….

Como por ejemplo, libertad.

Viene esto a cuento del manifiesto lanzado por la Fundación Internacional por la Libertad (FIL) chiringuito montado a mayor gloria y enredo del gran escritor Mario Vargas Llosa –lo de “gran” no es ironía, pues el autor de Conversación en la catedral es un excelente escritor: lo cortés, no quita lo valiente–. El panfleto está firmado por una larga lista de intelectuales y (ex)políticos principalmente latinoamericanos.

Entre los firmantes españoles podríamos destacar a: José María Aznar, Fernando Savater, Antonio Escohotado, Albert Rivera, Cayetana Álvarez de Toledo, Rosa Díez, Esperanza Aguirre, Félix de Azua, Pedro Schwartz y Daniel Lacalle.

Y reparen ustedes en un curioso fenómeno. Si nos fijamos solo en el «concepto abstracto» –perdonen el pleonasmo–, en ese “ser” del que hablábamos más arriba, esto es, en el título del manifiesto podríamos estar hasta de acuerdo con el panfleto del FIL.

Encabezamiento que reza así:

QUE LA PANDEMIA NO SEA UN PRETEXTO PARA EL AUTORITARISMO.

Y en efecto mucho nos tememos que la crisis provocada por el corona virus sea utilizada por las clases dominantes por tierra, mar y aire… y ya puestos, por el espacio sideral.

La tierra de la economía para dar una vuelta de tuerca más a las políticas neo liberales –disfrazadas de algún velo keynesiano de derechas– que buscan recuperar la tasa de ganancia del capital cargando sobre los de abajo los costes de la crisis.

El mar de la política, vaciando aún más de soberanía popular las democracias liberales realmente existentes, en una búsqueda cada vez más pronunciada de un sistema de despotismo tecnocrático y neoliberal.

El aire de lo social, profundizando en la desigualdad creciente, en el empobrecimiento de amplias capas de la población, en la precarización del trabajo, en la marginación de muchos.

En lo espacial de la cultura, instaurando un sentido común meritocrático, competitivo, individualista, que prime el egoísmo de lo privado sobre la solidaridad de lo común.

Ya lo decía Milton Friedman, el gran economista padre del neoliberalismo, gran inspirador de los Chicago Boys y sus políticas económicas en el Chile de Pinochet y tan admirado por muchos de los firmantes del manifiesto del FIL:

“Solo una crisis -real o percibida- da lugar a un cambio verdadero. Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabo depende de las ideas que flotan en el ambiente. Creo que ésa ha de ser nuestra función básica: desarrollar alternativas a las políticas existentes, para mantenerlas vivas y activas hasta que lo políticamente imposible se vuelva políticamente inevitable”.

Claro que el acuerdo se acaba en cuanto seguimos leyendo el panfleto y vemos la “pragmática” que los Vargas Llosa Boys utilizan para contextualizar y encarnar no ya su concepto de la libertad, sino su idea de los satánicos enemigos que acechan, protervos, las sociedades calificadas con demagógico hallazgo de “abiertas”. Reparen por favor en los nombres y apellidos de los gobiernos al servicio del mal que extienden su ponzoña en el mundo y utilizan el Covid 19 para sus deleznables propósitos:

“Algunos gobiernos han identificado una oportunidad para arrogarse un poder desmedido. Han suspendido el Estado de derecho e, incluso, la democracia representativa y el sistema de justicia. En las dictaduras de Venezuela, Cuba y Nicaragua la pandemia sirve de pretexto para aumentar la persecución política y la opresión. En España y la Argentina dirigentes con un marcado sesgo ideológico pretenden utilizar las duras circunstancias para acaparar prerrogativas políticas y económicas que en otro contexto la ciudadanía rechazaría resueltamente. En México arrecia la presión contra la empresa privada y se utiliza el Grupo de Puebla para atacar a los gobiernos de signo distinto”

Pero no contentos con tamaña lección de la geografía del maligno, los Vargas Llosa Boys nos anuncian un apocalíptico futuro. Aún más: un amenazador hoy en el que la humanidad se enfrentaría a inquietantes dilemas, confiada y ajena a los protocolos de Sión, la pandemia populista y el contubernio del Coronacomunismo que la estaría acechando:

“A ambos lados del Atlántico resurgen el estatismo, el intervencionismo y el populismo con un ímpetu que hace pensar en un cambio de modelo alejado de la democracia liberal y la economía de mercado.

Queremos manifestar enérgicamente que esta crisis no debe ser enfrentada sacrificando los derechos y libertades que ha costado mucho conseguir. Rechazamos el falso dilema de que estas circunstancias obligan a elegir entre el autoritarismo y la inseguridad, entre el Ogro Filantrópico y la muerte”

Acabáramos: los atributos que los Vargas Llosa Boys predican de su concepto de libertad son la democracia liberal y la economía del mercado; y los enemigos de dicha libertad serían lo público y lo común identificados como el estatismo, el autoritarismo y el Ogro Filantrópico.

Decía Marx que la libertad siempre ha existido… solo que para algunos, normalmente pocos. De hecho si uno bien lo mira podrá comprobar que la libertad de esos algunos que en la historia han sido se ha fundamentado en la falta de libre arbitrio de los muchos.

Esta es la libertad que nos predica la filfa del FIL y sus Vargas Llosa Boys: la libertad de unos pocos en unas sociedades abiertas a la extracción de plusvalía, a la acumulación ilimitada de capital, a la conversión de la naturaleza y el ser humano en mercancía.

Una verdadera Fiesta del chivo misántropo y egoísta.