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Maldita desamortización foral

Fuentes: Noticias de Navarra

Los estudios de las sucesivas desamortizaciones en la Península Ibérica muestran que fueron un experimento liberal de privatización que no consiguió romper las barreras oligárquicas y que solo sirvió para prolongar las redes de poder y el empobrecimiento y el éxodo de las capas populares. Las desamortizaciones fueron un caso más de lo que ahora […]

Los estudios de las sucesivas desamortizaciones en la Península Ibérica muestran que fueron un experimento liberal de privatización que no consiguió romper las barreras oligárquicas y que solo sirvió para prolongar las redes de poder y el empobrecimiento y el éxodo de las capas populares. Las desamortizaciones fueron un caso más de lo que ahora Acemoglu y Robinson llaman el círculo vicioso de las elites extractivas, todo en perjuicio de los bienes y usos comunes.

En el siglo XX, primero con el franquismo y después con la democracia, el mismo proceso fue prolongado en Navarra con las concentraciones parcelarias, la migración rural hacia las ciudades y una incipiente industrialización, que nunca fue innovadora y que acabó por ser desmantelada rápidamente, al tiempo que el campo era abandonado o mecanizado y se impulsaban los servicios, el ladrillo y el cemento. Restos y mondongos de aquella época son la planta automovilística de Volkswagen, el incremento urbanístico de Pamplona y los megaproyectos hidráulicos de Yesa e Itoiz. Los intentos por desarrollar tecnologías innovadoras y sostenibles, como la energía eólica, solo han servido para reforzar las grandes compañías energéticas y otras empresas provenientes de la construcción, que ahora buscan sus réditos en otras inversiones o en el extranjero, mientras siguen aumentando la factura de la electricidad de los hogares.

Hoy los recortes y la austeridad son otra excusa para una nueva desamortización. No hay recursos para sanidad, ni para educación, pero sí hay dinero, centenares de millones de euros, para un proyecto de tren de alta velocidad que encarecerá el precio del billete y que solo servirá para especular con los terrenos del trazado y para que los ejecutivos lleguen diez minutos antes a las reuniones de Madrid. Entretanto los pensionistas, los estudiantes, los trabajadores y otros ciudadanos pierden a diario miles de minutos en un deteriorado y rácano transporte público -comarcal e interregional-, sometidos al recorte de servicios y líneas en autobuses y villavesas de baja velocidad, con un pésimo mantenimiento, a la vez que suben sus tarifas de forma desmesurada. Por cierto, si quieren hacer una nueva estación de tren podrían aprovechar el aeropuerto de Noáin, porque después de gastar millones de euros en agrandarlo, ahora, que casi no hay vuelos, sobran centenares de metros de pistas e instalaciones.

El asunto de las participaciones preferentes es otro paso más en la desamortización de los bolsillos de los pequeños ahorradores, que se suma a la vergüenza de los desahucios. Que algunas sucursales de Caja Navarra hayan llamado por teléfono a casas de personas jubiladas o pensionistas para convencerlas de que invirtieran sus ahorros en preferentes, sabiendo que en un futuro próximo perderían valor, es un capítulo más en la historia universal de la infamia, así como que las elites políticas y judiciales permitan estos fraudes. En el ínterin, la actual presidenta del Gobierno de Navarra se convierte en ilustre inversora y cliente VIP de Caja Navarra, mientras el antiguo presidente de la amortizada caja se recoloca en un grupo empresarial y nombra al anterior presidente del Gobierno de Navarra como máxima cabeza de una bodega de dicho grupo, en un claro ejemplo de «puerta giratoria» o de vasos comunicantes entre intereses políticos y pecuniarios.

Los historiadores aseguran que la Diputación Foral de Navarra nunca fue un elemento de redistribución de los bienes en las desamortizaciones y que favoreció, velis nolis, los intereses de comerciantes, banqueros, industriales y corporaciones. Hoy seguimos en las mismas. La conclusión de estos años de plutocracia reaccionaria en la Comunidad Foral de Navarra es que estamos en una nueva fase desamortizadora. La única diferencia con las de antaño es que a la cúpula del estamento religioso no se le pide nada. Al contrario. El Arzobispado de Pamplona y Tudela participa en esta desamortización con el negocio de las inmatriculaciones, un asunto muy turbio que afecta al patrimonio comunal de muchos pueblos y que desde luego no encaja para nada con la caridad cristiana.

Navarrismo de fachendas y tartufos, genoveses con patente de corso y ajopringue con morcilla de Burgos, régimen de festones y picos de oro, expertos en la acumulación por desposesión. La actual desamortización se resume en un silogismo. Tú eliges, tú decides, ellos se lo quedan todo.

* Publicado en: http://www.noticiasdenavarra.com/2013/02/10/sociedad/maldita-desamortizacion-foral

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.