Compañeros gobernantes de los países que integran la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América. Compañeras y compañeros: El pensador caribeño, y del Tercer Mundo en su conjunto, Frantz Fanon sostuvo que una revolución es el hecho cultural por excelencia de un pueblo. Y recientemente dijo el compañero Fidel que una revolución solo puede […]
Compañeros gobernantes de los países que integran la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América. Compañeras y compañeros:
El pensador caribeño, y del Tercer Mundo en su conjunto, Frantz Fanon sostuvo que una revolución es el hecho cultural por excelencia de un pueblo. Y recientemente dijo el compañero Fidel que una revolución solo puede ser hija de la cultura y las ideas. Criterios como esos expresan los vínculos indestructibles entre un auténtico proceso revolucionario y una auténtica cultura. Nuestra América nos ha dado ejemplos señeros del hecho.
Bástenos recordar la relación profunda entre el gran héroe de lo que Martí llamó «el poema de 1810», Simón Bolívar, y su maestro Simón Rodríguez. El juramento hecho por el primero de ellos ante el segundo, en Roma, anunció tanto la futura revolución de independencia política de Hispanoamérica como su independencia cultural, la que empezó a realizar, según se ha dicho, el otro maestro de Bolívar, Andrés Bello, en el primero de sus grandes poemas americanistas.
Y avanzando en el tiempo, pronto conmemoraremos el centenario de la Revolución Mexicana de 1910, cuyas repercusiones culturales en el Continente iluminarían la primera mitad del siglo pasado. Iniciada la segunda mitad de esa centuria, la Revolución Cubana triunfante en 1959, orientada siempre por José Martí, nos daría nuevos ejemplos del hecho. De ahí que, incluso cuando no se había firmado aún la Ley de Reforma Agraria, de mayo de 1959, con la cual se ratificaba el carácter radical de esa Revolución, ella había creado ya relevantes instituciones culturales: en marzo, el Instituto Cubano de Cine, y en abril, la Casa de las Américas.
Esta última, fundada por la gran heroína revolucionaria Haydee Santamaría, quien la dirigió hasta su muerte trágica en 1980, y ha seguido siendo orientada por ella, está cumpliendo cincuenta años, como la Revolución que la creó. Dadas mis relaciones con la institución durante muchas décadas, no me corresponde hacer su elogio. Pero, con gran generosidad, acaban de hacerlo, en la reciente Feria del Libro de Venezuela, dedicada a la Casa de las Américas, tanto el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, compañero Hugo Chávez, como su ministro de Cultura, compañero Héctor Soto.
Al medio siglo de creada la Casa de las Américas debo el honor de haber sido invitado a decir estas pocas pero fervientes palabras. Ellas se pronuncian en la inauguración formal de la Casa del ALBA en Cuba. Aunque contando con la estrecha colaboración de muchos de los mejores intelectuales de nuestro Continente, y no pocos de otras áreas, la Casa de las Américas había permanecido, como institución, solitaria. Por ello no podemos sino ver con alegría y orgullo la aparición en varios de nuestros países, durante el siglo XXI, de Casas del ALBA.
Saludamos hondamente la que se inaugura hoy en Cuba, y le deseamos largos y fecundos años de labor cultural y revolucionaria, «que no es lo mismo, pero es igual», como dijo en una canción nuestro Silvio Rodríguez.
Fuente:http://www.cubarte.cult.cu/paginas/actualidad/conFilo.php?id=9263